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<<𝐌𝐔𝐄𝐑𝐓𝐄 𝐄𝐍 𝐄𝐋 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐈𝐃𝐎>>


𝐒𝐄𝐂𝐔𝐍𝐃𝐀𝐑𝐈𝐀 𝐂𝐎𝐑𝐏𝐔𝐒 𝐂𝐇𝐑𝐈𝐒𝐓𝐈, 𝐁𝐀𝐇𝐈𝐀 𝐀𝐕𝐄𝐍𝐓𝐔𝐑𝐀 (𝐂𝐀𝐋𝐈𝐅𝐎𝐑𝐍𝐈𝐀)

𝐍𝐎𝐕𝐈𝐄𝐌𝐁𝐑𝐄 𝟏𝟑, 𝟐𝟎𝟐𝟏. 𝟏𝟒.𝟏𝟎 𝐏𝐌


Hablando de ciudades tranquilas y apacibles, que cuenta además con bellos paisajes, al igual que con una increíble cultura, historia y folclor; Bahía Aventura se lleva el primer puesto. Y es por eso que el "New Ledger Times" (el reconocido diario con una alta distribución en todo EE.UU.) se vio obligado a clasificar a la ciudad costera como "el lugar perfecto para vivir en todo el estado de California".

Y los ciudadanos, ¿qué no podría decirse sobre ellos? Después de todo, todos ellos eran tan amigables, carismáticos, generosos y optimistas, pero sobre todo, eran alegres.

Y esa alegría no tardó nada en hacerse presente en el partido de Fútbol que se llevaba a cabo en el campo deportivo de la secundaria pública Corpus Christi.

Tras cuatro largos meses, Bahía Aventura había llegado finalmente a la final. Y si querían llevarse la copa a casa, tendrían que derrotar a los "Demonds", el equipo de soccer de Fondo Nuboso. Algo que, sin negarlo, estaría un poco complicado. Después de todo, los miembros de dicho equipo eran jugadores expertos, y eso que solo tenían 7 años.

Pero aún así, los ciudadanos no perdieron la fe y la esperanza. Ya que contaban con sus propios jugadores profesionales. Así es, eran nada más y nada menos que el equipo Paw Patrol.

Tras un arduo trabajo en conjunto, Rubble metió el balón en el arco. Y ambos equipos quedaron empatados. Esto hizo que el Alcalde Humdinger se descontrolara, y comenzara a refunfuñar. Ahora, con solo treinta segundos en el reloj, los rescatistas caninos debían de tirar un gol más para ganar.

Mientras tanto, el pastor alemán Chase Schulze, quien se encontraba sentado en las gradas, ya que estaba de guardia en ese momento, se levantó sobre su asiento. Y tras activar su megáfono con un simple "guau", se aclaró la garganta y, con buenos ánimos, dijo:

—¡Vamos Paw Patrol! ¡Pueden hacerlo!

En cuanto oyeron esto, el resto de los espectadores allí presentes se levantaron de sus asientos. Y siendo contagiados por la aptitud positiva del cachorro, a toda voz dijeron:

—¡VAMOS PAW PATROL!

De regreso en el campo, Marshall tiene el balón. Pero antes de que pudiera patearlo, acaba tropezándose con sus propias patas traseras y, como resultado, la trayectoria del balón se desvía, haciendo que este último estuviera tan cerca de salir del campo. Pero afortunadamente, gracias a Skye, y a su increíble velocidad, logró impedir que el balón saliera de la cancha.

Al mismo tiempo, los miembros del equipo contrario le rodearon, formando un círculo medio. Así que Skye, tras pensar en un rápido plan, y tras estudiar la escena con la mirada, decide patear rápidamente el balón hacia el aire, por encima de ella. En cuanto el balón estaba a solo unos cuantos metros de regresar a la posición de la Cockapoo, ésta última se apresuró y, tras saltar, dando un giro simultáneo, logra dar una fuerte patada que envía al balón hacia el arco.

Debido al fuerte impulso, el portero no solo no logró atrapar el balón. Sino que también, este último acabó haciendo un hoyo en la red.

Seguidamente, el reloj llegó a cero. Y el claxon sonó.

—¡Bahía Aventura gana! —exclamó con emoción la alcaldesa Goodway, siendo seguida por los espectadores allí presentes. Los vítores de alegría no tardaron en hacerse audibles.

Todos estaban felices, a excepción del alcalde Humdinger, quien, obviamente, se dejó llevar por los malos ánimos. Arrojó su sombrero sobre el césped, y tras cruzarse de brazos comenzó a refunfuñar.

Algún día me vengaré —dijo él.

De regreso en el campo, los jugadores caninos formaron un círculo. Y en cuanto levantaron a Skye, comenzaron a lanzarla al aire, gritando su nombre a toda voz, felicitándola así por su increíble jugada.

Chase Schülze también quiso unírseles, pero en cuanto se levantó de su asiento, logró ver que, a solo unos 15 metros al sur de donde estaban sus compañeros, yacía una figura extraña. Un hombre al parecer. Y, lentamente, se les estaba acercando.

Por cada paso que daba, su rostro se hacía más claro. El pastor alemán le reconoció casi al instante, identificándolo como Gerald Schiffier. Un hombre de cincuenta años y renombrado doctor del Hospital General Bethesda.

Al inicio pensó en saludarlo, pero en cuanto vio que, el viejo doctor tenía un revolver en su mano derecha, su sentido de alerta se activó. Motivado por el instinto, y por su entrenamiento, el cachorro policía saltó de las gradas y, rápidamente, corrió hacia el campo.

—¡Amigos! —gritó en voz alta— ¡Salgan de la cancha. Ahora!

Extrañados por esto, los cachorros se voltearon. Y en cuanto vieron al sujeto armado, quien estaba a solo a unos 9 metros de ellos, se alarmaron. Y como si liebres se tratasen, abandonaron la cancha, dirigiéndose ahora hacia las gradas.

Chase, por su parte, mientras corría hacia Gerald Schiffier, dio un ladrido, y a toda voz dijo:

—¡Arma!

Y así, de su mochila salió una Sig Sauer 206, la cual por cierto, estaba sujeta a un brazo mecánico, que salía también de la mochila del can.

En cuanto estuvo lo suficiente cerca del sujeto armado (quedando a solo unos seis metros de distancia, para ser exactos), el pastor alemán se detuvo. Gerald hizo lo mismo. Poco después, nadie dijo nada. Solo intercambiaron miradas serias.

—Gerald....—comenzó a decir Chase, mientras mantenía su arma apuntando al hombre de cincuenta años—. ¿Qué haces aquí con eso?

Pero Gerald no respondió.

—¿Qué sucede? —continuó el can. Pero el cincuentón seguía sin hablar—. Mira, no sé lo que estás pensando. Pero créeme. Lo que tengas planeado hacer con esa arma no es una buena idea. Nop. Así que hazme caso..... —dijo sin titubear—. Baja eso....... lentamente...... colócala sobre el césped y........

En cuanto dijo eso, el ceño fruncido de Gerald Schiffier aumentó. Y sin previo aviso, levantó su revolver, apuntándole ahora al cachorro policía. Motivado por el instinto de supervivencia, Chase no dudó y, rápidamente, disparó.

El tiro resonó en todo el lugar. 

Gerald cayó se desplomó hacia atrás, todavía sujetando la escopeta. El público soltó alaridos y un grito femenino resonó por cinco segundos. Luego, todo mundo empezó a gritar. Chase se acercó al hombre, sin dejar de apuntarle. Apartó el revolver lo más lejos posible, puso su pata a un lado del cuello y buscó el pulso. Nada. Había muerto.

Los espectadores allí presentes miraban la escena con pánico. Y, sin dudarlo, procedieron a abandonar el lugar, siendo seguidos por la alcaldesa Goodway, el alcalde Humdinger y su equipo de Futbol. Los únicos que se quedaron en las gradas, fueron los Paw Patrol.

Mientras observaba como la sangre (que corría de la herida de bala del tórax del Doctor Schiffier) comenzaba a formar un pequeño charco de sangre sobre el césped, el pastor alemán pensó:

<<¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué Gerald Schiffier, el hombre más tranquilo de toda Bahía Aventura, había decidido venir con esa arma? Y para empezar ¿por que trató de dispararme? No tiene sentido....nada de esto tiene sentido>>

.............

Al mismo tiempo, y no muy lejos de la escena, se encontraba estacionado un vehículo. Era grande. De color negro y vidrios polarizados. No tenía matrícula. 

La ventanilla del lado del conductor descendió con un chirrido, hasta la mitad, y el lente de una cámara fotográfica emergió al exterior. Se oyó un chasquido y un flash tenue se hizo visible. El trágico acontecimiento había quedado registrado. Cinco fotografías después, el misterioso chofer, un hombre alto y fornido que apenas había ingresado a la treintena, se guardó la cámara. Volvió a subir la ventanilla. Y así cómo llegó, abandonó el lugar: sin ser notado. 


[1.224 PALABRAS]

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