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✦╭ᵒ❧ Capítulo XXVIII: Fiesta de bienvenida✦╭ᵒ❧

—Joven Wang, ¿qué demonios está haciendo aquí? —la siempre desalmada y autoritaria Yang Mi que conocía le reclamó ni bien puso un pie en la habitación de hospital que se le había asignado momentáneamente.

Yibo rechinó los dientes y se tragó sus inmensas ganas de tirarsele encima y abofetearla por la manera tan grosera en que lo trató, no solo recién, si no durante todo el tiempo en que fue su empleado doméstico, sin embargo. Su historia le había tocado el corazón de cierta forma, a pesar de todo lo malo que le había echo, y comprendió que de nada servía ya albergar un rencor que únicamente acabaría dañándolo a él y no a su ex jefa.

La decisión de hacerle una visita rápida no estuvo en sus planes hasta esa fría y nevada mañana, cuando observó en el desayuno a un muy hiperactivo y desesperado Xiao Zhan que a penas y probó bocado con tal de irse a hospital y hacerle compañía a Yang Mi pese a las condiciones del clima. Aquella rutina se le estaba haciendo últimamente mucha costumbre, y que bastó tan solo un día en que no fuese al hospital para que una histérica Dilireba le telefoneara para preguntar el porque de su ausencia, a pesar de que por mas de una semana su Alfa no había dejado de visitar a Yang Mi y reconfortarla con su sola presencia.

Su escasa paciencia se agotó al ver lo mal que había echo sentir esa mujer a su Alfa con una simple llamada, así que no le quedó de otra que encargarle a sus hijos a Fan Xing y acompañar a Xiao Zhan para sorpresa de éste.

De ninguna manera iba a permanecer al margen de la situación por mas tiempo, sobre todo, con esa mujer al asecho de su Alfa.

Yang Diliraba comenzaba a tomarse ciertas atribuciones que no le competían en lo mínimo, y la única manera de mantenerla alejada era estando ahí, vilándola de cerca mientras cuidaba de lo que era suyo.

—Señora Yang, es bueno saber que comienza a recuperarse —saludó con una rígida sonrisa, dispuesto a ignorar su grosería por su propia seguridad.

Adentrase en una pelea, ya sea física o verbal con la mujer no le importaría mucho en el pasado, pero ahora, en su estado, ni loco le tocaba un pelo. Xiao Zhan se decepcionaría terriblemente de él al descubrir que pese a todo lo que habían tenido que pasar; la realidad es que él aún continuaba siendo el mismo chico posesivo, celoso y obstinado del inicio, ni que decir de inseguro.

Solo que con un gramo de cierta madurez extra.

Yang Mi levantó el mentón con altivez y le miró como si fuese la cosa mas insignificante del mundo. Se obligó así mismo a mantener una expresión apacible, lejos de las verdades emociones que sentía por dentro.

—Deje de actuar, joven Wang. Está frente a una experta en la manipulación y el engaño, así que dígame de una buena vez que lo trajo hasta aquí —le recordó ella con una cruel franqueza que le hizo ensanchar su falsa sonrisa amigable.

—Dígamos que vine a marcar territorio, señora Yang —expuso con una honesta seriedad que se ganó el interés absoluto de la recién descubierta Delta—. Su hermana menor debe aprender a respetar la propiedad privada, sabe.

Yang Mi esbozó una sonrisa que lo estremeció, al parecer había encontrado todos sus puntos débiles con dos simples pero posesivas frases.

—Así que, ¿está aquí por ZhanZhan? —Yibo no respondió, detestando el cariñoso e innecesario apelativo, pero tampoco lo negó—. ¡Vaya! ¿Así qué ustedes dos ya se conocían? Eso explica el porque tu alteración al vernos uno sobre el otro.

—Usted se aprovechaba de él, mejor dicho —escupió, ciego de celos al recordar aquel amargo incidente.

Yang Mi se carcajeó, emitiendo un suave quejido después. El estómago le ardía horriblemente por haber intentado suicidarse con medicamentos demasiado fuertes, pero su intención nunca fue quedar viva, así que correr ese riesgo no le importó. Ahora es cuando realmente lo lamenta.

—Hay, pequeña cosita inocente. ZhanZhan es un hombre muy apuesto, y todo aquel que tiene un par de ojos lo sabría reconocer a simple vista, pero es de risa que creas que por andarlo siguiendo, le espantarás los pretendientes y se quedará eternamente a tu lado como la familia feliz —reprochó con amargura, y un veneno de doble filo impreso en cada una de sus palabras—. Así que vete bajando de tu nubecita de colores, porque quién te ama realmente, no tienes necesidad alguna de andarlo cuidando. Nunca.

Yibo se quedó sin habla.

Su ex jefa había sido una mujer inexcrupulosa y sin corazón desde él principio, pero aquellas palabras... aquellas simples palabras le hicieron ver lo equivocado que siempre estuvo. Y se apenó profundamente por haberla incomprendido y tachado en lugar como una arpía que se la vivía pisoteando a los demás sin siquiera darse el lujo de conocer cada una de sus facetas.

Vio lo que todo el mundo veía, sin embargo, no se tomó el tiempo de ver a través del dolor y el grito de auxilio reflejado en ese par de ojos oscuros, las mayoría de las veces, perfectamente maquillado por una capa de falsedad.

—Sabe, comienzo a creer que somos mas parecidos de lo que jamás imaginé —expresó con cierta diversión bailando en sus ojos.

Yang Mi torció la boca y agitó la cabeza con una mueca de total objeción y horror.

—Está delirando, joven Wang.

—Otra vez me habla de usted —echó en cara, y Yang Mi rodó los ojos con notable fastidio. Se rió, ella se parecía mucho a su yo de hace más de dos años, que locura—. Hablaste sobre quitarnos las máscaras, lo hice sin darme cuenta, pero tú... tú no has parado de endurecerla más y más mientras te haces, incorrectamente, la villana de la historia.

—Oígame, ¿¡qué diablos le sucede, joven Wang!? —se exasperó al instante y la tibia expresión que adoptó de manera momentánea su mirada, se ensombreció en un efímero segundo—. ¡No sea igualado! Y le exigo, dirigase a mi con el mismo respeto de siempre, o si no..

Yibo se cruzó de brazos y levantó el mentón con prepotencia, como jamás lo había echo en su presencia, mas por preservar su empleo que por ganas. Pero ya no era su empleado, y podía hablarle como se le diera la jodida gana sin temor a represarías, y eso ella lo sabía mas que bien.

—¿O si no qué?

Yang Mi abrió la boca para protestar, amenazarlo o lo que sea que lo hiciese bajar la cabeza cada que ella se lo ordenara, pero se encontró sin un solo motivo para doblegarlo, así que le lanzó una mirada desdeñosa y se mordió los labios.

—Wang Yibo, ¿qué te dije antes de venir? —la suave y melodiosa voz de su Alfa invadió la habitación, y sus oídos por supuesto.

Parpadeó con falsa inocencia hacía él, y lo cogió recelosamente del brazo una vez llegó hasta él.

—Que me amas —dijo mientras le hacía ojitos.

Xiao Zhan puso los ojos en blanco, un suave carmín tiñó adorablemente sus mejillas a ojos de Yibo que no pudo resistirse a su belleza y le besó la nariz, después se rió ante su mirada incrédula por tal atrevimiento frente a su amiga.

—¡Wang Yibo! —reprendió con indignación, y se acercó con sutileza a su oído—. Eres un atrevido, ya me las pagarás en la casa.

Si su intención fue asustarlo o enojarlo, falló terriblemente, porque todo lo que logró con su amenza, es que se excitara y le ronroneara al oído.

—Sí, por favor —rogó, aferrándose con ahínco a sus hombros.

Xiao Zhan tuvo un severo tic en el ojo derecho, pero la sonrisa socarrona de Yang Mi a un costado le hizo tragar en seco y controlar a su pareja aún si él mismo comenzaba a tener un serio problema en sus pantalones. La habitación apestaba a hormonas, y suspiró aliviado al recordar que Yang Mi carecía del sentido del olfato desde  su ingreso al hospital.

—Yibo, basta. Mi-jie nos está mirando muy raro —lo empujó suavemente, pero Yibo volvíó a pegarse como garrapata a él, aferradondose a su cuello mientras plantaba besitos húmedos por aquí y por allá.

Rojo como un tomate a punto de explotar, Xiao Zhan no sabía donde econder la cara, porque se le caía de la vergüenza por el espectáculo que Wang Yibo le estaba dando en primera fila a Yang Mi.

—¿Es tu pareja? —De manera imprevista, Yang Mi preguntó sin expresión alguna en la cara, su atención completamente puesta en sus ojos desesperados por alejar a un Yibo mimoso de su cuerpo.

—Sí. Él es.

Yang Mi los inspeccionó por un breve instante sin perderse un solo movimiento, y se rió sonoramente al ver a su antiguo empleado doblegarse ante Xiao Zhan como si fuese un cachorrito..

—Creí que tenías mejores gustos.

—Y los tengo —aseguró una vez controló a su pareja, pero no esperó que soltándolo se le fuera casi encima a Yang Mi que gritó, escandalizada por la salvaje actitud de éste— ¡Oye! ¿porqué la agresividad?

Siendo sostenido de la cintura por un muy cabreado Xiao Zhan, Yibo le guiñó el ojo a Yang Mi y ésta arqueó una ceja sin entender. Hasta que notó la silueta de su hermana escuchando silenciosamente detrás de la puerta.

Wang Yibo marcaba su territorio.

—Lo siento, Yang Mi, pero mi Zhan ha estado perdiendo mucho el tiempo por aquí. Es hora de que regrese con su familia y se haga responsable de sus hijos, no por nada me preñó en mi mejor etapa de inocencia —dijo sin tapujos, escuchándose tan afectado por el abandono de su pareja, pero una diabólica sonrisa pintada en la boca y que solo la Delta pudo apreciar le hizo saber que únicamente actuaba el muy insensato.

Xiao Zhan, enfureció.

—¡Wang Yibo!

—Adelante, joven Wang. Llévese a ese Alfa irresponsable de aquí, si lo veo un día más rondando cerca de mi, me veré incitada a llamar a la señora Wang para que lo ponga en cintura.

—¿Porqué no a mi? —replicó Yibo.

Yang Mi posó brevemente su divertida mirada en la de Xiao Zhan que le exigía en silencio que se callara.

—Porque la única persona sobre la faz de la tierra capaz de controlar a la perfección a este pillo cada que sea necesario, se llama Xiao Ying Tong, la autoritaria matriarca de los Xiao. Y la terrible pesadilla de tu noviecito —dijo entre risas, ajena al distanciamiento de ésta y su hijo mas preciado, y quien alguna vez le llenó el pecho de orgullo.

—Mi-jie —la instó educadamente a cerrar la boca, pero ella no lo hizo y siguió hablando, hundiéndose en viejos recuerdos que sacaron del fondo de su ser a la Yang Mi original que conoció de niño.

—Todavía me acuerdo de la vez que no le dio permiso de ir al cumpleaños número diez de Reba. En ese entonces, vivíamos en Chongquing, justo al lado de su casa.

—¿Qué pasó? —se interesó Yibo, curioso y, a la vez, re-celoso de que ella conociese parte de una etapa de su Alfa.

—Mi-Jie. No sigas —volvió a hablar, pero ni Yibo ni Yang Mi lo escucharon.

—Se escapó y la señora Xiao lo fue a buscar echa una fiera a la casa, los niños obviamente se asustaron, y su hermana Lulu, que había sido su aliada, intentó calmar desesperada a su madre, pero nada hizo que ella se tranquilizara. Al final, no solo la fiesta se arruinó, si no ZhanZhan se fue llorando a su casa.

—¿Qué tiene de gracioso eso? —aseveró Yibo, enfadado porque había puesto a su pareja triste.

—El punto es... —hizo un gran esfuerzo por aguantar la risa—, que cuando vio a su madre llamándolo entre gritos amenazantes, se hizo pipí en los pantalones.

Finalmente desató su risa y siguió riendo sola mientras ignoraba a un Xiao Zhan nostálgico siendo arrastrado fuera por un Yibo ofendido ante tal atrevimiento de su parte.


Los días siguieron su curso con normalidad, y Xiao Zhan se había vuelto un fanático loco a no dejar en paz a Yang Mi en compañía de Lulú, trayendo a la Yang Mi traviesa y alegre del pasado. Para alivio de Yibo, no tuvo que lidiar con un Alfa depresivo por mucho tiempo, es más, en tanto intentó consentirlo luego de aquella visita, éste se encerró en la habitación y se empezó a carcajear como un demente.

Bao Ming comenzó a gatear para asombro de Fang Xing que había apostado con su cuñado que Bao Yu sería quien lo haría primero, al final, perdió la apuesta y como no tenía un solo Yuan para pagarle, él tuvo que sacrificarse por él. Menos mal que Xiao Zhan no le pidió dinero a cambio, si no, algo mejor.

Mucho mejor.

Recordarlo le enrojecía la cara.

—¡Bienvenida! —gritaron todos a la vez ni bien recibieron la señal de Xiao Zhan por mensaje de texto.

Yang Mi no podía creer lo que veía. Su gigante y usualmente fría mansión se había llenado de calidez y vida en cuestión de segundos. Los ojos se le llenaron de lágrimas, aún si luchó contra sus propias emociones, aún si quiso no flaquear y mantener una expresión imperturbable, no pudo.

Empezó a sollozar y Lulu, dejando atrás los globos que sostenía con impaciencia por su llegada, se quedaron atrás, olvidados y atrapados de inmediato por unas pequeñas manitas que no tardaron en arañarlo mientras la responsable se divertía.

—A-Yu. Quieta —reprendió Yibo a su hija, pero uno de los globos se pinchó, provocando un estruendoso y ensordecedor sonido de exposición que, como se suponía, asustó a Bao Yu y la puso a llorar desgarradoramente, el fiel Bao Ming la siguió como buen hermano mayor—. Xiao Zhan.

—Voy cariño —llegó rápidamente a donde su pareja y los mellizos estaban, cogió en brazos a Bao Yu que empezaba a traspirar y gritar a todo pulmón, poniendo de malhumor a su 'madre'.

—¿Qué pasa, MiMi? ¿No te agradó la sorpresa? —inquirió Xiao Lu con preocupación.

—No... Digo, si. ¡Por supuesto que si, Lulu! —chilló de felicidad—. Nunca nadie se preocupó de esta forma por mi, excepto tú, Reba —fijó su mirada en su hermana que se aproximaba con un ramo de flores.

—Y mira ahora, Mi-Jie. Ya no soy la única que se preocupa por ti, y aunque debería estar celosa —se rió tenuamente—, no lo estoy, porque se que hay mas personas que te aman tanto como yo a ti.

—Pues yo no la amo —cuchicheó Yibo, dandole el biberón a su príncipe que se calló mas rápido que su hermana. Xiao Zhan le lanzó una mirada de advertencia—. Y mas te vale que tu tampoco, eh, Xiao Zhan.

Éste atinó a poner los ojos en blanco y darle la espalda, concentrado en calmar a su cachorra antes que oír sus tonterías.

—Gracias. De verdad, muchas gracias —por primera vez en su vida, Yibo y En Jie, que salía de la cocina con un hermoso pastel de cuatro pisos junto a dos mujeres más, pudieron ser testigos de Yang Mi reverenciando a alguien mas que no sea solo ella misma. 

—No tienes porque agradecer, Mi-Jie, lo hacemos de corazón. Y esperamos verte radiantemente feliz de ahora en adelante. Sin locuras, ¿vale? La vida es tan hermosa que no vale la pena rendirse aun si nos caemos mil veces, de eso se trata, de aprender a amarla con todo y sus dificultades.

Yang Mi, con las flores que Dilireba le entregó, sonrió con el rostro completamente humedecido por las lágrimas y abrazó a Xiao Zhan con gratitud, Lulu y Dilireba también se unieron al fuerte abrazo, excepto claro, Yibo que observaba arisco la escena. Fan Xing, quién había sido casi obligado a asistir junto a Lu Cheng, el hermano menor de En Jie, se limitaron a ser simple espectadores de la enternecedora imagen, al igual que un Pei Xing en la esquina que no le quitaba los ojos de encima a alguien en específico.

—A-Xing, soy yo o ese chico no deja de mirarte —dijo Lu Cheng casi sobre la oreja de su mejor amigo.

Fan Xing bajó la cabeza y escondió sus ojos negros con ayuda de su desordenado flequillo.

—Eres tú, Cheng-ge.

—Pero...

—Eres tú, dije —puntualizó, rojo como una cereza.

—Entonces, ¿porque tienes la cara roja? —cuestionó el Beta elevando una de sus cejas.

Exasperado, el Omega le volteó la cara y fue donde su hermano antes de murmurar un fastidioso:

—Porque tengo calor, Cheng-ge.

—¿Todo bien, FanFan?

—Sí, excelente —mintió mientras se cohibía por las miradas de Lu Cheng y ese Delta misterioso—. Y tu gēge, ¿todo bien?

Yibo chasqueó la lengua y perforó con los ojos a Dilireba que no paraba de tocar lo ajeno aún cuando el abrazo se había roto hace mucho.

—No puede ir mas peor.

No obstante, Yibo no imaginó que sus palabras se cumplirán mas pronto de lo que creyó, y no por culpa de Dilireba, si no por el Alfa que se apareció una hora después sin ser invitado como si fuese el rey.

—Yang Mi, ¿qué significa todo este alboroto? ¿Y qué hace toda esta gente en mi casa? —subrayó lo último con implacable autoridad.

Yang Mi se puso pálida y dejó de intentar que Yibo le prestara a Bao Ming solo por unos minutos, ya que Bao Yu pegó el grito en el cielo cuando Xiao Zhan se la pasó, ni se diga de la ‘madre'.

—La pregunta es, ¿qué haces tu aquí, Yang Yang? —le reclamó con furia, el ambiente se puso tenso y todos se incomodaron, mas se negaron a dejarla sola con un Alfa despiadado que únicamente la dañaba psicológicamente.

—Soy tu esposo —bramó él, fulminándola con esa misma mirada gélida que Yang Mi tanto temió.

—No, ya no más.

—¿Qué quieres decir?

—Yang Yang, no estoy dispuesta a seguir tolerando esta situación por mas tiempo. Y alguien que ni siquiera se preocupa por mi en lo mas mínimo no tiene derecho alguno a ser mi esposo —señaló con mucho dolor—. Así que, ¡vete de aquí, ya no eres bienvenido!.

—¿Se te olvida que esta es mi casa?

—A quién se le olvida es a ti, querido. ¡Ahora largo!, te haré llegar lo mas pronto posible los papeles del divorcio, no deseo seguir atada a un Alfa que nunca guardó respeto alguno por quien era su esposa —giró sobre sus talones con la cabeza bien alta y levantó las manos al aire con una copa de vino que tomó enseguida—. ¡Que siga la fiesta, chicos! Aquí no pasó nada.

Furioso, Yang Yang se marchó, no sin antes, compartir una mirada llena de odio con Xiao Zhan, no se olvidaba de lo que le hizo.

Espera y verás, hijo de puta. Ese Gamma que hoy tienes entre tus brazos va a ser mío tarde o temprano, prometió con una enferma sonrisa que encendió todas las alertas en Xiao Zhan.

—¿Pasa algo, Zhan?

—Nada, bâobêi. Solo estoy un poco cansado —se excusó, abrazando con protección a Yibo y a sus hijos.

Yibo parpadeó, captando perfectamente el temblor que recorría su cuerpo, además del cambio en sus feromonas, pero tan solo asintió y lo abrazó de vuelta.

—De acuerdo.


Ya se dieron cuenta que Yang Mi no era tan malvada como creyeron, y que al igual que Yibo, solo estaba protegiéndose así misma del dolor. Puso las cosas en claro con Yang Yang y se divorciarán, pero... ¿Qué le hizo Xiao Zhan a Yang Yang para que esté tan furioso, además de tener a Yibo, claro? ¿Yang Yang cumplirá con su amenaza? ¿Cómo reaccionara Dilireba ante el divorcio, perdonará a Yang Yang o ajustará algunas cuantas con él? Pei Xing le puso los ojos encima a alguien, ya sabemos a quién 😂😅 Hasta el próximo capítulo.

Besos.

Y recuerden «No a la lectura fantasma».

🌙Yessie.

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