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12

— ¿Estás bien? ¡Yeonjun!

— ¡Eh! — el peliazul se sobresaltó, removiéndose en su asiento. — ¿Qué sucede?

— Yeonjun, no me estás prestando atención, estás así hace más de una semana. ¿Qué pasa?

— Nada, solo no duermo bien. — murmuró.

Beomgyu notó que miró hacia una dirección en específica hace tiempo y básicamente toda la semana haciendo lo mismo.

— Tú...¿Estás así por Soobin? — preguntó de repente, su tono serio. 

Yeonjun alzó la mirada preocupado y negó frenéticamente.

— ¿Por qué debería estar de algún modo por Soobin?

— Sé que me ocultas algo, desde hace tiempo y no quiero sacar mis propias conclusiones, Yeonjun.

— Ya te dije que estoy bien.

— No lo estás y siquiera me estás oyendo. — el tono del castaño era cada vez con más enojo — ¿Volviste a acostarte con él?

— No. 

— ¿Qué pasó con Soobin?

De pronto el timbre sonó, salvando al peliazul quien se apuró en ir a la clase.

Poco a poco los alumnos fueron entrando al aula.

— ¿Dónde está Choi Soobin? — preguntó viendo que era el único faltante y sus ojos fueron hacia Taehyun, quien se alzó de hombros.

— Les aseguro que está con esa chica Emma de sexto en los baños. — soltó un compañero.

— ¿La que tiene como 20 años? — rió otro compañero. — Siempre supe que le gustaban mayores.

— Silencio ya. — pidió Yeonjun.

Al segundo entró Choi, con un una mujer adulta detrás, era otra maestra.

Cuando la mujer se dirigió a Yeonjun, este se enderezó y tomó el papel que la mujer le estaba entregando.

— Fírmelo, por favor.

El peliazul agradeció y ordenó a Soobin que se siente antes de leer el papel. 

Era una un comunicado de advertencia. Soobin estaba en el baño de mujeres con una alumna en los cubículos. Yeonjun lo firmó, y se lo extendió a Soobin, sin verlo.

— Que tu madre lo firme para el lunes. — Ordenó sin verlo, Soobin tomó el papel.

Era viernes y Yeonjun no tenía intención de dejar tarea así que dejó una actividad sencilla y se paseó por el aula para ver si alguien necesitaba ayuda.

— Estoy harto del profesor Choi Beomgyu.

Escuchó de repente, era Soobin. Yeonjun se quedó en su lugar, fingiendo prestar atención a la hoja de la alumna a un lado suyo.

— Sí, es estricto. ¿Pero no te parece que me trata peor a mi?

— Amigo, todos nos dimos cuenta.

— ¿Ah sí? Bueno eso me da la razón. ¿Recuerdas cómo me gritó ayer? Está loco.

Yeonjun frunció el ceño, inundado en sus pensamientos.

— ¿Hay algo mal? — preguntó la alumna al sentir la presencia del peliazul tanto tiempo.

— ¿Eh? No, no, todo perfecto. — y se alejó de esa mesa.

Yeonjun terminó sus dos horas de clase pero optó por quedarse unos minutos.

— Choi, ¿puedes venir? — dijo hacia Soobin, este asintió y se acercó. — Lo siento pero oí decirte que Beomgyu no tiene una buena conducta contigo, ¿es cierto?

El pelinegro volvió a asentir.

— ¿Se lo dijiste a alguien? — el menor negó, sin hablar. — ¿Te gustaría que hable con él?

— Me da igual, si quieres hazlo. 

— Bien. — Yeonjun sonrió ligeramente sin mostrar sus dientes. — Hoy tu mamá me preguntó si podía cuidar a Sophie el domingo, me preguntaba si... quisieras acompañarme.

— Alguien ya me preguntó para salir ese día.

— ¿Aceptaste?

— Aún no.

— Bueno, aún puedes decirle que no. — Yeonjun sonrió, tomando las manos del menor.

Soobin suspiró pesadamente. Iba a volverse loco, pero aceptar era más una necesidad que una opción.

— Claro, me quedaré a dormir. 

— Bien, nos vemos entonces. Cuídate. — Yeonjun se levantó de su asiento y se retiró.

Soobin se dejó caer en la silla y cubrió su rostro.

Absolutamente, era mejor cuando Yeonjun lo ignoraba igual. Soobin sabía que si Yeonjun se acercaba perdería toda la cordura. Estuvo evitándolo una semana entera pero en lugar de olvidarlo lo extrañaba cada vez más.

— Mmm...¿pensando en él nuevamente? — Taehyun ingresó al aula, tomando asiento donde anteriormente estaba Yeonjun.

— Como todos los putos días. — murmuró, casi lloriqueando — Ahora voy a tener que dormir en la casa de mi mamá el domingo ¡con él ahí! Me voy a matar.

— ¿Emma no te invitó a su casa el domingo? — preguntó el rubio frunciendo el ceño y Soobin se acomodó en la silla para ver a su amigo.

— Emma me importa una mierda, besa horrible. — soltó el pelinegro — No pude decirle que no, lo extraño a él, dios. Su olor es ¡Ah! No hubiera resistido ni un poco más, me rindo.

— ¿Cómo te rindes?

— Me rindo de no rogarle, volveré a rogarle. Me importa un carajo que se enfade conmigo.

— Wow, demasiada dignidad en un solo cuerpo. — Bromeó el rubio.

— Lo sé. Pero duré una semana y cuatro días. 

Por otro lado, Yeonjun aún tenía que hablar algo con Beomgyu, quien estaba guardando en la biblioteca los libros que usaron sus alumnos.

— Beomgyu. — Yeonjun ingresó y cerró la puerta. — Quiero hablar contigo.

— Ujum, ¿qué pasa? — El castaño volteó hacia su amigo.

— Yo estuve hablando con Soobin.

Su amigo frunció el ceño.

— Continúa. 

Yeonjun tragó duro ante la voz de su amigo, que ya parecía demostrar enojo.

— Él me dijo que tú lo tratas mal. Le gritas y lo humillas. ¿Eres consciente de eso?

— ¿Tú le crees? — indagó el castaño.

— Sí. — dijo y carraspeó antes de hablar — Sí porque lo oí antes decírselo a Taehyun, él estuvo de acuerdo. ¿Puedo saber por qué te comportas así con él?

— Yo nunca le falté el respeto, otra vez estás dejándote manipular por él. 

— No, Beomgyu-...

— Pero créele, no te preocupes, hazlo como siempre. — Beomgyu tomó su mochila — No tengo por qué tratarlo mal, ¿bien? Conozco a esos dos, están enredándote de nuevo y prefieres creerle a él que a mi.

— Hey, cálmate, solo quiero que me expliques.

— No tiene caso si ese mocoso siempre está en medio. ¿Por qué mejor no me explicas tú? Últimamente siempre estás tras él, buscándolo, ¿Qué te pasa a ti?

Yeonjun se congeló y frunció el ceño antes de caminar hacia la puerta y abrirla.

— De verdad es imposible hablar contigo. — murmuró el peliazul.

— ¡Al menos no huyo! — Beomgyu gritó aunque Yeonjun ya esté fuera de la biblioteca.

•bd•

Yeonjun no se molestó en seguir hablando con Beomgyu, era el cumpleaños de su madre, así que no iba a trabajar con la señora Hwang ese día. Al llegar tan temprano, encontró a su madre tomando una siesta en su habitación por lo que era perfecto para hacerle una pequeña sorpresa.

Sin esperas más comenzó a hacer una tarta, también un pastel y adornaría un poco la sala.

Se le había cruzado la idea de que su madre también ayude con su fiesta como el año pasado, ya que ella ama esas cosas. Pero la última vez terminó haciendo paletas de chocolate en forma de un pene, cosa que terminó avergonzando a Yeonjun, todos los invitados lo vieron comer un pene de chocolate negro. Él no lo sabía porque su madre lo vendó.  Ella aún inconforme le sacó una foto y la pegó en el refrigerador. 

La tarta estuvo lista más rápido que el pastel. Ahora solo faltaba decorar.

En ese momento el timbre sonó, Yeonjun frunció el ceño. Aún no era la hora. 

Se acercó casi corriendo a la puerta, tropezando con decoraciones.

Cuando abrió la puerta su sonrisa se borró, era Beomgyu.

— ¿Qué haces aquí?

Beomgyu suspiró pesadamente antes de responder.

— ¿Puedo entrar? — el peliazul se hizo a un lado dándole el paso al castaño, quien observó toda la casa. — ¿Tu mamá duerme?

— Así es.

— Vine a disculparme también, contigo. — aclaró al final — Me comporté como un idiota, en serio lo siento.

Yeonjun sonrió sin mostrar sus dientes.

— Está bien.

Beomgyu extendió los brazos, ofreciendo un abrazo, Yeonjun sonrió y se acercó aceptándolo.

— Quizás si estaba algo enojado. Siento que soy el único que se preocupa por ti. Él solo quiere jugar contigo y puede perjudicarte mucho.

— Entiendo, no te preocupes por mi.

— Bien, ¿te ayudo a decorar?

— Por favor.

La madre de Yeonjun no pudo ser más oportuna, en el momento en que terminaron de organizar todo, ella comenzó a bajar por las escaleras.

— ¡Feliz cumpleaños! — dijeron ambos y se acercaron a abrazarla.

— ¿Tanto dormí? — soltó viendo el lugar.

— Un poco, sí. — dijo Yeonjun con una sonrisa.

— Que divertido, vinieron dos personas en mi cumpleaños. — Murmuró la mujer y Yeonjun hizo mala cara con gracia.

— Mamá, por favor. 

— Bien, dime que hiciste lasagna para comer.

— Hizo todo lo que te gusta. — comentó Beomgyu, guiando a la mujer hacia la mesa.

— Un hombre musculoso, tatuado y con-...

— Comida, mamá, comida. — Interrumpió el peliazul sabiendo lo explícita que podía llegar a ser su madre.

Desde que ella enfermó, los cumpleaños se basan en ellos tres, cenando y contando anécdotas estúpidas hasta que terminen peleando porque uno recuerda algo que el otro sí.

— ¡Mamá tú no estabas!

— Yo sí estaba, ¿Cómo que no?

— Sí estaba. — dijo Beomgyu riendo y la mujer apuntó a Yeonjun alzando las cejas.

— No es cierto, ella estaba durmiendo.

— ¡Que no! — Beomgyu carcajeó — Tía, confírmale que allí estabas.

— Si yo no estaba ahí, ¿Cómo sé que te metiste con el que limpiaba la piscina? 

Yeonjun frunció el ceño y abrió la boca ofendido.

— ¡JAJAJA! ¿Ves? — su madre rió en su cara y Yeonjun miró a Beomgyu.

— ¡Gyu, tú le contaste! — acusó y Beomgyu comenzó a reír negando.

— ¡Beomgyu ni sabía en ese momento! ¿Por qué crees que no me tiré a la piscina luego, Yeonjun? 

— No puede ser. — Yeonjun cubrió su rostro con su manos, sintiendo vergüenza.

— No tengas vergüenza, Yeyo. — soltó la mujer riendo levemente — Todos lo hemos hecho en una piscina. — Beomgyu la observó con el ceño fruncido y negando lentamente. — Beomgyu no porque a él solo se lo coge las desgracias.

Yeonjun comenzó a reír y la pena se fue poco a poco.

— Tú tienes suerte, a mi se me infectó la vagina. — comentó antes de beber de su vaso.

— ¡Mamá! — Beomgyu carcajeó escupiendo un poco del jugo.

— Extraño ir de vacaciones. — Confesó el castaño.

— Sí, esperemos podamos ir nuevamente juntos. — Yeonjun acarició la mano de su madre y ella le sonrió.

— Bueno, yo ya quiero lo dulce. — comentó la mujer y Yeonjun rió levantándose.

— Iré a buscarlos.

Beomgyu se levantó también y en dentro de unos pocos segundos, estaban la tarta de frutos rojos, el pastel y unos chocolates.

A ella no le gustaba que le canten feliz cumpleaños, odiaba esa canción, por lo que solo hicieron lo último.

— Ahora sopla la vela. — dijo Yeonjun.

La mujer rió y lo hizo, Yeonjun y Beomgyu aplaudieron.

— Te reíste porque ibas a hacer un chiste sobre mi y soplar la vela, ¿verdad? — preguntó el castaño riendo levemente.

— Mocoso de mierda, te tuve piedad. Ahora por eso una vela de cera va a ser lo único que vas a soplar.

— Ya dejen sus chistes sexuales y a comer.

Por la seguridad de la mujer, el pastel no era tan dulce, pero sin duda sabía bien.

Yeonjun se tumbó en la silla sin ganas de comer absolutamente más nada. En cambio Beomgyu estaba comiendo los chocolates en forma de corazón, cuando guió una a la boca de Yeonjun este negó.

— Déjalo, a Yeonjun le gusta comer chocolate en forma de otro órgano. — bromeó la mujer y comenzó a reírse.

Beomgyu soltó una risa nasal y Yeonjun negó ante el chiste.

El timbre sonó y ambos miraron a Yeonjun.

— Ya voy... — murmuró y a pasos lentos se acercó a la puerta.

Cuando la abrió su mirada cambió completamente.

— ¿Qué haces aquí?

— ¿En serio sigues enojado conmigo? — Preguntó Jackson por el comportamiento del menor. Se acercó para dejar un beso en sus labios pero Yeonjun lo esquivó. — Vine a traerle un regalo a mi suegra.

El hombre pasó llevándose por delante al peliazul, quien se alejó casi a la fuerza para que pueda pasar.

Yeonjun se quedó de pie a un lado de Jackson, esperando que el hombre termine de saludar y hablar con su madre para echarlo. Beomgyu le hizo señas pero Yeonjun no entendía nada.

— Ajam, bien, muy bonito Jackson. ¿Podemos hablar afuera?

— ¿Es tan importante para dejar a tu madre?

— Ay, ustedes vayan, yo me quedaré a romperle el culo a Gyu en el UNO. — Soltó la mujer tranquilamente y cuando Beomgyu volteó hacia ella, la mujer ya estaba repartiendo las cartas.

— ¿Eso de dónde lo sacó?

Yeonjun tomó a Jackson del brazo y lo sacó afuera casi a la fuerza.

— ¿Qué carajos te pasa? — preguntó y Yeonjun se cruzó de brazos.

— Ya no quiero verte por aquí, ¿lo entendiste, no?

— Oh, ¿y tú eres ahora el enojado? Cuando yo fui quien encontró esas marcas de chupetones en tu cuello que te los dejo quien sabe con quién te andas metiendo, Yeonjun. ¿O vas a decirme que no es eso?

— Sí, sí Jackson, son chupetones, estuve con alguien más. ¿Feliz? ¿Qué haces aquí?

— ¿Con quién fue entonces? Porque hasta donde sé fuiste a cuidar una niña.

— Eso no te incumbe. Ya no tenemos nada, así que mejor vete.

— Ambos sabemos que no te combiene tenerme lejos.

El mayor quiso acercarse con malicia pero Yeonjun retrocedió.

— Puedo salir adelante de todos modos. Si quieres estar conmigo está bien, pero ten en mente que hay alguien más. — se burló.

— ¿Sí? Pues ten en cuenta que iré a matar a ese alguien más cuando me entere quien es.

— Sí, claro. Ya lárgate, no quiero verte cerca de mi madre o de mi nunca más.

Jackson se alzó de hombros y se alejó poco a poco

— Bien, pero ambos sabemos que me vas a necesitar.

Yeonjun bufó y se acercó lentamente a la casa.

— ¿Y mi mamá? — preguntó al ver a Beomgyu solo en la casa.

— Se fue a dormir. — soltó el castaño, sin verlo, solo mezclando las cartas.

Yeonjun se acercó a su amigo.

— Extrañaba esto, ¿tu no?

Beomgyu giró el rostro hacia Yeonjun y asintió lentamente, Yeonjun frunció el ceño.

— ¿Pasa algo?

— Sí. — soltó las cartas en la mesa y se levantó — Me mentiste.

— ¿De qué hablas?

— Me dijiste que no estuviste con Soobin pero acabo de escucharte con Jackson. Hablabas de Soobin, ¿verdad?

— No, yo...— ya no habría timbre que lo salve. — Sí, hablaba de él.

Beomgyu alzó las cejas y dejó ir un suspiro después.

— Lo presentía, pero en serio quería confiar en ti.

— Gyu, espera, no te vayas. — Yeonjun tomó su brazo cuando el menor quiso irse.

— No, Yeonjun. Te lo he dicho miles de veces, te lo pregunté y siempre me mentiste.

— Te juro que no volvimos a tener sexo.

— Sigues mintiendo en mi cara, vete a la mierda.

— ¡No! Gyu, lo juro. — volvió a sostenerlo cuando Beomgyu volvió a girarse — Sí nos hemos besado, pero nunca fue más allá.

— ¡¿En serio crees que eso lo hace menos?! Yeonjun... Siquiera sé que decirte. Ya no sé si creerte.

— Lo siento, pero Soobin... él me gusta.

— Yeonjun, ¿te estás oyendo? Soobin es un niño de 16 años, tú vas a cumplir 24, ¿crees que tendrías una relación seria con ese niño?

— No, claro que no. Por eso lo alejé y él se enojó conmigo. Tampoco te dije algo por esa razón, ya no es importante.

Beomgyu suspiró y observó el cuello expuesto de Yeonjun. Sí había visto marcas ahí.

— No me digas nada, porque no voy a creerte. — Beomgyu finalmente se soltó y Yeonjun lo dejó ir.

Lo observó irse hasta que desapareció en la oscuridad y Yeonjun no tuvo otra opción que entrar a su casa y subir a su habitación a por fin descansar.

•bd•

Finalmente, domingo.

Yeonjun se dirigió hacia la casa de Sophie, extrañaba tanto a esa niña. No había ido esa semana porque ella estaba enferma.

Quien abrió la puerta fue Soobin.

— Wow, creí que vendrías después. — soltó el mayor hacia el pelinegro y este sonrió.

— Bueno, a veces soy puntual, aunque no lo creas. — dijo el menor haciéndose a un lado para que el mayor entre a la casa.

— ¿Dónde está Soph? — preguntó el peliazul buscándola por toda la casa con la mirada.

— Está dormida.

— ¿Eh? Pero son las nueve y tenía muchas ganas de jugar con ella hoy. — dijo con tristeza mientras Soobin reía y cerraba la puerta.

— Tranquilo, mamá no llega hasta mañana a las cinco de la tarde. Y no hay clases para ninguno de los tres.

— ¿Planeas que me quede hasta esa hora?

— ¿Por qué no?

Yeonjun se alzó de hombros y dejó su mochila en uno de los sillones.

— Entonces, ¿qué hacemos? — Yeonjun vagó por la casa hasta llegar a la sala y calentarse en la chimenea, esa noche hacía algo de frío y llovía.

— Pff, a mi no me preguntes eso. — se rió el menor, acercándose a Yeonjun.

El mayor sintió un cálido sentimiento en el pecho al escuchar a Soobin tan conforme ahora con su presencia.

— Mm, ¿y ahora que te picó?

— ¿A mi? ¿Por qué?

— De repente dejaste el rencor por la literatura.— Yeonjun ladeó la cabeza levemente con sus labios entreabiertos.

— O el que enseña. — bromeó Soobin con una sonrisa y Yeonjun rió.

— Te extrañé de todos modos.— admitió el mayor.

— Igual yo.

Yeonjun sintió su corazón acelerarse cuando Soobin acercó su rostro, pero simplemente el menor dejó un beso en uno de sus suaves mejillas. Yeonjun se sobresaltó en su lugar.

— No te espantes, no volveré a besarte.

— ¿Ah no?

— Nop, voy a esperar que tú lo hagas. — dijo con una sonrisa y Yeonjun rió alejándose.

— Probablemente esperarás esta vida y cinco más. — bromeó como si no tuviera ganas de besarlo cada que lo ve.

Yeonjun se sacó el abrigo para colgarlo y caminó hacia la cocina.

— ¿Qué tal si preparamos algo calentito y dulce para ver una película? — Ofreció Yeonjun.

— Me parece perfecto.

Soobin lo siguió.

— Mi mamá hizo galletas antes de irse. — afirmó Soobin, comiendo una.

— Guau, son enormes. — Yeonjun rió al verlas. Normalmente las cosas se veian pequeñas en las manos de Soobin, pero esas galletas se veían normales.

Soobin sonrió mientras partía un pedazo con una enorme chispa de chocolate algo derretida y lo guió a los labios del mayor.

Este no se negó y abrió un poco la boca para recibirlo. El chocolate derretido quedó en el dedo de Soobin, quien no alejaba su mano.

— No voy a lamer tu dedo, no sé donde estuvo. — dijo Yeonjun haciéndole mala cara de broma y Soobin rió.

— Te lo acabo de meter en la boca, no llores. — rió Soobin retirando por él mismo el chocolate.

Yeonjun bufó sacando una taza del estante para hacerse un café. Ya sabía dónde estaban por la última vez que estuvo allí.

— Hay como cien tazas aquí pero te tardaste tanto buscando una la última vez que vine.

— Claro, porque quería besarte. — soltó Soobin obvio, girando los ojos sarcásticamente.

Yeonjun sonrió ligeramente mientras buscaba el café,  cerca de Soobin, quien se lo pasó.

— Y tú lo sabes pero te gusta que te lo diga yo mismo.

— Tal vez. — soltó el mayor aún sin ver al menor.

— Y...ya que estamos hablando sin un filtro. ¿Puedo saber por qué quisiste que venga hoy?

Yeonjun se detuvo y giró lentamente hacia Soobin.

— Porque creo que te extrañé. — confesó. — Lo siento, aún es confuso para mi.

Estaba dudando un poco, pero de todas formas fue suficiente para que Soobin sonría alegre.

— Ya no soportaba que estés tan indiferente conmigo.

— ¿Y qué hay del trato? Creí que era lo que querías.

— Nunca fue lo que quise. — admitió soltando una pequeña risa nerviosa — Era lo correcto, es lo correcto. Pero no puedo hacerlo.

— Está bien, lo entiendo. Aún así esperaré por tu beso. — Soobin se burló y Yeonjun rió volviendo a su café.

Pronto ambos se acomodaron en el sillón con una enorme manta y dejando la comida en la mesa pequeña frente a ellos.

— Bien, ¿qué vemos? Yo tengo ganas de ver una de romance que me recomendó Gyu.

— No me gustan las películas de romance, me dan pena ajena. — admitió el menor y Yeonjun rió.

— Vamos, es de comedia también.

— Mm...está bien.

Soobin aceptó por Yeonjun y claramente lo que más hizo fue ver al mayor. Sus reacciones ante cada escena eran una caricia cálida en el pecho de Soobin.

— ¡Al fin! — gritó de repente y Soobin volteó la mirada hacia la pantalla.

Los personajes estaban besándose.

— ¡Dios! ¿Tanto te costaba besarlo? Hija de puta, me estresas. — se quejó Yeonjun acomodándose en el sillón.

Soobin rió y se acercó más a Yeonjun.

— ¿Por qué carajos se besan así? — el menor observó la escena con desagrado.

— ¿Así cómo?

— Super incómodo, no coordinan y ¡ay dios! No puedo ver esto.

Yeonjun carcajeó observando a Soobin.

— Ay, cállate señor experto en besos. — se burló el mayor y Soobin asintió de acuerdo a ello.

— ¿Y la mentira?

Yeonjun golpeó el pecho del menor levemente y Soobin rió.

— ¿Se siguen besando? Adelantalo.

— Es el final, tonto.

— ¿Cómo va a ser ese el puto final? — preguntó casi indignado.

— Quizás hay una segunda película.

— No vamos a verla. — Soobin le quitó el control remoto al mayor y este trató de arrebatárselo.

— ¡Eh, eh! Es mío eso.

— Yeonjun ya vimos lo que querías, quítate.

— Mis bolas, dame el control.

Ambos terminaron peleando en el sillón hasta que Soobin quedó sobre Yeonjun, entre sus piernas y con ambas manos alrededor de las muñecas de Yeonjun, completamente inmovilizado pero Yeonjun era quien tenía el control remoto.

— Suéltame y te lo doy.

— Suéltalo y te suelto.

— No lo voy hacer.

— Ps, yo tampoco.

Mientras Soobin más presionaba a Yeonjun, Yeonjun más presionaba el control, sin intención de soltarlo.

De repente Yeonjun dejó un pico en los labios de Soobin, haciendo que este de la sorpresa lo suelte y Yeonjun lo terminó empujando.

— Vamos a ver una de Adam Sandler. — dijo como si nada, acomodándose.

— Me terminaste besando antes de esta vida y las otras 5. — se burló Soobin.

— Eso no fue un beso, fue un pico.

— Es lo mismo.

— Claro que no.

— Claro que sí.

— ¿Quieres ver qué es un beso en serio?

Soobin sonrió y se acercó ante la pregunta de Yeonjun.

— Porque si quieres pongo la película de romance de nuevo y lo ves.

— Está bien, no fue un beso.

Yeonjun sonrió esta vez y puso una película de Adam Sandler y Soobin esta vez si estaba de acuerdo.

Ahora Yeonjun veía las expresiones de Soobin, quien solo tuvo una sonrisa de idiota casi toda la película pero Yeonjun pensó que no podía ver un idiota más lindo.

— Oh, ¿ya terminó? — Soobin se fijó en la duración y estaba en lo cierto. — Esos sí son finales.

Yeonjun bufó y volvió su mirada al frente.

— ¿Aunque cómo vas a saberlo si solo me estuviste viendo a mi? — Soobin sonrió hacia el mayor y este solo le sacó el dedo del medio.

— Es porque tienes un bigote de café.

— Quítamelo. — dijo el menor estirando sus labios en un pico y Yeonjun rió negando.

— Tú...¿Quieres hacer algo más?

— Bueno, ya no quiero ver películas.

— Bien, mejor lavemos todo antes de acostarnos entonces. — soltó el mayor y Soobin frunció el ceño — Acostarnos a dormir. — aclaró el mayor haciendo reír al otro.

— Lo sé, solo jugaba.

Mientras Yeonjun lavaba las tazas Soobin guardaba todo lo que habían usado en sus respectivos lugares. Al momento de pasar tras Yeonjun pudo notar algo en la parte baja de su espalda.

— ¿Tienes un tatuaje en la espalda?

Yeonjun se volteó hacia el menor, quedando entre la mesada y él nuevamente.

— Eh...sí.

— ¿Cuándo te lo hiciste? — preguntó, sin duda era nuevo.

— Hace unas semanas.

— ¿Me dejas verlo?

Yeonjun asintió pero no movió nada más que la cabeza.

Soobin iba a pedirle a Yeonjun que se voltee pero gracias a lo corto de la camisa notó que el tatuaje también ocupaba su cintura. Levantó aún más la prenda hasta revelar más y por más que subía el tatuaje no terminaba, Soobin se detuvo igual.

El tatuaje era una simple enredadera de hojas y flores bastantes minimalistas.

— ¿Dónde empieza y dónde termina? — indagó muy curioso.

"Quisiera que lo averigües tú mismo"

Pensar en ello hizo que Yeonjun termine juntando más sus piernas y su respiración de pronto era más acelerada.

No dijo nada, por lo que Soobin dejó la prenda y comenzó a acariciar el cuerpo de Yeonjun, la tela se levantaba por sí sola ante cada movimiento. Yeonjun soltó un jadeo, su piel se erizó al instante ante el contacto.

Soobin no estaba riendo, no se estaba burlando ahora. Estaba hipnotizado.

La mano del menor subió hasta el cuello de Yeonjun, dejando a la vista todo su pecho. El mayor ya no tenía puesta la parte superior.

El tatuaje llegaba hasta abajo de su pezón izquierdo  Soobin bajó la mirada y el tatuaje seguía.

Yeonjun se sentía tan expuesto, el frío acariciaba dulcemente la piel de sus pezones. Pero por alguna razón exhibirse así para Soobin estaba comenzando a excitarlo.

Soobin subió su mirada hacia el rostro de Yeonjun, hipnotizado igual.

— T-tengo frío. — soltó el mayor.

— Sí, lo siento. — Soobin trató de colocarle la camisa pero Yeonjun lo detuvo.

Yeonjun, quien ya estaba sobre la mesada, abrió sus piernas aprisionando a Soobin entre ellas. También abrió el abrigo cálido de Soobin y se acercó más al menor.

El pelinegro tragó duro, teniendo a Yeonjun horriblemente cerca. Si pudiera ya estaría dejándolo sin aire. Se acercó más, con toda la intención de besarlo y sabía que Yeonjun iba a aceptarlo pero luego se alejó.

— Dije que no iba a besarte y no voy a hacerlo. — se burló el menor, resistiéndose la vida en su interior.

Yeonjun rió ligeramente y acercó al menor del cuello de su abrigo hacia él para devorar sus dulces labios finalmente. Soobin cerró los ojos, completamente a gusto, presionando más a Yeonjun contra sí mismo y acariciando su cuerpo. Pronto Yeonjun también comenzó a removerse contra él, haciendo del beso más húmedo y ruidoso.

El mayor soltó un sonoro gemido cuando Soobin dió un lento apretón a su cintura y más la fricción de sus miembros sobre la ropa.

— S-soobin...

— ¿Qué pasa, cariño?

— Necesitamos parar...aquí no. — el menor hizo caso omiso, besando con desesperación el cuello de Yeonjun. — Bin, por favor. — Pero el apodo pareció alentarlo más, por lo que terminó llevándose uno de los pezones del mayor a la boca. — ¡A-ah! Dios, Soobin.

De pronto Soobin se detuvo, alejando el rostro.

— ¿Quieres parar en serio?

— Sí, pero no dejes de besarme.

— Sino no me detendré.

— Mierda, está bien pero primero bésame hasta que me quede sin aire.

¿Y quién era Soobin para decirle que no? Inmediatamente regresaron los besos salvajes. Yeonjun gemía ante cada toque como si lo estuvieran embistiendo contra la mesada y Soobin no podía estar más contento con esa noche.

— ¡Soobin! — esa era Sophie desde su habitación.

— ¡Mierda! — murmuraron ambos.

ola avisen errores son las 6am y todavía no dormí

Parte 2 concluida el sábado 20 de mayo del 2023 a las 6am en punto ayúdenme

Chau ji

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