Cuando terminamos, salimos de la biblioteca en silencio, le sonríes a la nada, pareces estar pensando en algo, tu mente divaga en las nubes, ¿qué te tiene tan entretenido?, quisiera saberlo, pero es imposible.

Nos despedimos, te vas por tu lado y yo por el mío.

Todo el camino a casa, en la calle, en el metro, mi mente no para de repetir tu voz como un eco sin fin dentro de mi cabeza.

"¡Bien, hagámosla juntos entonces!"

Mis mejillas se han tornado rojas, cierro mis ojos, la imagen de tu bello rostro no sale de mis pensamientos.

¿Por qué me siento así solo por hablarte?

A penas intercambiamos palabras, y yo ya estoy desesperado porque sea mañana para y con suerte volver a vernos otra vez, porque puede que yo te vea, siempre es así, pero tú apenas notas mi existencia, quizás hoy fue por primera vez que diste con mi rostro.

Porque yo soy demasiado tímido, prefiero apreciarte desde las sombras, dónde ni tú ni tus amigos pueden verme.

Hasta hoy creía que eso era lo mejor, pero al hablar contigo, supe lo realmente equivocado que estaba.

Es decir, ¡eres fascinante!

Sé perfectamente que estoy siendo algo obsesivo, pero no puedo evitarlo, eres tan perfecto, solo quiero poder acercarme más a ti, pero con cuidado y en silencio.

Y aún no entiendo por qué me pongo así, ¿tal vez quiero ser tu amigo?

No lo sé, y no pienso calentarme la cabeza pensando en ello, ahora solo dormiré, mañana será un nuevo día, espero poder verte.