11
PROTECCIÓN DE IZZIE
ME LEVANTÉ DE LA cama de Izzie viendo al rededor. Es el segundo día que me quedo aquí, durmiendo en una pijamada a los ojos de papá, aún que no le molestaba, le alegraba e incluso cenamos comida no—chatarra que cocinaba él. Algunas salieron quemadas.
Convencer a Sam de hacer una alianza con los Cullen no fue tan difícil como pensé, el problema incluso no fue él, fueron Marina y Allison. Las pelirrojas estaban indignadas porque decían que yo era la amiga que decía cosas horribles de sus ex's para que los odien y después volvía con ellos. Cosa que no hice.
-traje la cena -Izzie entró dejando una bandeja con comida en la cama y sentandose. Hoy papá fue a trabajar.
-¿Por qué tienes un peluche tan feo? -tome una ballena que tenía un cuerno.
-Me lo regaló Ángela -lo tomó ofendida y se lo quite de nuevo -¡Oye! Y se llama Tito -solte una carcajada.
-pues Tito está cansado de verduras -Sonrei burlona -y de llamarse Tito, que feo nombre.
-es lindo -Se indignó -ahora come, mañana prometo no verduras para ti y para papá.
Mire raro al peluche y lo deje a un lado, me senté con Izzie a comenzar a comer, hablando de algunas cosas tontas. Luego cuando casi terminabamos, sentí el aroma de Jasper junto a Rosalie. Mierda.
Se había acabado la guardia de Leah y Seth, así que venían los Cullen hasta que alguno de ellos terminasen de cazar y cambiar el turno. Siempre había dos lobos mínimo y un Cullen, Edward en su mayoría. Esperaba que llegaste Jared y Quil, eran los siguientes. Más Jared, espero traiga su culo lobuno antes de que lo mate.
-¿Por qué frunces la nariz? -Me preguntó mi hermana.
-Por el olor a muerto -mentí cambiando mi humor. Ella sonrió a pesar de no quererlo, después de todo quería que esté con ellos.
-al menos estás mejorando, puedes no perdonarlos pero mírate -Sonrió feliz y me observé.
Estaba volviendo a mi peso normal, a comer como ahora y no sentirme débil. Su presencia me molestaba pero me ayudaba.
-Ya, cállate -Le tire a Tito y ella se despeinó haciéndome reír.
-oye, si me sigues golpeando llamaré a control animal -Se levantó para llevarse la bandeja. Quedé recalculando por su chiste hacía mi condición animal y mire la puerta por dónde se había ido molesta.
-¡Tonta!
Escuché una carcajada desde el suelo de abajo y resople indignada. Me levanté y sentí un aroma delicioso envolver el lugar, iba a preguntar cuando escuché la ventana abrirse. Gire confundida pero Jasper apareció poniendo un dedo sobre sus labios en forma de silencio.
-vete, Jasper -ordene molesta. No quería verlo.
-no, escúchame -Pidio acercandose, retrocedi rodando los ojos -Mi vida...
-No tienes vida -Interrumpi por ese apodo y me miró ofendido -correcion, no tienes alma en sentido literal y no literal. Ni lo intentes. Vete.
-Morocha -Se pasó una mano por el rostro y después puso las manos en su bolsillo -esta bien, solo ten...
Me entrego mis galletas favoritas y una coca cola. Lo mire seria y alzó las manos en señal de paz dejando ambas cosas sobre la mesa con una hoja.
-No voy a dar versos, ya sé que mi familia te los dará, pero necesito justificarme y hacerte notar que en verdad voy a corregir mis errores. Aún si eso me toma toda mi inmortalidad -Se arremangó el abrigo mostrando unas cicatrices de mordidas. Alcé las cejas pero él solo volvió a salir por la ventana.
Me acerque a tomar la nota sintiendo mis ojos picar. “No fue solo mi dolor, fue el dolor ajeno el que también me afectó, cuando llegaste creí que mi don tenía un propósito, disfrutar de tú diversión y alegría, calmar tus enojos y ser tú sirviente. Pero cuando me aleje, solo dolía. Te otorgo mis disculpas, señorita, y no le ruego que me perdone ya que no lo hará, le imploro considerar mis penas y que acepte a este soldado herido otra vez en su vida.”
Puse las manos sobre la mesa para sostenerme. Jasper era el más semejante a mi dolor y nunca me pare a pensar en eso. Él sufría pero debía estar ahogado por las emociones de todos los demás.
-¿Leo? -voltee a ver a Izzie, ella entraba preocupada.
-Vayamos a dormir -no quise hablar del tema.
Me acosté en su cama tapándome y voltee queriendo ahogar mi llanto.
-¿Qué es esto? -preguntó pero no conteste. Ella dejó las cosas y se acostó a mi lado luego de minutos.
Mi hermana me abrazó para dormir más pegadas y mordí mi labio inferior queriendo dormir ya. No podía con el edor de Jasper que rápido se impregnó en la habitación.
Baje del auto con una sonrisa, Jacob también bajó pero se dio la cabeza contra el suelo y solté una carcajada. Bajo la vista a sus zapatillas.
-¿En qué momento lo hiciste? -me miró molesto pero se notaba la diversión en su tono.
Había atado los cordones de sus zapatillas a la palanca de freno de mano. En cuanto intentó bajar, las ataduras se lo impidieron y se cayó.
-cuando se me “cayeron” mis galletas -mordí una de ellas, eran de las que me había regalado Jasper.
No debía, pero él sabía que eran mí debilidad y no aguante comerlas. Su sabor era tan rico y por alguna extraña razón sabían aún más deliciosas por el hecho de que me las dio él.
Arrugue mí nariz al sentir el edor putrefacto acercándose al límite del tratado. Jake se apresuró a desatar sus cordones para colocarse a mí lado.
Izzie iría a la reserva, no pude ir a buscarla temprano así que la trajo Edward cómo su perro faldero y sobreprotector. Ya parecía la sombra de mí hermana menor.
Estacionaron frente a nosotros y me apoye en el coche. Estaba en medio de un incómodo triángulo amoroso.
-¿No tienen camisas? -Edward preguntó a penas bajo mirando mal a Jacob. Él estaba en cuero, mientras yo usaba top deportivo. Pero al verme me sonrió cortamente.
-¿No tienes perfume que tape el olor a muerto, pelo crujiente? -Le devolví la pregunta sonriendo con malicia, resopló con una sonrisa.
-estare bien, debes irte -Izzie le pidió, tratando de tranquilizar al pelo crocante de Edward.
Me miró de reojo sobre el hombro de mí hermana. Si, pelo crocante. Repetí achinando los ojos en su dirección. Volvió la vista a Izzie.
-no será por mucho tiempo -tomó sus manos.
-no hay prisa -negó encogiéndose de hombros.
Edward se agachó un poco para poder besarla. Hice una mueca de asco girando mí rostro para no ver. Era bastante notorio que lo hizo para molestar a Jacob.
Era como ver a Mary Jane, Peter Parker y Gwen Stacy en una misma habitación.
-bueno, si hay un poco de prisa -volví a verlos cuando oí a Izzie ha lar después de esa compartida de saliva asquerosa.
Se alejaron y ella se acercó primero a Jake que se acercó con una sonrisa ladeada.
-hola, hermosa -Se lanzó a abrazarla, hice una mueca al pensar en el calor que le estaba dando. Se olvidaba que era lobo.
-hola.
Solté una carcajada por ese saludo tan seco, tape mí boca al instante bajando la vista. Izzie me miró con desaprobación pero se acercó a abrazarme. Más cómoda que con Jake.
-entonces ¿Qué quieres hacer hoy? -le preguntó Jacob, yo le abrí la puerta a mí hermana para que entre -¿Andar en moto?
-O una excursión, podríamos dar vueltas por el bosque o maratón de películas -Sugerí cerrando la puerta para entrar en la parte de adelante.
-Tú decides -secundó Jacob, los tres ya dentro del auto -pero iremos a una fiesta en la noche.
-¿Una fiesta? -Se mostró en medio de los asientos.
-una party, pero no una fiesta de no—cumpleaños de Jared y mía o algo así, es más cómo una junta -le explique mientras se emprendía el viaje en el vehículo.
-algo tranquilo -terminó Jacob.
Comenzamos a ir en viaje al centro de la reserva, de seguro haríamos tonterías hasta pasar el rato, tal vez incluso con las hermanas McGarrett que extrañaban un poco a Izzie.
Izzie venía sobre mí espalda, la llevaba ya que aprovechaba mí fuerza. Bueno, también de ser la hermana menor, la débil humana. ¡Injusto! Se queja de que Edward la hace ver cómo un cristal a punto de romperse pero conmigo lo aprovecha para que la cargue en la espalda.
-¿Están seguros de esto? -preguntó mientras se echaba en mí hombro -detesto colarme en las fiestas, no soy cómo tú o Jared -reí sabiendo que tenía razón. Amábamos ir a dónde no estábamos invitados.
-ya te dijimos, no es una fiesta -nos defendí bostezando, tenía un poco de sueño, de seguro hoy faltaría a la guardia para ir a dormir con Leah.
-te colarás en una reunión del consejo -termino el chico Black a nuestro lado. Él iba caminando con las manos en sus bolsillos.
-¿Ves aquellos viejos? Son los mandones -señale a los que estaban en una ronda.
Ya se podía ver la fogata a unos tres metros, estaban los mayores junto a los betas y Sam. No estaban las improntas, ni siquiera Emily.
-son los líderes del consejo, papá, el abuelo de Quil y Sue Clearwater -Le explico el castaño señalando a cada uno.
-La mamá de Leah y Seth -aclare por si no la recordaba, mí hermana hizo un sonido afirmativo con su garganta.
-ella tomo el lugar de Harry cuando murió -murmuró. Sentí una pequeña opresión en el pecho, trataba de no recordar ese día pero no es que se borraría de una mañana a la otra.
Aveces seguía pensando que fue mí culpa, incluso cuando ellos decían que no. Pero era inevitable. Estaba clavado ahí, cómo una espinilla en el pie.
-yo no debería estar aquí -Izzie se removió incomoda y la baje para mirarla con regaño.
-no seas tonta -le pedí notando su mirada ceñuda en mí. Era fácil saber cuándo ella estaba incomoda, pero si la habían invitado.
-estaras bien -Jake intento corregir lo que se escapó de mi boca -ellos creen que será bueno para ti escuchar las historias.
-¿Las historias? ¿Las historias de la tribu no son secretas? -Me miró confundida, si le había dicho eso cuando le expliqué lo poco que podía saber de nuestro mundo.
-todos jugamos un papel, tú eres parte de esto -Jacob le aseguró.
-eres mí hermana, eres consciente del secreto y de más cosas. Estás en una posición adecuada para saberlo -le aclare sin dudar -ademas, ¿Quién no ama las historias con vampiros, lobos y drama?
-si, bueno... -Izzie sonrió, comenzando a caminar otra vez pero a mí lado.
-¡Yo amo esas historias! Me recuerdan a nosotros. Si me decías hace dos años que eso iba a pasar, me hubiera reído y hubiera quedado asustada sabiendo que es imposible pero igual me asustaría -la señale viéndola suspirar con diversión.
-es la primera vez que Seth, Quil y Leah las oyen, Leona solo unas dos o tres historias -Jacob agrego.
-Pero una leyenda bien contada con malvaviscos, fogata, en medio de un bosque siniestro y con la voz grave y misteriosa de Billy Black... Ese es otro nivel -reí pensando que era una escena de película. Solo faltaba que Jason salga del bosque y comencé a matarnos.
-de la gente del exterior eres la primera. Felicidades -Jake hizo manos de jazz con algo de ironía.
-de haber sabido hubiera... Vestido mejor -señalo su chaqueta y su atuendo vago.
-Izzie, te vistes cómo vagabunda la mayoría del tiempo -apoye una mano en su hombro, viendo que ponía sus ojos en blanco -pero hey, estamos desarreglados todos. Es algo interno y privado, no una junta de abogados.
-¡Morocha!
Mire a Seth que se lanzó a abrazarme, caímos al suelo riendo mientras yo fingía golpear al pequeño Clearwater, este también trataba de soltarse hasta que lo libere.
-¡Era hora de que llegarán! Le dije a Paul que se quede quieto o te ibas a molestar, pero ha deborado toda la comida. Cómo pude le guarde unas hamburguesas -me explico mientras se levantaba sacudiendo su ropa y me ayudaba.
-idiota -le saque el dedo de en medio a mí hermano que me saco la lengua mostrando la hamburguesa que estaba comiendo. Suspiré -Izzie, ¿recuerdas a Seth? El hermano de Leah -me apoye sobre su cabeza, en vez de su hombro y me quito molesto.
-hola -estiro su mano que el niño acepto.
-el más nuevo de la manada -agrego Jake golpeando puños con el mini Clearwater.
-el nuevo, el brillante, el mejor -alago Seth con una sonrisa orgullosa, solté una carcajada.
-el más lento -Jake lo tomó del cuello para revolver su cabello.
Tomé la mano de Izzie para guiarla hasta la fogata, sabiendo que los otros dos ya nos alcanzarían. Nos sentamos a un lado de Paul. Al pasar detrás de mí hermano, le quite la hamburguesa, gruñó molesto con la boca llena pero le sonreí con burla mordiendo un gran bocado.
-“hulo” -quise decir “hola” pero mí boca llena no me lo permitió y casi escupí haciendo reír a Embry.
-no empiecen sin nosotros -Seth se sentó a otro lado y Jake a un lado de Izzie.
Miramos a Billy que me sonrió con gusto para comenzar a contar una de las principales y más importantes historias de los Quileute.
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