LXVIII. TWELVE MOLES
CAPITULO SESENTA Y OCHO || DOCE LUNARES
Enero, 1997
Paige bajo las escaleras, al entrar a la sala, se quedó quieta.
Eva estaba ahí. Se veía con ojeras. Paige la entendía, había perdido a sus dos mejores amigos. Pero uno lo había matado su propia amiga.
—¡Caleb!
Corvus se levantó del piso, corrió hacia Paige y extendió los brazos.
Paige, con algo de desconfianza—no por Corvus, si no por Eva—le dio a Caleb.
—¿Puede quedarse conmigo, chica de ojos bonitos?—Pregunto Corvus
—Yo...este...
—Por favor—Corvus hizo un puchero
—Pequeño niño manipulador—Paige le revolvió el cabello, haciendo a Corvus reír—. Cualquier cosas llamas a Kepi, ¿okey?
Corvus asintió, se dio la media vuelta y se volvió a sentar en el piso.
Paige, dándole una última mirada a Eva, se dio la media vuelta y se fue.
Entró a la oficina, como siempre lo hacía, Regulus ni siquiera se molestó en levantar la cabeza, sabía quien era.
—Creí que estarías con Corvus—Dijo Paige, sentándose en la silla del otro lado del escritorio a Regulus—. O que ya estarías en Hogwarts y mamá Lila estaría vigilando a Eva.
—Iba a ir a Hogwarts—Regulus levantó su cabeza—. Pero pues quise quedarme hasta mañana, ya que, sabía que Eva vendría hoy.
Paige asintió, se recargó completamente en el respaldo de la silla.
—¿Y por qué no estás allá sentado a lado de ella?—Paige alzó una ceja, mientras se hacía hacia adelante, colocando su codo en el escritorio y recargando su barbilla en la palma de su mano
—Desde qué pasó lo de la custodia, la única condición que Eva puso para que se cumpliera, fue que yo no estuviera cuando venga a visitarlo—Explicó Regulus
Paige asintió. Ambos se quedaron callados, Paige observaba a Regulus. Sin darse cuenta, se le quedó viendo, mientras contaba los lunares que el Balck tenía en su rostro y parte de su cuello. En el rostro del Black, aún se notaban unas pequeñas cicatrices del enfrentamiento que había tenido, por su parte, el día del baile.
Regulus noto la mirada, giró su cabeza tratando de buscar que era lo que veía Paige, pero detrás de él no había nada.
Solo una pared, que tenía estantes con libros y una que otra fotografías de Ada y Corvus.
—¿Que?—Dijo Regulus regresando su vista a Paige
—Nada—Dijo Paige mientras negaba con la cabeza, pero aún manteniendo su posición
Regulus frunció el ceño. Paige lo veía, no supo si por la luz que entraba de la ventana, pero había un brillo en los ojos de Paige.
—Doce—Susurro Paige, pero Regulus la escuchó
—¿Doce?—Repitió Regulus con duda—. ¿Doce que?
—Tienes...doce lunares en el rostro y cuello—Contestó Paige
Paige sonrió cuando Regulus soltó una risa nerviosa.
—No se—Dijo Regulus—. Jamás los había contado.
—Claro que esos son solo en el rostro y cuello—Dijo Paige, volviendo a recargarse en el respaldo de la silla
Regulus se rio, cuando entendió lo que Paige le había querido decir.
Regulus iba a contestar, pero la puerta se abrió abruptamente dejando ver a Hasley.
—¿Donde están?—Pregunto Hasley, pero tenía cara asustada
—¿De que hablas, mamá Lila?—Paige se levantó de la silla
—Eva y Corvus, ¿donde están?
Regulus se levantó de la silla, rodeó el escritorio y llegó a lado de Paige.
—En la sala—Dijo Regulus
—No, Regulus—Hasley negó con la cabeza—. No hay nadie en la sala. ¿Le diste permiso para que lo sacara de la casa?
—No, sabes que no—Dijo Regulus
Paige sintió como si algo dentro de ella hubiera sido arrebatado. Eva y Corvus no estaban, Regulus no le había dicho a Eva que podía sacar a Corvus de la casa...y...Caleb estaba con ellos.
—¿Donde está Caleb?—Pregunto Paige, con la voz temblorosa
Hasley y Regulus voltearon a verla.
—¿No estaba durmiendo?—Hablo Hasley
—Es...estaba pero...despertó y subí por el...luego vi a Eva y Corvus en la sala...él quería que se quedara...y yo...
—Se los llevó—Interrumpió Hasley
—No...—Paige comenzó a negar con la cabeza—...no ella...el...no...
Sirius apareció a la vista.
—Kreacher, Kepi y yo hemos buscado por toda la casa...no hay rastro de ellos—Dijo Sirius
Paige cayó de rodillas al suelo, mientras lloraba. Hasley se acercó rápidamente, y la abrazó.
La habitación quedó en silencio, y lo único que se escuchaba eran los sollozos de Paige y algunos de Hasley.
Sirius y Regulus se dieron una mirada rápida, que con eso habían entendido todo. Dándole una última mirada a Hasley y Paige ambos salieron de la oficina.
—Ya verás que los vamos a encontrar—Dijo Hasley, mientras se sentaba con Paige en el sillón
Paige solo negaba con la cabeza.
—Necesito que ambas nos calmemos—Habló Hasley—. Si tú lloras yo lloro, y si ambas lloramos no podemos hacer nada para encontrarlos.
Paige no dejaba de llorar, lo único que pasaba por su cabeza era arrepentimiento.
Se sentía arrepentida por haber dejado a Caleb con Corvus, aunque sabía que Corvus habría hecho de todo para que no se lo llevara, pero se arrepentía.
Igual se arrepentía de haber confiado, un poco, en Eva. Hace semanas había matado a Mackenzie, ¿como había podido dejar a Caleb ahí?
Escucharon voces acercarse a la sala. Hasley se levantó del sillón, pero Paige aún tenía la cara enterrada en sus manos.
—Paige...
Paige no se movió, se sentía culpable. Había dejado, tan facil, que Eva se llevara a Caleb y Corvus.
Sintió brazos rodearla, y supo que ya no se trataba de Hasley. Conocía ese perfume, después de todo, había crecido con él.
—Se los llevó, Theo—Dijo Paige, mientras sentía de nuevo un nudo en la garganta
Theodore formó una línea delgada con sus labios, y solo la abrazó más fuerte contra el.
Se volvió a escuchar pasos.
—Ese maldito...—Paige escuchó la voz de Sirius, por lo que supo que ya había llegado junto con Regulus
Hace horas que ambos habían salido.
—¿Que pasó?—Pregunto Hasley
—Nada—Contestó Sirius—, eso es lo qué pasó. Fuimos al ministerio pero...ya saben, desde la muerte del antiguo ministro ahora, literalmente, está bajo el mando de un mortifago. Sin ofender, Reggie.
—¡Que no me llames "Reggie"!—Dijo Regulus, fastidiado
Regulus se dio la media vuelta, Paige no lo vio, pero por el tono de voz. Supuso que estaba enojado.
Se separó de Theodore cuando se dio cuenta que ya no lloraba como hace tres minutos.
Vio que en la sala, estaban Hasley, Sirius, Theodore—a su lado—, Daphne y Terence.
Se levantó del sillón, ante la mirada de todos, y comenzó a caminar fuera de la sala.
—¿A donde vas?
—Yo...iré con Kepi para que me dé algo, porque me duele la cabeza—Dijo Paige
Paige salió de la sala, para después correr hacia su habitación, encerrarse y llorar en la cama.
¿Que les pareció?
¡ÚLTIMOS CAPÍTULOS!
Maldita Eva, como me caes mal.
Mi linda Anne😭
¿donde creen que estén mis bebés?
Teorías...
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