022
“Por favor, no te vayas. Aún te necesito”
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1989
Alguien alguna vez dijo que las cosas pasaban porque así debía ser. Nadie podía intervenir en lo que estaba predicto a ocurrir en tu vida. Un suceso que marcaría tu vida.
Eva escuchaba las risas agudas de sus hijos, en el patio trasero, recargando su costado derecho en la orilla de la puerta, observando como Harry, Rigel y Draco, quien los había visitado a su petición, corrían divertidos con Regulus detrás de ellos, intentando escapar.
La castaña observaba con una enorme sonrisa de felicidad. Cuando los atrapaba, sea quien de los niños fuera, se abalanzaron sobre Regulus buscando liberar a quien había atrapado. La escena le provocaba un sentimiento cálido en el pecho, había formando una familia junto al hombre que amaba.
—Es hermoso. —dijo Pandora a sus espaldas. Eva la miro por sobre su hombro.
—¿Seguirás con esa rara investigación que Regulus te pidió que dejaras?—solto en un tono preocupado. Días atrás había surgido una pequeña discusión entre ellas.
Eva no sabía que tan grande era el peligro de la poción que Pandora estaba haciendo, no al menos hasta que escucho a Regulus y la rubia hablando de ello. Eso más que hacerla enojar, la había preocupado sobre manera, ¿Que pasaría si una poción saliera mal? Era obvio que Pandora experimentaba con todo tipo de cosas, no sabía con exactitud a las reacciones que podría enfrentar por ello.
—Planeo hacer un último intento hoy. —Eva asintió lentamente, mordiendo por dentro sus mejillas. —Llevare a Luna conmigo al salón. Podría volver contagiar a los niños con la gripe que tiene. —la castaña miró a la niña de nueve años al lado de su madre, comiendo de una bolsita de galletas que Andrómeda preparaba para ella cuando solían ir a visitarla.
—De acuerdo. —Eva suspiro. Era el último intento que Pandora haría. No sabía porque esa urgencia, pero tampoco recibiría respuesta si preguntaba.
Pandora se retiró con una pequeña sonrisa, tomando a Luna de la mano y alejándose hacía uno de los salones de la casa.
—¿Estás bien?—Regulus se acercó hasta ella, dejando un beso en sus labios el cual fue correspondido. El ojigris se colocó detrás de ella abrazándola por la cintura, colocando su barbilla en la cabeza de su contraria.
—Que te haya correspondido el beso no significa que ya no esté enojada. —Eva colocó sus manos en las de Regulus, las cuales se encontraban en su cintura. Sintió las vibraciones de las risas del contrario en su cabeza. —Y si, estoy bien.
—De acuerdo. Entonces...—Eva giro un poco la cabeza para dejarla en el hombro del ojigris y poder mirarlo. —¿Cuando podré volver a mi cama? Estar durmiendo en el piso no es cómodo. Siento que patitas es mi nuevo remplazo. —Eva volvió su mirada a los tres niños, que ahora jugaban con un perrito que días atrás habían adoptado. Era un hermoso perrito de pelaje rubio y juguetón, que sin duda era un niño aún.
Era un Golden Retriever. Oh, los niños sin duda no podían amar aún más a ese perrito juguetón que saltaba en el sofá cuando quería jugar. Que dormía cada noche diferente turnándose entre Rigel, Harry y Luna. Regulus era el que menos estaba convencido al principio de adoptarlo, sin embargo, parecía haberse encariñado con tan solo unas horas de estar junto a el.
Pero ahora, envés de dormir con los niños, patitas dormía junto a Eva a sus pies. El pequeño animal podía entender que no quería Eva que Regulus se acercará a la cama por la noche, por lo que cada vez que Regulus se levantaba de su pequeña cama del suelo, patitas ladraba y el ojigris buscando que no despierte a nadie vuelve a su lugar, buscando el dormir en ese incómodo lugar.
Entonces, patitas en ese momento, era la persona menos favorita de Regulus.
—Te dejaré volver a la cama, solo porque tengo piedad de ti. —Regulus embozo una sonrisa, inclinándose hacía abajo para besar la mejilla de Eva varias veces, provocando que una sonrisa apareciera en el rostro de la castaña, al igual que una pequeña risa. —Pero patitas no se irá de la cama. El es quien nos separa.
—Oh, vamos...¡Amor!—Eva río soltandose del agarre en su cintura y caminando de vuelta hacia adentro. —¿Estás jugando verdad?—Eva detuvo sus pasos un momento, para girarse a mirarlo, y después de unos segundos negar, y volver a caminar. —¡Amor!
Eva río una vez más, sintiendo los pasos de Regulus detrás de ella siguiéndola. Eso era algo de todos los días. Las risas jamás faltaban, eran una gran familia, que apenas estaba empezando a crecer como personas en todos los sentidos.
Eva y Regulus jamás hubieran pensado que terminarían formando una familia con dos niños o siquiera que terminarían siendo pareja, pues en un cierto momento, Regulus había roto el compromiso para dejar libre a Eva en el momento que Pandora dijo frente a el que Eva jamás se había querido sentir atada a nadie, muchos menos a alguien que no conociera y no sintiera verdadero amor por el.
Y el no quería mantenerla atada a el. Sin embargo, en el momento que decidió que olvidaría sus sentimientos por ella, fue cuando esos se hicieron más fuerte. El haber roto el compromiso solo hizo que Eva se acercará más a el. Cuando Rigel había llegado con ellos, aún ni siquiera eran pareja, pero Eva sin duda había empezado a sentir cosas por el.
El momento en el que Eva volvió a retomar el compromiso hizo que su corazón bombeara mucho más fuerte. El haber visto a Harry, Draco y Rigel sostener un letrero con las palabras: ¿Quieres casarte conmigo? solo hizo que amara aún más a la castaña que tenía cada día de su vida, y que sabía seguiría así el resto de sus vidas.
—¿Chocolate o fresas?—pregunto Regulus hacia Eva, mezclando la masa que la castaña le había pedido.
—Fresas. —Regulus asintió.
Regulus seguía batiendo aquella mezcla de ingredientes, mientras que Eva se encargaba de lavar las fresas. Cuando tomo el cuchillo, un fuerte estruendo resonó en toda la casa, provocando un gran silencio que hasta los más pequeños escucharon. Eva y Regulus se miraron brevemente, antes de correr hasta donde el segundo estruendo sonó.
Justo en la sala que Pandora se encontraba.
Los niños entraron corriendo junto al perrito. Los tres elfos que los ayudaban en la casa aparecieron en un momento, todos frente a la puerta de aquella sala.
El fuerte llanto de Luna, los hizo sobresaltar. Regulus volteó hacía los tres elfos que miraban todo expectantes, el ojigris miro a cada uno y luego a sus hijos y el perro al lado de Blu y con una sola mirada, tomados de las manos, Blu, Kreacher y Winnie, desaparecieron a los pequeños de diez niños, llevando al pequeño perrito con ellos.
Eva trago con fuerza, tomando la mano de Regulus con fuerza, abrieron la puerta de un golpe. Y su respiración se detuvo lentamente.
La visión en sus ojos se volvió borrosa de un momento a otro. Eso no podía ser real. No, no podía.
—¡Pandora!—Eva fue la primera en reaccionar, acercándose rápidamente al cuerpo de la rubia que yacía en el suelo.—Oh, no... ¡Mierda, no, no, no! ¡Regulus!—grita desesperada, intentando controlar su propio llanto, sin querer asustar a la pequeña Luna. —¡Winnie!—en un segundo la elfina apareció. —Llevate a Luna de aquí, mantén a los niños en la habitación por favor, no se separen de ellos. —la elfina asintió, tomando la mano de la pequeña rubia, desapareciendo.
El mundo se movía a un ritmo más lento. El movimiento lento que Eva hacia envolviendo un brazo alrededor de su cintura para mantenerla sobre sus rodillas.
Regulus apenas y salió de su shock, cuando rápidamente se había acercado, intentando despertar a la rubia, pero nada funcionaba. Si respiración no estaba, el bombeo de su corazón ya no existía. Ya no latía más.
Era tarde, todo se volvió aún peor. El pánico estaba presente en sus cuerpos, impidiendo la respiración normal de ambos, intentando de alguna manera que aquello no fuera real, y que todo estuviera bien.
Eva retenía sus lágrimas, observando a Regulus, quien lucía desesperado, se dio cuenta del peso de la situación. La castaña cerro los ojos fuertemente, dejando que las lágrimas fluyeran por su rostro, se aferraba a una de las manos de la rubia. Su cuerpo ya no tenía calor. Sus mejillas ya no tenian ese característico color rojizo.
—No me hagas esto...—murmuró Eva con la voz completamente rota.
Regulus no podía respirar mientras sacudía la cabeza, perdiendo el control, en negación, acercó el cuerpo sin vida de Pandora, perdiendo toda la fuerza en la parte superior de su cuerpo y colapsando gradualmente hacia adelante cuando su frente encontró la de ella.
—No me hagas esto, hermana. Por favor, no...
Pero ya no había vuelta atrás.
Ese día, Eva y Regulus habían perdido a una gran persona en sus vidas y Luna...ella había perdido a su madre.
Lune_black
REGRESEEEEEEEEE
Sorry por eso, pero la escuela me trae loca, anyways...
Yo dije que este capítulo iba a ser triste...
PANDORAAAAA😔😭
Salganse del mundo, quiero estar sola.
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