“Puedes cerrar los ojos a la realidad pero no a los recuerdos”

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1980

Por primera vez, desde que Eva había entrado a Hogwarts, cada alumno de la clase se encontraba prestándole suma atención al profesor que estaba explicando lo que es un patronus, su función y como conjurarlo. La mayoría estaban deseosos y entusiasmados con poder aprender y observar el animal que podrías presenciar y mirar con fascinación, el animal que te represente. En cambio, otros ya se encontraban de mal humor sabiendo que no podrían conjurarlo al no tener recuerdos felices.

Y una de esas personas era Eva Rousseau.

La castaña sabía que no podría conjurarlo. No podía. Sin embargo, eso no le impedía mostrar una sonrisa, tal vez así, muchos pensarían que sería capaz de lograrlo y la eliminarían a ella de la demostración de como se hacía. Incluso finjia buscar en su bolso cualquier cosa que pudiera sacarla de la vista del profesor.

—¿Quién quiere intentar primero?—preguntó el profesor. —Vamos, no sean tímidos. El primero ganará diez puntos para su casa.

—¡Yo!—gritó de inmediato Sebastián saliendo de entre su grupo de amigos.

—Bien joven Lockwood, adelante, por favor.

Sebastián sonrió engreído, ganándose la atención de todos, exceptuando por Eva, quien ni siquiera la mirada quería levantar, eso podría traer que el profesor la observará. Sin embargo, ella parecía estar realmente dentro de sus pensamientos por lo que ni siquiera noto las sonrisas que Lockwood compartía con una alumna de su mismo año, solo que de Ravenclaw.

—Joven Lockwood, le recomiendo parar su coqueteó mañanero si no quiere que sus diez puntos sean restados. —y fue ahí, cuando Eva levantó la mirada y observo a la Ravenclaw que mantenía la mirada en Sebastián, mientras mordía su labio inferior.

El Slytherin ante las palabras del profesor dejo de mirar a la Ravenclaw y en un instante, un alacrán salió de su varita caminando con rapidez y rodeando a varios alumnos, pero sobretodo...a una chica de uniforme azul.

—¡Perfecto!—el profesor dio un aplauso que resonó en toda el aula. —Bueno clase, ya sabencomo se conjura, es momento deintentarlo. —el profesor repaso su mirada en casa alumno, hasta que se detuvo en una castaña en especial, quien se maldijo y quería huir de ahí. —¡Señorita Rousseau! Venga aquí, ¿Sería tan amable de repetir la acción del Joven Lockwood?

Varias miradas cayeron sobre la joven castaña y algunos murmullos comenzaron a inundar la clase. Se veía en la mirada de Eva, se veía su miedo y nerviosismo en ella. Su sonrisa se había borrado totalmente. Y sus ojos demostraban lo negada que estaba de estar en esa clase.

—No, no, s-si puedo hacerlo...—suspiro nerviosa mientras se ponía al frente de todos.

—Ahora. —Dijo el profesor dando un fuerte aplauso.

—“Expecto Patronus”. —se escucho en toda el aula.

Y por varios minutos, sintió esperanza.

Pero nada sucedió.

No tenía un recuerdo feliz.

Ella aún no había llegado a ese punto en su vida.

Podía escuchar a sus compañeros murmurar. Cómo la señalaban, como incluso, algunos reían a sus espaldas. Inclusive podía haber jurado ver al profesor reír. En opinión de su profesor, ellos ya eran lo suficiente maduros para lograr un simple hechizo.

Fijó su vista en Sebastián que finjia no conocerla, incluso sus labios lucian ligeramente apretados intentando no reír. Y eso aumento la pena de Eva.

¿Acaso no podía hacer orgullosa a nadie? ¿Por qué Sebastián se reía de sus desgracias? ¿Por qué no la apoyaba? ¿No se supone que la amaba?

Se sentía incomoda, teniendo la mirada de todos en el aula. El profesor carraspeo llamando su atención.

—Si, si, no se preocupe, en muchos casos, uno no siempre tiene el suficiente recuerdo para lograr un patronus. Le recomiendo que visite al jefe de su casa, el profesor Slughorn, el tal vez encuentre la manera de ayudarla a buscar en lo más profundo de sus recuerdos señorita Rousseau. Mientras tanto, seguiremos practicando y espero, ver un gran progreso o tendré que verme en la necesidad de reprobarla en mi materia.

Sentía un nudo en su garganta, quería llorar ahí mismo, quería gritar, quería huir de ahí, pero, ella no lo hizo. Solo se limitó a asentir y dar varios lados hacía atrás, mientras escuchaba la voz lejana del profesor dando algún tipo de instrucciones o recomendaciones, sin embargo, ella no podía escuchar lo que decían.

Se sentía mal.

—La clase acabo. Pueden retirarse.

Y ese fue el momento perfecto en el que ella corrió lejos de la vista de todos.

[...]

La profesora McGonagall se encontraba frente a ella observandola bajo sus gafas.

No quería levantar la mirada. Sentía que había decepcionado a todos.

—¿Gustas una galleta?—Eva negó levemente. —¿Un té?—la castaña repitió su antigua acción.

A pesar de que Eva fuera de la casa Slytherin, tenía gran apegó con la jefa de la casa Gryffindor. McGonagall tenía cariño hacia la chica, era amable y estaba dispuesta a ayudar a quien se le pusiera en su camino y estuviera en peligro. Sabía que no le importaba arriesgar su vida, con tal de que su cometido fuera un éxito.

—¿Por qué?—Eva miro a la profesora por primera vez desde que entró a su oficina. —¿Por qué te sientes así? No es tu obligación hacer sentir orgullosos a los demás. No es tu obligación, cumplir con cada regla que tus padres dicen sobre ti. Es tu vida. Deberías estar orgullosa de ti. Y no de incompetentes que lo único que hacen es alardear sobre su ridícula vida.

—Profesora, ellos...son mis padres de una forma u otra y...

—Si. Son tus padres, Eva. —McGonagall interrumpió a la castaña. —Pero no debes dejarte llevar por sus comentarios. Escucha; El orgullo es una emoción natural en todos nosotros y eso nos coloca en el medio de nuestra propia vida, sin ser egoístas. Sin forzarse a lograr algo que tú no sentiste la suficiente preparación para ello. Nos podemos sentir orgullosos por los logros de otros; un amigo o cualquier otra persona cercana. —la profesora tomo las manos de la Slytherin entre sus manos. —Pero el orgullo de quién te rodeas, de una persona es negativo y se despliega con soberbia, arrogancia y eso genera conflictos en tu vida.

—¿Se refiere a Sebastián?—Eva la miro directo a los ojos.

—Si. Me refiero al joven Lockwood. Escucha, cariño, quizás esto ya te lo han de haber dicho varias veces pero, el no es bueno para ti. Y te lo digo yo porque estoy segura. He visto como te trata, como nunca te da tu lugar. Como incluso, sale con chicas estando contigo. El es el causante de cierta inseguridad o complejo de inferioridad, que creaste en ti.

Eva entendía el punto de la profesora McGonagall y el porque le decía aquello. Ella también lo veía. Veía esas señales de alarme que resonaban alrededor de Sebastián. Sabía la clase de persona que era.

Esa era una de las razones por las que tenía miedo de el. Varias veces había intentado llegar más allá de besos solamente y caricias entre ellos. Sebastián solamente había escuchado la palabra “no” viniendo de Eva, cada vez que el quería tener intimidad. Y el lo sabía. Sabía por lo que Eva había pasado en su infancia y aún así, anhelaba tener su cuerpo, sin objeción y eso era lo que lo enfureció.

Ella siempre huía de el. Y el debía ir y pedirle perdón para intentar conseguir alguna vez esa intimidad, que deseaba tanto conseguir. Eso se había vuelto un reto para el y quería lograrlo, sin importar que su relación terminará. Después de todo, llevaba pensándolo desde que aquella Ravenclaw había aparecido en su camino al inicio de año.

Aunque si lo pensaba bien, el no dejaría ir a Eva tan fácil. La tendría con el, aunque fuera a la fuerza. No dejaría que tomarán lo que era suyo. Y sabía con exactitud, que Regulus Black intentaba apartarla de su lado.

—Prometeme algo Eva. —la castaña la miró con atención. —Si algo malo llega a suceder, yo siempre estaré ahí para defenderte.

Lune_black

Yo de verdad que sentí pena escribiendo la parte donde no pudo conjugar su patronus 😿

⚠️ Advertencia ⚠️

Próximo capítulo podría contener escenas de violencia y vocabulario grotesco.

Saben, me entró una gran duda y me gustaría saber...¿Que opinan de Eva? 🤔