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PROBLEMAS

• • •

──Se rumorea que encerraron a Jaeger y a los anti-marleyenses, ¿en eso cierto?

──Explicate, Hange-san.

Me limité a alejar a todos los que impedían el camino. Al parecer unas personas filtraron información confidencial acerca de Eren y los voluntarios.

──¿Ordenaron la evacuación completa de Shiganshina? ─cuestionó Flegel. ──. La Legión dejó a la compañía Reeves de mediadora. 

──Sin comentario. ─dije alejándolo de Hange. ──. Si gustan hable con la policía militar.

Antes de que pasáramos a la sede principal, uno de ellos nos lo impidió. 

──¡Hange-san! ─miró a la castaña. ──. La victoria que brindó Jaeger abrió un camino para nuestro futuro. ¡Un camino en el que los eldianos vivan! La relación entre Jaeger y la Legión nos concierne a todos.

──Hange-san, dijiste que darías información a los contribuyentes. ¿Cambiaste de parecer? 

Miré de reojo a la castaña. Las preguntas tras preguntas solo la molestaban por completo. Sin tacto, quité a la fuerza al hombre impidiendo mi camino.

──¡La situación cambió! ─aclaró Zoe entrando al jardín de la sede. ──. Al relacionarse con todo el mundo la información tiene otro peso.

──Sé que estás en una posición muy dura. ─se detuvo al escuchar a Flegel. ──. Hange-san, mírame a los ojos y di que puedo confiar en ti. 

──Lo hacemos por el bien de Eldia. ─lo miró por unos segundos antes de seguir su camino.

Suspiré siguiendo sus pasos. Desde que Erwin le dejó todo el peso ya no ha sido la misma loca hiperactiva de siempre. Y era por estas cosas que me negaba a que fuera Comandante. 

Pero ya nada se puede cambiar.

Coloque mi mano en su espalda dando una leve caricia, no me gustaba verla tan exhausta, de cierta manera extrañaba a la loca de mi Hange que amaba experimentar con titanes.

──No tienes que cargar con todo, ¿lo sabes? ─dije alejando mi mano.

──El único error que cometió Erwin fue hacerme comandante. ─dijo en un susurró. 

──Ya no vuelta atrás. 

──Lamentablemente.

Soltó un pesado suspiró para adentrarse a la habitación donde se encontraban todos con los soldados que difundieron información clasificada acerca de Jaeger.

Floch y tres reclutas. 

──¿Por qué lo hicieron? ─interrogó la castaña sentándose frente a ellos.

──Por qué deben liberar a Eren. ─sentenció Floch. ──. No hizo nada malo. 

Según su criterio. Eren aseguró y salvó las vidas del Imperio de Eldía gracias al poder del retumbar. 

──Nada nos asegura que el retumbar funcione y nos salve a todos. ─aclaró Hange. ──. No es más que un rumor.

──¿Por qué tienen a Eren encerrado?

Nadie dijo nada.

──Echará a perder la victoria que conseguimos. ─preguntó Floch nuevamente. ──. Eren Jaeger debe liderar está nación. Libérenlo. ─exigió. 

──Es responsabilidad mía. No permitiré más cabos sueltos. ─sentenció. ──. Se les juzgará por filtrar información sobre Eren. 

──Envienlos a las celdas. ─ordené mirando a los chicos.

──Si es por la victoria de la gente de la muralla, lo acepto. ─dijo Floch sin poner resistencia. 

La habitación quedó completamente vacía quedando solo Hange y yo. Me puse en cuclillas frente a ella al verla refunfuñar en la silla.

──¿Qué sucede? ─pregunté preocupada.

Abrí mis labios levemente al sentir su cabeza caer en mi hombro.

──Estoy cansada. ─murmuró. ──. No sabes cuanto agradezco que estés conmigo, Liberty. 

Llevé mi mano lentamente a su cabeza dejando leves caricias. 

──Entonces, descansa. ─sugerí.

Se quedó un rato en silencio.

──No. ─se levantó de golpe. ──. Aún hay cosas por investigar. 

Solté un leve suspiro. Si no podía hacer que mi esposo descansará, menos podía hacer que la hiperactividad de ella se controlara. 

──No tengo opción. ─me dije a mí misma siguiendo sus pasos. 

¿Por qué la sigues?

Me detuve al escuchar una voz.

¿Por qué la proteges tanto?

Escuchaba la voz a mi costado, como si alguien estuviera a centímetros de mi rostro. 

Aléjate de ella, si quieres vivir.

Quería girar para ver a la persona, pero no podía.

¿Crees que no morirá porque estás con ella? ¿Qué la puedes proteger de todo? ¡Ja! No eres invencible, puedes morir por intentar protegerla. ¿Eso es lo que quieres? ¿Morir? 

──Si la protejo, no me importa.

¿Y qué pasará con tu esposo? ¿Y tus hijos? Olvidas que tu vida no es solo tuya. ¡Deja de ser tan egoísta y piensa en tu familia primero! 

Cerré mis ojos al escuchar su gritó.

¡Deberías alejarte e ir con tus hijos! ¡Vive feliz mientras puedas! ¡¡Vivé!!¡¿Crees que tus hijos no te extrañarán si mueres?! ¡¿Eh?!

No dije nada.

Si piensas dar tu vida por ella, entonces regresaré y no me iré hasta que la dejes morir... hasta que regreses con tus hijos. 

Hasta entonces, sigue ignorando mi voz.

Salí de mis pensamientos, si es que lo podía llamar así, observando a los alrededores y notando la habitación sola. Me lleve mi mano a la cabeza, no entendía que acababa de suceder, ¿quien era aquella voz? 

──¿Liberty? ─Hange entró a la habitación extrañada por no ir con ella. ──. ¿Te encuentras bien?

Aléjate de ella si quieres vivir. ─recordé aquella voz.

──Sí, sólo necesito descansar un poco. ─cerré mis ojos al sentir un dolor de cabeza. ──. No te preocupes por mí. Ve a donde ibas, te alcanzo después.

──Estaré con Onyankopon, tú descansa. ─me ayudó a sentarme en una de las sillas. ──. Le diré a alguien que te traiga una pastilla. 

──Dame cinco minutos y estaré como nueva. ─balbuceé. 

──No seas necia. Cuando estés bien, ya sabes donde estaré. ─no la vi, solo escuche la puerta abrirse anunciando su retirada.

Solté un suspiró llevando ambas manos a mi cabeza recargando mis codos en mis rodillas. No podía evitar recordar las palabras de aquella voz desconocida y extraña. De cierta forma se me hacía conocida. Solo recordarlas mi estómago se revolvía, pensar en dejar a mis hijos y esposo solos en la vida me daban ganas de vomitar. 

Sí hacía eso sería considerada la peor madre y esposa. 

──Heichō Ackerman. ─una leve voz me hizo salir de mis pensamientos. ──. El Danchō de la Legión me pidió que le diera una pastilla para el dolor de cabeza.

──No hace falta, gracias. ─negué sin mirarle. 

──Ella insistió mucho, Heichō. 

Alcé mi cabeza observando unos ojos cafés claros casi dorados, combinaban con su cabello claro peinado hacía atrás. Traía su uniforme de la tropas estacionarias. 

──Bien. ─tomé la pastilla que me ofreció junto a un vaso de agua. ──. Tu rostro me es desconocido. 

──Normal. Acabo de ingresar a las tropas estacionarias. ─llevó sus manos a sus bolsillos. 

──Me alegra eso. ─sin pensar mucho tomé la pastilla pasándola con el agua ante su atenta mirada. ──. Casi nadie quiere formar parte de ellos y los pocos que hay se cambian a la tropa de exploración. 

Cerré mis ojos sintiendo el dolor disminuir.

──Sí, he escuchado mucho eso. 

──¿Cual es tu nombre? Si se puede saber. ─pregunté mirando sus ojos.

Sus penetrantes ojos se posaron en los míos.

──Porco Galliard, Heichō. 

──Porco. ─susurré. ──. Es un lindo nombre. Te queda. ─una pequeña sonrisa se presentó, no entendía porque mi boca soltaba todo lo que pensaba. 

El desvío su mirada intentando cubrir sus mejillas creo que sonrojadas.

──Su nombre también es lindo. La libertad es algo que todos desean. 

Fruncí mi ceño ante eso.

──¿Sabes su significado? ─cuestioné, él pareció tensarse. ──. Casi nadie lo conoce al ser de una lengua extranjera. Tuve suerte de que mi abuelo fuera un profesor y conociera ese extraño idioma y me haya puesto el nombre.

Nuevamente, mi boca suelta.

──Y-yo... lo escuche del Danchō Pixis. 

──Eso lo explica un poco. ─él, desde que conoció el significado no me ha vuelto a llamar "Liberty".

──Y, ¿cómo van las cosas por aquí? ─interrogó. ──. He leído el periódico y no parece que muy bien.

──De la mierda. ─solté recargando mi espalda en la silla. ──. Se infiltró información de Eren y los voluntario, y ahora muchos se están revelando. 

Nos enteramos que Yelena tuvo un encuentro secreto con el mocoso de mierda. Por su culpa tuvimos que atacar el Liberio provocando muertes y destrucción. En cualquier momento vendrán a atacar, no solo ellos, sino el mundo entero por los sucesos de nuestros antepasados. 

Una voz me dice que me aleje de Hange, porque puedo morir y dejar solos a mis hijos. Mi esposo está lejos custodiando al bastardo impidiendo que se reencuentre con su hermano e inicien el retumbar que no se sabe con certeza si funcionara.

Creo que estoy embarazada, pero no estoy segura, puede que sea la menopausia, ya estoy a nada de los cuarenta. O simplemente es el cansancio de todo el peso que llevo encima.

Cerré mi boca de golpe. Porqué de repente le cuento, lo que nunca le he dicho a nadie, a un simple soldado que acabo de conocer. Parecía que mis labios se movieran por sí solos. 

──Ya veo. ─susurró con su semblante serio. ──. ¿Y qué hay de los dos niños de Marley que subieron al dirigible? 

──Se reportó que escaparon y asesinaron a uno de la policía. ─comenté. ──. Posiblemente estén por el campo o en el bosque. 

Me intenté levantar, pero mis piernas fallaron. Porco sin pensar me ayudó a sostenerme.

──No creo que deba caminar. ─me ayudó a sentarme. ──. No se encuentra bien. 

──He estado en peores condiciones, no te preocupes, mocoso. ─me levante despeinando su cabello. 

──No dijo que es probable que esté embarazada. ─sus ojos se posaron en mi vientre inconsientemente. ──. No puede estar de un lado a otro. 

──Tenía casi tres meses de embarazo de mellizos cuando retomamos el muro María y perseguí al titán carguero junto al bastardo. ─lo miré sobre mi hombro. ──. Un embarazo de cinco semanas no será un problema. 

──¿Y su esposo lo sabe? 

──Esto queda entre nosotros, mocoso. ─pellizque su nariz haciendo que se sonrojara. ──. ¿Entendido? ─lo miré fijamente, era pocos centímetros más bajo que yo.

──Entendido. ─susurró desviando la mirada. 

──Eso es bueno. Me ahoras la tortura. ─solté de broma.

──¿Eh? ─me miró perplejo.

──Es broma. ─solté una leve risa. ──. Es mejor que regreses a tu trabajo. 

──Si. 

Lo miré por unos segundos, de cierta manera se me hacía conocido, pero no lograba recordar en donde lo había visto.

Debe ser mi imaginación. 

Me dije a mi misma saliendo de la habitación. Era hora de regresar a mi trabajo. 

──Heichō, permítame acompañarla. 

Me detuve al escuchar la voz de Porco. 

──No es necesario, gracias. 

──De igual forma, ambos vamos de salida. ─aclaró caminando a mi par.

──Supongo. 

Ya no dije nada, solo caminé a su par viendo por las ventanas algunos civiles revoltosos exigir que liberen a Eren junto a los voluntarios, ya estaban llenando la sede principal y comenzaba hacer un problema.

Regresé mi vista hacía delante y pude ver a Armin junto a Mikasa, supongo que habían hablado con el generalísimo Zackly sobre Eren.

De pronto, todo pasó en cámara lenta. 

Una explosión se presentó a unos cuantos metros de nosotros. Porco había reaccionado a tiempo para tomarme de la cintura alejándonos del fuego cubriendo mi cuerpo con el suyo.

Tosí un poco al sentir un poco de humo rozar mi garganta.

──Heichō, ¿está bien? ─preguntó el chico.

──Sí, ¿qué hay de ti? ─lo miré esperando no verlo herido.

──No me pasó nada. ─aclaró mirando el fuego.

──Más problemas. ─murmuré al darme cuenta que la explosión se presentó en la oficina de Zackly. 

[ • • • ]

Todo iba de mal en peor. 

La policía había citado algunos de la Legión para investigar quién estuvo detrás del atentado contra el generalísimo. Para nuestra desgracia, Armin había comentado que había visto a tres reclutas salir de ahí antes de que hablaran con él.

Y sí, eran de la Legión. 

──Hablando de la Legión. ─habló Nile. ──. Oí que castigaron a algunos por infiltrar información sobre Eren. ¿Serán-?

──¡Emergencia! ─la puerta se abrió interrumpiendo al comandante. ──. ¡Eren Jaeger escapó de su celda! 

La sorpresa en mi rostro se dejó ver al igual que en la de Hange y los dos mocosos amigos de él. Había usado el poder del titán martillo.

──¡Los quiero a todos buscándolo!

Nada de esto iba bien. 

Había enemigos entre nuestras filas, en otras palabras, infiltrados que están de parte de Eren. Ahora se consideraban desertores llamados "la facción Jaeger". Su posible objetivo es poner en contacto a Zeke con Eren y hacer el retumbar, el asesinato del generalísimo no era más que su convicción. 

Para nuestra pésima suerte, la mayoría de la facción Jaeger se encontraba en la Legión, Floch y cien soldados más. Esto hacía que tanto Hange, como yo estuviéramos en la mira y puede que se nos de un castigo por ello, al fin de cuentas era nuestra responsabilidad.

Pero como siempre, la policía solo sabe abrir el hocico y decir estupideces. Según su criterio, sin pruebas no podemos pasear libremente por Paradis.

──¡Basta! Tenemos visitas. 

El Danchō Pixis llegó a la habitación mirando al líder de la familia Azumabito que solo escuchaba y callaba.

──Tenemos cosas que hacer antes de discutir entre nosotros. ─aclaró, él era el único que podía ordenar si no estaba Zackly. ──. Hange, ¿quién sabe dónde está Zeke?

──Levi y otros 30 soldados que lo vigilan, tres de ellos llevan suministros. ─contestó. ──. Y, por último, Liberty, y yo. 

──Trae a esos tres.

Le di una mirada a uno de la Legión para que los trajera de inmediato. 

──Nile, ¿la reina está a salvo? 

──Pocos saben dónde está, pero lo comprobaré. 

Justamente, ahora, quería correr directamente al lugar para ver si mis hijos están a salvo. Nadie más que Levi y Hange conocen ese lugar de parte de mis mocosos, en cambio, no se si la policía conoce el paradero de ella. Lo único que me aliviaba, es que nadie sabe que ellos están con Historia. 

──Lo primero que hará Eren es contactar con Zeke. Y con la reina Historia. ─anunció Pixis. ──. Nuestra prioridad son esos dos frentes. 

Una profunda parte mía, me decía que Eren no era capaz de hacerle algo a mis hijos, en especial a Kuchel. Así que eso me tranquilizaba un poco.

──Danchō Pixis. ─llamó Armin. ──. Sin el generalísimo, usted es el único que puede liderarnos. ¿Cuál será su perspectiva?

Él se quedó pensando un poco.

──Rindámonos ante Eren. ─alzó sus brazos. ──. Esto ya está perdido. 

Todos se quedaron sin palabras. 

──No podemos hacer nada con enemigos en nuestras filas. ─explicó. ──. Aunque nos propucieramos encontrarlos, correría demasiada sangre. 

──¿Vamos a rendirnos ante los asesinos del generalísimo? 

──Conocía bien a Zackly. ─siguió hablando Pixis. ──. Vivió por la revolución. Estaría orgulloso de caer por ella. Los cuatro caídos no querrían que los honráramos provocando la destrucción de Eldia.

──¿Vamos a someternos a los hermanos Jaeger? ─preguntó Nile.

──No nos someteremos. ─lo miró. ──. Negociaremos con la facción Jaeger ofreciéndole la localización de Zeke. Seguiremos supervisando los experimentos del retumbar y les confiamos el futuro de Eldia.

Simplemente, tendremos que ignorar el asesinato de nuestro líder para salvar cientos de vidas. Tanto él como muchos en la sala tenían coraje por aquello, el generalísimo era alguien importante. 

──¡Todos a trabajar!

Miré de reojo a Hange, ella lo hizo conmigo. 

Esto cada vez empeoraba. 










• • •
HOLA, HOLA!!

Quise que mi bello Porco interactuara con Liberty aunque sea por unos minutos.

Es que es mi bello Pokko♡.♡

Espero y les esté gustando la historia.

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