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SEPARARSE

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¡Liberty! 

Me desperté sobresaltada al escuchar a lo lejos mi nombre. Llevé mi mano a mi cabeza, esta me dolía un poco. 

──Fue un... ¿sueño? ─me pregunté a mi misma observando las hojas de los árboles moverse. 

Miré a mi alrededor, estaba acostada debajo de un árbol alejada del ruido. Solté un suspiro levantando mi trasero del suelo, sacudí mi pantalón, llevaba mi ropa normal. 

Sin tener prisa alguna caminé por el sendero observando a las aves tomar agua en el pequeño arroyo para después volar. Por lo que venía era un día normal, como todos los días. 

No había nada interesante. 

Después de caminar por minutos llegué a mi casa, entre sin pensarlo dos veces.

──Tadaima. ─anuncié cerrando mi puerta.

──Okaeri, Liberty. ─escuché su suave y dulce.

──Okasan. ─sonreí corriendo abrazarla, realmente las ganas me invadieron. ──. Te extrañe tanto. ─dije inconscientemente.

──Igual yo cariño. ─tomó un mechón de mi cabello. ──. Ve a cambiarte, ¿sí? Te deje la ropa en la cama. 

Me separé de ella. 

──Regresó en un rato. ─besé su mejilla corriendo a mi habitación.

──Liberty no corras, por favor.. 

──Yo te amo más. ─solté una risa entrando a mi pieza. ──. Ay madre. ─suspiré al ver un vestido en mi cama junto a unas zapatillas. ──. Por lo menos sabe que no necesito zapatos de plataforma. 

Me deshice de mi blusa junto a mis botas, lance mi pantalón después de quitarlo. 

──Aquí vamos. ─suspiré tomando el vestido pasando mis piernas primero, una vez que quedó en la cintura metí mis brazos en los hombros.

Me di la vuelta para verme en el espejo de cuerpo completo el listón, el cual sería el que mantuviera el vestido fijo. Después de batallar por cinco minutos pude hacer el nudo.  

──Al fin. ─me senté en la silla frente al peinador, llevaba mi típico peinado con algunos cabellos sueltos. ──. Así estoy bien. 

Me levanté colocando mis zapatos una vez que recogí la ropa tirada por toda la habitación. 

¡Buntaichūi, resista! 

Me sobresalte al escuchar un grito a lo lejos, pero no entendía de donde provenía. 

──Debe ser mi falta de sueño. ─murmuré restando importancia aunque me he parado a pensar que yo estaba haciendo otra cosa, pero no lo recuerdo. 

──¡Liberty, puedes ayudarme con la mesa! ─escuche el grito de mi madre.

──En un segundo bajo. ─deje la ropa en el ropero saliendo de mi habitación. ──. Ya llegué. 

Anuncié tomando los platos para colocarlos en la mesa, sentí la mirada de mi madre.

──Pero, Liberty, ¿qué son esas greñas? ─la miré comiendo un poco de pan. 

──Me dijiste que me cambiara no que me peinara. ─me encogí de hombros. 

──¡Dios mío! ─se acercó a mí sacando su peine de su delantal, siempre trae uno. ──. Una mujer debe de verse siempre arreglada. ─rodé mis ojos sintiendo como me deshacía mi recogido.

──Sí, sí... tengo que encontrar un buen esposo y bla bla. ─gruñí cuando estiro mi cabello con brusquedad. ──. Dolió.

──No iba a decir eso. ─aclaró. ──. Además eso ya no es problema.

──¿A qué te refieres? ─no entendía sus palabras. 

──Ya está. ─se alejó de mí.

Sentía mi cabello suelto con dos mechones recogidos por atrás. 

──¿A qué te referías cuando dijiste que ya no hay problema? 

──Liberty, tú no deberías de–... ─no termino de hablar ya que se escuchó la puerta abrirse 

──Tadaima. ─abrí mis ojos de felicidad al escuchar aquella voz severa. 

Salí al corredor observando al hombre de cabellera azabache sorprenderse de verme.

──¿Liberty? 

──Okaeri... otosan. ─corrí a sus brazos con una necesidad de abrazarlo. ──. Te extrañe tanto. ─no entendía porque decía aquello, sólo salía  de mis labios. ──. Los extrañe a ambos. 

──Estás enorme. ─besó mi frente. ──. Ya me sobrepasas. 

──Eliot, a ti cualquiera te sobrepasa. ─comentó mamá con gracia.

──Están aquí conmigo. ─los miré a ambos con una sonrisa. ──. Porque siento que no los he visto en tanto tiempo. ─llevé mi mano al pecho. 

──Siéntate cariño, hablemos. ─mi madre me abrió una silla. ──. No tenemos mucho tiempo. 

Hice caso, aunque me daba un poco de miedo su forma de actuar. 

──Liberty, antes que nada quiero que sepas que te amamos más de lo que imaginas. ─mi madre tomó mi mano sobre la mesa.

──Eres nuestro orgullo. ─miré aquellas esmeraldas de mi padre. ──. Estamos orgullosos de verte salir adelante, a pesar de tu forma de ser que adoptaste, te amamos y eso no va a cambiar. 

──Pero, mi vida. ─miré a mi madre. ──. Tienes que despertarte lo antes posible. No perteneces aquí, aún no. 

──¿Despertar? ─mi cabeza estaba confundida. ──. ¿Cómo no entiendo? ¿Acaso estoy soñando todo esto? 

──No sabría como decirlo, pero estás entre la vida y la muerte. ─por el tono de papá sabía que no mentía. ──. Lo que para ti puede ser una hora, para los demás puede ser minutos. 

──Tienes que despertar, porque tus minutos se terminan. ─me levanté sobresaltada de la mesa. 

──No... no puedo. ─solté un suspiro. ──. Quiero quedarme con ustedes. ─los miré. ──. Si estoy muriendo y no recuerdo nada de ello es porque tal vez no valga la pena vivir.

──Nunca digas eso, Liberty. ─mi padre se levantó. ──. Tu vales mucho y no lo recuerdes estás haciendo sufrir a muchas personas. 

──Cariño, por favor. ─mi madre me tomó de mis hombros. ──. Abre tus ojos, mi vida. ─podía ver lágrimas bajar por su mejilla. ──. No quiero que mueras, aún es muy pronto. 

──Necesito estar sola. ─corrí hacía la puerta, no podía estar otro segundo más.

──¡Liberty! ─ignoré el grito de mi madre y corrí alejándome. 

Llegué a un bosque para tratar de calmar mis pensamientos.  

──¿Un mal día? ─giré mi cabeza observando una mujer de baja estatura, tenía un hermoso cabello azabache que resaltaba por su vestido. 

──Se podría decir que sí. ─regresé mi vista al pequeño arroyo. 

Noté en sus manos un pequeño anillo, era simple, pero no le quitaba lo hermoso.

──Es hermoso. ─le hice saber. 

──Gracias. ─lo miró unos segundos. ──. Era de mi madre. Ella me lo dio y yo se lo di a mi hijo. ─lo jugó con sus dedos. ──. Pero ya no le pertenece a él. 

──¿No? ─pregunté inconscientemente. 

──Ahora te pertenece a ti, Liberty. ─me miró a los ojos. 

Cuando observe sus ojos mi cabeza comenzó a doler, llevé una mano a este. Sus ojos, su cabello... me recordaban a alguien.

──Levi... ─sentí mis ojos cristalizarse. 

Ahora recordaba cómo es que llegué aquí. 

──Por favor. ─me tomó mi mano con delicadeza colocando el anillo. ──. Te lo pido, no dejes solo a Levi. ─limpio una lagrima traicionera. ──. Eres la única que puede traerle la felicidad que ha perdido. 

──Aunque suene extraño, me sentiría mejor si me maldijera. ─confesé. ──. Traté muy mal a su hijo desde que lo conocí. 

Ella soltó una pequeña risa.

──Levi también lo hizo. ─sentí sus brazos rodear mi cuerpo en un abrazo. ──. Cuídalo, por favor.

──Lo seguiré haciendo. 

──¡Liberty! ─escuche el grito de mi madre, quien llegaba junto a papá.

Me separé para acercarme a ellos mis ojos cristalizados.

──Me tengo que ir. ─mi voz se entrecortó. ──. Lo siento.

──No tienes que sentir nada, mi soldado. ─papá me abrazo. 

──No importa lo que hagas, Liberty. ─mamá se unió al abrazo. ──. Siempre te amaremos. 

De pronto el bosque del pequeño sendero se convirtió en luz, dejando solo el camino sintiendo como mi ropa era nuevamente la de la legión.

──Es el momento.

──Tienes que caminar sin voltear atrás. ─lo miré por última vez.

──Los amo. ─dije antes de dar media vuelta, volteé para mirar a la madre de Levi. ──. Cuidaré de él.

──Gracias. ─sonrió. 

Sin mirar atrás comencé a caminar con lágrimas salir de mis ojos, me dolía dejar solos a mis padres después de haberlos visto. 

──Vive Liberty. ─fueron las últimas palabras que escuche de mi progenitor.

Abrí mis ojos tratando de inhalar el aire que le hacía falta a mis pulmones. Tosí sintiendo mi cuerpo pesado, con quemaduras. El lugar estaba oscuro y muy caliente, no sabía que era el líquido en el que estaba, solo sabía que olía fatal y mi aire pronto se acabaría.

──P-por fin... despertó. ─miré a un chico manteniendo mi cuerpo al flote.

──¿Q-ué pasó? ─observé a mi alrededor, había partes de cuerpos e incluso algunos soldados sin vida. 

──Estamos dentro de un titán. ─habló a duras penas. 

──Tenemos que salir de aquí. ─intenté mover mi brazo, pero lo tenía dislocado. ──. Mierda. 

──Es imposible cortar el cuerpo del titán por dentro. ─soltó sin esperanza. ──. Este es nuestro fin. 

──Si nos coordinamos, podemos hacer un corte lo suficiente para salir los dos. ─como pude me mantuve a flote yo sola.

──Aunque funcione, no creo que llegue lejos. ─lo miré, sus ojos se miraban pesados. ──. A diferencia de usted, el titan mordió mis piernas. ─no dije nada, solo observé los cuerpos sin vida de mis compañeros. ──. Además, tiene el brazo dislocado, no va ni siquiera a empuñar la cuchilla.

──Si lo coloco en su lugar, podré. ─aclaré. 

──¿Y cómo lo hará? ─me limite a escucharlo.

Tomé con mi mano derecha mi cuchilla y sin pensarlo tanto la clave en la carne del titan. Logré hacer un pequeño corte del tamaño de la cuchilla, el titán no parecía sentirlo. 

──¿Qué demonios...?

Antes de que sanara metí mi mano izquierda, suspiré cerrando mis ojos. Solté un gruñido cuando moví mi cuerpo a la derecha, al estar mi mano en el hueco evito moverse causando que mi hombro regresara a su lugar.

──¡Usted está loca! ─expresó con miedo. 

──Si no quieres salir de esta, no me estorbes. ─solté sacando mi mano, sabía que una vez que utilice mi equipo mi brazo se irá a la mierda. 

──Tengo minutos cuánto mucho. ─comentó. ──. Si moriré por lo menos quiero irme con la conciencia en paz. ─lo miré tomar sus cuchillas. ──. A usted le sirve más que a un cadáver. 

Las tomé colocándolas en su lugar, ciertamente sólo tenía dos. 

──¿Cuál es tu nombre? 

──A-alex... ─dijo en un suspiro. ──. El mismo que salvó hace años. ─cerró sus ojos. ──. Espero y mis cuchillas... la salven. 

──Alex. ─coloque mi oído en su ocho esperando escuchar latidos, pero fue lo contrario. ──. Gracias. 

Observe el interior, buscando el lugar indicado para cortar. Lo único que me serviría sería estar justo aquí, ya que tengo más espacio para girar y tener más velocidad. 

──Bien, Liberty. ─me dije a mi misma. ──.Si no sales en menos de cinco minutos, moriré. 

Inhale el poco aire que me quedaba tomando mis cuchillas con dolor. Deje que la mente se quedara en blanco, debía concentrarme ya que no iba a tener más oportunidades, además de que el equipo dentro de poco dejaría de funcionar. 

Sin pensarlo dos veces clavé mis ganchos en la carne, giré en mi propio eje hasta cortar su carne. Por mi hombro en ese estado el corte fue poco profundo, no me rendí y volví hacer el mismo movimiento antes de que sanara. 

──La última, por favor. ─me dije a mi misma cuando el corte no cedía. 

Esta vez use más gas, casi llegando a terminarlo. Sin importar el dolor giré con gran velocidad cortando por fin la carne, con mis últimas fuerzas ganche los cables en su nuca terminando con su vida para así evitar que me intente tomar nuevamente.

Caí al suelo temblando como nunca, el cambio de temperatura me dio fuertemente. Mi cuerpo comenzó a doler más y mi hombro no se quedaba atrás. Corté un pedazo de mi capa haciendo un torniquete en mi hombro, con lo que deje me abrigue. 

Me deshice de mi equipo, ya no servía, además de que se quedó sin gas, solo me alentaría para llegar a la muralla. Observe a mi alrededor, estaba lejos de los árboles, tal vez este se alejó cuando la Legión se retiró o no se como estuvo el final. 

No quise perder tiempo y comencé a caminar lo que mis piernas me daban, lo que me alegraba era saber que dentro de poco anochecerá y los titanes no se moverán.  

Intenté una estupidez, chifle esperando a que black se apareciera, pero no había indicios de ello. Decepcionada seguí caminando lo más rápido, de vez en cuando terminaba tropezando cayendo al suelo, pero no podía rendirme. 

Unas rápidas pisadas me alertaron, creí que un titán me había visto, pero solté una lagrima al escuchar un relincho. 

──Black... ─murmuré al ver a este detenerse frente a mí. ──. Viniste. ─con cuidado me monte encima y aguante el dolor que sentía al cabalgar con velocidad. 

La muralla estaría aproximadamente una hora cabalgando sin descansar. Mis ojos se iban cerrando, pero los relinchos de Black me hacían despertar.

Me dí una cachetada para no caer dormida, debía de aguantar, solo un poco más. 

Un poco más y estaré en casa.

La noche había caído y con ello un poco de tranquilidad en el distrito. Muchos celebraban de haber salido con vida y otros lamentaban la muerte de sus compañeros. 

Los de guarnición como era de costumbre hacían guardia por las murallas, procurando cuidar estas. Normalmente la pasaban tomando y jugando cartas, pero lo ocurrido con los titanes en la muralla Rose no podían darse el lujo de hacer aquello. 

Solo quedaba vigilar con la luz de la luna el exterior de la muralla Rose, la cual aún no se podía saber con certeza si ya no había titanes, los habitantes de esta fueron mandados al subterráneo.

──Oi, Riko, ¿qué es eso que viene allí? 

──¿Eh? ─la chica se acomodo sus lentes para observar con más claridad lo que su compañero señalaba. ──. Imposible... 

──¿Es uno de la Legión? ─preguntó entrecerrando sus ojos. 

Cuando más cerca se encontraba pudieron ver aquella cabellera azabache que sobresalía por la capucha de la capa.

──Es... ¡la teniente Liberty! 

Una señal de humo fue lanzada por "el desconocido" alertando a la mayoría.  

──¡Abran las puertas! ─ordenaron. 

──¡Que alguien avise a los comandantes! ─se escuchó desde lo alto de la muralla. ──. ¡La teniente Ackerman sigue viva! 

──¿La teniente? ─la mayoría, por no decir todos, estaban sorprendidos.

Las puertas fueron abiertas solo para que el caballo pasara corriendo sin parar, mientras que alguien aviso. 

──¡Tenemos noticias! ─la puerta fue abierta bruscamente entrando a la habitación donde solo había personas de alto rango. 

──Estamos ocupados. ─riño el comandante de la policía. 

──¿Qué sucede? ─preguntó el comandante del soldado recién entrado.  

──¡La teniente Liberty sigue viva! ─gritó sorprendiendo a todos en la sala. 

──¿Qué has dicho, mocoso? ─la mirada del azabache cayó en el joven.

──La teniente regresó. 

Sin importar nada, el capitán salió deprisa sin perder el tiempo.

──¡Espera, Levi! ─gritó la castaña. ──. ¡Yo también voy! 

Un fuerte relincho se escuchó justo afuera del lugar llamando la atención de todos. De ésta se bajó a duras penas la figura de una mujer. La capucha que ocultaba su rostro se cayó dejando ver a cierta azabache conocida por todos. 

──Liberty. ─aquel hombre se quedó de pie frente a la susodicha, sin creer que fuera ella. ──. Regresaste.

──Levi... ─susurró antes de caer en su hombro, esté la tomo de su cintura sin importar su estado, pasó su mano por su rostro. ──. Solo abrázame... ─cerró sus ojos asustando al azabache.

──¡Liberty! ─gritó moviendo a la chica, pero no reaccionaba. ──. ¡Hanji! ─no tardó en llamar a la castaña al saber que es la que puede ayudarla. 

──Está ardiendo en calentura y tiene algunas quemaduras, pero tendré que revisarla mejor otra estar segura.  ─colocó su mano en la frente de la mujer. ──. Hay que llevarla adentro. No te preocupes, estará bien. 

Eso alivio al azabache. 

Aliviando aquel dolor en su pecho.

Ahora estaba más que claro que separarse no será posible, no después de lo que pasó.


Pd: no se me ocurrió otro nombre para el shipp, decidí poner LEVI x LIBE.

Y ahora, conozcan a los padres de Liberty. Por si tenían duda a quien se parece o x razón.


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