─ ACTO UNO ─

❝ INOCENCIA DESTROZADA ❞

❝ Las personas más frías, que parece que no les importa nada, son las que guardan mundos de sentimientos dentro.❞

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Nunca me interesaron esas estupideces del amor o al menos no desde que crecí.

Encontrar a tu príncipe azul que te salve de todas las situaciones posibles, definitivamente eso no era para mí; un soldado de élite que sale de las murallas a enfrentar el peligro sin miedo aparente.

Definitivamente un princeso
no era lo que buscaba.

Y, si realmente llego a enamorarme, será porque encontré a un soldado que peleará a mi lado. Que me ame en silencio, que no lo diga ni lo demuestre hasta el extremo de empalagarme, que no se preocupe mucho por mi y menos yo por él.

Si llego a estar con alguien, ese hombre sería único y no me importa si nuestra relación sea la más antipática que exista en las tres murallas, ambos nos amaremos a nuestro modo.

Si me llegase a enamorar sería de un soldado que peleará a mi lado.

Y si es posible que sea enano.

Pero peligroso.

Y, entonces, sería yo la que se encargaría de controlar los besos que nos demos, simplemente lo tomaré de su rostro inclinando mi cabeza para besarlo.

Me encantaría ver como me pide que lo bese al no poder hacerlo.

Y claro, todo eso, si llego a encontrar a ese soldado.

Creí que no lo haría, pero...

Cuando lo conocí simplemente me dio igual todo sobre él, excepto cuando intentó asesinar a mi tío, en ese momento le di a entender que si quería matarlo tendría que acabar conmigo.

Difícil trabajo. ─pensé ingenuamente al no conocer sus habilidades.

No imagine que existiera alguien capaz de sobrepasar completamente a mi persona. Era fuerte, demasiado para ser un humano ordinario y lo reconocía.

No sé exactamente ¿cómo pasó? o ¿cómo sucedió? pero ahora era mi capitán y yo su teniente. Me encargaba de cuidar su espalda, era su mano derecha y él la mía.

Sin pensarlo nos convertimos en el mejor dúo. En la mejor pareja de toda la Legión de Reconocimiento.

Y no precisamente por trabajar juntos.