𝟬𝟭𝟮━━ Like a 𝘃𝗶𝗿𝗴𝗶𝗻
❛ 𝓒𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝓣𝐖𝐄𝐋𝐕𝐄 ❜
𝗙𝗨𝗖𝗞! 𝗪𝗛𝗔𝗧'𝗦 𝗧𝗛𝗘 𝗦𝗟𝗔𝗦𝗛𝗘𝗥?! 🎃🪓
𝐏𝐑𝐄𝐒𝐄𝐍𝐓𝐒...
༉‧₊˚. ♯ Like a 𝘃𝗶𝗿𝗴𝗶𝗻【Madonna】
«Like a vir-ir-ir-ir-ir-gin
With your heartbeat
Next to mine...»🔪
N. de la A. ❨Cuando veáis este emoji 👻
reproducid la música del vídeo que está al principio del capítulo.
Así la escena será mucho más real y más fácil de imaginar❩
𝐏𝐀𝐑𝐏𝐀𝐃𝐄𝐄́ 𝐕𝐀𝐑𝐈𝐀𝐒 𝐕𝐄𝐂𝐄𝐒 𝐂𝐔𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐌𝐄 𝐃𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐓𝐄́ mientras me acostumbraba a la claridad del sitio donde me encontraba. Era un hospital, al principio me costó recordar los motivos por los cuales había acabado allí pero la nitidez de los momentos anteriores me golpearon en la cara como un látigo ardiente. Me incorporé de inmediato debido al subidón del terror característico al despertar de una horrible pesadilla —pero lo peor es que no había sido un mal sueño; fue real— y un dolor agudo en el estómago me impidió incorporarme debidamente.
Ethan se levantó de inmediato para ayudarme a tumbarme de nuevo y reparé en su presencia, había estado sentado en una silla justo al lado de mi cama durante mi adormecimiento hospitalario. Esperando a que me despertara.
—¿Cuánto llevo aquí? —Intente preguntar articulando bien las palabras pero sonaron muy débiles.
—Cuatro días —me contestó él y debido a la mueca de sorpresa que expresé en mi cara de «¡llevo mucho así!» continuó antes de interrumpirlo—: Nunca es «mucho» cuando se trata de tu salud, Eve.
Me puso sus manos sobre mis hombros delicadamente para colocarme bien en la cama y no hiciera ademán de levantarme de nuevo y al ver que le exigía respuestas con la mirada, se sentó y suspiró.
—¿Por qué? —Una pregunta que llevaba cuatro días esperando, ni más ni menos, incluso en sueños.
Ethan me miró seriamente. Vi algo en sus ojos.
—¿Por qué te salvé cuándo podría haberme ido tan fácilmente? —preguntó.
—Efectivamente —respondí. También estaba la parte de cómo escapó de allí mientras Ghostface se recuperaba rápidamente y estaba claro que sujetando todo mi peso le supondría un reto mayor para salir ileso pero eso no me preocupaba. Lo importante es que estaba a salvo. Estábamos a salvo.
No me había dado cuenta hasta hora pero de fondo sonaba Like a virgin de Madonna. Me acordé de la frase de Ethan cuando el asesino casi le clava el cuchillo en la cabeza. «Voy a morir virgen».
👻
—Cuando pensé que te iba a perder, sentí miedo. Eres la única persona de aquí que me trata bien. La única que me acepta tal y como soy aunque esté lleno de defectos.
Es cierto, a veces el grupo de Sam y Tara lo trataban como un tonto excepto Chad pero yo veía en él algo que los demás no veían: inseguridad. La misma inseguridad que yo tenía en mí misma pero también veía a un chico que hacía lo posible para ayudar a los demás incluso cuando estos ni se lo agradecían.
No me sentía sola.
—Además —prosiguió. Estaba jugando con sus dedos debido al nerviosismo, abriéndose una batalla mental por sonsacar algo que le costaba decir—: no me sinceré contigo y... pensar que íbamos a morir sin decírtelo fue muy duro para mí.
—¿A qué te refieres? ¿Me ocultas algo? —Lo miré con una ceja alzada a propósito. Sonrió. Le encantaba ver esa mueca en mí, decía que le recordaba mucho a Sherlock Holmes.
—Si... un chico rechaza el beso de la chica que le gusta, ¿qué debería de hacer para arreglarlo? —No me contestó a mi interrogación pero sabía que su pregunta tenía que ver con la respuesta en sí misma.
Mi ceja se alzó mucho más si algo así era posible. A Ethan le temblaba los labios y no sé si era porque se estaba muriendo de los nervios o aguantándose la risa.
—Eh... bueno, pues... —murmuré sin saber qué decir—: si se reencuentran y ese chico está sentado intentando mantener una conversación con ella, lo bueno sería que se levantara y se acercara a la chica que le gusta.
Ethan se levantó y se acercó a mí. Hundí mi cabeza sobre la almohada con los ojos como platos puestos en él, sin saber qué hacer. Mi cuerpo no respondía pero mi corazón iba a mil. Esto era peor a que un asesino en serie con cara de fantasma te persiguiera.
«Like a vir-ir-ir-ir-ir-gin / With your heartbeat / Next to mine...», cantaba Madonna en ese instante. (Como una viiiirgeeeen / tu latido / junto al mío...)
No puede ser.
—¿Así? —preguntó.
—Sí... —balbuceé—. Y luego... y luego... se acercaría mucho más a ella. —No quería decir eso exactamente.
Se acercó mucho más a mí. Su cuerpo estaba pegado a mi cama y podíamos caber los dos dentro de ella si decidía acostarse a mi lado y tenía cuidado con las vías de recuperación post-anestésica en mi muñeca. Me había dado cuenta de que mi mano estaba llena de puntos y el gran agujero se había cerrado gracias a la cirugía aunque era demasiado obvio que tardaría mucho tiempo en cicatrizar y curarse debidamente.
—¿Algo así? —Lo intentaba arreglar pero estaba claro que la situación le venía en grande y a mí también.
Aunque tenía miedo y deseaba al mismo tiempo experimentar, no pude responderle como querría.
—Sí y luego le diría «Buenas noches, que descanses» —respondí de inmediato. Tampoco quería decir eso.
Tampoco era de noche.
¿Por qué no cierras la boca, Evelyn?
—Sé que intentaste besarme y yo... te rechace —me respondió, apenado—. Sé que te dolió ese gesto.
—Ethan... de verdad, no debes de explicarme. Además no era el momento apropiado. Me volví media loca en ese momento y la adrenalina se me subió a la cabeza. Olvídalo.
—No, es que me siento mal. Fue sin querer. Yo realmente quería besart...
—No pasa nada, en serio —lo interrumpí—. Es agua pasada, Ethan.
—Es que...
—Da igual. —Lo volví a interrumpir.
—Pero...
—En serio, no pasa nada.
Es que sabía lo que iba a decir y no me sentía preparada. No en ese momento.
—¡No sé besar! —soltó de golpe para no volver a interrumpirlo—. ¡Y... me gustas! Me gustas mucho.
—Tú... —pausé—: también me gustas mucho y... —Volví a pausar y tartamudeé, carraspeé de inmediato para recobrarme—. Yo tampoco sé besar.
¿Practicamos?
Sus mejillas se sonrojaron demasiado al igual que las mías, él llevó la vista al suelo y yo observé el radiocasete melocotón mientras se hacía el silencio entre nosotros.
Madonna por otra parte, seguía cantando sus frases en el momento más oportuno: «You're so fine, and you're mine / I'll be yours / Till the end of time...». (Cuánto me gustas y eres mío / y seré tuya / hasta el fin del mundo...)
¿Cómo le explico que a mis veintiún años nunca he besado?
Escuchamos las letras de la canción, no era un silencio incomodo, más bien pensativo, de esos en los que piensas cuál será el mejor movimiento para la siguiente ronda.
—Nunca he besado —dijimos los dos a la vez. Nos reímos.
—¿Sabes? —dijo con una sonrisa. Rompiendo el silencio que se formó de nuevo debido a nuestra inexperiencia—: Nunca pensé que sería tan feliz de ser virgen.
Sonreí, sabiendo a lo que se refería. Parece que Ethan se estaba acostumbrando poco a poco a las películas de terror.
—Lo mismo digo. Estamos vivos. En las películas de slasher se dice que las personas vírgenes pueden ser más astutas que el asesino al final.
—Exacto y que los virgenes nunca mueren —dijo él con tono burlón.
«Like a vir-ir-ir-ir-ir-gin...». (Como una viiiirgeeeen...)
Ethan sonrió al escuchar la frase.
—Por supuesto. Así que ya sabes, mantengámonos virgen —le seguí yo. Nos reímos, soltamos todas las carcajadas que no habíamos podido producir desde hace días. Puede que haya sido una risa mezclada de nervios y diversión pero por primera vez desde hacía tiempo, me sentía libre. Me sentía libre de poder sonreír, de ser yo, de decirle la verdad y ya no me avergonzaba de no haber besado a nadie en todos estos años porque no podía soportar la idea de besar a un patán cuando tenía a Ethan a mi lado. Veintiún años de espera mereció la pena porque Landry es y era el único chico que merece la pena.
—¿Te duele mucho? —me preguntó mientras dirigía sus dedos hacia mi mano cicatrizada.
—Sí, estoy mejor aunque bueno, me siento Frankenstein. Antes era una repelente de chicos pero ahora seré el doble con todas estas cicatrices —le dije con una media sonrisa.
—No. Yo soy un chico y nunca me has repelido, todo lo contrario —respondió él con sinceridad, sus dedos rozaron mi mano y a pesar de las vendas, sentí ardor debajo como si nuestras pieles rozaran.
¿Qué es eso? ¿Tendré fiebre de nuevo?
—Porque tú no eres un chico cualquiera. Eres Ethan.
Nos reímos pero el peligro acechaba a la vista. Landry seguía batallando en sobre qué hacer a continuación, yo también. La puerta seguía cerrada. Solo estábamos él, yo y Madonna dándonos buenos consejos.
«Make me strong / Yeah, you make me bold...». (Hazme fuerte. / Sí, hazme valiente...).
Puso sus rodillas sobre la cama y se acostó a mi lado, temblando, no paraba de mirar al techo. Yo tampoco, no me atrevía a mirar a su lado así que giré la cabeza y me encontré una mochila de color verdinegra.
—¿Y ahora... qué? —preguntó Ethan—. ¿Qué quieres... hacer?
Mantenernos virgen pero vamos a besarnos. Por favor, bésame. ¡Evelyn, gírate hacia él ahora mismo!
No lo hice y seguí mirando hacia la mochila. Me fijé en que al lado de esta había una camisa deportiva, la característica de los partidos de fútbol americano en las competiciones de la universidad. Debía de ser de Chad.
Un pensamiento bochornoso nubló mi mente al ver la camisa. Levanté un poco las sábanas y contemplé que tenía ropa nueva sin rastro de sangre. Esta vez sí miré a Ethan, horrorizada. Él se atrevió a observarme y al ver mi mueca de desmayo, frunció el ceño.
—¿Quieres que me quite de aquí? —preguntó preparándose para levantarse pero lo detuve.
—No, no es eso... es que... ¿Quién me...desnudó? ¿Quién me cambió la ropa?
—¡Oh! —exclamó él, claramente abochornado y se apresuró a contestar—: ¡Fue Mindy! ¡Te...lo prometo! ¡Chad y ella vinieron aquí justo en esa misma noche! Yo no... te he visto nada, te lo juro.
—Te creo —le dije, más aliviada pero me di cuenta demasiado tarde de lo que dijo—. Espera, ¿¡qué!? ¿Chad también estuvo con ella cuando...?
—¡No! —dijo él apretujándose los párpados—. Perdón, no me explique bien, Chad y ella me ayudaron a traerte al hospital, me encontré con ellos después de que te desmayaras, tuvimos suerte. Luego me quede con Chad mientras ella ayudaba a los médicos a...
—¿!Qué!? ¿Los médicos me vieron así?
—¿Qué? ¡No! No! —Se apretujó más los párpados—. Perdóname de nuevo, quería decir que ella te cambió a solas —hizo una pausa enfatizando la palabra—: antes de que los médicos te llevaran a quirófano.
Suspiré aliviada.
—Y es por eso que ahí está la mochila de Chad. Mindy y él te han visitado todas las tardes. Sam y Tara no, porque han estado ocupadas pero seguro que vendrán cuanto antes. Chad vendrá más tarde a recoger sus cosas y para ver cómo estás.
Miré de nuevo la maleta puesta en la silla que me miraba con sus ojos invisibles y suplicantes de «Ábreme y descúbreme».
—¿Exploramos un poco? —le pregunté, divertida.
—No creo que sea...
—¡Genial!
Era una cotilla. Lo sabía. Pero tenía que buscar algo con lo que entretenerme antes de que Ethan y yo nos enrolláramos como toallas.
En el fondo, quería.
En el fondo, lo deseaba.
En el fondo, me daba miedo explorarlo al completo como iba a hacer con la maleta de Chad.
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