c i n c o
Escuché la puerta de la entrada cerrarse; Rubén y su otro amigo se habían ido, miré con curiosidad la puerta de mi habitación ¿Debía salir y hablar con él?
—¡Mi querida Kikiriki!.— gritó entrando, me sobresalté al verlo —Perdón.—
—Quedate ahí.— pedí y me miró extrañado —Me siento menos nerviosa si estás a una distancia considerable.—
Quackity asintío mientras se sentaba en el suelo, yo sonreí un poco mientras me sentaba al otro lado de la habitación. Estábamos frente a frente pero con aproximadamente cuatro metros de distancia
—¿Puedo preguntarte algo?.— cuestionó y asentí —¿Cómo surgió tu fobia?.—
—Es una historia larga.— suspiré
—Tenemos tiempo, quiero escucharla.— exclamó
Sonreí un poco por su interés, realmente empezaba a caerme bien
—Cuando era bebé me dejaron en un orfanato en Noruega y desde que tengo memoria los encargados me golpeaban, me encerraban, me dejaban sin comer cuando no obedecía y me insultaban cada que podían.— empecé a contar mientras jugaba nerviosamente con mis dedos —Fueron años traumáticos, era muy pequeña y no debería recordarlo pero lo hago, desarrollé mi miedo a los hombres porque la gran mayoría de encargados ahí eran señores, a veces incluso sueño que vienen a golpearme.—
—¿Cuántos años tenías cuando te diagnosticaron eso?.— preguntó ahora
—Cuatro años, fué a la edad en que me adoptaron.— me limité a responder haciendo una mueca —Mamá y Rubén aparecieron en el orfanato buscando una hermanita para él, ellos se mudaban demasiado y supongo que él se sentía solo..—
Hubo un ligero silencio, no era incómodo pero sentía quela manera en que lo había contado parecía que el lugar de adoptar a una hermana querían adoptar un perro o algo así
—Hay algo que no entiendo todavía.— exclamó —¿Por qué eres inmune a Rubius?.—
—Él es increíble, conocí a Rubén cuando yo tenía poco más de 4 años y él tenía 16, fué el primer hombre en tratarme bien, me hizo confiar en él.— dije —Es mi hermano, podré temerle a todos los hombres menos a él.—
—Sé que esto parece un interrogatorio pero ¿no has pensado en tener ayuda profesional?.— escuché que rió nervioso —No es que te diga loca ni nada del estilo pero puede existir una solución, debe ser duro no poder salir.—
—Hemos llamado a cada psicóloga y psiquiatra recomendadas de España, Andorra y algunas de Noruega.— conté —A mi corta edad he conocido a aproximadamente cuarenta profesionales en el área de la salud mental.—
Bajó la mirada y después de unos segundos volvió a mirarme pero ahora parecía emocionado, seguramente algo se le había ocurrido
—¿Te puedo hacer una propuesta loca?.— preguntó y asentí con duda —Ven conmigo a Estados Unidos.—
Lo miré asombrada, debía estar bromeando, apenas y podía salir de mi habitación ¿cómo tomaría un vuelo tan largo con alguien que acababa de conocer?
—Allá seguramente hay más personas que puedan ayudarte.— dijo entusiasta —Hagamoslo, imagina lo agradecido que estaría Rubius al ver a su hermana recuperada.—
No creo que estuviera agradecido al ver como lo desobedeció y entró a mi habitación para después proponerme irme con él
—No creo que sea lo mejor Quackity, mi fobia es inmune a Rubén pero no es inmune a tí.— recordé —De alguna u otra manera terminará mal.—
—Dijiste que te hiciste inmune a Rubius por la confianza ¿no?.— planteó y ya sabía a dónde quería llegar —Haré que confíes en mí.—
Ví como se levantó y empezó a caminar lentamente hasta donde yo estaba, al verlo acercarse sentí un escalofrío y un tic en mi ojo izquierdo apareció
—¿Qué haces?.— pregunté intentando no tartamudear, estaba parado frente de mí, ya no habían metros que nos separaran
—Dame la mano.— pidió estirando su mano para ayudarme a levantarme, yo negué de inmediato
—Las veces que he tocado a alguien que no es Rubén me salió urticaria.— conté, aunque suene extremista era cierto —No puedo tocarte.—
—Vamos Kikiriki.— intentó convencerme y lo miré con duda ¿debería hacerlo? —Mi mano empieza a cansarse.—
Asentí tomando la fuerza necesaria y tomé su mano, él de inmediato sonrió, me jaló y me levanté.
—¿Ves? Está todo bien.— exclamó feliz y yo sentí un cosquilleo recorrer mi estómago, estaba emocionada de ver cómo nuestras manos seguían unidas
—Quack..— intenté analizar las cosas —Tocarte no me está dando comezón..—
—Eso es bueno ¿no?.— preguntó y yo asentí feliz
¿Podría ser inmune a él también? Prácticamente no lo conocía pero no había miedo, ni siquiera estaban los nervios de hace algunas horas, me sentía cómoda
Soltaba y agarraba su mano para comprobar que esto estuviera pasando, escuché como él empezó a reír
—Cuando venga Rubén le contaré, estará contento y..— empecé a planear, no se podría enojar ante semejante avance ¿no?
—Todas las psicólogas y psiquiatras que conociste a lo largo de este tiempo perdieron ante un licenciado.— se burló
Su celular empezó a sonar así que por fin me soltó para sacarlo
—Es Rubius.— avisó —Lo pondré en altavoz.—
Me hizo un pequeño gesto para indicarme que no hablara, yo levanté mi pulgar
—"Hola rubiuuus".— aquel chico alargó la "u", sonaba algo tierno
—"Escuchame bien Quackity, entré un momento a twitch para asegurarme que no hayas roto o movido algo por accidente ¡Pero ni siquiera estás en directo!".— Rubén se escuchaba molesto y estresado —"Voy camino a casa así que más te vale decirme que has estado haciendo si no estás en directo".—
Me miró y en ese momento ambos supimos que no debíamos contarle a nadie sobre el avance que había tenido, Rubén no lo entendería y probablemente Irina tampoco, serían capaces de cortar lazos con Quackity por no respetar las reglas
—"En tu casa se fué el internet".— mintió casi de inmediato —"Me quedé viendo videos desde mi celular, no me moví de tu set para nada".—
Un suspiro aliviado por parte de Rubén se escuchó
—"Bueno, estamos como a 5 minutos".— avisó —"Nos vemos".—
Y sin decir más terminó la llamada, Quackity suspiró con algo de frustración
—Mi propuesta de irte conmigo sigue en pie.— avisó —Aún nos comunicaremos por mensajes pero probablemente ya no nos veamos, en unas horas viajaré a España para un evento que será pasado mñana y en tres días me iré de nuevo a casa.—
—Irme y dejar a Rubén suena muy loco.— me resigné —He estado con él incluso más de lo que he vivido con mamá.—
—¿No crees que sería bueno darle un poco de privacidad a Rubius e Irina?.— cuestionó
En cierta manera tenía razón, nunca estaban solos por mi culpa y pocas veces salían porque no les gustaba dejarme sola
—Rubén no me dejaría irme contigo e Irina mucho menos.— discutí ahora
—Inventaremos algo, no tienen que enterarse que te vas conmigo.— exclamó —Te dejaré estos días para pensarlo, tengo que tener la respuesta antes de irme a casa ¿está bien?, ahora debo salir de aquí antes de que lleguen, si me ven aquí será un desastre.—
Me dió un corto abrazo que me tomó por sorpresa, esto estaba siendo demasiado contacto físico. Camino directo a la puerta
—¿Por qué me quieres ayudar?.— pregunté antes de que saliera, se giró para verme de nuevo —Somos desconocidos.—
—Lo hago por dos razones.— confesó —La primera es porque me da curiosidad todo este tema, no sabía que la fobia a un género existía y me llama la atención.—
—No quiero ser un experimento.— exclamé y escuché como carcajeo —Pero bueno ¿Cuál es la otra razón?.—
Ví como metió un poco la mano bajo su gorro y sacó el dibujo que le había dado antes, lo desdobló y me lo mostró
—Este pato se siente solo.— dijo —Y tú también, quiero que te cures para que nunca más vuelvas a sentirte así.—
Volvió a guardar el dibujo y antes de irse me regaló una sonrisa hermosa que sin duda había echo que mi corazón se sintiera cálido.
Caminé hasta la puerta para cerrarla, ¿Realmente estaba consideran irme con él?
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