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Narrado por Leonor
El primer fin de semana había llegado y con ello la salida a Hosmeade.
La fuga del tío Sirius había alertado a todo los profesores y el alumnado, sin embargo, pulgoso parecía muy feliz acompañando a Harry cada que tenía clase de cuidado de las criaturas magicas, aunque también después de haber convivido con papá podría identificar perfectamente quien era pulgoso por lo que casi siempre optaba por quedarse en la habitación, ya sea de Amy, la mía, la de Eros o incluso la de Harry, aunque esté último no sabía que Harry era su padrino o si quiera sabía la verdad se las cosas, el creía que el tío Sirius había sido el culpable de la muerte de tía Lily.
Caminé hacia la salida de Hogwarts dónde la profesora Mcgonagall estaría esperando a los alumnos para recibir sus permisos. Sabía que mi madrina quería hablar con nosotros incluso con Harry, pero sabía que Dumbledore haría lo que fuera para que no estuviera cerca de los dementores, aunque si soy sincera yo tampoco querría estar cerca de esas cosas, pero tampoco me perdería la salida a Hosmeade y tener mi oportunidad de traer tantos dulces como me sean posibles.
Últimamente han pasado cosas muy extrañas, o al menos para mí. Si bien se podría decir que no soy una persona agresiva, o al menos no mucho.
Cuando recién entre a Hogwarts, muchos solían molestarme por ser hija de dos hombres, o por ser adoptada y no ser una verdadera Parkinson Lupin, o que mi apellido era proviniente de una familia de mortifagos. En primer año compartía habitación con cuatro chicas que en cuanto entre me odiaron hasta más no poder.
La primera semana fueron insultos hacia mi persona y hacía mis padres. La segunda siguieron los insultos pero está vez escondían mis cosas o las rompían, incluso llegaron a romper una de las dos fotos que tenía de mi papá Eros y ese había sido el colmo de la situación. En realidad no se con exactitud lo que pasó pero cuando desperté al siguiente día mis manos ardían y me encontraba en enfermería. Madame Pomfrey se encargaba de curar a las cuatro chicas quien parecían llorar cada vez que Pomfrey las curaba o ponía algún antídoto por así decirlo.
Desde entonces comencé a "entrenar" por así decirlo con ayuda de Eros al igual que la de mi madrina y Amy, aunque ella casi nunca usa los golpes ella prefiere usar las palabras.
Después de lo sucedido en primer año, cambiaron de habitación a las chicas, y no fue hasta segundo grado cuando transfirieron a Lunita a mi habitación, desde entonces y hasta la fecha sigo compartiendo habitación con ella.
Muchos de mi casa me consideran rara por ser su amiga, aunque en realidad no me importa mucho lo que digan de mí y a decir verdad jamás me ha importado, pero no soportaría que dijeran algo de mis padres o de mi familia.
Narrado por Amaltea
Cuando llegué a la torre a la torre de astronomía, el frío aire golpeó en mi rostro. Miré hacía pulgoso, quien traía puesto un suéter hecho a su medida, y movía la cola feliz, mientras se acercaba hasta la orilla, levantándose en dos patas recargandose en el barandal.
Reí mientras lo observaba feliz, me senté cerca del barandal dejando que mi espalda se recargará en el puro de piedra, sabia que habría dementores al rededor, por lo que no me fue difícil con jurar mi patronus.
Dirigí mi mirada hacía la oscuridad mirando la luna, la cual se encontraba a lo que le llamaban "cuarto creciente".
Sentí como algo pesado se ponía en mis piernas, miré hacía abajo, para mirar al tío Sirius convertido en Canuto o como yo le digo, pulgoso, acostado en mis piernas,
Escuché pasos acercarse, dirigí mi mirada, pensando que era algún profesor o prefecto, pero sonreí tranquila cuando ví que se trataba de Harry, quien solo me sonrió y se sentó a mi lado.
Pulgoso ladro feliz, levantándose de mi regazo, para empezar a lamer su rostro. Harry se empezó a reír por las cosquillas.
—Pulgoso—dijo entre risas—Para...—dijo. Canuto paro de lamer su cara, caminando a su alrededor feliz, para terminar sentandose a su lado moviendo la cola alegre.
Harry se dedicó a rascar detrás de las orejas de pulgoso. Sentí su mirada en mi, estuvimos minutos en silencio hasta que finalmente el lo rompió.
—¿Puedo hacerte una pregunta?—dirigi mi mirada hacía el, sonriendo en modo de afirmación—¿Tu crees...todo lo que dice la gente sobre Sirius Black?
—No pequeño. No lo hago. ¿Sabes? Mama siempre ha dicho una cosa que nunca se me va a olvidar.
—¿Cuál es?
—En este tipo de situaciones hay dos versiones, quien lo vivió y quién lo escucho. Muchas veces tu puedes escuchar algo que tú crees verdadero pero no sabes si es verdad, simplemente pudieron haberlo modificado para que pareciera interesante y muchas veces eso puede llegar a dañar a la gente.
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