6| El amor no se elige, solamente llega.
Jughead.
-¿Cuándo fue la última vez que tuvieron sexo? -la pregunta de sweet pea me toma tan de sorpresa que termino casi ahogandome con el sándwich de jamón barato de la cafetería.
-La semana pasada.
-Bueno, pero tampoco me presumas tu vida sexual si activa, tabitha.
-Tú preguntaste. -mi amiga alza las manos, inocente.
A veces me pregunto como es que soy su amigo, si son un montón de anormales.
-Quiero una novia. -Vuelve a decir sweet
-Pero las novias no te quieren a tí. -Fangs le dice, burlón.
-Habló el otro solterón.
-Pero al menos yo si tengo sexo -y le saca la lengua, muy maduro.
-No está entre mis fantasías sexuales tener sexo con un chico en medio del bosque a mitad de la noche. Creeme.
-Yo decía eso. Pero bien dicen que debes probar para saber si te gusta que te den, en dónde y por dónde.
-Estoy seguro de que nadie dice eso -digo yo. Doy un mordisco. Bueno, para ser del jamón barato sabe bastante bien.
-Lo digo yo.
-Pero, ¿Cómo sabes por dónde te gusta más que te...
-Dejen sus homosexualidades de lado, niños del demonio. -Cheryl interrumpe, mientras lleva su jugo de manzana a la boca. Toni, su novia, ríe.
-Habló la hetero.
-Habló la anciana, tía de los dinosaurios.
Fangs y sweet, cómo buenos amigos que comparten la misma neurona, chocan puños.
Me río cuando veo como Cher rueda los ojos, sin importar la mirada asesina que me dedica. Tabitha, frente a mí, no parece menos divertida que yo, mientras intenta guardar su risa.
Cuando el timbre suena, por sobre el bullicio del comedor, mis amigos son los primeros en quejarse.
Cómo si hicieran algo productivo en clase.
Con algo de pesar, me levanto de la mesa, trayendo conmigo el juguito de manzana que nos ponen casi a diario con la bandeja del desayuno.
Me toca química, pero no tengo ganas de entrar a la clase; las formulas y elementos químicos y yo no somos muy buenos amigos. En cambio, decido que es mejor ir a los vestidores a... bueno, perder tiempo.
Normalmente voy a la azotea, pero hoy tengo demasiada flojera como para subir un montón de escaleras solo para saltarme una clase.
Sé perfectamente que a esta hora los del equipo de fútbol de la escuela están preparándose para el entrenamiento; hace un año, cuando aún era parte del equipo (y titular, además) solíamos tener exactamente los mismos horarios. Eso no cambia.
Camino, con total tranquilidad, hacia los vestidores. No me apura o preocupa que alguien me vea, a esta hora a nadie, ni siquiera a los directivos, le importa nada más que ya irse y salir del calvario que implica estar ocho horas diarias en este lugar.
Cuando estoy por abrir la puerta del lugar, esta se abre, dejando ver a un señor alto y atlético, aunque la edad amenaza con empezar a hacerle estragos y los fines de semanas de libertinaje le cobran caro el abdomen que hace algunos años era firme.
El entrenador.
-Jughead, que sorpresa.
Una sonrisa se desliza por mis labios.
-Entrenador.
-¿Hora libre? ¿O vienes a ver el partido? Sabes que si quieres-...
-Puedo volver. Lo sé. Pero no -la sonrisa, antes en su cara, flaquea un poco, pero no desaparece.
Conozco al entrenador de hace años. Cuando era pequeño, papá solía ir a partidos cada fin de semana, cuando crecí lo suficiente comenzó a llevarme con él. Papá y el entrenador Hawking fueron buenos amigos por un tiempo.
Hasta hace un año.
Jeff (mejor conocido como entrenador) comenzó a enseñarme cuando cumplí los doce. Para cuándo entré a Riverdale high school, tenía el puesto en el equipo más que asegurado.
-Bueno, una lástima. -mi sonrisa se vuelve algo tímida. Cuando quiere, Jeff puede verse intimidante con su casi metro ochenta y sus grandes brazos musculosos. -Realmente haces falta en el equipo.
-Ni era tan bueno -resto importancia, encogiendo los hombros. -Y Davis es bueno como líder.
Hace el ademán de abrir la boca, pero no lo hace, así que tampoco dice algo más. Un estruendo, algo lejano, se oye.
-Estos hijos del demonio. De seguro volvieron a tirar lo de baloncesto
Y se va, refunfuñando. Suelto una risa. Cómo dije, puede ser un hombre intimidante si se lo propone, y el hecho de que en ese equipo haya hombres de casi dos metros y con cuerpo de Mastodontes con esteroides, él sabe que tiene el poder.
Abro la puerta del lugar, dejando libre paso a un buen y tranquilo rato de estar solo sin necesidad de subir hasta la azotea.
Los vestidores son ni tan grandes, ni tan pequeños. Tiene un montón de casilleros rojos y bancas pegadas a las paredes blancas. Además, huele un poco a sudor y desodorante.
Huele a hormonas adolescentes.
Tan yo.
Al fondo hay una duchas, que suelen usar únicamente los del equipo después de los entrenamientos, aunque se supone (y recalco: supone) son para todos.
Mientras camino a paso lento hacia las duchas, mi celular vibra. Paro, saco el aparato del bolsillo de atrás del pantalón. Pero, antes de que pueda desbloquearlo, la puerta se abre.
Cuando alzo la vista, me da la sensación de que la garganta se me ha secado de repente.
Aunque no quiera admitirlo, Elizabeth Cooper se ha vuelto un foco de atención desde el día en que nos besamos.
Y quiero decir, siempre he sabido que ella es guapísima. Por algo está en las porristas. E incluso me había fijado en ella, pero...
Hay veces en que de la nada me encuentro viéndola sin querer y me doy cuenta de lo realmente bella que es.
O lo talentosa. Porque la he visto en sus presentaciones en las porristas, y en las clases de artes, dónde suele dibujar un montón de cosas increíbles.
Ella es, sin duda alguna, del tipo de chica que te roba el aliento. Y es que no es solo guapa, es increíblemente.. encantadora, por darle una palabra a cómo la hallo. Tiene una risa escándalosa y una sonrisa digna de un ángel. Y ni hablar de esos ojos.
Y esos ojos son los mismos que me observan, abiertos en grande mientras ella misma parece pensar qué decir.
-Y-yo, humm... ¿qué haces aquí?
sonrío. luce nerviosa.
-Son los vestidores de hombres. -baja la mirada, visiblemente apenada, aunque no tarda más que un par de segundos en volver a alzarla, con el ceño ligeramente fruncido y apariencia de estar realmente fastidiada a, verme.
Auch.
-No importa -dicta, segura, mientras cruza los brazos y me mira con esa chispa en sus ojos.-¿haz visto a..?
-¿El idiota de tu mejor amigo? por supuesto, solo que se me salio del bolsillo.
Si pudiera golpearme mentalmente, ya estaría en el hospital
que si para idiota no se estudia.
rueda los ojos, hastiada. Quizás, si fuera mas alta y menos linda me daría miedo, pues luce verdaderamente enojada y punto de decirme de hasta lo que me voy a morir.
-Idiota. -y es lo ultimo que alcanzo a oír antes de que se de la vuelta, saliendo de los vestidores.
estoy seguro de que, si me dieran una moneda por cada vez que la riego con ella, tendria solo un par de monedas, pero son muchas considerando que no suelo hablar con ella.
cuando me doy cuenta, varios segundos despues, sigo parado en el mismo maldito lugar, viendo como idiota el camino por el que se fue, pensando en los bonito de sus ojos y lo increiblemente bien que se le ve esa falda blanca arriba de la rodilla.
trago saliva, pongo una mano en mi pecho, y me percato de lo acelerado que se me ha puesto el corazon.
y no sé porqué.
-sabía que estabas aquí. -la voz de tabitha me hace voltear. -
a decir verdad, no me soprende que supiera donde estoy. Ella y yo, a fin de cuentas, hemos subido varias veces aquí mismo para fumar un par de veces.
-Siempre he creido que eres bruja en el fondo de tu oscura alma.
-Qué más quisiera yo. -me regala una sonrisa, relajada, que soy incapaz de no devolver. de fondo se oyen los gritos del entrenador jeff, alegando a los jugadores, que se mueven mientras sudan sin camisa de un lado al otro en la cancha verde, detrás de un estúpido balón. -¿puedo? -señala el cigarrillo en mi manos, encendido y a medio consumir, pues sabe que si traigo un, traigo la cajetilla entera.
-ya sabes dónde están.
-a toni no le gustará saber que sigues con esa mierda.
-es algo hipócrita de tu parte, siendo que acabas de pedirme uno.
una sonrisa, que está entre la malicia y la falsa inocencia se posa en su cara.
-no le importa lo mismo si yo lo hago a si lo haces tú.
-solo no debe enterarse -doy una calada, a la vez que la veo con atención. el humo se filtra por mi garganta hasta llegar a mis pulmones y luego lo dejo salir, con tranquilidad. - no tiene porqué enterarse, ¿cierto, tab?
vuelve a sonreír a la vez que deja salir el humo.
-cierto.
luego, el ambiente pasa a ser silencioso, a demás del ruido del silbato y los gritos de jeff que vienen desde la cancha.
me volteo de nuevo, y veo a la parte más baja de la escuela, solo que esta vez en las gradas.
y ahí los veo.
Elizabeth no es del tipo de chicas que podrían gustarme. Es presuntuosa, mimada y suele pensar mal de la gente sin conocerla.
Aún así, me encuentro incapaz de dejar de verla.
Ella haba con lodge, mientras ambas ven al campo de futbol. Veronica es novia de Archie, y parte de las porristas, y Betty es más que solo obvio que siente cosas fuertes por Brend.
Brend Dvis es... peculiar. Es guapo, y atlético, tiene un fisico envidiable y trae a medio pueblo detrás de él, pero aveces es un idiota en potencia. Y ciego, además, porque también es obvio que no se ha dado cuenta de lo que, su propia mejor amiga, siente por él.
Brend es idéntico a alana, por si fuera poco. Ambos compartían el mismo pelo castaño, casi rubio, y los ojos cafés claros.
paso saliva, cuando la imagen de alana se vuelve más nítida en mi mente y aparto la vista.
Brend es lo único vivo que me conecta a alana, en realidad, porque soliamos soportarnos, al menos, pero ya no puede verme ni siquiera en pintura y en parte lo comprendo.
A decir verdad, yo tambiém me odiaría si creyera lo que el cree.
el problema aquí es que, lo que él cree, no es verdad, y yo no puedo decirselo, así nadamás, como si no fuera de una de las personas más importantes para ambos de la que hablamos.
-Es guapa, ¿no?
-¿quién?
-no seas idiota, hablo de cooper.
le echo un vistazo. desde arriba no puedo verla del todo bien, pero esa flada le luce genial y sus piernas son espléndidas.
-un poco, si.
una risa brota desde lo profundo de su garganta, como si fuera el mejor chiste que he contado en el día.
-el día que te des cuenta la manera en que la miras, volveremos a tener esta conversación, ¿vale?
-eso no va a pasar.
-claro.
-yo no me enamoro, tabitha, y lo sabes.
-no dije lo contrario -hace una pausa, a la vez que mira al mismo lugar que yo-. El amor no es tan mierda si sabes sentirlo y cuidarlo, ¿sabes? incluso si no es correspondido, porque sentir algo así es un privilegio que nadie que lo sienta dería prohibirse hacerlo. Tú no eliges, jug, simplemente llega.
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