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4|El amor no es para cualquiera (mucho menos para mí)

Betty.

-Uy, ahora entiendo por qué te la pasas en tu cuarto todo el día. -sonrojada, volteo a ver a Verónica.

Mi cerebro reacciona rápido y cierro las cortinas, impidiendo que alguna de las dos siga viendo al otro lado.

-No veas eso. Cochina.

Sin embargo, la mirada divertida que me da V cuando me aparto, seguramente con la cara hecha un tomate, me da a entender que en verdad entiende muy, muy bien por qué pasó tanto tiempo en mi cuarto.

-Habla la santa María de calcuta, ¿No? Te caché en la movida, no puedes negar lo inegable.

Como estoy cerca de la cama, agarro la primer almohada (cojín) que encuentro y se lo lanzo.

Mi puntería es un asco.

Verónica alcanza a atraparlo en el aire y se ríe, de forma escándalosa y burlona.

-Me caes mal.

-Bueno, si, pero yo no acoso a mi crush. -cuando vuelve a lanzarme el cojín, apenas logro alcanzarlo.

También tengo pésimos reflejos.

-¡No es acoso! Es solo.. coincidencia. Ya sabes, su ventana está al lado de la mía y-y bueno... Aprovecho el momento.

-Si fieras cualquier otra persona te funaría en redes -me señala, pero la diversión no abandona su rostro, su tono, y su ser, en general-. Debes decirle.

-Ah, claro, así él puede corresponderme y me dirá; «oh, Betty, querida mía, no sabes cuánto había esperado por esto. Casemonos»

-¡Si!

-¡No!

-¿Por qué no?

Alzo la mirada, la miro como si hubiera hecho la pregunta más estúpida del universo.

-Esas cosas no pasan en la vida real.

-¿Según quién? ¿Un montón de amargados por la vida, infelices que no encuentran el amor por esas ideologías?

-Eso dices porque sabes que tienes a Archie, y que te ama, y que lo amas, ¿Qué nos queda a los simples mortales?

Se acerca a mí, suavizando su mirada. No me había percatado, pero he estado jugando con un hilo que se sale de una de las almohadas.

-Eso dices ahora...

-Eso digo porque es verdad -alzo la mirada, incluso si la suya llega a intimidarme un poco-. Puedo ser ingenua, ilusa o lo que tú quieras, pero también soy realista, V, y sé que Brend no me ama. No de esa forma, al menos.

Sé que quiere replicar, pero no se atreve, en su lugar, se limita a tomar mi mano. Luego de pensarlo un par de segundos, se levanta, con una sonrisa extendiéndose en su cara.

Me da miedo.

-El amor es para todos, y eso lo verás cuando tengas a alguien muriendo por ti y tú también mueras por ese alguien. Pero bueno, dejemos eso de lado y, ¿Se te apetece un trago? Conozco un bar no muy lejos de aquí.

Cuando dijo «no muy lejos de aquí » pensé que se refería a un par de cuadras, no al otro lado del pueblo.

Hasta hace un par de años, Riverdale se había caracterizado por estar divididos en dos lados; el lado sur, era el lado de los marginados, los pobres, las escorias, los drogadictos delincuentes y sin futuro; el norta, en cambio, era el lado de las familias que teniando buenos ingresos y, más hacia las zonas más ocultas en el bosque, la alta sociedad y un par de mansiones, mayormente habitadas por las mismas dos familias.

Ahora, en el presente, y luego de que FP Jones, uno de los del sur, se hiciera rico de la nada y luego cayera en banca rota por estafas, no mucho ha cambiado, en realidad.

FP Jones había sido el único que se atrevió a mejorar, incluso viniendo del sur, pero no tardó más de dos décadas en caer en las estafas y pronto, caer preso por lo mismo, reafirmando así que en el sur solo nacen criminales.

Yo no lo creo así, pero hay personas, realmente las hay, que lo creen y lo afirman.

Que no crea todo lo que dicen de este lado de la ciudad, no significa que no me de un poco de miedo estar aquí.

-¿Me puedes explicar qué hacemos aquí?

-Venimos por un trago, yo te lo dije.

Me exaspera un poco la emoción con que lo dice, porque es como si solo se trata de una pequeña e inocente travesura, pero mi corazón late fuerte en mi pecho y aún no puedo creer que haya dejado que me arrastre hasta aquí.

-V...

-Prometo que este lugar es seguro. Anda, conozco a un par de chicos de por aquí.

No me da tiempo de decir lo mucho que me sorprende lo que ha dicho, pues me toma de la mano, arrastrandome al interior.

Aunque nadie parece ponernos atención, agradezco no haberme cambiado y puesto algo más para venir.

Adentro, el lugar está lleno. Lleno de hombres y mujeres de diferentes edades. Huele a alcohol y a tabaco, hace calor y la mayoría de los que está aquí suda, así que también huele un poco a sudor.

Cerca de la barra, Verónica me suelta del brazo y se acerca, con total naturalidad, a la barra.

Está oscuro, pero las luces neón el la zone VIP resaltan al otro lado de la estancia.

También, al otro lado de la estancia, mis ojos dan con cierto grupo de chicos que, de repente, parecen estar a cada lugar al que voy.

No veo a jughead por ahí.

Aunque no tardó mucho en encontrarlo, de todas maneras, porque se acerca a sus amigos con un montón de bebidas en mano. Lleva una playera roja opaca, unos pantalones y una camisa enrrollada a la cintura, también trae el mismo gorro de siempre y...

Quito la visto cuando voltea.

-¡B! ¡Ven! Te quiero presentar a Connor. Es el barista.

El chico Connor, en cuestión, es un tipo no mucho más alto que nosotras, musculoso, moreno y rapado que mira a Verónica como si realmente le divirtiera su existencia.

-Encantada -extiendo la mano, por mera educación, pero no espero a que la toma. Aunque si lo hace, porque creo que inconscientemente le gusta callarme la boca.

-Ella es Betty, mi mejor amiga, ¿A qué es muy guapa? Pues mira ella...

-Soy gay.

No sey porqué, pero no me sorprende. Aún así, me pongo roja cuando Connor levanta una ceja hacia Verónica, que no se lo veía venir, a diferencia de mí.

-¿Seguro? Porque no pareces gay.

Creo que voy a morir de vergüenza.

Y Vero, en cambio, es una sinvergüenza.

El tal Connor limpia uno de los vasos con tranquilidad.

-Tengo pareja, pero gracias. Y dudo mucho que ustedes sean mayores de edad.

-A Betty le gustan mayores.

Ay, dios. Tráigame, tierra, y escúpeme al otro lado del mundo.

-Pero a mí no menores.

Antes de que pueda decir algo más y terminé de humillar me más frente al pobre hombre (que parece muy divertido, a decir verdad), la arrastro hacia mí, un par de pasos lejos del chico. Por la música, creo que no me escucho ni yo misma.

-V, agradezco la intención, ¿Pero no dijiste algo acerca de olvidarse del amor y todo eso?

Con tranquilidad, se encoje de hombros.

-Es que es guapo. Pero como tú mandes y ordenes.

Un rato después de que llegamos, Archie también lo hizo, invitado por Verónica, y en compañía de Brend.

De Brend.

O sea, de Brend.

Mi mejor amigo. Brend.

El chico que me gusta.

Y ahora está bailando, con otra chica. Y yo estoy ardiendo en celos, aunque no puedo negar que la vista es buena y... ¡Ey! Esas chica realmente está muy cerca.

Aprieto el vaso entre mis manos cuando veo como ella se pega más a él. Ahora tengo más ganas de irme.

Aún apretando el vaso y segura que una vena resalta en mi cuello, me paro del rincón donde he estado los últimos diez minutos, desde que le dije a Verónica que se fuera a bailar con Archie.

Ella ni siquiera me abandonó, yo le dije que fuera. Y ahora me arrepiento, porque de verdad que tengo ganas de llorar. Lo peor de todo es que quisiera poder reclamarle a Brend, aunque sé que no puedo, porque no somos nada. Nada más que amigos, al menos.

Él ni siquiera le hace tanto caso a la chica, es ella quien se le acerca más y más, pero tampoco hace nada por alejarla.

Quisiera que las cosas fueran como Verónica dice y que, así como así, Brend me diga que todo esté tiempo el también ha sentido lo mismo por mí.

Eso nunca va a pasar.

Paro en seco cuando, de la nada, siento un líquido frío bajar desde mi pecho. Bajo la vista, siendo ahora consiente de que está demasiado frío y sintiendo el líquido bajar entre mis senos.

Enojada a más no poder, alzo la mirada.

-Lo siento.

-Imbécil.

Me dan ganas de agarrarlo a puñetazos cuando veo su cara de falsa preocupación.

Imbécil. Idiota. Imbécil. Ugh.

-De verdad que lo siento, no te ví, yo-... Oh, perdón. -sin embargo, mi paciencia es tan poco que, cuando hace el intento de limpiarme, pero termina derramando más líquido, le doy un manotazo, alejandome cómo si fuera a cintagiarme de la peste.

Su mirada consternada me hace evitar ser tan grosera.

-Solo.. déjalo. -espeto.

Enojada, y creyendo que, para este punto, mi noche no puede empeorar, me doy la vuelta, dispuesta a salir de una buena vez de esye lugsr.

Maldita sea, yo solo quería un trago.

¿Qué karma estoy pagando, dios santo?

Juro que si otro imbécil se me vuelve a atravesar si le vengo partiendo su mandarina en gajos, que ganas no me faltan. Ugh. Tengo tantas ganas de agarrar a alguien y estamparlo en la pared y...

-Espera. -me doy la vuelta, con las manos hechas puños y lista para insultar. Jughead, que de repente me parece imponente con su estatura, se alza ante mi, con cara llena de culpabilidad- Realmente lo siento, ¿No tienes frío? Puedo darte una camisa o-o algo, lo que sea. Perdón por eso, de nuevo.

Trago saliva cuando, de la nada y de forma total y seriamente involuntaria mi vista baja hacia sus brazos.

No está muy musculoso, pero puedo ver perfectamente sus músculos, lo suficientemente tonificados. Y sus pectorales, que se transparente a través de la camisa mojada en, probablemente, sudor.

Joder.

Pero que bueno está.

Jughead parce notar el silencio, y la manera en que lo miro, porque carraspea. Cuando volteo a verlo, con la cara a medio sonrojar, me mira con diversión.

Si tenía frío, ahora no queda rastro de ello.

-No, gracias. -mi voz apenas sale. Siento la garganta seca de repente.

Jughead parece no saber qué decir, así que pasea un poco sus ojos hasta que los vuelve a poner sobre mí.

-De verdad quisiera hacer algo para recompensarte -dice, al fin, admitiendo-. ¿Puedo llevarte a tu casa? Prometo que no hay otra intenciones ni.. ni nada -se apresura a decir.

Ahora, es él el que parece nervioso de la nada. Pasa la mano por su nuca, probablemente replanteándose lo que acaba de decir.

Yo parpadeo, sorprendida.

Vale, esto no me lo veía venir.

-Puedes decir que no. -murmura. Por la música, apenas logro oírlo.

Veo de reojo como Brend sigue bailando, tranquilo de la vida. Ya se me había olvidado por qué estaba tan enojada.

-Está bien.

-Bueno, al menos lo intent- ¿De verdad?

Me río. Lo admito, de él y no con él.

-Si. Es lo mínimo que debes hacer por mí luego de -bajo la mirada, señaló mi blusa- esto.

-Si... Lo siento por eso.

Cuando jughead dijo que soloe llevaría a casa, lo decir en serio.

Ni siquiera habló en todo el viaje (que duró como dos minutos, ¡Pero fueron dos minutos eternos para mí!). Aunque omitió el hecho de que iríamos en moto. Tardó más en convencerme de que era seguro que en llevarme a casa.

Al bajar de la moto, no supe cómo despedirme, así que solo me voltee y me despedí, agitando la mano. Jughead parecía tan incómodo como yo, porque apenas se movió para despedirse antes de volver a arrancar y perderse de mi vista.

Hace poco menos de una semana que pasó lo del beso con él. Que no había significado nada, pero que me había traído problemas con Brend. Realmente odia a jughead.

El beso con jughead había sido... Bueno. Si. Pero nada que repetiría.

Que final más de la chingada JAJAJAJAJAJA

Sorry, es lo q hay<3

Espero les gusten, ignorando el horrible final.

Nos vemos luego, y perdón la demora.

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