𝟎𝟓. crosses.
Robby simplemente no podía entender que hacía John Kreese frente a él. En su cabeza no caía el hecho que incluso ese hombre vino a visitarlo y su padre no, era algo que no podía lograr procesar bien.
—¿Qué está haciendo usted acá? —Soltó el chico su tono de voz era tajante, Robby ni siquiera quería presenciar algo relacionado con el karate, tampoco quería estar ligado al ex-sensei de su padre.
Absolutamente se negaba a esto.
—Vine a visitarte, muchacho. Siéntate, debemos conversar... —solicitó el mayor, el adolescente no evitó sentarse así que decidió optar por una actitud con desconfianza.
—Te diré algo de tu papá. Siempre fue peleador, pero fue en su primer torneo cuando vi su real potencial. Llegó a cuartos de final contra un chico llamado Vidal. Vidal era un cinturón negro de tercera generación, muy hábil. Muy superior a Johnny en esa época. Tu papá perdió, pero no sé lo hizo fácil. Y vi en sus ojos que no dejaría que eso pasará de nuevo.
—Genial historia. Prueba decírselo a alguien a quien le importe una mierda —Robby intentaba repeler a este señor porque sabía que intentaba manipularlo, pero no lo haría, jamás. Él se consideraba una persona fuerte de cuerpo y mente, un viejo no podría corromperlo.
—Eres su hijo, de acuerdo —Kreese soltó una breve risa porque era igual conversar con su exalumno, finalmente, aunque Keene intentará repeler a su padre, era exactamente igual a él, era la copia de Johnny.
—Mira donde me llevo eso —soltó Robby siendo bastante sarcástico.
—Vamos, muchacho. Sabes que no mereces estar aquí por lo que escuché intentaste detener la pelea y Díaz te atacó. Seguro puedes seguir castigándote por lo que pasó, pero al ver tu cara diría que ya lo están haciendo por ti.
—Estás perdiendo el tiempo, viejo. Lo último que necesito es otro sensei.
—Está bien —el hombre se levantó de su asiento dedicándole una mirada dura al chico golpeado enfrente suyo—, no hay mucho que pueda enseñarte ahora de todas maneras. Excepto tal vez esto, todas las tonterías que aprendiste en Miyagi-Do sirven para ganar puntos en un torneo, pero ahora estás en el mundo real, deberías aprender a atacar primero. —Aquellas palabras marcarían un cambio en el adolescente, cayendo sin querer en la trampa de aquel señor mayor.
Si tan solo hubiera estado allí Johnny, si su padre hubiera estado presente nunca habría tomado en cuenta las palabras del mayor, quién únicamente lo veía como un peón.
Por otro lado, Melissa después de su agresiva charla con Johnny fue de inmediato a la correccional para contarle lo que había pasado, pero se llevó la gran sorpresa de que alguien ya estaba con Keene. No quisieron decirle el nombre de la persona por lo cual se molestó, pero no hizo algún escándalo por lo que podría suceder, se sentó a esperar de forma paciente, aunque era una vil mentira su pie se movía de forma inquieta. Melissa esperaba que la persona que estaba en este momento con Robby saliera para luego entrar ella, cuando escuchó la puerta abrirse se levantó de inmediato, observando a un hombre peliblanco con una mirada oscura en su rostro, infirió que hasta podría tener la edad de su abuelo. ¿Él era la persona que estaba con Robby? Intuyó que algo malo estaba pasando frente a sus ojos, era como si el destino le estuviera advirtiendo de algo.
¿Han sentido que cuando miran a una persona y puedes saber si tiene buenas o malas intenciones? Este era el caso de Melissa.
Al dirigirse a la recepción chocó a propósito con el hombro del señor, el cual simplemente la observó con una sonrisa extraña.
—¿Ahora puedo pasar? —le preguntó amablemente a la recepcionista, la cual asintió dejándola pasar con el guardia.
Caminó por el pasillo apurando su paso ella quería ver luego a Robby, al abrirse la puerta pudo ver de espaldas al chico que permanecía sentado esperándola, también notó que estaba absorto en sus pensamientos porque ni siquiera había volteado a ver cuándo se abrió la puerta, así que decidió sorprenderlo tal vez se arrepentiría de esto más tarde pero su corazón estaba mandándola, se acercó lentamente abrazando por la espalda al chico, quién se estremeció al sentir el cuerpo de Melissa contra el suyo.
—Hola, Robb... —susurró la rubia con diversión en su oído, depositando un beso en su mejilla.
Robby juraría que estaba sonrojado porque sentía su corazón latir con rapidez, solamente esperaba que la rubia no se diera cuenta de esto. Melissa se separó de manera veloz antes que el guardia fuera a regañarla se sentó frente al chico con una sonrisa bastante sincera, no negaba que estaba feliz de verlo y se notaba; Keene al verla con esa actitud pudo jurar que algo se removió en su corazón, aún sin saber el que.
—Hola, Mel —soltó después de varios segundos debido al acto de la rubia hace unos instantes.
—¿Cómo te has sentido? ¿Te sigue doliendo ese moretón? —Le preguntó ella con preocupación.
—Un poco, pero está mejorando —Melissa se fijó en este que ya empezaba a tomar un color amarillento— ¿y tú Mel? ¿Cómo han estado las cosas con tus abuelos?
—Ya sabes, pero eso no es lo que importa ahora realmente. Quería que te enteras por mí, no por él —Robby no pudo evitar observarla confundido, ¿A quién se refería con él? —. Después de salir del servicio comunitario tuve una charla bastante agresiva con tu papá, básicamente me preguntó si era tu novia, cómo estabas y desde ahí todo terminó yendo en decadencia. Sinceramente no sé qué respuesta quería que le diera, pero necesitaba decírtelo.
—Te peleaste con él, ¿cierto? —preguntó Robby, aunque la respuesta era más que obvia, Keene sin contenerlo sintió alegría de que su padre al menos fuera a preguntar cómo se encontraba.
En el fondo de su corazón aún necesitaba el amor de su padre y cuando lo recibía era imposible no poder sentirse feliz.
—Sí, yo diría que lo traté como la mierda. Es un hecho, pero no tengo remordimiento por ello. Una pregunta... ¿Vino tu abuelo? Me encontré con él cuando venía saliendo.
—¿Ah? Ese señor no es mi abuelo, es el antiguo sensei de mi papá, John Kreese. Quiso manipularme con su enseñanza de Cobra Kai y con una historia de mierda sobre mi papá.
—¿En serio intentó eso? Viejo de mierda, realmente espero que no lograse contaminar tu cabeza de esas ideas... No dejes que te haga caer en un tema que es sobre tu padre y él, no mereces entrar en esa toxicidad. Eres bueno Robby, no lo dudes. Todos cometemos errores, pero eso no nos priva de poder remediarlo, yo sé que tú podrás hacerlo, si necesitas ayuda siempre estaré contigo —Melissa tomó su mano haciendo leves cariños sobre su dorso.
—Gracias Mel, tú sí que eres un ángel. Mi ángel.
—También debes cuidarte, debes prometerme eso —para Robby era como si Bambi lo estuviese mirando ya que los ojos de Melissa brillaban de una manera tan especial—, no dejes que te sigan golpeando Robb. Sé que es difícil estar aquí, pero saldrás de esto.
( . . . )
Al volver a la casa de sus abuelos había entrado sigilosamente, no quería ser cuestionada por su abuela porque sería una larguísima conversación. Al día siguiente se despertó una hora antes que su abuela, dejando una pequeña nota que decía que iría al departamento de su padre a buscar unas prendas de ropa que necesitaba para estos días.
En realidad, era una excusa para poder salir, Melissa no podía estar más enfada con ese viejo hasta ya podía sentir su odio hacia él, realmente no cabía en su cabeza cómo personas tan malvadas rodeaban la vida de Robby Keene. Fue a escondidas al departamento de su padre y solamente tuvo el valor de entrar al garaje, sacó su motocicleta y partió a donde se suponía que vivía Johnny Lawrence. Esperaba que este no la hiciera enojar más de lo debido si ya estaba que escupía fuego por lo de Kreese no quería imaginar lo que le haría al padre de Robby. Luego de unos 15 minutos llegó a unos apartamentos de reseda, al entrar en su motocicleta pudo ver al mismísimo Miguel Diaz acompañado de Johnny Lawrence junto a una caña de pescar y una revista erótica, estos se le quedaron mirando curiosos. ¿En esto desperdiciaba su tiempo el hombre en vez de ayudar a su hijo a salir de la cárcel? No podía creer tal estupidez.
—Si antes creía que eras una mierda, ahora me lo acabas de confirmar —Ambos miraron con extrañeza a la chica sin saber que sucedía, ya que ninguno fue capaz de reconocerla. La muchacha al quitarse el casco pudo ver perfectamente la cara de disgusto de ambos—. No tienen que alegrarse tanto porque vine.
—¿Qué haces aquí, niña? —increpó Johnny hastiado.
—Necesito que me digas quién es John Kreese y qué tiene que ver con Robby —pidió Melissa, aunque aquello sonaba más como una orden que como una petición.
Johnny Lawrence al oír esas palabras se quedó sin semblante alguno como si hubiera visto un fantasma o algo tan terrorífico como eso, pero lo que no sabía Melissa era que John Kreese era mucho peor que un fantasma. Para Johnny era el diablo en vida, uno que había jugado retorcidamente con él en su niñez y adolescencia, haciendo que su vida fuera basada en odio, envidia y rabia contra Daniel LaRusso.
Miguel solo miraba a su sensei dudando si este fuera capaz de responderle a la rubia. El rubio bajó del segundo piso dejando tirada la caña, acercándose a Melissa.
—¿Por qué debería ayudarte? ¿Te recuerdo nuestra última conversación? —encaró el hombre a la adolescente, ya lo había tratado como la mierda hace un día atrás y ¿ahora venía a ordenarle cosas? No sabía porque estaba aguantando a esa adolescente.
—Porque esta vez no se trata de nosotros, se trata de Robby y lo que pueda hacerle ese viejo. Ya debes tener mucho remordimiento por fallarte tanto a tu hijo, ¿quieres añadir otro más? —Melissa estaba siendo bastante firme y dura con Lawrence solamente por querer ayudar a Keene, no quería que se dejará llevar por el enojo e ira que sentía, sobre todo cuando John Kreese ni siquiera le generaba una pizca de confianza.
El rubio sonrió de manera burlona porque sabía que Melissa necesitaba más la ayuda de él que de Johnny de ella.
—Te ofrezco un trato, tú me ayudas a que él mueva las piernas y yo te diré todo acerca de John Kreese.
El rostro de Melissa era digno de una fotografía, podías ver su confusión mezclada con enojo, incredulidad.
—Dime que estás drogado o borracho porque sería lo único lógico de esta conversación —Lo único que pensaba Melissa era que, si ayudaba a Miguel, Robby podría enterarse y creer que lo estaba traicionando, igual como lo hizo Daniel LaRusso—. Yo no pienso ayudar a este otro sabiendo lo que significaría ayudarlo.
—¡Oye, te estoy escuchando! No puedo caminar, pero no soy sordo —reclamó Miguel, rodando los ojos con fastidio.
—Cállate, nadie te ha dado cuerda —Melissa ignoró la molestia del castaño, volviendo a dirigir su mirada al mayor—. ¿Me dirás quién es o no?
—Tú necesitas más de mí que yo de ti, así que depende de ti, si aceptas Melissa.
En ese momento la rubia lo pensó bien, ¿qué otra persona podría decirle acerca de John Kreese? Era mejor saberlo de la consecuencia que había dejado este sensei, la cual era Johnny Lawrence.
—Trato —la chica colocó la mano enfrente de Johnny quién la estrechó con una sonrisa. Melissa se separó rápidamente como si repeliera al hombre, y la verdad es que si lo hacía—. ¿Cómo haremos caminar al señor amargado? Díganme que no se trata de otra revista erótica porque me estaré arrepintiendo de haber aceptado.
—No, está vez iremos a un nivel más alto... —Johnny comenzó a armar un asador provocando que Miguel y Melissa se observen mutuamente extrañados.
Langdon fingió demencia al ver lo que Lawrence se traía entre manos, la verdad no le importaba lo que hiciera, si el hombre quería armar un circo a ella le daba lo mismo, la rubia solamente quería saber quién diablos era John Kreese. Decidió enviarle un correo a Robby explicándole que tendría que hacer algo que no le gustaba mucho, eso claramente era ayudar a Miguel y que esperaba contárselo en persona. Díaz pensó que se trataba de un descanso e iban a comer para después retomar, que lástima que estuviese tan equivocado... Lleva un año conociendo a Johnny y aún le faltaba conocerlo.
( . . . )
A Robby le habían dado su tiempo libre el cual aprovechó investigando a John Kreese lo único relevante que salía en internet era que Cobra Kai había logrado su cuarto triunfo consecutivo gracias a su padre también en los artículos relacionados estaba una foto del señor Miyagi y Daniel LaRusso cuando adolescente "Misterioso dojo con un alumno destroza a los cobra", no quiso seguir leyendo más de los viejos que le habían arruinado la vida así que prefirió revisar su correo electrónico. Tenía en su mayoría mensajes de su mamá, dos de Amanda LaRusso y de Daniel, tres de Samantha y de los primeros destacaba un mensaje de Melissa, el encabezado lo puso nervioso.
"Encontraré una manera de sacarte de allí lo antes posible. Es una promesa no estás solo"
Si tan solo Robby hubiera leído el correo completo de Melissa, pero este no lo hizo, fue directamente a contestarle a la chica LaRusso, aunque había momentos que su corazón caía por Melissa Langdon, tristemente este seguía latiendo y perteneciendo a Sam LaRusso. Cuando sería el momento que aclare sus sentimientos por la rubia que lo único que deseaba era su bienestar.
En ese momento Robby estaba tan entusiasmado de estarle escribiendo a su novia hasta que Shawn le desconectó el computador.
—Oops —se quejó falsamente el pelinegro, tirando el cable al piso—, espero que no hayas perdido algo importante.
Robby se mostró serio levantándose de manera inmediata.
—¿Por qué no me dejas en paz, hombre? —Robby se levantó de manera inmediata, mostrando una actitud calmada.
—Eso no sucederá. Tú siempre vas a mirar por debajo de tus hombros.
—Se acabó el descanso, imbéciles. —informó el guardia que acaba de llegar a la habitación— ¡A sus literas!
Robby escaneó con la mirada a Shawn antes de hacerle caso, era verdad estaba asustado. Se encontraba en un lugar que no conocía, era nuevo para él añadiendo que se trataba de allí había gente con antecedentes criminales y ahora él estaba siendo uno de ellos.
—Tuviste suerte esta vez, perra.
Robby le dio una última mirada enojado antes de irse y seguir las órdenes del guardia.
—¡Vamos! —ordenó nuevamente el guardia al ver a los dos reclusos ojearse de manera agresiva, Shawn lo quedó observando— ¿Qué miras?
( . . . )
Johnny aprovechando que los dos adolescentes estaban distraídos comenzó a rociar de manera discreta los pies de Miguel con gasolina, el castaño parecía no notarlo debido a que estaba distraído en su teléfono y Melissa ni siquiera le dirigía la mirada así que eso era de bastante ayuda.
La adolescente seguía tratando de averiguar cuál sería su rol en toda esta operación de ayudar a Miguel mover sus piernas. La asadora seguía intacta frente a ellos, de manera sencilla descartaba la idea de comer, seguramente a Johnny se le ocurría una idea extravagante que la haría replantearse si ayudarlo o no.
—¿Qué va a hacer con esa parrilla?
—¿Vamos a quemar al lisiado? Me cae mal pero tampoco es para quemarlo, mírelo ya tiene cara de miserable es imposible añadir más a la lista —comentó Melissa haciendo enojar al castaño, quién la miró ofendido y con una mala cara—. ¿Sabe qué? Mejor se lo merece, quémelo. Hágalo cenizas.
Melissa en el fondo de su corazón le tenía clemencia al chico Diaz, aun así, ella no lo admitiría y era mucho más gratificante hacerlo enojar. Aunque Melissa no estuvo en la pelea le tenía cierto resentimiento a Miguel porque debido a esa estupidez Robby estaba en la correccional.
—¿Sensei? —preguntó preocupado Miguel ignorando el último comentario de la chica—. ¡Está loco! ¡No me puede colocar dentro de una asadora! ¡Mi mamá y mi yaya lo van a matar!
—¿Se fijó que no hubiese cámaras aquí? Después nos van a acusar de crimen de odio contra él, cualquier cosa decimos que no vimos nada. Yo no pienso pisar la correccional de nuevo —confesó la rubia mirando al par de hombres que permanecían pasmados, observándola.
Miguel soltó una breve risa que cambió a un semblante serio intentando no demostrarle una actitud positiva a la rubia, puesto que ella lo había fastidiado desde que puso un pie en los departamentos. Más encima no entendía porque la actitud grosera de Melissa contra él, porque según Miguel no le hizo nada para disgustarla, le sorprendía la agresividad que tuvo Melissa para hablarle a su Sensei en el año y medio que llevaba conociendo al hombre, destacando la cercana relación que tenían jamás había visto a alguien tratarlo de esa manera añadiendo que sobre todo Johnny se mantuvo tranquilo sin perder sus estribos porque Miguel quiso imaginarse si hubiera sido el Señor LaRusso quien le dijera todas esas cosas, capaz estarían peleándose abajo un ataúd o de urgencias en un hospital. Para Miguel, Melissa era todo un enigma porque de alguna manera se había visto envuelta en todo este problema, además que tenía curiosidad por el porqué de su actitud.
Lawrence tiro un fósforo a los pies de Miguel, mientras que la llama comenzó a consumir el cordón de la zapatilla, pero el castaño aún no era capaz de moverlo.
—¡Lo está quemando en silla de ruedas! No creí que fuera tan malvado, Johnny. Aunque en otra ocasión apoyaría esta causa...
—¡Silencio! —le gritó el nombrado a la menor que estaba asustando aún más al castaño, siendo que el rubio lo tenía tomado por las manos evitando que el pudiera hacer algo contra eso— ¡Vamos, Díaz! Sacude la pierna, tú puedes.
—Me obligan a hacer tratos con personas que no me agradan y ahora me mandan a callar —gruñó la rubia hacia los presentes.
—¡Es lo único que quiero! —exclamó el castaño desesperado, ignorando el comentario de la chica.
—¡Entonces concéntrate! Dile a tu cerebro que muevan esas piernas antes que terminen en hueso.
Miguel suspiró y se volvió a concentrar e intentó con su cerebro y corazón tratar de mover su pierna, a los segundos el fuego comenzó a expandirse hacia su pie. Melissa corrió a buscar el extintor dejándolo a unos milímetros de ella por cualquier eventualidad.
—¡Mierda! —Johnny fue a recibir el extintor por parte de la chica.
—¡Sensei, me sube por la pierna! —exclamó el moreno quién sentía el fuego crecer en su pie, fueron pocos segundos ya que al instante el mayor extinguió el fuego. La situación dejó tensos a ambos rubios exceptuando al chico que estaba bastante deprimido.
—Vaya, creí que funcionaría... —Melissa estuvo a punto de soltar un comentario sarcástico, pero prefirió callar al ver el semblante del latino.
—¿Por qué no funcionó? Mi pie se quemaba y no sentí nada—comentó un Miguel bastante decepcionado e ilusionado, lo peor es que esperaba que su extremidad se moviera—. Está bien, debo ordenar la casa antes de que llegue mi mamá.
—Nos vemos.
Melissa visualizo como el latino se dirigía a casa, dirigió su mirada al padre de Robby. No podía evitar sentir empatía por él, si ella estuviera en esa situación sería un infierno para sí misma, ella era una persona imperativa le era difícil quedarse quiera, el evitar mover sus piernas cuando estaba nerviosa, lo más que sentiría sería el no poder manejar su motocicleta, porque para ella significaba una gran parte de su vida. Aunque intentó contener la parte empática de su corazón, ella decidió preguntar.
Por eso decidió preguntar.
—¿Cuál es el siguiente plan, Johnny? —el nombrado la observó con una ceja alzada demasiado sorprendido por su comentario—. No me mires así, tampoco soy un monstruo sin sentimientos.
El mayor soltó una carcajada por expresión—. Vamos rubia, mueve el trasero.
—¿A dónde iremos? —Dijo Melissa caminando detrás de él.
—Llevaremos a miguel a un concierto.
—¿Qué? No veo como esto ayudará, pero primero necesito ir a dejar mi moto, si mi abuela me ve con ella me mata —Johnny la miró burlón—. ¿De qué mierda te ríes? Tú no conoces a esa señora, otra cosa necesito tu número para enviarte la dirección para que me vayas a buscar. Antes que me digas algo, si necesitas mi ayuda vas a tener que pasar por mi abuela que últimamente me anda pisando los talones.
( . . . )
Mientras el trío de mosqueteros se mantenía lejos del caos, sucedían peleas en distintos sitios... la primera se situaba en la correccional dónde Robby finalmente se desquitaba con los matones que se habían aprovechado de su debilidad, pero ya nunca más. Él ya había comprendido que tenía que dar el primer golpe rompiendo con toda tu enseñanza de Miyagi-Do, dejándose llevar por el enojo y rabia que sentía, lamentablemente cuando saliera Melissa conocería a un distinto Robby, no al mismo que entró a esa prisión.
La segunda pelea se encontraba en Goll N' Stuff específicamente en el juego de láser, los estudiantes de Miyagi-Do vs. los de Cobra Kai, obviamente liderada por Sam LaRusso quién cansada de los bravucones decidió atacar, iban ganando hasta que apareció el monstruo de las pesadillas de la castaña, la mismísima Tory Nichols, pero eso no importa mucho en esta historia. Ambas peleas concluyeron con un ganador y un perdedor, en la primera ganó Robby demostrando no sentir miedo contra los abusivos de la correccional dejando como perdedor a Shawn y sus secuaces. En la segunda ganó Cobra Kai los cuales vencieron a la mayoría del dojo contrario, destacando el ataque de cierto pelirrojo contra su ex-mejor amigo que fue capaz de romperle el brazo, mientras que cierta castaña atacada por una crisis de pánico no pudo hacer nada para evitarlo.
( . . . )
Melissa terminaba de lavar los trastes con su abuela cuando escuchó el timbre por el horario supuso que eran los chicos. Su abuelo después de preparar la cena y comer junto a ellas, se fue acostar disculpándose con ambas mujeres por no ayudarlas, pero se encontraba muy cansado. Ambas lo entendieron, y le dijeron que no se preocupara para finalmente desearle unas buenas noches.
«Oh, aquí vamos, pensó la chica.»
—Yo atiendo, no se preocupe abue —al abrir la puerta se encontró de cara con los muchachos—. Hola, ustedes dos serán mi boleto con mi abuela y antes de que pasen no digan ninguna estupidez, si no quieren que mi abuela se los coma vivos a ambos.
Miguel y Johnny se observaron antes de asentir con miedo, la rubia los hizo pasar a ambos a la casa de sus abuelos. Quienes de inmediato quedaron sorprendidos al ver a la abuela de Melissa, ya que se veía una señora súper amable no como el terror que describía la chica.
—Meli, ¿Quién era? —preguntó su abuela antes de levantar la mirada hacía las dos personas nuevas en el hogar—. Oh, ¡hola! Soy Rosie, abuela de esta dulce rubiecita. Tomen asiento. Meli, ayuda al chico con su silla.
La rubia asintió con una sonrisa corriendo el mueble para que Miguel colocará su silla de ruedas al lado de Johnny en el sillón, y cosa que ambos quedaban lado a lado.
—Y estos dulces hombres, ¿qué son ustedes de mi nieta? —preguntó la señora con una tierna sonrisa hacia los visitantes.
—Bueno, podríamos decir que somos conocidos. Mi nombre es Johnny Lawrence, ex-sensei de un dojo —se presentó provocando una cara horrorizada en la abuela.
—¿Tenía un recinto de peleas? —cuestionó la mujer a punto de masacrarlos—. No me diga que usted dejó a este pobre niño así.
—No, señora Rosie. Yo tuve un accidente en que- —Melissa le hizo un gesto a Miguel para que detuviera su relato, el cual entendió—. Bueno, eso no importa. El señor Lawrence era mi sensei en su dojo nos enseñó la disciplina, la manera de superarnos, creer en nuestras capacidades y confiar en nosotros. Oh, disculpe mi nombre es Miguel Díaz.
—Entiendo, que bueno que hoy en día enseñe cosas tan importantes como esas. Un gusto conocerlos a ambos, ¿díganme cómo conocieron a mi nieta?
Los tres se dirigieron la mirada inmediatamente entre sí, recordando que las primeras interacciones que habían tenido con la chica Langdon no fueron de las mejores para contarle a la señora.
—Bueno, tuvimos ciertas confrontaciones que ya solucionamos y todo está muy bien en este momento. —contestó de manera improvisada Johnny.
Melissa en este momento sería capaz de hacerle un altar al hombre por hablar tan bien frente a su abuela, en cambio Miguel estaba sorprendido por el autocontrol de Lawrence al no decir alguna estupidez.
—Yo no diría eso... —susurró Miguel, ganándose un golpe del rubio. Melissa lo observó con los ojos bien abiertos.
—Discúlpelo, a veces tiene problemas de memoria, ¿cierto, Miguel? —Se adelantó el hombre mirándolo con cierto semblante de enfado. El nombrado asintió—. Tanto tiempo en el hospital lo dejo así.
—¡Sensei! —chilló el latino, sacándole una sonrisa a Rosie.
—Bueno, nosotros veníamos a pedirle permiso para que Melissa nos acompañe a una actividad recreativo para ayudar a Miguel a caminar. Todo obviamente conmigo supervisando, todo super seguro. —Lawrence cambió un poco el discurso dejándolo apto para la abuela, porque si le decía dónde irían era capaz de sacarlos a patadas de su casa.
—Oh, ¿esto es cierto, Meli? ¿Estás ayudando a este chico a qué pueda volver a caminar? —dijo la mujer dirigiéndose a su nieta, enternecida por el actuar de su niña.
—Sí, abue. Todos merecemos una segunda oportunidad, y sobre todo Miguel que es un chico tan amable —la nombrada quería apuñalarse por decir estas palabras frente a los dos hombres—, hay que ser empáticos con su situación, podría ser cualquier chico de nuestra edad.
—Eres un cielo, Meli —confesó la mayor, agarrando las mejillas de su nieta—. Con respecto a eso, claramente les doy permiso. Viendo lo comprometida que está mi nieta con este chico. Disculpe la pregunta, ¿es su padre?
Miguel miró a Johnny de manera divertida esperando su respuesta.
—¿Él? —apuntó a Miguel, la mujer asintió—. Sin ofender, hasta la rubia se parece más a mí. Él es adoptado.
Melissa quiso comenzar a reír con todo su esplendor, pero se contuvo.
( . . . )
Una vez ya en el auto de Johnny que en realidad era la camioneta que Robby le había robado a los LaRusso, se dirigían camino al concierto.
—No puedo creer la actuación que realizaste en la casa de tu abuela —le comentó Miguel—, por un momento me lo creí todo. Sensei, me quería dejar como un loco frente a la abuelita.
—Todos merecemos una segunda oportunidad. —la imitó Johnny haciendo ojos de gatito y una voz chillona.
—¡Ya cállense! Por eso no me agradan —los regañó la chica haciendo que ellos se siguieran burlando, bueno de cierta manera se lo merecía. Los estuvo tratando como la mierda siendo que ella ni siquiera estuvo el día de la pelea.
Lo gracioso es que ciertas cosas que dijo Melissa no eran actuadas, era como ella se sentía realmente con respecto a esa situación. Prefirió callar y aún no mostrar su verdadera personalidad a los dos hombres que permanecían en los asientos delanteros.
Después de un viaje de aproximadamente quince minutos, llegaron a un lugar sombrío lleno de hombres vestidos con ropa negra, de cuero y tachuelas. Melissa tenía dos opciones les gustaba el rock o lo gótico, sin embargo le llamaba la atención lo genial que lucían esas chaquetas, le recordó a la de su padre.
—Este lugar se ve aterrador desde afuera —comentó Miguel mirando a todos los hombres—. ¿Dónde vamos, sensei?
—Es una entretenida excursión. Toma esto Melissa —susurró el rubio y le extendió el bolso—, y ambos síganme la corriente.
—Bueno, pero si terminamos en prisión mi abuela lo matará.
—Quédate quieto —le ordenó Johnny al latino, quién bajo su cabeza.
—Como si me pudiera mover también... —murmuró el pelinegro.
—Espera, buen intento —le dijo el guardia al rubio tomándolo del brazo—. Regresa cuando tengan 21.
—Va a ser difícil, va a estar muerto para ese entonces.
—¿Qué? —Miguel inmediatamente se giró a mirarlo.
—Si, ya debiese haber muerto —Miguel hizo una cara moribunda que reflejaba su debilidad y dejó salir una tos seca—Cada día es un regalo, imagínese que su novia reza todos los días para que siga con vida, mire lo triste que está. —Apuntó a Melissa quien no podía creer lo que dijo Johnny.
—Sí, no se imagina la gran pena que llevo, pensábamos tener toda una vida juntos, terminar nuestros estudios, casarnos, tener hijos, un perrito que se llamará pepito y un gatito llamado pelusa, pero esos sueños quedarán enterrados el día que mi amor se vaya al cielo —dijo la chica sollozando, Miguel apuntaba el cielo de manera triste—, ni siquiera podrá quitarme la virginidad, yo que me reserve solamente para él y tengo que verlo partir en un ataúd. ¿Quién calmará mi triste corazón en ese entonces?
El guardia quien estaba llorando por el rompedor relato de la chica, les abrió la puerta dejándolos entrar.
—Está bien, espero que seas fuerte chica. Que viva el amor adolescente.
Entraron a un recital que estaba repleto de público de mayoría de edad todas las edades, la mayoría vestía ropa como los tipos de afuera.
—Sin comentarios, el que diga algo lo mato —Melissa advirtió al par de hombres que inmediatamente asintieron con una sonrisa inocente.
De forma inmediata el mayor cambió el tema de conversación captando la atención de ambos jóvenes, diciendo: —Él es Dee Snider, el rockero más rudo del mundo.
—¿Qué estamos haciendo aquí? —la chica se dirigió a Lawrence que le quitó el bolso de manera rápida.
—¿Esto es parte de mi terapia física? —cuestiono el latino
—No lo es. Melissa pásame el bolso—La rubia le hizo caso milagrosamente, y Johnny sacó unas latas de cerveza para cada uno— ¡Olvida todo eso y diviértete!
Melissa alzó los hombros bebiendo de lo que Johnny les había dado a ambos, se cuestionaba en su mente en qué momento había pasado de odiarlos a estar teniendo una agradable ocasión con ambos, dejando de lado lo que sucedió con Robby. Después de todo se encontraba con ellos debido a él, Robby Keene tenía mucho que ver con las nuevas personas que estaba entablando una relación, y ella no podía evitar sentirse culpable por esto, aunque se suponía que era un medio para llegar a un fin ya que después de todos estos acontecimientos sabría quién mierda era John Kreese, y el por qué este quería a Robby. Entre lo que la chica permanecía sumida en sus pensamientos Miguel comenzó a tomar fotos de ellos en el recital, y Melissa al percatarse que este tomó fotos, esperaba esperanzada que Robby no viera esas fotos.
—¿Me mandas una copia? —Gritó el mayor entre todo el concierto.
—No se preocupe, lo etiquetaré.
—¿Qué significa eso? —preguntó confundido Johnny, esperando una respuesta por parte del chico.
—Que abuelo eres —le gritó Melissa a lo que el mayor la fulminó con la mirada, haciéndola reír.
—Revise su Facebook.
—Ya no tengo Facebook, tire lejos mi teléfono.
—¿Sabe que también está en su computadora, cierto?
—Si, si.
—No seas mentiroso, no tenías ni idea que eso fuera posible.
—Ay, disculpa miss tecnológica no sabía que hería tus chips, o esas cosas que tienen los computadores —se intentó burlar el mayor, siendo casi imposible. Ya que la chica comenzó a reír de inmediato.
—Muy bien —Dee detuvo la música haciendo que el público tome atención—, oí que hay un chico junto a su novia cumpliendo su lista de deseos está noche.
—¡Sí, aquí está! —exclamó Johnny apuntando a ambos adolescentes con entusiasmo.
—Ahí está—Dee apuntó a Miguel y Melissa—, señoritas, ¡hagamos realidad el deseo de ese niño! —Las chicas miraron a Miguel con una sonrisa, y él nervioso se las devolvió. Melissa rio al ver esa interacción debido a que el castaño se puso nervioso—¡Bien, ahora repitan después de Dee... I wanna rock!
—¡Rock! —Gritó todo el público al unísono poniéndose a saltar.
Estaban disfrutando del concierto hasta que Johnny se percató que Miguel comenzó a mover su pierna.
—¡Mierda! —exclamó la rubia emocionada, dándole un abrazo a Miguel quién quedó sorprendido por su acción—. Lo siento, me deje llevar —Johnny pretendía molestarla antes de que dijera algo, ella añadió—. Dicen una palabra y los mato a ambos.
Ambos hombres se miraron asintiendo para volver a disfrutar nuevamente el concierto. Si tan solo Melissa supiera todo lo que se vendría, si tan solo hubiera estado preparada para la tormenta que se transformaría su vida. Todo por dejar entrar a Robby Keene y a su círculo a su vida.
Prepárate, Melissa, porque luego no podrás volver.
Hola, después de tanto tiempo sin actualizar debo explicar que estuve enfocada en mis estudios, me pase un año preparando para un examen y entre a la universidad, mi primer año me mato por completo escribí informes casi todo el año, y me quedaba muy poco tiempo para dejar volar mi imaginación. Lo único que hice fue dormir jaja, además tuve complicaciones con las muelas del juicio entre otras cosas, y añadir que me operaron, me pasaron muchas cosas jajaja. 🧍🏻♀️
Espero que realmente les guste este capítulo, como se dieron cuenta decidí hacer que Melissa interactuara con más personajes, y esperen el siguiente porque tendrá algunas charlas tensas con cierto personaje. ✨
Realmente espero que les guste el dúo cómico que serán Melissa y Johnny, si bien esto fue el comienzo hay mucho más de eso. 🤝🏻
Si bien Melissa no se llevaba bien con Miguel este capítulo intenta empatizar con él, aunque tenga miedo por traicionar a Robby.
¡Voten y comenten ya que eso realmente me anima a seguir escribiendo!
Cualquier falla de ortografía
será corregida luego.
with love, sophs. 💋
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