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🥀 46 🥀

—¿Es esto lo que haces cuando no estoy, eh, Namjoon? ¿Es esto por lo que has arruinado el contrato de tu vida y mandaste al diablo tu matrimonio?

El hombre hizo que sus dedos crujiesen contra la palma de su mano, sin retirar la vista ni un solo segundo de él, irguiéndose por completo junto a la puerta de ingreso. Su madre tosió y se aferró a la pared, todavía luchando por recuperar la respiración y su hermana lo siguió mirando con los ojos en blanco, empezando a asimilar la situación que tenía frente a frente.

Definitivamente, había llegado el momento.

Namjoon tomó un rápido respiro y su cuerpo respondió a la presión, tensándose, al igual que su pecho, que ahora bombeaba la sangre con una prisa semi alterada. Una expresión relajada se apoderó de su rostro, intentando asi cubrir toda la presión que alborotaba su organismo.

—Ajá, es esto lo que hago y no le veo nada de malo. Es mi novio y tengo todo el derecho de besarlo cuando se me venga en gana, ¿o no? Disculpa que no se los haya dicho antes, pero no crei que les interesara y tampoco creo que ahora lo haga.

Su padre se quedó inmóvil y continuó mirándolo con una expresión indescriptible.

—Tu novio —soltá, sin ningún sentimiento en su tono de voz, aun manteniendo esa tranquilidad que resultaba casi aterradora—. ¿Se supone que debo reírme o qué mierda debo hacer, Namjoon?

—Es mi novio, mi chico, mi vida, la persona a la que amo y con la que pienso pasar el resto de mi vida.

Seokjin se estremeció y su rostro se colmó de terror vivo al enfrentar la realidad. Sus dedos apretaron el brazo de Namjoon con fuerza, aferrándose a su piel; su cuerpo enrojeció hasta el máximo punto y sus ojos apuntaron hacia las tres personas que se encontraban frente a ellos.

—Te acabo de escuchar diciendo un sinfin de incoherencias y cuando he entrado, te he visto haciendo cosas... repugnantes, por lo que debo concluir que eres un homosexual.

Namjoon arqueó una ceja, aunque la fría voz se clavó como un puñal dentro de su mente.

—Vamos, no me digas que te vas a poner moralista justo ahora, tú que eres el tipo que de menos moral debe hablar. Haces negocios sucios, compras acciones ilegalmente...

El hombre enrojeció con violencia y tras hacer graznar sus dientes, se impulsó hacia adelante con los dedos temblorosos extendidos, mientras Namjoon se preparaba para lo que vendría. Escuchó el grito de su hermana y apretó las mandibulas, preparándose para detener el golpe que seguramente explotaria en su rostro. Sin embargo, los ojos se le salieron de las órbitas al ver cómo ambas manos nerviosas se prendían del cabello de Seokjin y tiraban de él con furia, arrastrándolo hasta lograr sacudirlo contra la sólida pared.

—¡Maricón del diablo, corruptor de familias! ¡Uno que te da un techo y dinero para que sobrevivas y así es como lo pagas! Lo pagas enredando a mi hijo en tus redes de porquería en mi propia casa, ¿¡eh!? ¡¿Y todavía te atreves a vernos la cara de imbéciles?! ¡¿No tienes ni un poco de vergüenza?! ¿Sabes con quién te has metido? ¡Te me largas, te quiero fuera de acá ahora mismo!

Lo sacudió con fuerza y estuvo al borde de tomarlo del cabello nuevamente cuando un brazo lo detuvo y un puño reventó contra su barbilla. No tardó nada en encontrarse con los ojos enrojecidos y atolondrados de Namjoon, que lo miraban fijamente, ardiendo en Ilamas.

—¡No vuelvas a colocar un dedo sobre él ni a hablarle de ese modo, porque no te lo voy a permitir! —sostuvo a Seokjin con un brazo y lo aferró a su cuerpo, sintiéndolo romper en sollozos y temblores, apretando los labios—. Si te atreves a volver a tocarlo, me olvidaré completamente de quién eres y me vas a conocer.

Su madre lo observaba todo con la misma palidez de antes, sin emitir ninguna respuesta y su hermana siguió con los ojos perdidos, sin poder retirar su mirada de la mano de su padre, que se presionaba la barbilla de una forma ansiosa, centelleando en rabia.

—Basta, Namjoon... —Seokjin se soltó un poco de su agarre y se volvió hacia el hombre de traje negro, mirándolo con las lágrimas resbalando por cada rincón de su rostro—. Escúcheme, sé que quizá no me conoce y está en todo su derecho de pensar lo peor, pero si es que hay algo que puedo jurarle es que amo a Namjoon con todo mi corazón y mi amor es desinteresado y sincero. Si tan solo me da la oportunidad, puedo demostrárselo, le prometo que daré lo mejor de mí para agradarle...

—¡Cállate, agarra tus cosas y desaparece de mi vista ahora! ¿¡Todavía te atreves a hablarme!? Maldigo el momento en que acepté que entres a esta casa, lo maldigo con todas mis fuerzas. Tanto pensar en no meter mujeres a trabajar para que Namjoon no se liara con ellas, pero... ¿sabes algo? Preferiría haber contratado mil veces antes a cualquier prostituta, porque tú has resultado mucho peor.

Namjoon ahogó un gruñido y quiso abalanzarse hacia adelante, pero Seokjin lo sostuvo del brazo.

—¡Déjalo ya, deja en paz a mi hijo! —su madre presionó una de sus manos contra su boca, todavía manteniéndose agotada y deslucida— ¿Cuál es el problema en todo esto?

—¿Cómo que cuál es el problema en todo esto? ¿Tú lo sabías? ¿Tú sabías de semejante inmundicia?

—No lo sabía, no sabía nada, pero hace algún tiempo... hubo un momento en que llegó a pasarme por la cabeza, pero pensé que era solo mi imaginación, que no podia ser verdad... Y luego, me olvidé de todo el asunto y ahora esto obviamente me desconcierta, pero lo apoyo, porque es su decisión y yo siempre apoyaré las decisiones que él tome.

—Yo tampoco le veo el problema... —su hermana aclaró su garganta y recuperó el color de su rostro—. Namjoon es una persona adulta y él puede decidir con quién meterse o no.

Los ojos ladinos de su padre concentraron toda su atención en él y Namjoon apegó a Seokjin totalmente contra su cuerpo, cerrando ambos brazos a su alrededor en respuesta.

—¿Están enfermos o qué es lo que les pasa? ¿Cómo pueden apoyar semejante porquería y estar de acuerdo con esos gustos retorcidos? —el hombre exhaló, sacudiendo la cabeza sin dejar de mirarlos—. ¿En qué falle para que resultaras asi, Namjoon? ¿Cómo puede gustarte algo como esto, tan sucio y aberrante? ¿Cómo puedes estar tan enfermo y podrido?

—¿De qué me culpas tanto? ¿¡De enamorarme?! ¿Te resulta tan sucio que me haya enamorado, verdad? ¿Eso es lo que he hecho mal y te resulta tan asqueroso? ¿Saber que lo amo con toda mi alma y que desde el primer momento que lo vi, fui yo quien fue tras él, porque me vuelve loco de una forma que no te imaginas?

Inmediatamente, sintió la presión de los dedos desesperados de Seokjin en su brazo.

—Es asqueroso, demasiado repulsivo —el tono de voz del hombre que era su padre volvió a tonarse tan sereno, seguro e intimidante—. Tú no eres mi hijo, nada de mi sangre puede salir de esa manera. No, no eres mi hijo, no lo eres...

Un relámpago de electricidad se estrelló directamente en su pecho al escuchar aquello, pero sus brazos se cerraron con más seguridad alrededor del tembloraso cuerpo de Seokjin.

—No te preocupes, no necesitas seguir haciéndote problemas por gente tan sucia como yo. Créeme que tampoco es de mi gusto ser tu hijo, asi que es mucho mejor para mí largarme de una vez a buscar mi propia felicidad.

La presión en su cuerpo incrementó cuando lo observó asentir con frialdad e indiferencia.

—Eso es, lárgate, al final, me has salido igual de maricón que ese. Ni creas que vas a heredar algo y mucho menos, que te recibiré en mi empresa, porque si cruzas esa puerta, te olvidas de todo lo que has visto en tu vida. Ve, Namjoon, tú que eres tan trabajador, estudioso, capaz y responsable... quiero ver qué tan lejos llegas o mejor dicho, hasta dónde aguantas.

—Vamos, papá, ¿no lo estarás dejando ir de verdad, no? Tú sabes que Namjoon no tiene nada, ni siquiera tiene ingresos de ninguna parte, todo lo que tiene es nuestro.

Su mano descendió hasta entrelazar sus dedos con los de Seokjin y tomando el aire que sus pulmones necesitaban, salió de la casa con. rápidos y toscos movimientos, escuchando los gritos de su hermana y su madre, que se oponían a la imponente y resonadora voz.

Aquello era el colmo, realmente el colmo.

Pero era lo tarde o temprano, iba a suceder.

Se subió al primer taxi que encontró y lo atrajo consigo, abrazándolo con calidez y recostando su cabeza contra la suya. Podía percibir cómo sus ojos chispeantes y asustados se movían nerviosos por las. ventanas laterales del auto, observando el sol resplandeciente que iluminaba las calles conocidas, que pronto comenzaban a convertirse en desconocidas.

—Volveré luego por tus cosas y las mías —su mano se movió hasta tomar su barbilla húmeda y él asintió en respuesta, acomodándose sobre su hombro—. ¿Estás bien? Perdona todo lo que ha sucedido, todas las estupideces que ha dicho....

–Estoy bien, Joonie, no importa, al menos, lo intentaste... —ciñó los dedos alrededor de su brazo y otro sollozo volvió a invadirlo—. No puedo evitar sentirme culpable de todo esto, nunca pensé que respondería de este modo. Me imaginé todo tipo de reacciones, pero nunca creí que se cerraría totalmente y te echaría también de la casa. Eres su hijo, estoy seguro que va a reflexionar, no puede comportarse asi...

El vehículo se detuvo ante el tráfico y sonó la bocina.

—Tú no tienes la culpa de nada, grábate eso —acercó su rostro al suyo, rozando sus labios sobre la curva húmeda de su nariz y una sonrisa curvo su boca—. Está bien, ¿fuimos cuatro contra uno o no? Resultó mejor de lo que esperaba y eso es porque eres muy adorable, solo que ese tipo está ciego...

El taxista se volvió un poco, moviendo el auto hacia la otra via.

—Disculpe, ¿a dónde me dirijo?

La pregunta le cayó como un baño de agua helada.

¿A dónde iban?

–¿A dónde vamos? —cuestionó y el rostro de Seokjin, que habían empezado a ganar una pizca de vitalidad, empalideció de nuevo—. Podemos ir a un hotel, pero no he traído mucho dinero en efectivo. De hecho, casi nunca cargo mucho dinero en efectivo, pero espera... -  —sacó su billetera negra con rapidez y la vació sobre sus manos, dejando caer un solo billete y más de ocho tarjetas de crédito—. Tengo solo tarjetas y de hecho que me las va a bloquear, si es que no las bloqueado ya...

—Vamos a mi casa —Seokjin esbozó una sonrisa y sus ojos se iluminaron entre las lágrimas, que todavía sobresalían sobre sus pupilas—. Yo tengo dinero, podemos viajar ahora mismo y quedarnos ahí todo el tiempo que gustes.

—Es buena idea, pero tu familia se preocupará si aparecemos así como así y creerán que soy un inútil que solo te da más problemas y ni siquiera sabe cuidarte bien. Definitivamente, se decepcionarán y no les resultaré un buen partido para ti... no, no me conviene, ahí no.

—No será así, Joonie —rió y los rasgos de preocupación de su rostro se relajaron un poco.

—Al menos, por ahora, tenemos que encontrar otro lugar.

Siguió revisando la negra billetera, pero no logró conseguir ni un solo billete más.

—Yo no conozco a muchas personas acá. Si llamamos a Jungkook...

—De ninguna manera, Jungkook es demasiado cargoso y no quiero que se meta más en esto... —Namjoon regresó las tarjetas a los diversos bolsillos y una ligera luz apareció en sus oscuros ojos—. Creo que lo tengo, Seokjin, no entiendo cómo no lo pensé antes.

Mencionó la dirección rápidamente y el vehículo tardó diez minutos en detenerse frente a una casa pequeña rodeada de un sinfín de árboles antiguos. Se acercaron a la puerta principal y Namjoon golpeó la puerta durante dos minutos hasta que escuchó un grito cansado y esta se abrió.

—Hola, Jimin —quitó las manos de sus bolsillos y rodeó a Seokjin con el brazo izquierdo, exhalando finalmente—. ¿Nos dejas quedarnos un rato?

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