Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8


Tres meses después.

Había pasado tres meses desde que la vida de Anne cambió en un cerrar de ojos, el engaño de Five con Lila seguía contaste, pero parecería y no dolor más, ¿por que debería de hacerlo?, ya no puede cambiar el pasado y si lo hiciera no lo haría, por que gracias a ese engaño ella encontró una familia y un verdadero amor.

Si a la Anne de dieciséis años le dijeran que ella terminaría con Diego, simplemente sonreía y diría, "¿Somos felices con el?", y claro que lo son, por que estos tres meses, fueron como una vida a la que simpre debió vivir.

Estar con los niños y con Diego es lo mejor que esta pasando en su vida, su sueño hecho realidad, y hablando de los niños.

Ahí esta ella, corriendo detrás de Dylan, el cual solo en estaba en ropa interior, corriendo por toda la casa, mientras que Diego trataba de peinar el cabello de Coco.

—¡Dylan Sebastián Hargreeves, ven para acá! — grito la rubia castaña mientras seguía corriendo detrás del pequeño.

Dylan río divertido, mientras corría más rápido, bueno corría lo que sus pequeñas piernas le permitan, corrió hasta la sala, donde Grace lo sujeto para a que no siguia escapando de su madre.

—Eres un travieso, Dy — dijo Grace mientras negaba con la cabeza, el pequeño solo rio.

Anne llego junto a ellos, mientras soltaba un suspiro cansado, pero una sonrisa creció en sus labios al ver a su hijos, Grace detenido a Dylan para que no salga corriendo de nuevo.

—Gracias por detenerlo, mi vida — agradeció la mayor a su hija mayor con una sonrisa, mientras tomaba a Dylan en brazos.

— De nada mamá — dijo Grace con una sonrisa, para después sentarse en el sillón a seguír leyendo su libro, mientras esperaba.

Anne asintió con una sonrisa, para irse  a la habitación con Dylan en brazos, el cual seguía riendo por su travesura de hace unos minutos atrás.

Mientras que Diego seguía batallando con peinar el cabello de Coco, pero en ves de arreglarlo, parecía empeorarlo.

—¡Duele papá! — grito Coco mientras hacía muecas de dolor cuando sintio otro tiron de cabello.

—Lo siento cariño — se disculpo Diego, para después dejar el cepillo (o peine) de lado y soltar un suspiro de derrota — No soy bueno en esto —dijo mirando el desastre que dejó en el cabello de su hija.

—No lo eres papá — le dice Coco negando con la cabeza

Anne entro a la habitación y se quedo ahí parada en shock mirando a Diego y a Coco, el moreno le dio una mirada de disculpa mientras que la pequeña una mirada de auxilio.

—No voy a preguntar — comenzó a hablar Anne — Pero creo que lo mejor sería que tu vistas a Dylan y yo arreglo el desastre que dejaste en el cabello de Coco — dijo.

— Si, creo que es lo mejor — dijo Diego mientras se colocaba de pie y tomaba en brazos a Dylan y lo llevaba a la otra parte de la habitación para vestirlo.

Anne se acercó a Coco y tomó el cepillo con una sonrisa tranquilizadora.

—Vamos a arreglar esto, pequeña —dijo suavemente mientras comenzaba a desenredar con cuidado el cabello de su hija.

Coco se relajó un poco, confiando en las manos expertas de su madre. Mientras tanto, Diego luchaba por ponerle una camiseta a Dylan, quien seguía riendo y moviéndose sin parar.

—¡Papá, eso hace cosquillas! —protestó Dylan entre risas.

Diego suspiró, pero no pudo evitar sonreír ante la energía inagotable de su hijo.

—Bueno, al menos alguien se está divirtiendo —murmuró Diego, finalmente logrando vestir a Dylan.

Anne terminó de peinar a Coco y le dio un beso en la frente.

—Listo, preciosa. Ahora estás perfecta —dijo, admirando su trabajo.

Coco sonrió y abrazó a su madre.

—Gracias, mamá.

Diego se acercó con Dylan en brazos, quien ahora estaba completamente vestido y aún sonriendo.

—Misión cumplida —anunció Diego con una sonrisa de satisfacción.

Anne rió y se acercó a Diego, dándole un beso en la mejilla.

—Somos un buen equipo, ¿verdad? —dijo ella.

Diego asintió, mirando a su familia con amor.

—El mejor equipo —respondió.

La familia se reunió en la sala, donde Grace seguía leyendo su libro. Anne se sentó junto a ella y le acarició el cabello.

—¿Qué estás leyendo, cariño? —preguntó Anne.

Grace levantó la vista y sonrió.

—Es un libro sobre aventuras mágicas. Me encanta —respondió.

Anne asintió, contenta de ver a su hija tan feliz y absorta en su lectura.

—Me alegra que te guste. Tal vez podamos leerlo juntas más tarde —sugirió Anne.

Grace asintió con entusiasmo.

—¡Me encantaría, mamá!

Diego se sentó en el sillón con Dylan en su regazo, y Coco se acurrucó a su lado. La familia disfrutó de un momento de paz y felicidad, sabiendo que, a pesar de los desafíos y las travesuras, estaban juntos y eso era lo más importante.

—¿Qué les parece si hacemos una salida familiar esta tarde? —propuso Diego.

Los niños gritaron de alegría y Anne asintió, sintiéndose agradecida por la vida que habían construido juntos.

—Me parece una idea maravillosa —dijo Anne, sonriendo.

Y así, la familia se preparó para una nueva aventura, sabiendo que, pase lo que pase, siempre se tendrían los unos a los otros.

La familia decidió pasar la tarde en una feria local, llena de luces brillantes, música alegre y el aroma tentador de comida deliciosa. Los niños estaban emocionados, corriendo de un puesto a otro, probando juegos y disfrutando de las atracciones.

Anne y Diego caminaban de la mano, observando con cariño cómo sus hijos se divertían. Dylan insistió en montar en la rueda de la fortuna, mientras que Coco se emocionó al ver un carrusel con caballos de colores.

Después de varias vueltas en las atracciones, la familia se detuvo en un puesto de helados para refrescarse. Grace, con su helado de chocolate en mano, se alejó un poco para explorar un rincón de la feria que había captado su atención.

Fue entonces cuando lo vio. Un pequeño cachorro de pelaje dorado, con grandes ojos marrones y una cola que no dejaba de moverse. El cachorro ladraba alegremente, llamando la atención de Grace.

—¡Mamá, papá, miren! —gritó Grace, corriendo hacia el cachorro.

Anne y Diego se acercaron, curiosos. El cachorro se acercó a Grace, olfateando su helado y moviendo la cola con entusiasmo.

—¡Es tan lindo! —dijo Grace, acariciando al cachorro.

Anne sonrió, viendo la conexión instantánea entre su hija y el pequeño animal.

—Parece que le gustas, Grace —dijo Anne.

Diego se agachó para acariciar al cachorro también.

—¿De dónde habrá salido? —se preguntó.

Un hombre mayor, que parecía ser el dueño del puesto cercano, se acercó con una sonrisa.

—Ese es Max. Lo encontré abandonado hace unos días y decidí traerlo a la feria para ver si alguien quería adoptarlo —explicó.

Grace miró a sus padres con ojos suplicantes.

—¿Podemos llevarlo a casa, por favor? —pidió.

Anne y Diego intercambiaron una mirada. Sabían que tener un cachorro sería una gran responsabilidad, pero también vieron la felicidad en los ojos de su hija.

—Bueno, parece que Max ya ha encontrado a su nueva familia —dijo Diego, sonriendo.

Grace saltó de alegría y abrazó a sus padres.

—¡Gracias, gracias, gracias! —exclamó.

El hombre mayor les entregó una correa y algunos consejos sobre cómo cuidar a Max. La familia, ahora con un nuevo miembro, continuó disfrutando de la feria, sabiendo que este día sería recordado como uno de los más especiales.


1249 palabras

Espero y les guste.

Se acuerdan que yo puse que esta historia tendría 10 capítulos?, pues decidí que serán 20 capítulos.

Algo así me imagine lo de Diego y Coco y Anne encontrándose con eso.


Este es ¡Max!


Meta de actualización

100 votos y 20 comentarios

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro