❪ 🧿 ❫ 08. 𝗶𝗳 𝗶 𝗰𝗮𝗻'𝘁 𝗵𝗮𝘃𝗲 𝘆𝗼𝘂...
;; 𝐈𝐍𝐄𝐅𝐀𝐁𝐋𝐄 ▪
♯ chapter eight :
if i can't have you,
no one can ଽ
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ᝰ.ᐟ LUCERYS ESTABA ENCERRADO en su habitación tumbado en su cama sollozando y respirando con dificultad, sus ojos ardían y sus labios temblaban. La escena de Maerys y Jacaerys juntos se repetía una y otra vez en su mente la ausencia de su madre en el palacio hacía todo mucho peor.
La reina había partido esa misma mañana hacia Winterfell para tener una audiencia con Cregan Stark y no volvería hasta pasada una semana.
La puerta de su habitación se abrió y el príncipe esperaba que fuera su hermana Maerys teniendo algo de decencia para disculparse pero no fue así, en cambio en la puerta estaba parado su pequeño hermano Joffrey sosteniendo entre sus manos unas pequeñas figurillas de caballeros y dragones.
—No estoy de humor para jugar Joff —Lucerys habló con la voz entrecortada aún recostado en su cama.
—¿Por qué lloras hermanito? —preguntó Joffrey mientras se acercaba a él preocupado por el estado de su hermano mayor.
—No es nada, déjame solo, por favor —pidió Luke dándose la vuelta sobre la cama y dándole la espalda a su hermanito menor.
—Bien... ya no llores, recuerda que te quiero mucho —la voz de Joffrey era suave y tranquilizo un poco a su hermano.
Sin embargo Joffrey no era Maerys y Lucerys la quería a ella.
Cuando su hermano se fue Lucerys se quedó mirando al techo un buen rato, ¿Si le pasaba algo Maerys se sentiría culpable?, ¿Jacaerys se sentiría culpable por follarse a su prometida frente a él si llegaba a morir?, Luke entonces tuvo una idea fatídica.
Toda su vida había sido horrenda al menos después de que Maerys comenzó a ser más distante con él, sus hermanos y primos lo despreciaban y todos le decían que era un bastardo que no merecía Driftmark
Tal vez si muero todos se arrepientan de lo que me han hecho, pensó Luke.
Maerys era su todo y si no la tenia Luke preferiría morir, era obvio que Maerys ahora preferiría a Jacaerys y Lucerys –como siempre– sería su segunda opción. Sin más el joven príncipe se puso de pie y rompió una lámpara de vidrio que su madre le había regalado por su décimo doceavo cumpleaños y tomó los pedazos de cristal entre sus temblorosas manos.
Lucerys dudó por unos segundos pero pronto la voz de Maerys resonó en sus oídos, aquellas crueles palabras que le había dicho antes, no podía soportarlo más, trato de pensar en Rhaenyra y lo mucho que sufriría ante su repentina muerte pero entonces recordó que ella había sido quien lo condenó a tal infierno al darle la vida y mantenerlo comprometio con una mujer cruel como lo era Maerys.
Luke nunca guardaba rencor pero en ese instante estaba en su punto de quiebre. Lucerys se repetía en la cabeza que era un cobarde y que estaba exagerando, que tal vez Maerys tenía razón en todo lo que le había dicho. La mente del príncipe le daba vueltas y vueltas a la decisión mientras seguía sosteniendo el pedazo de vidrio en sus temblorosas manos.
En realidad él no quería hacerlo, ahora la idea le sonaba absurda pero necesitaba algo de consuelo en algo. Aún así no soltaba el pedazo de vidrio.
Luke suspiró durante algunos minutos mientras seguía contemplando el cristal tratando de convencerse a sí mismo de que no le dolería, que solo sería un pequeño piquete y que sería para un bien mayor, seria para destrozar el corazón de su hermana mayor.
Lucerys tomó una respiración y cerró los ojos por unos instantes antes de clavarse el afilado vidrio en el cuello.
Soy un cobarde, un maldito cobarde, pensaba Lucerys mientras sus piernas se volvían débiles y el fuerte dolor en su cuello lo hacía arrepentirse de su decisión pero ya estaba hecho, la sangre brotaba de su pequeño cuello y su respiración se aceleraba, podía escuchar su corazón lantiendole en los oídos y su cuerpo comenzando a perder fuerzas.
Lucerys perdió el equilibrio y cayó sobre sobre su cama llenándola de sangre. Mientras miraba al techo no podía hacer más que ahogarse con la sangre que se acumulaba en su boca, sentía el cosquilleo de sus músculos entumecidos y las lágrimas brotaban de sus hermosos ojos debido al dolor de la herida autoinflingida en su cuello.
De repente la puerta se abrió y un grito retumbó por las paredes de piedra, era su pequeño hermano Joffrey que llevaba en sus manos un pequeño cuenco de galletas que de inmediato se estrelló en el suelo.
Lucerys se maldijo internamente por hacerle ver eso a su pequeño hermano pero en ese momento no pudo hacer más que quedarse ahí, mirando al niño completamente aterrorizado tratando –con sus pequeñas y torpes manos– de hacerlo reaccionar y parar el sangrado.
—Luke, Luke —el pequeño Joffrey sollozaba con sus manitos llenas de sangre—, Aguanta un poco más, iré por Maerys.
No, no, todo menos ella, pensó Lucerys sin embargo –y debido a su estado– no pudo levantarse a impedir que Joffrey saliera corriendo de la habitación en busca de su hermana mayor.
Joffrey con sus pequeñas piernas corrió por los pasillos hasta que choco con alguien, Maerys, quien de inmediato empujo al pequeño niño al pensar que era uno de los hijos de los sirvientes pero al darse cuenta de que se trataba de su hermano menor que sollozar y tenía las manos llenas de sangre de inmediato se arrodillo a su altura.
—Joffrey, ¿Qué sucedió?, ¿Estás bien? —preguntó la princesa alarmada buscando cualquier herida en el cuerpo de Joffrey de donde pudiera brotar la sangre que tenía en las manos.
—Luke... Luke... Luke —era lo único que podía decir su hermano menor mientras respiraba de manera irregular.
Jacaerys que iba al lado de su hermana cuando Joffrey apareció de la nada, alzo uba ceja y se arrodillo igual que Maerys—, ¿Luke? —preguntó el heredero desconsertado.
—¿Qué le pasó a Luke? —Maerys agitó un poco al pequeño Joffrey algo preocupada por lo que le pudiese haber pasado a su prometido.
—Luke sangra, sangra por todas partes.
Maerys comprendió de inmediato y no dijo más, echó a correr a la habitación de su prometido maldiciondolo por –seguramente– haberle creado un trauma al pobre Joffrey.
Maerys también pensaba en lo que diría la gente si Lucerys se moría, dirían que ella es una incompetente por no salvarlo y ella no estaba dispuesta a pasar por tal humillación frente a todos los siete reinos, solo de imaginar los cuchicheos entre los nobles le daban ganas de vomitar.
Cuando la princesa entró a la habitación se detuvo en seco al ver a una sirvienta de cabello rojo atendiendo las heridas de su hermano.
—¿Quién eres tú?, ¿Quién te autorizó a acercarte al príncipe Lucerys? —habló Maerys tratando de mantener la compostura y sus celos a raya por la cercanía que tenía aquella chica con su prometido.
—Soy Evangeline, su majestad —respondió la pelirroja mientras seguía concentrada en curar el cuello de Luke—, No pedí permiso por que no vi muy prudente dejar morir al príncipe solo para obtener un permiso para poder acercarme.
Marys apretó sus puños hasta que sus nudillos de volvieron blanquecinos—, Sal de aquí, mujer, y llama a un maestre —ordenó la princesa.
—Lo lamento, su alteza pero no puedo dejar al príncipe en este estado —contestó la sirvienta tratando de sacar el pedazo de cristal del cuello de Lucerys.
—¡Te he dicho que salgas!, soy tu princesa, obedece si no quieres perder la cabeza —Maerys la tomó del brazo y con fuerza la saco de la habitación—, Maldita mujer —murmuró ella entredientes antes de girarse a mirar a Lucerys.
Maerys solo rodó los ojos y se sentó en la cama a su lado escaneando su cuerpo inmóvil de arriba hacía abajo.
—Abre los ojos Lucerys ya puedes dejar de fingir, ya tienes mi atención —la princesa dijo con un tono frío y severo—, Que bajo haz caído Luke, eres patético —al ver que su hermano no abría los ojos Maerys suspiró e hizo algo de presión en el cristal incrustado en su cuello haciendo que el príncipe abriera los ojos debido al dolor—, Dioses, debo admitir que eres buen actor —Maerys soltó una risita antes de inclinarse hacia el rostro del príncipe—, No soy idiota Lucerys, deja tus malditos jueguitos, ¿A caso creíste que podrías liberarte de mi tan fácilmente?, que ingenuo eres, amor.
Maerys apretó aun más el cristal provocandole más dolor al pobre príncipe antes de acercarse aún más a su oido—, Los maestres salvarán tu vida y créeme que te arrepentirás de haber fallado en tu misión de matarte, suerte, amor, la necesitarás para afrontar los próximos días —Maerys depósito un beso en la mejilla de su hermano antes de sacar el cristal de su cuello creando una hemorragia aún más severa.
...
Yo con High School Sweethearts (vayan a leerla):
(Me identifico y no voy a dejar de ponerlo hasta que me canse).
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