❪ 🧿 ❫ 03. 𝗺𝘆 𝗱𝗲𝗮𝗿 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗲
;; 𝐈𝐍𝐄𝐅𝐀𝐁𝐋𝐄 ▪
♯ chapter three :
my dear prince ଽ
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ᝰ.ᐟ LA MUERTE DEL REY VISERYS había devastado a todos y por todos me refiero a Rhaenyra y Daemon, pues a pesar de que sus hijos y nietos eran su familia no le afecto en absolutamente nada y ni hablar sobre Alicent Hightower, la segunda esposa de aquel hombre, ella era la que estaba feliz de su deceso pues por fin sería libre de su marido y también de su padre.
Por su parte y a pesar del dolor Rhaenyra ascendió al trono lo que la hizo recapacitar, ser reina en un mundo de hombres era difícil y ser madre al mismo tiempo agregaba un peso más por lo que, apoyada por su marido Daemon y los Lores del consejo privado tomó la decisión de nombrar a Jacaerys su heredero en vez de Maerys dejándole como premio de consolación su compromiso con Lucerys, algo que sin duda le hizo enfurecer.
Y Maerys era rencorosa...
—¡Carajo! —gritó en valyrio una Maerys ya crecida y de diecinueve años mientras arrojaba al piso todo lo que había en su escritorio—, ¡Maldita zorra! —siguió gritando con frustración hasta que un toque en la puerta la sacó de sus pensamientos—, ¡¿Qué quieres?!
—Eris... hermana... déjame entrar —se escucho la voz de Lucerys a través de la puerta—, Por favor, debes calmarte.
—¡Lárgate de aquí Lucerys! —gritó de nuevo la joven apoyándose en su escritorio.
—No me iré —habló el joven principe antes de abrir la puerta y entrar a la habitación de su hermana—, Maerys, lo lamento tanto, si hubiera podido ayudar te juro que...
Maerys se giro a mirar a su hermano menor, su mirada llena de odio puro y rencor asusto mucho al joven Lucerys—, ¿Me hubieras ayudado?, ¡¿Cómo carajo me hubieras ayudado, huh?!, ¡No eres más que un inútil!
—Eris, no digas eso, se que estas enojada pero no hay razón para hablarme así —dijo él tratando de contener sus lágrimas, podía soportar los gritos de su madre o de Daemon pero nunca de Eris, nunca de su amada Eris—, Regresaré cuando ya estés calmada.
—No... —Maerys lo tomó del brazo con fuerza haciéndolo quejarse del dolor—, Tú no te vas de aquí, decidiste entrar ¿no es así?, pues ahora te quedarás.
—Eris, me estas lastimando, por favor sueltame —Lucerys forcejeo con su hermana tratando de soltarse de su agarre.
—Esto es tu culpa, ¿sabes? —Marrys apretó su agarre en el brazo de su hermano—, Si no hubieses ido de llorón con mamá para que fueras mi esposo ella no me hubiera quitado el trono.
—Eso no es verdad —Lucerys negó con la cabeza mientras seguía luchando contra el agarre en su brazo, lo que le estaba comenzando a causar que lágrimas gruesas se formarán en sus ojos verdes—, Eris por favor, me estas asustando.
—¡Cierra la boca! —Maerys le ordenó con rudeza, el joven Luke solo pudo obedecer mientras sus mejillas se llenaban de lágrimas—, Sabes muy bien que es tu culpa, pero recibirás tu castigo... pero claro que lo recibirás.
Maerys lo soltó y antes de que pudiera irse le dio un empujón para alejarlo de la puerta la cual cerró con llave mientras Lucerys caía al suelo con un golpe seco debido al empujón.
—Eris, tu nunca me harías daño, por favor... se que estas enojada pero te juro que yo no hice nada malo —sollozo el príncipe mirando con miedo a su hermana desde el suelo.
Pero Maerys no lo escuchó y llena de rabia y furia lo tomó por las mejillas con fuerza—, Eres patético, piensas que te amo ¿no es así?, no eres más que un iluso —las palabras de Maerys hicieron sollozar aún más al frágil príncipe, al igual que el doloroso agarre en sus mejillas—, Rhaenyra siempre te prefirió a ti por encima de todos y si ella me arrebato lo que más quería, yo también lo haré, le quitaré a su preciado niño.
—¿Me matarás? —preguntó él como pudo entre sollozos y el agarre en sus mejillas.
—No, no te voy a matar, eso sería absurdo, ¿De que me serviría? —Maerys sonrió pero no de la manera a la que Luke se había acostumbrado todos esos años, su sonrisa era siniestra y obscura, como si su amada Eris ya no estuviera ahí y solo fuera una entidad maligna apoderándose de su cuerpo—, Solo te haré sufrir mucho.
—Por favor... no me hagas daño Eris —suplicó Lucerys entre lágrimas de temor—, Te amo mucho.
—Oh créeme mi querido Luke, se que me amas —Maerys lo soltó—, Y eso es lo que te hace débil ante mi —Lucerys la miro asustado pero aun con mucho amor en sus ojos, a pesar de eso Luke no podía evitar pensar en lo hermosa que se veía Maerys desde su posición—, Desnudate.
La respiración de Lucerys se detuvo por un segundo—, ¿Qué? —preguntó confundido tratando de averiguar si a caso había escuchado mal la orden de su hermana mayor.
—Dije que quiero que te desnudes —ordenó de nuevo la princesa—, ¡Vamos!, ¡Hazlo ahora que no tengo tu tiempo!
—Yo... yo no creo que... —pero Lucerys fue interrumpido pues su hermana lo tomó del cabello y tiro de cada hebra con fuerza haciéndolo chillar del dolor.
Sin más remedio Lucerys obedeció a su hermana y con algunas lágrimas todavía brotando de sus ojos las manos le tiemblan mientras desabrocha lo más rápido posible cada botón de su ropa primero dejando en el suelo alfombrado su jubón negro al cual se le unirían algunos momentos después sus pantalones quedando únicamente vestido con su ropa interior de algodón y aún que había fantaseado con estar así con su hermana no había pensado que las circunstancias fueran tan diferentes a lo que él hubiese deseado.
—Dije desnudate —habló Maerys aun tirando de su cabello.
—Ya... —él trago saliva—, ya... estoy desnudo
—No es verdad —Maerys lo miro desde arriba antes de soltar su cabello e irse a sentar a su cama—, ahora desnudate correctamente o te juro que tu castigo será peor.
Con todo su cuerpo temblando frenéticamente y su rostro lleno de lágrimas y rojo de vergüenza, Lucerys Velaryon se levantó del suelo y se bajo lentamente sus calzoncillos dejándolos caer al suelo.
Maerys no pudo evitar sonreír y reír un poco antes la vista del cuerpo de su hermano desnudo justo frente a ella. La virilidad del joven príncipe no era descomunal ni diminuta pero para Maerys era algo decepcionante pues había imaginado que la polla de su hermano diferente sin embargo no se quejó en voz alta, debía reservarse cualquier tipo de crítica pues no estaba en posición de ponerse exigente.
—Muy bien... —Maerys se mojo los labios con su lengua—, ahora acuéstate boca abajo en mi regazo y levanta el trasero, te daré el castigo que Rhaenyra debió darte para que no fueras un mocoso malcriado.
—Maerys no creo que esto esté bien —habló Luke casi en un susurro mientras miraba al suelo avergonzado de estar expuesto ante su hermana mayor.
—¿A caso te sonó como una sugerencia?, pues claro que no, fue una maldita orden, así que obedeceme o te juro que haré que Rhaenyra anule nuestro compromiso.
Como si hubiese apretado un botón en su hermano menor, Lucerys rápidamente la obedeció subiéndose a la cama con su miembro medio endurecido por el miedo pero también por la extinción de no saber lo que le haría a continuación su hermana. Sin más dilación Lucerys se recostó en su regazo como ella le había ordenado y levanto su trasero el cual era voluptuoso y bastante suave y esponjoso, eso enloquecía a Maerys.
—Ahora, recibirás diez azotes como castigo por ser un llorón y el causante de que el trono ahora sea de Jacaerys —Maerys se acomodó un poco pasando su cálida mano por sus voluptuosos glúteos haciendo que su hermano se estremeciera—, y contarás cada uno de lo azotes, ¿entendido?
—Sí, Eris...
Maerys siguió acariciando el trasero de Lucerys y cuando su hermano menos lo esperaba le dio el primer azote dejando la marca roja de su mano en su trasero.
—¡Uno! —dice él mientras deja escapar un fuerte grito por el dolor que ella le infligió, mientras se aferra a las sabanas de la cama de su hermana.
El dolor es tremendo, mientras su hermana sigue azotando su trasero, Lucerys intenta morderse los labios para evitar llorar, su cuerpo se mueve a cada impacto de la mano de la Princesa en su piel, y mientras marcas roja se desarrolla en sus dos glúteos hasta dejarlos completamente rojos debido a las fuertes nalgadas que recibía. Y así pasaron:
2...
3...
4...
5...
6...
7...
8...
9...
y al final 10.
Poniéndole fin a la agonía (pero también al disfrute) que el príncipe sufría por aquel castigo de su hermana, al menos por ahora y hasta que a la princesa se le ocurriera otra forma más cruel de "castigar" a su prometido.
...
Valió la pena su espera, ¿no es así?
;)
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