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41| ❝Calipso explota Terminus❞

╰─────➤La
distancia no es
nada cuando
uno tiene un motivo.


J.A







EL VIAJE A TERMINUS se había prolongado no más de dos días. Iban a paso tranquilo sobre las vías, bastante en silencio si no era por los comentarios de Calipso sobre que le incomodaba el silencio incómodo que ellos tenían. La castaña llevaba su arco y caraj en el hombro derecho y a Judith en sus brazos, del lado izquierdo.

Damon iba a su derecha, Tyreese y Carol a su izquierda. Todos se repartían para llevar sus cosas, claro, a excepción de Calipso que ya tenía más que suficiente con la bebé y su arma.

—esta cerca —obvió, Carol. Señalando el cartel de Terminus que apareció frente a ellos.

—Menos mal, ojalá y tengan leche —Susurró, Calipso —Sino Judith tendrá que comenzar a bastarse con el agua.

—Te dije que podríamos haber ido a la ruta en busca de algún negocio y volver —Damon, se quejó, mirándola ceñudo.

—No, hubiéramos tardado mucho y Terminus estaba más cerca —se defendió, pero se callaron al oír el sonido de pasos.

Giraron al segundo, notando a un caminante, mujer, salir de entre los árboles, lo que resaltaba eran sus esposas en su muñeca.

—no puedo, aún no... —negó el moreno, viendo al caminante.

—tendras que poder, Tyreese —Carol sacó su cuchillo, caminando hasta tirarse sobre el caminante y clavar el filoso artefacto en su cráneo.

Damon golpeó el brazo de Calipso repetidas veces y ella lo miró frunciendo su entrecejo, pero él señaló tembloroso la manada de caminantes que se acercaba y abrió los ojos asustada.

—¡Son muchos! —les avisó, en un susurro, Carol. Notando lo mismo.

—¡Vamos! —les rogó, Calipso, bajando de las vías para entrar al bosque.

Fueron detrás de ella, no más de unos quince metros dentro de los árboles, se pusieron detrás de una pequeña montaña y se agacharon, asomando solo sus cabezas para ver a los caminantes. Calipso trato de no hacer movimientos bruscos y no poner en una mala posición a Judith para que no comience a llorar.

Los caminantes iban a avanzar hacía ellos, eran más de diez, así que se levantaron con la intención de avanzar de cuclillas, pero frenaron e incluso tuvieron repentinos espasmos por estar desprevenidos al sonido de unos disparos provenir. Calipso los contó por inercia, pero más de treinta balas sonaron y eran seguidas. Sin parar. Aún que, para su suerte o desgracia, los caminantes se dirigieron al sonido de los disparos. Yendo por las vías a Terminus.

—¿Ven alguno más? —les preguntó, Calipso.

—no... —negó, Carol.

—¿Salimos? —cuestionó, Damon.

—si, creo que si —Calipso se levantó, ellos salieron detrás de ella, volviendo hasta las vías. Podían ver la pequeña horda alejandose.

—esos disparos, debieron venir de Terminus —habló, Tyreese.

—alguien los atacaba —argumentó, Carol —o ellos atacaban a alguien.

—¿Hace falta averiguarlo? —preguntó, el moreno, inseguro. Calipso le dió a Judith para agacharse a atar sus agujetas.

—Si. Hay otra vía al este, nos guiará hacia allí —comentó, Carol.

—Tal vez solo se acercó un gran grupo de caminantes y lo exterminaron —Trató de ser positivo, Damon —no habría que rendirnos a menos que ese lugar este en ruinas o ver qué no es confiable —Judith comenzó a llorar tirando sus brazos a Calipso.

—tendremos cuidado... Yo quiero respuestas. —Aceptó, Carol, viendo a la bebé gritar —Sh, sh, Judith —la tomó en brazos, queriendo que no llame la atención del grupo que había pasado. Pero la bebé seguía tirando sus brazos a Calipso —creo que tiene mamitis —alzó las cejas mirando a Calipso que se levantó fingiendo estar ofendida.

—No es mí culpa, yo también me malacostumbre a tenerla siempre conmigo —se defendió, acercándose a tomarla —ya, ya...  Rápido, vamos.

Avanzaron sigilosamente a través de los árboles, pero frenaron al oír unos ruidos cerca, se miraron entre ellos y levantaron sus armas mientras Tyreese se fijaba en proteger a Calipso y Judith.

Sus pasos fueron guiados hasta estar frente a una pequeña cabaña, un auto, y un hombre arrodillado en el suelo, tenía lo que parecía ser un cohete frente a él y hablaba a través de una radio.

—...Yo sabía que la chica de la katana sería un problema, parecía un arma con un arma —rió de manera vulgar y Calipso sabía que sus ojos habían tenido un destello al pensar que la única mujer que conoció en el apocalipsis que tenía una katana era Michonne —Le dije a Albert que me guardará el sombrero del chico.

Eso fue más que suficiente para que Carol pusiera su arma contra la nuca del hombre.

Calipso podía jurar que su corazón se aceleró, que su respiración se había vuelto cálida y que su cuerpo se convirtió en euforia misma al confirmar que un chico con sombrero y una chica con katana no era muy común. Su piel se erizó por su piel de gallina, miró a Judith con emoción. Había encontrado a Carl. A su hermano.

—quita tu dedo del botón y arrojala —le ordenó, Carol. El de gorra tiró al segundo la radio, alzando sus brazos. La radio habló, la otra voz avisó que matarían a ocho personas —esto es innecesario, tenemos un lugar seguro para todos —trató de defenderse, pero fue en vano, todos lo escucharon.

—cierra la boca.

—Okey —aceptó sin protestas lo que le dijo Tyreese. Damon se agachó frente al hombre y puso el caño de su arma en medio de sus cejas.

—Escuchame bien, somos cuatro contra ti, maldito. Así que vas a hacer lo que te digamos, quieras o no —le ordenó, con un tono severo que ninguno de ellos había oído antes —¿Me oíste? —inclinó su cabeza de lado y él asintió —Estas en problemas ¿Sabes por qué?

—porque somos amigos del chico del sombrero y la chica de la katana —habló, Carol.

Calipso se acercó a patear lejos el bolso con cohetes y Tyreese después tomó la mochila y sacó lo necesario para comenzar a atar las manos del desconocido y lo tomó por la camisa para entrarlo a la casa y dejarlo sentado.

—ellos nos atacaron primero —Habló, desganado, en el suelo.

—no te creo —negó, Carol.

—¿Quien más estaba? ¿Sabes sus nombres? —cuestionó, Tyreese. Carol comenzó a sacar su mochila para buscar armas y Calipso mesía a Judith con la mirada del desconocido en ella y la bebé.

—solo el chico y la samurái, es todo —Negó —es que teníamos que defendernos.

—¿Defenderse, un grupo entero, una comunidad, de un chico de trece años y una mujer con solo una katana? Si, suena muy sensato que ellos corrieran a atacarlos solo porque si y ustedes gastarán tantas balas para acabarlos ¿Tan mala es su puntería o ellos son muy ágiles? —Calipso, recriminó sarcástica —¿sabes qué, idiota? No te creo una mierda.

—hay más hombres afuera, en seis puntos diferentes, hubo muchos disparos en la base —Habló mientras masticaba chicle —hay que activar las cargas al mismo tiempo para confundir a los muertos ¡Eso les conviene!

—no, inútil —negó, Calipso —los disparos que ustedes lanzaron llamaron a una horda que nosotros vimos, ellos van hacía Terminus ¿Y sabes qué? Eso me beneficia para ir a rescatar al loco chico y a la loca samurái que dices que los atacaron —Abultó su labio inferior y él no podía creer que ella se vea tan amenazante con una bebé en brazos —es como jugar al ajedrez, yo soy la reina y ellos son mis peones. Mi jugada es está;

Se acercó a darle a Judith en brazos a Tyreese y tomó el bolso que le dió Carol, luego le dió su ballesta a Damon y ella tomó su arco. Sus pasos la llevaron hasta frente al hombre y se puso de cuclillas para verlo directamente a los ojos.

—Sacaré a los ocho que dijeron que iban a matar, será como sacarle los peones a tú equipo, el negro. Luego, moveré mis peones, los caminantes, para que ataquen el tuyo, seguiré con mover mis caballos blancos, osea, el chico y la samurai. Terminaré con matar a tú rey, osea a tú gente y por último, mataré a tú reina... Sinónimo de que haré explotar Terminus —Se levantó y lo pateó en los genitales. El chico exhaló aire con fuerza.

—¡Te van a ver, hija de perra, hay guardia constante! —se quejó, retorciéndose —si es que llegas tan lejos con esos cadáveres fuera que llamas peones, demente...

—Nunca la subestimes —Lo señaló, Damon —es el error que comete la mayoría.

Calipso salió y Carol fue con ella. Damon se quedó junto a Tyreese para vigilar al hombre y cuidar de Judith.

Las dos mujeres caminaron hasta que Carol agujereo las mantas que traían, luego se los pusieron como si fueran ponchos. Calipso le disparó una flecha al caminante más cercano y Carol se acercó a abrirlo para comenzar a mancharlas con sangre de caminante.

—que puto asco —se quejó, Dixon, amagando vomitar.

—Rick y Glenn lo hicieron en Atlanta —Se encogió de hombros, arrugando la nariz por el edor.

—ojala y a nosotras no nos agarre la lluvia —Hizo una mueca y Carol resopló con una sonrisa.

—ojala y tengas razón —afirmó, poniéndose barro en el rostro, se acercó a Calipso pero ella se alejó dos pasos —Es necesario...

—si... No lo creo —negó reacia. Carol rodó los ojos y las dos volvieron a tomar sus armas para emprender camino —Carol...

—¿Si? —susurró, mientras trotaban de cuclillas viendo a los lados, buscando señales de los supuestos hombres que patrullaban.

—Lamento lo de Lizzie y Mika... Lamento lo de Sophia. Creo que nunca te lo dije.

Carol frenó un segundo y volteó a verla, luego sonrió y cerró los ojos por un segundo para volver a admirar a la joven Calipso.

—Yo jamás te agradecí por haberte encargado de Sophia cuando yo no lo hice. No habría podido... —Murmuró, volviendo a andar encorvadas —pero ya déjame ensuciar tú rostro o...

—no, ni en sueños, con lo que cuesta mantenerse limpia hoy en día —negó haciendo una mueca. Se detuvieron al escuchar disparos y Calipso reafirmó el arco que sostenía debajo de la tela —mira —señaló la valla.

Las dos se acercaron hasta el alambrado que había frente a ellas. Calipso, al ver dentro, creyó que su alma salía de su cuerpo por dos razones.

La primera, Rick y Daryl estaban allí. Estaban con vida, con el cabello un poco más largo que la última vez ¿Tal vez dos semanas atrás? Perdió la cuenta de los días. Pero estaban vivos... Sus ojos parecieron a punto de perder la batalla, creyendo que estaba soñando al ver que dos de sus hombres más importantes... No, dos no. ¡Glenn también estaba con ellos!

Pero lo que sin dudas la hizo estremecerse fue ver cómo los tres, junto a otros hombres desconocidos, tenían amordazadas sus bocas, atados sus pies y brazos y eran obligados a levantarse y se los llevaban.

—los encontramos —Carol, la miró, pero por respuesta de Calipso solo recibió una amenaza para quienes se atrevieron a tocar a su amado, a su hermano y a su mejor amigo.

—Los voy a descuartizar.

Cuando dijo que haría explotar Terminus, no lo dijo literal. Pero cuando, a través de la mirilla, vió un tanque altamente peligroso que haría explotar Terminus... Bueno, Calipso pensó que sus palabras habían sido un milagro y una condena divina para los de Terminus.

—Mira, es Propano —Calipso le señaló a Carol —Si suelto el gas que contiene y, perdón por llamarte loca al traerlos por pensar que sería inútil, le disparamos los cohetes. Hará kaboom. —Le susurró a Carol que la vió incrédula.

—¿Kaboom? —repitió, frunciendo sus cejas.

—Si, boom, ya sabes...

—si, si, entendí —Comenzó a sacar el cohete pero miró —alla viene la horda... Triplicada —Calipso observó los más de treinta caminantes que se acercaban al portón trasero de Terminus, donde los guardias corrían ya que sabían que no podrían con ellos —Mientras tú haces kaboom —la miró con burla —Ire bajando así me meto con los caminantes ¿De acuerdo? Busca más contenedores de Propano.

—Bien —Carol se levantó pero Calipso tomó su muñeca —Carol, te lo suplico, salvalos.

—todo depende de tú kaboom.

—¡Oh, ya cállate! —se quejó al ver cómo ella se burlaba de su forma de llamar las explosiones. Carol se fue sonriendo y Calipso levantó el rifle.

Miró a través de la mirilla y le disparó al contenedor, una vez pero falló, luego disparó otra vez y el combustible industrial comenzó a salir. Calipso bajó el arma y tomó la otra que Carol había cargado con el cohete y apuntó allí.

Entonces, al apretar el gatillo, Calipso se agachó rápido, tapando sus oídos y pasó lo que ella quiso. Kaboom.

Sonrió, levantándose, para ver la reja incendiada, algunos caminantes que explotaron y se prendieron fuego y sobre todo, Terminus entrando en pánico. Tomó el bolso y el arma y salió corriendo más adelante, buscando otro contenedor de propano hasta que lo encontró.

Nuevamente repitió lo de antes, sonriendo con satisfacción al ver cómo el gas salía cuando la bala, que ella disparó, perforó el tanque. Luego preparó el nuevo cohete y se levantó para dispararlo, su sonrisa se ensanchó cuando este salió volando en su dirección al prender la mecha. Aún que, esta vez no se tapó los oídos, ni se agachó. Vió la gran explosión y el reflejo del desastre se podía admirar en sus oscuros ojos.

El humo intensificó en Terminus que se hundía en el desastre que ella había provocado, así que explotó el último tanque y miró que no haya caminantes a los lados.
Luego, un pensamiento atacó su cabeza.

El ruido atraería a cualquier caminante que esté a quinientos metros, incluso un kilómetro, sumando el fuego. Si una pequeña horda se cruzaba la cabaña donde estaban Judith, Damon y Tyreese, no sobrevivirían, no cuando esa cabaña ni siquiera tenía buenas ventanas.

Volvió sobre sus pasos, sería rápido, volvería, tomaría el auto y a sus amigos, luego se quedarían allí a esperar a Carol y el grupo. Así que corrió lo más rápido que pudo, pasando de los caminantes que también la ignoraban. Corrió tan rápido como sus piernas se lo permitían.

Pero cuando llegó, vió como había ya al menos cinco caminantes tratando de entrar. Dejó el arco en el suelo y se aferró al rifle, rodeó la casa cabizbaja hasta ver por la ventana. Su corazón dió un salto.

Damon y Tyreese levantaban sus manos mientras el hombre que habían tomado como rehen estaba acuclillado a un lado de donde estaba Judith, llorando, él la sostenía, casi como si esperara a quebrarle el cuello a la bebé.

Se alejó, apoyó el caño del rifle contra la ventana y miró por la mirilla. Nadie tocaba a Judith. No si Calipso podía evitarlo. Así que apuntó a la cabeza del hombre y disparó.

El sonido del vidrio quebrandose, saltando por todas partes, pero la bala atravesandolo y avanzando hasta atravesar el cráneo del hombre fue lo único que Calipso necesito para no darle importancia a los cristales que lastimaron su rostro. Disparó dos veces para comprobar que estaba muerto, dos veces para luego girar y dispararle a los caminantes. Liberó la casa de los que rodeaban y luego abrió la puerta, tiró el arma al suelo y corrió a ver a Judith que lloraba. Intacta. Pasó por en medio de Tyreese y Damon que la miraron, en shock.

—aquí está mamá, sh... Aquí estoy —susurró, con una lágrima salada recorriendo su rostro hasta bajar. Se quitó con cuidado la tela y se limpió bien las manos para tomarla en brazos —aquí estoy... —miró a Damon y Tyreese que respiraban entrecortadamente —Rick, Daryl, Glenn y Bob estaban vivos, estaban allí. Creo que podría estar el resto del grupo.

Ellos dos se vieron antes de que Calipso los apresure a tomar las cosas y salieron de allí. Calipso les contaba todo lo que hicieron y les avisaba que esperaba que Carol haya tenido éxito. Iban caminando ya que el auto no era buena opción sin camino, solo había uno que llevaba a la entrada de Terminus y no era lo que querían.

Pero cuando iban a mitad de camino, frenaron.

Calipso sintió euforia, si, eso era lo que sentía.

Casi todo el grupo estaba allí. Glenn, Maggie, Sasha, Bob, Daryl, Rick, Carl, Michonne... incluso algunos que no conocía. Todos estaban viendo a Carol ser abrazada por Daryl, ellos estaban de lado, así que no los habían notado. La chica sintió sus ojos ya al fin poder lagrimear en paz al ver a Daryl.

Su hermano. Su hermano estaba allí.

—¿Tú lo hiciste? —Rick, le preguntó a Carol... Mientras Calipso pensaba cuánto había extrañado la voz del ojiceleste.

—Casi todo si pero... ¿Las explosiones? —Preguntó, Carol, pero negó sonriendo.

—No, ese fue mi toque “Calipso”.

Todo el grupo giró a ver a Calipso que habló, que tenía a Judith en brazos. Decir que el alivio y la incredulidad apareció en su rostro sería quedarse corto en emociones. El corazón de más de uno se detuvo al verla a ella, con la bebé, junto a Damon y Tyreese detrás.

El primero en correr fue Daryl que llegó hasta abrazar a su hermana, sollozando, él no podía hablar, simplemente sus palabras no salían, pero se alejó y miró igual de alegre a la bebé. Su hermana acarició la mejilla de hermano mayor con una sonrisa que era manchada por sus lágrimas. Los hermanos Dixon estaban juntos otra vez.

Luego, ella miró a Rick y Carl. Los dos se acercaban a pasos tambaleantes, hasta que Carl casi caía de rodillas mientras lloraba y ella lo sostuvo del brazo antes. El niño las abrazó llorando mientras Rick se acercaba a también abrazar a los tres. Decir que era un mar de lágrimas también se quedaba corto.

Sasha corrió a abrazar a su hermano, estrechandose juntos con el gran sentimiento que solo se podía conseguir con el reencuentro de dos hermanos.

Glenn y Maggie corrieron a abrazar a Damon que mojó en lágrimas el hombro de sus mejores amigos que también lo apretujaban con fuerza, llorando agradecidos.

Calipso se alejó suavemente para darle en brazos a Rick a su hija mientras él besaba la frente de su bebé, escuchando a Carl que acariciaba el cabello de su hermanita. Ella sonrió, retrocediendo pero Carl la abrazó con fuerza, deteniendola.

Calipso bajó su cabeza, para quitar el sombrero de Carl y besar el cabello del niño, acariciando su pelo y cerrando los ojos al sentir gran paz de tenerlo allí. De tener a su otro niño entre sus brazos.

Se alejó del niño, poniéndole de vuelta su sombrero y fue emboscada por Glenn que casi la tiraba al suelo. Su mejor amigo y hermano la abrazó por el cuello y ella casi lo rasguñaba por la forma en lo que lo abrazó por la cintura, de una manera desesperada.

—Jamas me vuelvas a hacer eso, te lo suplico —le rogó, Glenn —Ya van dos veces, maldita sea... —Sollozó, alejandose para tomarla de las mejillas mientras ella apretaba su camisa.

—yo también te extrañe... —Rieron suavemente y ella se giró a ver a Maggie que se acercaba, luego corrió hasta saltar sobre Maggie que rió entre mezcla de lágrimas, abrazando por la cintura a Calipso, sosteniendosla como un koala.

—No sabes cuánto te extrañé —susurró, Maggie, escondida en el hueco de su cuello —creí que perdía a mi mejor amiga —sonrieron suavemente.

Calipso bajó de un salto y se volteó a ver a Michonne. La morena se acercó y tomó de la nuca a Calipso como ella la tomó de la nuca también, las dos se sonrieron y se apoyaron en la frente de la otra. La morena ya se había convertido en su familia.

—No sabes lo alegre que me sentí cuando dijeron que una loca samurai vino en busca de problemas —susurró, escuchándola resoplar.

Calipso se alejó y al ver todo otra vez comenzó a llorar con más fuerza, sintiendo que eso era demasiado para ella, demasiada felicidad, la tranquilidad que su cuerpo estaba recibiendo era demasiada, sintió unos brazos rodearla y volteó para abrazar con más fuerza a Daryl.

Miró sobre su hombro al grupo. No pudo evitar sentir decepción entre medio de la alegría al no encontrar rastro de Beth, por un segundo creyó, al ver a Maggie, que Beth estaría con ella. Pero no.

—Te busqué por cielo, mar y tierra, Ardilla... —Le susurró, en el oído, Daryl —Sabia que estabas viva...

Calipso apoyó su oído sobre el pecho de Daryl, escuchando el acelerado sonido de su corazón. Ese sonido proveniente de su hermano era lo que más necesitó esos días.

Sus ojos se enfocaron en Rick que la veía llorando en silencio, con Judith en brazos. Él sonrió de esa manera, esa manera que pareció un puñal directo en su corazón. Quiso correr a besarlo, a decirle que temía que todo fuese un mal sueño, pero no lo era. Así que sabía que tenía tiempo para llorar en los brazos del ojiceleste como una niña asustada. Tenía tiempo suficiente. Así que no dejaría que él deje de disfrutar esos momentos con su hija que creía muerta.

Calipso cerró los ojos, sintiendo la barbilla de su hermano apoyarse sobre su cabello y quiso quedarse allí para siempre.

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