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35| ❝muchos problemas❞

╰─────➤Debemos
aprender a hacer todo para
los demás; porque ahí es donde se encuentra el secreto de la felicidad.

J.V






CALIPSO CAMINABA con Damon y Glenn. El asiático iba abrazando al chico de lunares que iba desanimado.

—trajimos esos cochinitos con Calipso —susurró con tristeza —me haré vegano luego de esto.

—no puedes darte el lujo de ser vegano si lo único que tienes para comer en este mundo de mierda es una serpiente cruda —Calipso, mordió el interior de sus mejillas luego de hablar.

—bueno... Entonces... solo lloraré —murmuró haciendo sonreír levemente a Glenn.

—¿Por qué no vamos a ver a Karen y le cuentas como tuviste que sacrificar a tus cerdos para que te anime? —le ofreció compartiendo una mirada con Calipso.

—me va a decir “mi niño lindo, siempre tan bueno e inocente” —imitó su tono haciéndolos reír. Damon siempre los hacía reír cuando más lo necesitaban.

Iban camino a allí cuando Daryl se cruzó en su camino, los tres lo saludaron, dispuestos a pasar, pero el ballestero se puso en medio, como una barrera.

—no deberían ir allí —murmuró, sin ver a Damon que frunció sus cejas.

—¿Por qué no? Vamos a ver a mi mamá... que no es mi mamá pero tú me entiendes —se corrigió, avergonzado, ya que no le decía mamá en voz alta —Debo contarle mi mal día —iba a pasar pero Daryl volvió a impedirselo, Calipso se puso frente a su hermano.

—¿Qué pasa, Daryl? —cuestionó, preocupada. Daryl iba a hablar pero Damon pasó a su lado, apresurando el paso.

Lo siguieron por detrás, corriendo. Pero el de lunares frenó al ver la celda donde debería estar Karen, aún que allí solo había sangre. Vieron su cuerpo comenzar a temblar y tratar de seguir el rastro que la sangre había dejado en el suelo, Daryl lo quiso detener, pero el chico se safó de su agarre, corriendo hasta salir.

Calipso y Glenn llegaron detrás de él, abriendo los ojos de manera desmesurada al ver dos cuerpos en el suelo. Quemados. Pero lo que a Damon llamó su atención fue el brazalete del cuerpo femenino “piedra, papel o tijera”. Brazalete que compartía con Karen.

—no, no, no... —susurró, comenzando a sollozar, iba a avanzar pero trastabilló y cayó, retrocedió asustado hasta pegarse a la pared mientras comenzaba a llorar. Calipso se llevó las manos a a la boca, horrorizada.

—Damon... —Glenn, se acercó a abrazarlo, teniendo al chico sollozando allí.

Daryl miró con tristeza al muchacho. Él solo podía ver en él a Calipso cuando se enteró lo de su mamá o lo de Merle, por eso no quería que lo viera, porque sabía que él había estado para su hermanita y no era algo fácil de sobrellevar. No merecía enterarse así, no merecía ver el cuerpo de la mujer que creía su madre todo quemado. No cuando Daryl vivió eso al llegar a su casa y encontrar a su mamá prendida fuego. Damon no merecía eso.

—¿Qué pasó? —susurró, Calipso, mientras veía el cuerpo de la amable mujer irreconocible.

Pequeños flashback fueron a su mente cuando fue a la morgue para reconocer el cuerpo de su mamá. Karen estaba exactamente igual. Daryl miró con tristeza los ojos cristalizados de Calipso.

—alguien los arrastró hasta afuera y los quemó. Creemos que porque estaban enfermos y se asustaron, no lo sé —se acercó a su hermana que negó, retrocediendo hasta sentarse a un lado de Damon, quien lloraba ruidosamente, tratando e soltarse de Glenn que no lo dejaba. No sabiendo el estado del chico. Ella también lo abrazó, logrando que el chico de lunares se desarme entre los brazos de sus mejores amigos.

Daryl se sentó a un lado de ellos, mordiendo el interior de su labio inferior que temblaba. Él no quería que Calipso siguiese viviendo cosas como esa ¿Pero qué podía hacer? Tampoco podía protegerla de todo, ni a ella, ni a Damon. El niño que tanto lo seguía ahora estaba ahí, sufriendo lo que él sufrió en algún momento. La diferencia es que Damon lo tenía a él, a Calipso y a Glenn.

[…]

Se quedaron sin animales, tienen que estar más atentos a las vallas, hubo muertos que trajeron consigo una nueva gripe, además de que había alguien alimentando a los caminantes y un loco que quemó a dos enfermos. Habían perdido a catorce personas en total... Catorce.

Calipso estaba regando las planta con su mano temblorosa, no podía estar tranquila. Damon estaba en la valla, asesinando a los caminantes que se acumulaban, solo. El chico de lunares estaba procesando su dolor y no había dicho ni una sola palabra desde que ocurrió. Lo entendían.

—hey —dió un saltito, volteando a ver a Rick que se acercaba.

—carajo ¿Te dieron una caricia con un yunque? —preguntó, preocupada, acercándose a ver el golpe en su mejilla, él tomó su mano para bajarla pero ella lo sostuvó de la muñeca —¿O te golpeaste contra una reja accidentalmente? —preguntó de nuevo, sarcástica. Rick bajó su mano —¿Qué mierda te pasó?

—Tyreese —susurró, acercándose a poner su frente contra la de ella, siendo eso lo único que podía relajarlo —Él encontró a Karen y David. Cuando nos avisó, intenté calmarlo y me golpeó, me descontrolé y me esguincé la mano porque se lo devolvi el doble —admitió, abriendo sus párpados para admirar el rostro de la joven que se alejó —¿Cómo está él? —miraron a Damon que clavaba la palanca en el cráneo de un caminante.

—Muy mal. Ya no tiembla cuando se acerca a la valla, antes siquiera le daba miedo estar tan cerca de ellos —murmuró, con tristeza. Volteó a verlo. Grimes se agachó a tomar la botella con la que estaba regando Calipso e hizo lo mismo.

La chica bajó la vista a sus manos que aún temblaban y cosquilleaban, sensación horrible.

—ha habido más contagios, tres más —le contó, Grimes —estan en cuarentena. Escupen sangre, tosen, se ponen pálidos, tiemblan... Casi parecen caminantes.

—hay que tratar de mantenerlos lo más lejos de los niños —afirmó, girando para tomar su cuchillo —ire a hablar con Sasha, por Tyreese.

—no hace falta, Cali... —quiso frenarla, tomando su mano pero ella negó. Subió la mano del ojiceleste hasta darle un pequeño beso en la palma, logrando un suspiro de su parte.

—sera de las cosas más cursis que consigas de mi —le avisó, mirando a los lados para comprobar que no viese nadie y se acercó a dejar un fugaz beso en sus labios —entiendo que Tyreese este de duelo, pero nadie te lastima y sale ileso, Grimes.

Comenzó a caminar, jugando con sus inquietas manos, pero antes se dirigió a hablar con Damon que seguía en su tarea, sin parar. Con cada paso, Calipso sentía más náuseas y su temblor aumentaba a un punto donde no eran solo sus manos, sus piernas también comenzaban a perder fuerza.

—Ardilla —llamó al chico que volteó a verla, girando a matar a otro caminante —¿Podemos... —antes de poder hablar, tosió y quiso agarrarse de la valla pero no controló la distancia y casi tropezó.

Damon dejó el arma de golpe, corriendo a tomar por los brazos a Calipso que abrió los ojos asustada.

—solo... Solo me atore con mi saliva —trató de justificarse pero Damon la miró asustado —¿Qué me ves? Ni que tuviera pintura de payaso —se alejó, sosteniendose, ahora sí, de la valla para no caer.

—Cali... —la miró con preocupación pero ella negó.

—Yo... Yo tengo que ir a hablar con Sasha y una reunión del consejo, estoy bien... —negó, dándose la vuelta —te iba a decir algo, pero ¿Sabes? Nos vemos luego —sonrió forzado haciendo un ademán.

Damon se giró a ver a los caminantes y luego a Calipso, corriendo a tomar un brazo de Calipso y pasarlo sobre sus hombros, recibiendo una mirada negativa de la chica que se encontraba pálida.

—estoy bien —intentó soltarse pero comenzó a toser y se llevó una mano a la garganta, adolorida.

—Cali... —susurró el chico con pánico. Ya había perdido a Karen, no soportaría perder a Calipso. La chica, notando el miedo en sus ojos, suspiró.

—ve a avisarle a Daryl, yo iré sola. No te me acerques —le pidió con tristeza, yendo al pabellón de cuarentena.

El de lunares se llevó las manos a su cabello, tirando de él con fuerza. Se giró sobre sus talones, corriendo en busca del mayor de los Dixon. Rick, a la distancia, frunció su entrecejo confundido y se apresuró a llegar a Damon a preguntarle qué pasó, consiguiendo que su corazón dé un vuelco al obtener la respuesta.

[…]

Calipso sintió el ardor en su garganta, la sequedad en ella, esa burbuja de aire que subía hasta desgarrarla y se giró para toser ruidosamente pero, a su vez, escupiendo sangre. Estaba recostada sobre una cama en una de las celdas del pabellón en cuarentena.

—puta madre... —susurró con voz aguda, sollozando.

—¡Calipso! —alzó la cabeza, adolorida, escuchando la voz de Daryl. Se levantó como pudo, arrastrándose hasta ver a su hermano intentando abrir la puerta.

—¡Ni se te ocurra entrar, Daryl Dixon! —lo señaló, avanzando pero perdiendo la fuerza y cayendo al suelo, mientras volvía a toser. Sus manos se pusieron delante suyo para frenar su caída, sintiendo el cemento frío bajo la yema de sus dedos.

—Cali... —la miró, preocupado —Diablos, te ves del puto asco.

—¿Qué dices? Si parezco recién salida del spa —bufó sarcástica, sonriendo, pero Daryl no pudo imitarla, no al admirar la sangre cayendo de su boca. La chica miró detrás de él, Grimes estaba allí. Mirandola con una expresión dolorosa de ver —Ya vayanse, no tienen que estar aquí.

—Ire a una expedición, traeré todo lo que pueda. Remedios, aspirinas y toda esa mierda. Ni se te ocurra morirte sin que te traiga siquiera un puto remedio para perros ¿Me oíste? —la señaló, amenazante, mientras Rick ponía una mano sobre el hombro del ballestero.

—como si fuera tan fácil —Susurró. El doctor S llegó a ayudarla a levantarse y ella volvió a reincorporarse.

—¡Prométemelo, Calipso Dixon! —vociferó, mostrando su preocupación. Ella asintió como pudo —ya vengo —se fue de allí, apresurando el paso. Daryl haría lo que fuese por una sola pastilla que ayude a su hermanita.

—Ve a ayudar a los demás, Doc —le pidió Calipso al hombre que se fue asintiendo, la chica miró al ojiceleste que comenzaba a tener los ojos cristalinos —si lloras como si me fuese a morir, te juro que me mato para que llores de verdad, idiota.

—¿Yo? ¿Llorar por ti? —preguntó fingiendo una sonrisa mientras se limpiaba los ojos —sueñas mucho, Dixon.

—te dije que no me llames por mi apellido —susurró, volviendo a toser y escupiendo la sangre —vete, Grimes. Debes cuidar del resto.

—Volveré a verte ¿Si? —avisó, ella solo hizo un ademán y se giró, tambaleandose. Grimes miraba como ella se iba, frágil, vulnerable y se giró mientras se apoyaba contra sus rodillas, tratando de controlar su respiración y cuerpo, pensando en que le diría a Carl o como haría él mismo para no tirar la puerta abajo y abrazar a Calipso para protegerla del loco maniático que mataba a los enfermos. Quería también ir con Daryl para conseguirle al menos un remedio de niños, lo que sea, pero no podía, sintiéndose inútil y débil al ver de esa manera a la chica. Pero era porque Calipso se volvió su punto débil. Así que, resignandose, se fue.

Cuando Calipso estaba entrando a una celda, escuchó la puerta abrirse y giró a ver a quien entraba. La castaña sintió aún más miedo cuando vió a Glenn entrar con la misma apariencia de mierda que ella.

—es como verme en un espejo —Glenn, dijo y sonrió como pudo viendo a su mejor amiga.

—no, yo soy más linda —negó, pero Glenn comenzó a toser —ven, compartamos tumba —le pidió estirando su mano, él caminó hasta llegar a ella.

—que alentadora eres —tomó su mano y entraron, justo cuando el Doctor S llegaba a revisar a Glenn.

Los dos se recostaron en el suelo, Calipso comenzó a escupir sangre en más cantidad, sintiendo el dolor de cabeza martillar en partes específicas, el olor a muerto ya no era de los caminantes, era de los enfermos.

—Glenn... Tengo miedo —susurró la chica y su amigo la abrazó por la espalda.

—lo sé, yo igual —susurró, apretando con poca fuerza el cuerpo de Calipso —tenemos derecho a tener miedo.

Calipso no podía siquiera llorar, no tenía la fuerza para hacerlo, sus lágrimas bajaban y eran de una temperatura alta, podía sentirlas quemar a medida que bajaban por sus mejillas. También sentía las de Glenn mojar su cabello.

Escucharon un ruido y voltearon, el doctor S cayó al suelo mientras tosia. Glenn se levantó como pudo para ayudarlo.

—debemos ayudar —le dijo al asiático a su amiga mientras sentaba al doctor en la cama.

—ni enferma me puedo librar de salvar sus traseros —se quejó, escupiendo sangre a un lado. Se levantó como pudo y miró a Glenn —hay que ponerle humor. Sino, lloraremos hasta morir y no es lindo.

—no sé, nunca me pasó —habló irónico y sonrieron levemente.

Salieron de la celda pero vieron a Damon entrar, lo miraron preocupados mas el chico estaba sano, simplemente se arriesgó para ayudar a los enfermos, a ayudar a sus dos mejores amigos. Tenía sus ojitos hinchados por llorar, pero, aún contra los reclamos de Glenn y Calipso, se acercó a abrazarlos.

—No me voy a quedar de brazos cruzados, son todo lo que tengo, no quiero perderlos también.

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