❪ 🪷 ❫ 01. a sweet's princess choice
;; 𝐇𝐎𝐔𝐒𝐄 𝐎𝐅 𝐁𝐀𝐋𝐋𝐎𝐍𝐒 ▪
♯ chapter one, rhaelle's pov:
la elección de una dulce princesa ଽ
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ᝰ.ᐟ RHAELLE AMABA A su familia pero cuando la guerra comenzó tuvo que elegir a que bando apoyar. No fue una decisión fácil, nadie dijo que lo sería, siempre había tenido un buen y bondadoso corazón y claro que apoyaba el reclamo de su madre, Rhaenyra fue una buena madre para su primer y única hija, había nombrado a Jace como su heredero en vez de a su dulce Rhaelle por que sabía que su dulce princesa no soportaría tales crueles reclamos con respecto a su género y sobre todo de su físico.
Las mujeres siempre han sufrido en el mundo gracias a su apariencia, la inteligencia o el carisma no eran las cosas con las que se les juzgaba a las mujeres si no por cosas vanas como su peso, estatura y belleza.
Lamentablemente, Rhaenyra no pudo salvar a su hija de aquellos crueles y asquerosos cometarios con respecto a su cuerpo, perecía que a la sociedad no le interesaba que Rhaelle solo tuviera doce años pues los comentarios con respecto a su busto bombardearon la cabeza de la pequeña princesa.
La Rhaelle de cortos doce años hizo todo lo posible para cubrir su cuerpo, usaba vestidos voluptuosos que solo la hacían ver más grande, siempre que podía y que el calor no era demasiado intenso se cubría los pechos con largas y pesadas pieles de lobo, incluso un día se desmayó pues, debido a los hirientes e inapropiados comentarios de su tío Aegon, ella se negó a comer durante una semana entera.
Tal vez fue por eso que tomó el bando de Aegon y no el de su madre.
Cuando Ser Gwayne Hightower la nombro Reina del amor y la belleza frente a todos en aquel torneo en el que conoció a Davos Blackwood ella sintió que por fin pertenecía al mundo, no se sintió excluida y recibió elogios de casi todo el mundo, cosa que nunca pasaba, aturdida por los elogios y atención positiva que estaba obteniendo la pobre e inocente princesa confundió la amabilidad del hermano de la Reina Alicent por amor.
Pobre e inocente criatura.
Sabiendo que le beneficiaría en un futuro y a pesar de las protestas de su esposo, hermano y la madre de Rhaelle, Alicent Hightower concretó un matrimonio entre su hermano y la hija de Rhaenyra.
Después de la infeliz boda –infeliz para Gwayne pues no quería casarse con Rhaelle– la pareja de recién casados se mudo a Oldtown donde sorprendentemente Gwayne no detestó para nada la presencia de su nueva esposa, al menos no como lo había imaginado.
Lamentablemente para Gwayne no pudo disfrutar de su esposa pues su sobrino y hermana usurparon el trono y debido a que Rhaelle montaba –no solo a su marido– a uno de los tres dragones conquistadores y más grande además de Vhagar, su presencia y la de Meraxes era necesaria por si alguno de sus familiares decidía atacar a las fuerzas de los Hightower.
[..]
ᝰ.ᐟ LAS MANOS DE Gwayne sostenían mis muslos alrededor de su cabeza, la falda de mi vestido estaba doblada por encima de mis caderas y mientras el carruaje brincaba las pequeñas piedras del camino mi mano derecha bajo hasta la pelirroja melena de mi amado marido.
Nunca entendí la rara y hasta me atrevería a decir; enfermiza obsesión de Gwayne hacia mis muslos, he empezado a creer que tiene un serio problema pero la manera en la que usa su lengua, ¡Dioses!, si que me estaba volviendo loca.
—Dioses —susurré arqueando mi espalda contra el asiento del carruaje abriendo la boca tratando de no soltar ningún sonido.
—Eres tan bonita —habló Gwayne contra mi piel antes de volver a concentrarse en los movimientos circulares que realizaba con su lengua sobre mi piel.
El momento fue interrumpido por el grito de uno de los hombres de Gwayne.
—¡Pausa para evacuación! —las palabras de aquel hombre hicieron que el carruaje en el que viajabamos se detuviera.
—Te juro que mataré a se estúpido perro —bufó Gwayne ante la interrupción saliendo de entre mis piernas y acomodándome la falda.
—¡Oye! —exclamé dándole un golpe en el brazo—, no digas eso sobre Reek.
—Es la verdad, tu maldito perro asqueroso siempre interrumpe los buenos momentos —él habló con molestia.
—Gwayne... —dije alargando la última letra de su nombre—, ya hablamos sobre esto, Reek no es solo un perro... —guardé silencio para que él terminara mi frase.
—... es nuestro por matrimonio —él rodó los ojos y soltó un suspiro frustrado.
—Eso es —sonreí antes de hacerlo mirarme para que pudiera besarme—, sabes que no tomará más de unos momentos —hablé después de que Gwayne intensificara más el beso.
—Sigo odiando a ese saco de pulgas.
Sin escuchar más palabras de odio hacia mi amado perrito Reek, salí del carruaje donde ya me esperaba Reek en los brazos de un escudero, tomé la correa de Reek y nos adentramos en el bosque para que el pudiera hacer lo suyo.
De seguro estabamos cerca de las tierras de los ríos con Meraxes sobrevolando el área para asegurarnos un paso libre y seguro sin ataques del ejército de mi madre y anunciar nuestra llegada, Gwayne insistió en apartarnos del grupo de Cole y gustosamente accedí pues a pesar de siempre tratar de ser lo más diplomática posible, detestaba a aquel hombre.
—¡Reek, no! —exclamé cuando, como si fuera llamado por algo o alguien, Reek echó a correr hacia el lado contrario de donde Gwayne y sus hombres nos esperaban.
¡Genial!, pensé. Ahora tardaré más de unos momentos y cuando regrese Gwayne va a mataarme.
Antes de que Reek se alejara mas corrí detrás de él.
No me di cuenta cuanto corrí ni de lo adentrada que ahora estaba en el bosque en ese momento—, ¡Reek!, no vuelvas a hacer eso —lo regañé cuando por fin lo alcancé teniendo que tomarme unos momentos para poder retomar mi respiración.
Pero antes de tomar a Reek entre mis brazos escuché unos pasos detrás de mi, me di vuelta y ahí estaba un hombre, se me hizo reconocido pero no recordaba de donde lo conocía.
—Princesa —habló él con tono cauteloso, casi como una de esas serpientes que a Gwayne le encantaba recolectar—, ya debería saber que este no es un lugar para usted, el bosque es oscuro y lleno de terrores por la noche.
—Yo... yo... —traté de formular palabras pero era como si aquel hombre me paralizara con solo una mirada—, ¿quién es usted? —pregunté tomando la correa de Reek.
—¿A caso no me recuerdas, princesa? —fue evidente que su semblante cambió cuando le pregunte eso, lo último que quería era hacer enojar a un loquito del bosque.
—Yo... lo lamento, señor, no recuerdo quien es usted —me disculpé lo mejor que pude.
—No te preocupes, cariño —la forma en la que dijo esa palabra me hizo estremecer—, pronto lo recordarás —él se acercó a mi y yo evidentemente me alejé—, tranquila, no quiero lastimarte —en ese momento Reek comenzó a ladrar me di cuenta que poco a poco más hombres salían de detrás de los árboles.
Quise correr pero las piernas no me respondían entonces recordé a Gwayne y abrí la boca para gritar pero aquel hombre metió unas bayas en mi boca obligándome a tragarlas, mi visión comenzó a nublarse y al tenerlo así de cerca, recordé quien era.
—Davos...
...
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