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016. find your balance

CHAPTER SIXTEEN
❝encuentra tu balance❞
   cobra kai season two | act. two






SAM LOS había llevado a Miyagi-Do. Cuando se bajaron del auto, Ethan sintió como su teléfono vibraba y vio que Aisha lo estaba llamando.

—Ya las alcanzo —dijo y se alejó para contestar—. ¡Hola! Hace mucho no hablábamos, ¿me extrañaste?

Mucho —dijo Miguel al otro lado de la línea—. Por favor, no cuelgues. Aisha no sabe nada.

Ethan suspiró y cerró los ojos.

¿Qué quieres, Miguel?

Sé que lo arruine. Me equivoqué. Me gustaría poder volver atrás.

Ni siquiera me has pedido disculpas —dijo Ethan incrédulo—. No es tan fácil como eso.

Haré lo que sea —suplicó—. Yo... Pienso en ti todo el día.

¿Sabes que, Miguel? No puedo hablar ahora, adiós.

Ethan cortó la llamada antes de que Miguel pudiera contestar y cuando se dio la vuelta se encontró con Robby mirándolo.

—¿Pasó algo? —preguntó Ethan con incomodad al ver a Robby mirarlo de esa forma.

—Cassie me pidió que te buscara —dijo y se dió la vuelta.

Ethan se peinó el pelo hacia atrás con la mano y se fue a la parte trasera para encontrarse con sus amigos y su hermana.

—Hola, chicos —dijo Daniel entrando al dojo—. Bien. Asistencia perfecta el primer día.

—¿Cuál es nuestra primera lección? —preguntó Sam.

—Ya verán. Síganme.

Lo siguieron hasta el estacionamiento, en donde empezó a hacer dos círculos con arena.

—¿No era más fácil ir a la playa? —preguntó Cassie.

—Yo quiero ir a la playa —dijo Ethan.

—No, hoy no —respondió Daniel—. Hacía tiempo que este dojo no tenía más que un alumno, y al ser cuatro, se supone que hay cuádruple defensa, ¿no?

Los cuatro se miraron y asintieron dándole la razón.

—Mal —dijo el más grande—. Uno de los principios del karate del Miyagi-Do es moverse en círculo. Y con esta técnica, verán que cuatro personas pueden ser tan fuertes como veinte. ¿Están listos?

—Sí, señor LaRusso —dijo Robby.

—Tengo un poco de sed pero, sí yo creo que sí —dijo Ethan asintiendo.

—Comencemos —dijo Sam.

—No, la verdad no —admitió Cassie.

—Cassie, ¿has practicado karate antes? —preguntó Daniel.

—Tuve clases por un par de años —dijo ella—. Puedo golpearle el trasero a cualquiera que se lo merezca.

Sam le pegó un codazo y ella se quejó.

—Bien —dijo Daniel riendo levemente—. Entren dos en cada círculo.

Sam y Cassie se metieron a un círculo y dejaron a los dos chicos en el otro.

—Mírenme a mí —pidió Daniel—. Saluden. Mírense entre ustedes. Saluden.

Cada pareja se miro a los ojos y Daniel comenzó a enseñarles una nueva rutina.

—Bien. Ahora, en círculo.

Asintieron e hicieron la rutina mientras giraban pero cada uno lo hacía a destiempo.

—No —negó Daniel—. Deben estar sincronizados. Si no, esta técnica no funciona.

—¿Técnica? —preguntó Robby—. Parece más un baile.

—Siento que estuviera bailando Rasputin —dijo Ethan cruzándose de brazos.

—Es como bailar la Macarena y dar la vuelta —dijo Sam recibiendo un asentimiento por parte de Cassie.

—Confíen en mí —pidió Daniel—. Si lo dominan, nadie se meterá con ustedes. Vamos, de nuevo.

Ethan soltó un bufido y se puso frente a Robby otra vez, asintieron al mismo tiempo y empezaron a hacerlo de nuevo.

—Y abajo, Ethan, brazo izquierdo arriba. Cassie más abajo. No, Sam... —Daniel negó y paró todo—. No, juntos, al mismo tiempo.

—¿Cómo se supone que coordinemos si no nos vemos? —preguntó Robby ya estresado.

—Deben percibir al otro aunque no lo vean —explicó Daniel.

—Papá no estamos en Star Wars —dijo Ethan frustrado.

—Señor LaRusso, no somos brujos —murmuró Cassie.

A Daniel comenzaron a llegarle un montón de notificaciones. Sacó el teléfono del bolsillo y bufó.

—Diablos, debo ayudar a su mamá. Intenten sentirlo, ¿sí? Regresaré cuando pueda. Sigan practicando.

Los cuatro adolescentes volvieron a sus respectivos círculos.

—Nosotros podemos —dijo Cassie sonriendo con burla—. Ahora somos unos Jedi.


Al otro día, Sam y Ethan habían ido más temprano al dojo para practicar entre los dos. Luego de un rato, Robby llego junto a Cassie.

—Hola Rob, ¿el primer giro era en sentido horario? —preguntó Ethan acercándose a el.

—No recuerdo. ¿Pero qué importa? ¿De qué sirve un baile en una pelea? —dijo enojado y caminó hacia adentro.

—Está así desde que lo vi —dijo Cassie alzando los hombros.

Ethan frunció el ceño y lo siguió.

—Hey, ¿estás bien? ¿Quieres hablar?

Robby lo ignoró y siguió caminando hasta el patio.

—¡Robby!

—¿Papá? —gritó Sam al ver a Daniel metido en el estanque, quitando los bonsáis—. Papá, ¿qué haces?

—Esto lo construyó el señor Miyagi —explicó Daniel—. Es un monumento al equilibrio. Pero hoy no equilibrará los bonsáis. Los ayudará con la técnica del círculo. Súbanse.

—¿Los cuatro? —preguntó Cassie con una mueca.

—Sí.

—Esa cosa se va a hundir con nosotros encima —dijo Ethan.

Robby miró a Ethan y el alzó los hombros.

—No nos pidió trajes de baño —dijo el de pelo largo.

—Un poco de agua no les hará daño.

Los cuatro se quitaron los zapatos y calcetines. Robby se metió primero.

—Tengan cuidado.

—Esta muy fría —dijo Robby soltando suspiros.

—Vamos. No es para tanto.

—Papá, acabo de pisar algo —dijo Sam entrando en pánico.

—No importa. No te preocupes.

—¿Hay ranas aquí? —preguntó Ethan—. A lo mejor aplastaste una rana. Asesina.

—¡Cállate, Ethan!

—Si no podemos en el suelo, ¿cómo lo haremos aquí? —preguntó Cassie haciendo muecas de asco.

—En el suelo es difícil percibir al otro. Pero aquí, ya verán, lo harán de inmediato. Vamos, súbanse.

Los cuatro trataron de subirse al mismo tiempo pero apenas se subieron, la tabla empezó a tambalearse.

—Eso es. Despacio. Relájense. Hagan equilibrio.

—Papá —dijo Sam tratando de no caerse.

—Busca el equilibrio, Sam. Estás bien.

Ethan se puso de pie con los brazos estirados a los lados mientras trataba de no resbalarse.

Escucho equilibrio una vez más y me tiro al agua hasta ahogarme, pensó el.

Los cuatro lograron ponerse de pie sin caerse pero la plataforma seguía tambaleándose de un lado a otro.

—¿Bien? Eso es. Ethan, mira a Robby. Sam, tu mira a Cassie. Percíbanse —la tabla dejo de tambalear y pudieron quedarse quietos—. Eso es. A sus posiciones iniciales.

Empezaron a hacer con mucho cuidado la rutina, tratando de que se balanceara le menos posible pero apenas llegaron a la primera patada Robby cayó al agua, causando un efecto dominó. Ethan cayó se espaldas, luego cayó Sam, que se agarró de Cassie y cayeron las dos.

—Bien —dijo Daniel sonriendo—. No es un mal comienzo. Están encontrando el equilibrio.

—No creo que estemos encontrando absolutamente nada —dijo Robby quitándose el cabello de la cara.

—¡Esta era mi camisa favorita! —sacudiendo la cabeza como si fuera un perro tratando de secarse.

—¿Desde cuando no se limpia esto? —preguntó Sam con una mueca.

—Vamos, arriba. Estuvo genial.

—¿Genial? —preguntó Cassie sin creerlo.

Y volvieron a subirse.

—Muy bien, no olviden usar todos los sentidos —dijo Daniel—. Perciban a sus compañeros.

Comenzaron a hacerlo de nuevo.

—¿Están listos? —preguntó Robby antes de hacer la patada.

—Sí. Uno...

—Dos.

—Tres.

Hicieron los pasos al mismo hasta que Robby gritó.

—¡Chicos, mas lento!

—Sí, lo sentí —dijo Sam.

—Gracias.

Lograron hacer una vuelta completa y empezaron de nuevo, lo hicieron otra vez pero Sam se resbalo e hizo caer a todos.

—Está bien —dijo Daniel animado—. Vamos. Arriba. No se desanimen. Están mejorando.

—Ya me dio frio —lloriqueó Ethan volviendo a subirse.

Se subieron los cuatro y lograron hacerlo todo sin caerse durante varias veces consecutivas.

—Muy bien. ¡Sí!

Se bajaron de la plataforma y fueron a los baños para ponerse ropa seca. Ethan se cambió y salió aún con el cabello mojado, encontrándose con Robby guardando sus cosas en la mochila.

—Estuvo increíble hoy, aunque casi haya muerto de hipotermia —admitió Ethan riendo.

—Sí —dijo riendo—. Al fin lo logramos.

—Sí. Oye, ¿necesitas que te lleve? Sam va a salir con Cassie, esas dos pasan todo el tiempo juntas y yo me quedo solo —hizo un puchero y sollozo dramáticamente.

—Uhm... no, gracias igual —Robby se rascó la nuca—. Mira, perdón por lo de antes. Es que... tengo algunos problemas en casa. Mi mamá se fue y olvidó pagar algunas cuentas. Pero ¿nos vemos mañana?

Ethan frunció el ceño.

—Claro —sonrió levemente pero en sus ojos podías ver la preocupación que sentía.

—Genial —Robby sonrió y se fue.

Ethan dejó sus cosas en el suelo y fue hasta la oficina dónde estaba Daniel.

—¿Qué pasa, Eth?

—¿Sabes algo sobre como vive Robby? —preguntó con notable preocupación.


Daniel tocó la puerta del departamento. Ethan estaba a su lado, golpeando su pierna con un patrón específico. Robby abrió la puerta un par de segundos después.

—Hola, Robby.

—Hola —quitó el seguro y abrió hasta atrás—. Señor LaRusso, Ethan, ¿que hacen aquí?

—Podría mentir y decir que estaba cerca —dijo Daniel—. ¿Está tu mamá?

Robby bajo la mirada con una mueca. Ethan se acercó y lo abrazó.

—Ven, ¿quieres cenar con nosotros? —ofreció el menor.

—¿De verdad? —preguntó sonriendo—. Me encantaría.

—Vamos, Rob —dijo Ethan pasando su brazo por sus hombros—. Te obligaré a ver x-men.

















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