Sus ojos azulados miraban los cafés de aquél hombre qué era más alto qué ella, con sus cabellos marrones. Qué supuestamente usaba gafas, y tenía aspecto amable.

Se mantenían en silencio, estaban en un lugar privado. No había nadie más qué ellos dos, mientras el cuerpo de Momo yacía tirado el suelo tras ser apuñalada por aquél hombre.

︈─ Aizen...︈─ soltó en un hilo de voz, mientras sus ojos fríos parecían temblar.

︈─ Qué sorpresa verte aquí, mi querida yume. ︈─ soltó con normalidad, mientras reía.

Sus ojos azules chocaban con los café de aquél hombre mientras su aliento salía helado, mirando la sangre de la teniente.

︈─ Tú.. realmente..︈─ Él dio un paso hacia ella, mientras no dejaban de mirarse.

La había engañado con una facilidad tan grande, aquél desgraciado, él... se había aprovechado no solo de ella, sino de toda la sociedad de almas.

Ella llevó su mano hacia su katana para ponerse en guardia pero sus manos temblaban, más aún al sentir la delicadeza con la cuál él la hacía soltar su espada.

︈─ ¿Realmente vas.. a lastimarme, yume? ︈─ preguntó, mientras bajaba su cabeza.

Sus rostros estaban a solo cuestión de centímetros del otro, mientras sus labios temblaban junto a sus manos.

︈─ Eres un traidor, yo tengo qué... tengo..︈─ sus palabras no salían, ¿por qué?

Quizás porque simplemente se había enamorado del hombre grandioso qué mostraba ser, con aquellos lentes y esa tonta sonrisa amable.

En dónde compartían interés por la investigación y ciertos pensamientos. Habían pasado... tantos años juntos qué fue inevitable no caer enamorada de él.

Fue el único hombre qué había robado su corazón y... lo destrozó en cuestión de segundos.

Quería llorar, se sentía incapaz de matarlo. Se sentía tan ingenua y estúpida por haber creído una mentira tan grande.

Su mano acaricio su rostro mientras la distancia se acortaba cada vez más. Era su enemigo, ya no eran aliados.

Él había herido a su teniente, había herido a su amiga.. y aún así, es incapaz de moverse.

︈─ Tú sabes qué me gusta verte sonreír. ︈─ Susurró él encima de sus labios.

Aizen presionó sus labios encima de los suyos. Había formado un beso, lo qué quería ser una dulzura, terminó siendo amargura.

La espada se clavó en su pecho, dejando caer un fino hilo de sangre de su boca cuándo se separó de aquél beso.

︈─ A...izen. ︈─ Bajó su mirada, notando la espada clavada en su pecho.

︈─ Es una lástima qué seas tan leal a la sociedad de almas, “ realmente pudiste ser útil.” ︈─ ella cayó de rodillas.

Escucho sus pasos junto a la fría voz de Ichimaru gin y después la de Tōsen, cuándo se habían marchado, llevó su mano hacia su espada para sacarla de su pecho

Estaba más preocupada por Momo, así qué decidió usar sus habilidades en ella. Hasta hacerla recobrar su consciencia.

︈─ ¿Aizen-san..? ︈─ fue lo primero qué cruzó la mente de Momo.

Yume cerró sus ojos mientras fruncía su ceño, concentrándose en cerrar la herida en su pecho.

Aizen... había matado a Nishimura Yume y dejó a flote a la maga oscura.

Yume se puso de pie en silencio y limpio la sangre qué estaba en su espada para salir corriendo.

︈─ « Voy a matarte, aizen. »

︈─ ¿Las mariposas?, me parecen lindas e interesantes. ︈─ mencionó ella, mientras desviaba su mirada.

El ríe en voz baja, enternecido ante la reacción de la fémina mientras ambos estaban de pie en aquél puente bajo los árboles de cerezos.

︈─ Son insectos muy intrigantes, además de hermosos. Tienes razón, Yume. ︈─ Admitió con una sonrisa.

Aizen se había tomado el tiempo de conocerla más allá de aquél apodo tan aterrador y espeluznante.

Ambos pasaban tanto tiempo juntos qué a los demás les parecía bastante curioso, aunque también era normal, era miembro de la quinta división y él era su capitán.

Tenían una buena relación de miembro y capitán, tan así qué era normal encontrarlos en sus respectivas residencias juntos, ya sea conversando o comiendo juntos.

Rangiku, quién era bastante cercana a Yume, era fiel creyente qué ella y su capitán tenían algo.

Puesto qué la pelinegra solo hacía ponerse nerviosa y negar toda acusación con torpeza junto a un sonrojo en el rostro.

« Realmente amaba a Aizen. » Estaba dispuesta a hacer todo por él, más aún cuándo él la salvó.

Cuándo se conocieron, ella vagaba entre un bosque qué parecía perecer ante su presencia tan oscura. Sus ojos azules parecían estar muertos en vida.

︈─ Disculpe, señorita. ¿Está bien? ︈─ preguntó, intrigado.

Ella detuvo su caminar al verlo. Una delgada línea entre la vida y la muerte.

︈─... Aléjate..︈─ le dijo ella, bajando su cabeza.

︈─ ¿Por qué?, ¿Hay algo malo? ︈─ él dio varios pasos hasta llegar hasta ella.

Lo miró asustada, esperando su muerte pero... no llegaba nada. No le había pasado tanto.

Al tocarlo, aquél hombre aún seguía con vida, haciendo qué sus ojos se llenarán de lágrimas, rompiendo en llanto mientras lo abrazaba.

¿Qué había pasado?, ¿Por qué aquella maldición no funcionaba en él?, no lo entendía...

Pero aquél hombre había nublado su uso de razonamiento, la luz en la oscuridad y hizo qué la esperanza volviera a su cuerpo.

El dolor se quedó atrás gracias a Sōsuke Aizen, quién prometió ser su acompañante para siempre.

Pero había mentido, le había mentido y destrozado todo su corazón. Su razón de vida la había abandonado.

︈─ Aizen... ¡Aizen! ︈─ gritó con furia, mientras apretaba el mango de su espada.

Quería hacerse creerse así misma qué su odio podía ser más grande qué su odio pero... era una simple mentira.

︈─ ¡Nishimura-sama! ︈─ grito rukia, al verla.

Desenvainó su espada y una rafaga oscura de su poder salió, provocando una intensa destrucción en el nuevo campo de pelea bajo la estúpida sonrisa de aquél hombre.

Pero estaba más qué claro qué entre el amor y el odio sólo hay un paso.

Pero yume es incapaz de darlo. Se mantiene en la cuerda floja entre ambos y no sabe a dónde ir o dónde mantenerse.

︈La historia entre dos enemigos y un mismo sentimiento qué causó una intensa guerra, en dónde el odio y el amor se unifican entre ambos.

Esta es la Historia de Nishimura Yume y Aizen Sōsuke.

De aliados a enemigos, de enemigos a amantes.