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ʟxɪ.Wᴇ Pᴀʏ Fᴏʀ Pᴀsᴛ Mɪsᴛᴀᴋᴇs

CAPITULO SESENTA Y UNO;
PAGAMOS ERRORES DEL PASADO

—No, no, no... —la chica negó varias veces.

—Nashira, e-ella... —la voz de Linda se rompió apenas intento pronunciar la noticia.

—No, no, no...—la chica negó mientras que era abrazada por la rubia—No, e-ella... ella debe estar... —el nudo en la garganta no la dejo hablar haciendo que estalle en llanto entre los brazos de su madre.

Las rodillas de Nashira flanquearon, haciendo que Linda tenga que bajar junto a ella para poder arrodillarse al suelo y evitar que se lastimara.

—No...mamá, ella no... —la chica murmuraba entre lágrimas en el cuello de su madre, mientras que esta la abrazaba con más fuerza.

Los ojos de Linda se cristalizaron al escuchar lo desgarrador que era el llanto de su hija. Linda se acercó aún más a ella para abrazarla, Nashira se aferró a su madre como su única salvación, la ex-Slytherin comenzó a acariciar suavemente la espalda de Nashira.

—Está bien llorar, cariño—susurro Linda aún abrazada a Nashira—Yo estoy aquí, nunca te volveré a dejar—volvió a su susurrar.

El cuerpo de Nashira se tensó de manera inmediata al sentir como era abrazada cortamente por alguien más, que obviamente no era su madre, pero lentamente se fue relajando haciendo que recueste su cabeza en el pecho de Regulus. Las lágrimas de habian retenido en sus ojos, negandose por completo a qué el hombre frente a el la viera de esa manera.

Regulus la abrazo lentamente, haciendo que la pequeña barrera que había levantado Nashira se destroce en cuestión de segundos, involuntariamente, Nashira paso sus brazos por el torso de su padre pegándose a el como si tuviera miedo de que desapareciera.

—Estarás bien... —aseguro Regulus con la voz entrecortada—Te lo prometo...

Después de unos minutos, Nashira habló: —Y nunca le di la serpiente que le prometí.

Linda le dio una pequeña sonrisa triste.

[...]

Cuando llegaron al cementerio una mezcla de emociones se había hecho presente en ella, nunca nadie parecía haber visto llorar a Nashira verdaderamente. La chica estaba más que deshecha, y no se podía ignorar que los Malfoy se encontraban de peor estado.

Lesath, quien estaba abrazada al brazo de la pelinegra, tenía su cabeza recargada en su hombro mientras parecía mirar al abismo, nada se encontraba en su punto de vista, las lágrimas fluían por su rostro, y fácilmente se podría confundir con la lluvia que caía sobre ellas.

Cuando llegaron a la lápida, que ahora se encontraba frente a ellas, pudieron leer claramente lo que está tenía escrito en ella:



Bellatrix Black

13 de Diciembre 1951—24 de Febrero 1994

Gran Hermana, Esposa, Prima y Tía



Sus ojos se cristalizaron de nuevo mientras que bajaban el ataúd, la lluvia se hacía más fuerte, pero nadie de la familia se fue.

—Mama ni siquiera lo sabe...—murmuro Draco a su lado—Y no quiero ni imaginar cómo se pondrá si se entera que la tía Bella ya no...—Nashira asintio.

A lo lejos pudo mirar acercarse a una señora no muy mayor. Nashira pudo jurar haber visto a la réplica de Bellatrix, pero en cuanto pudo enfocarla bien, supo que se trataba de la hermana mayor de estás. Andrómeda.

Su cabello castaño, estaba algo desordenado y sus ojos estaban cristalizados y rojizos,supuso que quienes venían a su lado, debían ser su esposo y su única hija. La mujer saludó y dió su pésame a cada integrante de la familia, si de por sí Andrómeda estaba deshecha, su llanto incremento cuando supo el estado de su hermana menor, quien se encontraba en San Mungo en ese momento.

Nashira hizo una mueca involuntaria cuando sintió una incomodidad y opresión en su pecho, clavo las uñas en las palmas de su mano evitando llorar del dolor que había comenzado a surgir dentro de ella. Sintió el sabor metálico en su boca. Quiso salir corriendo en ese mismo instante, dejar todo atrás, liberarse de aquella opresión que la mantenia tener sus pies en la tierra.

Noto como todo a su alrededor comenzaba a dar vueltas, lágrimas comenzaban a fluir por su rostro, sangre corría por la palma de sus manos, las cuales caían en el césped, todo comenzaba a verse de manera lenta, cada movimiento, cada sollozo, cada llanto de las personas a su alrededor se volvía oscuro, y eso fue lo que observó por completo antes de caer al suelo.

Pagamos errores del pasado...

Nuestro cuerpo absorbe todo aquello que nos hace daño, nos mata lentamente, nos arranca la vida del cuerpo como si fuera suya...

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