14. Primer acto: el inicio del espectáculo (I)
Kim Namjoon
Miro a mamá de reojo mientras ella termina de retocar su maquillaje y echa un último vistazo a su atuendo. Le digo que se ve bien cuando me pregunta una vez más al respecto, ya cansado de su tardanza.
—Mamá, ya es hora de irnos —repito, soltando un nuevo suspiro cuando le veo cambiar sus pendientes y escoger unos más sencillos, según ella.
La realidad es que todo en Na Hye-suk indica ostentosidad, sin embargo me ahorro el comentario cruel y poco respetuoso; por su bien y el mío propio.
—Un minuto, mi cielo —escoge entre su extensa colección de gafas de sol y, al final, se gira hacia mí mostrándome esa sonrisa que significa que está satisfecha con su atuendo—. Muy bien, en marcha.
Se encamina por delante de mí mientras que yo solo le sigo los pasos cual perrito faldero.
—¿A qué hora llega la niña? —pregunta aún delante de mí.
Ruedo los ojos. Le dije claramente que debíamos de reunirnos fuera, y ella lo sabe puesto que en vano no habrá escogido gafas de sol.
—Nos encontraremos fuera.
—Nada de eso. Llámala y dile que venga, en el jardín trasero ya están terminando de preparar todo —se marcha sin darme opción a réplica.
Vuelvo a rodar los ojos. No entiendo para qué habla conmigo si está claro que va a hacer lo que se le antoje, porque así es ella. Aún con duda, decido hacer lo que mamá me ha dicho y marco su número, pero me salta la contestadora, marco otra vez aunque el resultado es el mismo. Frunzo el ceño y hago un último intento, si no contesta saldré e iré a la cafetería para preguntar por ella ya que a Hoseok no puedo hablarle al respecto.
Sin embargo, mi llamada finalmente es aceptada.
—Llego en cinco minutos —habla ni bien contestar.
—Cambio de planes, tienes que venir a mi casa —el silencio se hace por un segundo, lo que me pone nervioso—. ¿Youso?
—Dame la dirección en un mensaje, trataré de no tardar en llegar.
No me deja hablar y en su lugar lo que hace es colgar la llamada. Un sentimiento parecido a la frustración me invade al darme cuenta de que al parecer estoy tratando con una versión más joven de mi progenitora. Le envío el mensaje con la dirección exacta, diciéndole que tome un taxi para llegar más rápido y que yo acá le cancelo la tarifa, a lo que ella responde con un simple «okey».
Subo a mi habitación un rato buscando cómo matar el tiempo, pero pasados tres minutos decido bajar y esperar a la chica frente al portón de la casa. Después de todo, soy un buen novio.
Mientras espero, reviso el chat con mis amigos echando un vistazo a los últimos mensajes que no pude leer. Me sorprende el descubrir el mensaje tan directo de Hoseok, hablando sobre haber descubierto la identidad de la persona tras las cartas anónimas y dejando en claro que como le gusta —porque resulta que es Choi Hyeonji— no piensa quedarse de brazos cruzados. Estoy seguro de que en medio de la confusión de sus emociones y sentimientos no hay nada semejante a la ira, tal vez solo sorpresa y duda, así que no me sorprendería si uno de estos días dice que están saliendo.
Bloqueo el celular tras haber dejado mi huella en el chat justo cuando un taxi se detiene frente a mí. Alzo la mirada encontrándome con Im Youso bajando del vehículo, me acerco y antes de que pueda hablar ella lo hace.
—Ya pagué la tarifa, así que no es necesario —cierra la puerta y el auto se marcha dejándonos a ambos solos—. No sabía cómo vestirme dado el cambio de planes, así que no sé si esto está bien —se señala y solo entonces reparo en su atuendo.
Luce un lindo vestido primaveral que resalta el tono de su piel; es de color celeste agua y la parte de la falda que llega un poco más arriba de la rodilla tiene un estilo degradado con pequeñas flores estampadas, lleva unas sandalias de piso blancas, y su maquillaje es bastante natural. Su cabello negro cae en hondas a lo largo de su espalda. Todo en ella se ve bien, y por un segundo me aterra el pensamiento intrusivo que surca mi mente.
Aclaro la garganta antes de que el silencio se torne incómodo.
—Te ves bien. Estás muy hermosa, la verdad —alago con sinceridad. No sé si es mi imaginacióno no, pero consigo ver en ella un atisbo de vergüenza, o tal vez solo sea el sonrojo provocado por el leve resplandor que ha asomado entre las nubes de imprevisto.
—Uh, gracias, supongo.
—Vamos dentro, mi madre ya ha de estar esperando —la invito a pasar por el gran portón que cubre toda la extensión de nuestra casa y la guío de camino al jardín trasero—. ¿Recuerdas todo lo que te dije? —ella asiente—. Bien, si algo parece salirse de tus manos, me lo dejas a mí.
No responde, lo que me hace detener los pasos que he avanzado y retroceder hasta donde se ha quedado. Sus ojos me miran con curiosidad y algo más que, sinceramente, prefiero no descubrir.
—Tranquilo, puedes confiar en mí —lo dice con tanta solemnidad que me resulta difícil no creerle—. Recuerda que mi trabajo es tratar con todo tipo de personas todo el tiempo, así que no tienes por qué preocuparte.
Y como si ya no tuviera suficiente, sonríe de esa manera tan natural que en contadas dos ocasiones he tenido la oportunidad y privilegio de presenciar. Todo mi interior se agita con violencia ante esa mínima acción por su parte y por un segundo siento como si todo a nuestro alrededor fuese inexistente, como si solo fuéramos ella y yo en este mundo.
—¿Joven Namjoon? —nuestra burbuja se rompe en el instante en que una chica del personal de la casa hace acto de presencia, lo que en el fondo agradezco un poco—. La señora ya los espera.
Señala el camino que ya conozco, tomo de la mano a la chica junto a mí, dando inicio de esa manera a todo el espectáculo que estoy por montar, y con una pequeña sonrisa le agradezco a la chica.
Bien, que empiece el show.
*Total de palabras: 1054.
Yo lo noté,
ustedes lo notaron,
todxs lo notamos...
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