Im Youso

Me despido de Dong-chae tras rechazar su propuesta de irnos juntos en un taxi debido a la hora en que nuestras clases han terminado —porque sí, tuvimos la última clase en el mismo salón—. Con algo de renuencia, el pelinegro decide finalmente subirse al auto y partir, mientras que yo voy a la parada pensando en si regresar a casa ya o todavía no.

Avanzo unos cortos pasos antes de detenerme en seco. Mi entrecejo se arruga y por un segundo pienso que mi mente desquiciada está jugando una mala broma en mi contra, sin embargo dicho pensamiento es enterrado en cuanto sus ojos y los míos chocan entre sí, lo que me lleva a rememorar el inicio de toda mi frustración actual en cuanto a mi vida amorosa —si es que acaso se le puede llamar así— refiere.

Sigo de largo y no me detengo, al menos no por voluntad propia. Echo un vistazo al agarre que su mano ejerce sobre mi antebrazo, luego regreso la mirada al chico de cabellos color amarillo chillón —ha regresado ese característico color que lo hace lucir aún más peculiar de lo que ya es—, esperando a que me suelte o, por lo menos, diga algo. Pero no hay nada. Ni me suelta, ni me dice una sola palabra, lo que me estresa.

Ruedo los ojos y me suelto del agarre en el proceso, sin importar que pueda hacerme daño. El daño físico que puedo llegar a recibir no es nada en comparación a todo el daño emocional con el que ya cargo encima.

—Espera un momento, por favor —pide cuando avanzo dos pasos lejos de él.

No quiero hacerlo, de verdad no quiero, pero es como si una fuerza mayor me obligara a hacer lo que el chico tras de mí me ha pedido. Aprieto los ojos con tanta presión que cuando los vuelvo a abrir, innumerables puntos negros se mueven antes de que pueda volver a ver con normalidad.

—¿Qué quieres? —mi voz es tan seca y sin emociones que por un momento me sorprende que realmente haya sido yo quien habló y no algún ente que pudo haberse apoderado de mí.

—¿Podemos hablar? —pregunta en respuesta.

Mi entrecejo se vuelve a fruncir.

—¿Acerca de qué?

No responde a mi pregunta, en su lugar vuelve a tomar mi brazo y me hace entrar a un auto que no tuve tiempo de notar debido a que mi enfoque se encontraba solo en su persona. A simple vista, Kim Namjoon no es nada más que un chico lindo con sonrisa bonita que lo único que puede y sabe hacer es ser un niño bueno. Pero ya viendo más a detalle, conociendo un poco más de él, se pueden notar ciertas facetas que un chico inocente no tendría; además, un niño bueno jamás comería tu boca de la manera en que él lo hizo conmigo hace poco más de un mes.

En definitiva, Kim Namjoon no es ni de cerca lo que aparenta ser —aunque sigue manteniendo ese aire de inocencia y bondad incluso en su mirada sonriente—, y a pesar de ello me sigue llamando la atención todo lo que tiene que ver con su sola existencia.

—¿Es tuyo? —pregunto, sintiéndome un poco incómoda debido a la cercanía que mantenemos en el reducido espacio del auto. Mi claustrofobica interna pide a gritos salir de aquí.

—Algo así —menciona con poco interés.

Estamos en los asientos traseros, le ha pasado el seguro automáticamente con la llave del auto, y ahora mismo siento sobre mí esa mirada suya que consigue ponerme inquieta.

No creo en nada ni en nadie, pero si existe algún ente superior que gobierne sobre nosotros, solo quiero que sepa que me arrepiento de todo lo malo que he dicho, hecho o pensado, mientras ruego porque me deje salir de aquí con mis emociones intactas. Solo eso pido.

—Quiero pedir disculpas —mi ceño se frunce por sus palabras, y yo solo puedo pensar en que si sigo así, terminaré con arrugas antes de tiempo.

—¿Por qué?

—Por haberme comportado como un tonto, sé que fue grosero de mi parte así que te pido disculpas. Y también por —mira hacia fuera un momento lo que me permite vislumbrar un leve sudor bajando por su sien—... Solo quiero que me perdones.

—Ni siquiera eres capaz de mirarme a los ojos para pedir perdón, lo que me hace suponer que no estás siendo sincero en lo más mínimo.

—Eso no...

Suelto un sonoro suspiro.

—Por favor, quita el seguro, necesito volver a casa —los segundos pasan y mi petición no es atendida, lo que me molesta—. Escucha, Kim Namjoon, ya tengo lo suficiente como para tener que lidiar contigo —no me importa lo brusca que estoy sonando, tampoco si se siente herido o no por mis palabras, así como a él le dio igual lo que podría haberme pasado con sus acciones y actitudes a mí debe de darme igual lo que suceda con él.

Escucho el sonido del seguro ser quitado, pero antes de poder salir del auto decide hablar.

—Fue mi primer beso y no sabía cómo reaccionar debido a la impulsividad que me llevó a hacerlo —confiesa, dejándome un poco sorprendida, ¿cómo así que su primer beso?

—No lo sabía —es lo único que puedo decir.

—Tampoco es como que hubiera ido gritando a los cuatro vientos que aún no había dado mi primer beso —bromea—. En fin, solo quería disculparme contigo y...

Le miro con atención. Por alguna razón su abrupto detenimiento en cuanto a sus palabras me hace presentir que no me va a gustar lo que sea que vaya a decir, y él parece pensar lo mismo respecto a mi reacción puesto que se toma varios minutos antes de suspirar y finalmente con algo de pesar, continuar.

—De nuevo voy a pedir perdón, porque lo que voy a decir parecerá como que quiero aprovecharme de ti cuando en realidad no es así —hago un gesto con mis manos dándole a entender que puede continuar hablando, pero lo que dice realmente no es tanto de mi agrado—. Por favor, finge ser mi novia.

Mi rostro debe ser todo un poema, sin embargo él es muy capaz de interpretar cada palabra que mi semblante transmite, lo que me hace pensar en que lejos de todo, Kim Namjoon en serio puede llegar a ser muy peligroso si en algún momento decido darle el poder para lastimarme.

*Total de palabras: 1077.

Yo sé que todo parece ser muy confuso, pero en los capítulos próximos entenderán todo uwu.