⋆·˚ ༘ * ☀️ 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐒𝐞𝐯𝐞𝐧
𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍! 𝐀𝐋𝐈𝐄𝐍 𝐎𝐑 𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐄𝐑?
—Hay una línea de aviso nacional, pero hasta ahora solo tenemos a un varón alto, de cincuenta y trastos, alto y esbelto.–Comunicó Hotch.
—Por los restos de esta mañana sabemos que no los conserva mucho tiempo.–Aseguró Gideon.
—Cada hora llegan más policías para atrapar a este hombre. También lanzamos un boletín nacional.–Nos dijo la oficial George.
—Si aún está en la ciudad, y creemos que si, no tiene ninguna salida.–Habló Derek.
—¿Qué estamos esperando? Vamos a atraparlo ya.–El policía caminó junto a George hacia una de las patrullas.
Nosotros nos fuimos por nuestro lado, teníamos que interrogar personas, saber cualquier información que pudiera servirnos en el campo de caravanas.
Me fui junto a Emily, empezamos a preguntar tanto a gente ambulante del campo hasta los residentes, pero nadie parecía saber nada.
—Emily...
—¿Si?
—Este tipo me da algo de miedo.
—Oh querida eso es normal, muchos de los que perseguiremos te darán miedo, es parte del trabajo.
—Tu no pareces asustada.
—He lidiado con personas, en especial hombres detestables, empiezas a controlar el miedo, aún más cuando tienes tu arma a la mano. Sabes que te puedes defender.
—Si, mi pistola no es tan... de miedo.
—¿Por qué lo dices?–Le mostré mi arma, tenía stickers de colores en toda la superficie, ella rió.–Es lindo, creo que no debes de dejar de ser tu misma porque un montón de adultos prefieren ser aburridos.
—¿Lo crees? ¿No crees que es ridículo?
—Para nada, solo decoras tus cosas.–Sonreí y guarde mi arma en mi cinturón. Me habían dicho que la mantuviera a la vista lo más que pudiera para verme más firme e importante, lo mismo que le habían hecho hacer a Spencer.–Vamos rubia, tenemos que encontrar a los demás.–Me abrazó por los hombros y ambas empezamos a caminar juntas.
Nos topamos primero con Spencer.
—S, ¿Cómo te fue?–Pregunté. El me vió y sonrió levemente.
—Nada bien. Supongo que para matar y escapar simplemente no le dices a nadie.
—Él solo se lo dijo a la gente que mató. Y tomó de ellos lo que necesitaba, dinero, tarjetas.–Emily empezó su caminata de nuevo y nosotros fuimos detrás de ella.
—Voy a llamar a García para ver si usó algo de Katherine tras matarla.–Sacó su celular y empezó a teclear su número.
—Mándale saludos de mi parte, dile que la amo.–Me puse de puntitas y le pedí. Él asintió con la cabeza y se puso el teléfono en el oído para hablar con ella.
—Niño bonito, ¿a que debo tu llamada? Además de tu increíble gusto por las chicas rubias.–Él se sonrojó, pero yo me reí.–¿Escuché a Sunny? ¡Hola linda!
—¡Hola Pen!–Dije mientras me acercaba al teléfono.–Te extraño.
—Yo también linda, pero díganme que necesitan de su genio en computación, tienen tres deseos.
—García necesitamos saber si se usó alguna tarjeta bancaria de Katherine después de ser asesinada.
—Un segundo... si, si fueron usadas un par de tarjetas...
—Gracias Garcia.
[...]
Íbamos de vuelta al punto de encuentro para por fin hallar a los demás cuando Spencer de repente se detuvo, viendo hacia una de las caravanas.
—Tal vez no usa algo así, tal vez remolca un camper.
—Puede retirarse y moverse libremente.–Concordó Emily.
—Y podría esconderlo, por eso no lo encontramos.–Dije con certeza.–Está esperando a que retiren los bloqueos para poder escapar.
—Si tiene camioneta será igual que su camper, de color oscuro y americano.
—Pronto oscurecerá, hay que volver y llamar a Gideon.–Miró Reid hacia el cielo.–Creo que el ignoto está en la ciudad.
—Si.–Murmuramos Emily y yo.
[...]
Nos habían dicho que esta noche ya no harían nada más, que tendríamos que esperar al día siguiente, todos estábamos obviamente preocupados, pero no podíamos hacer nada más ahora más que quedarnos en el hotel.
Lavé mis dientes, me bañé con agua caliente–No súper caliente porque luego me quemaba–, me puse la pijama e incluso puse una de mis películas favoritas para tranquilizarme, pero nada parecía funcionar.
Daba miedo pensar en todos las personas de miedo que estaban allá afuera, acechando a personas inocentes para sentirse mejor consigo mismos, para sentir algo.
No soporte y tomé mi teléfono. Teclee el número tal como me acordaba y lo puse en mi oído.
—¿Sunny?
—Spencer.
—¿Qué pasa?
—No puedo dormir...–Acaricié mi brazo con mi mano lentamente, llevando mis rodillas a mi pecho.
—¿Quieres que te diga un método para poder dormir? Mira, hay uno que utilizan los soldados donde debes de Concentrarse en la respiración para relajar el pecho y a continuación las piernas..
—No solo... quiero escuchar tu respiración.–Él no respondió, tal vez me había pasado y no debí de haberle pedido eso, podría pensar que era muy rara, pero en serio lo necesitaba.
—Está bien... uhm... ¿solo escuchar mi respiración? ¿No quieres que te hable de la teoría de la relatividad? Eso hace dormir a algunos...–Reí.
—Si quieres, solo necesito saber que no estoy sola.
[...]
Se habían llevado a George. Había sido el asesino, se había hecho una llamada hace cinco horas y apenas estábamos aquí. El compañero de George se estaba poniendo muy nervioso, incluso tocando la escena del crimen, cosa que nadie debía hacer nunca.
—Jamás se llevó a alguien tan importante.–Notó Gideon.–¿Por qué al alguacil?
—Y sin su arma. Silo, llama a la oficina a ver si planeaba ver a alguien.-Mandó Hotch.
—Ningún policía perseguiría a alguien sin su arma.–Aseguró Derek.–Definitivamente quiso alcanzarla.
—Y no lo logró.–Spencer tomó una jeringa vacía del piso.
—Oigan. George trajo a Jane a casa con ella.–Nos contó Silo al terminar su llamada.
—Así que controló a George y después fue por Jane.–Añadi.
—Miren las huellas, deben ser de Jane.–Se acercó Derek.–Van hacia atrás, escapó. Sabe que el efecto de la ketamina pasará y tiene que actuar.
—Pero no tiene lo que ha venido a buscar...–Reflexionó Gideon.
—Por control se llevó a la alguacil, así que tarde o temprano nos contactará.–Avisó Hotch. Alguien lo llamó así que el se disculpó y atendió la llamada, poco después habló con nosotros.–El celular de Katherine Hale está en el centro de la ciudad.
—Cree que tenemos a Jane.–Aseguró Gideon.
—Como sea, debemos de encontrarlas a ambas pronto. Vayan al centro de la ciudad, iré a casa de Jane.–Indicó Hotch y seguimos sus instrucciones.
[...]
Llegamos al centro de la ciudad y nos bajamos de la camioneta.
—Muy bien escuchen. Puede conducir una camioneta de color oscuro, puede ser negra o café.–Empezó a explicar Derek.
—O azul. Vengan a ver esto.–Nos pidió el oficial Silo. Nos acercamos a la camioneta.–Como dijeron, tiene banda civil, radio policiaco y detector de radar.–También estaba ahí el teléfono de Katherine.
—Mierda.–Se me salió.–Hotch debe encontrar a Jane lo más rápido posible.
—Está esperándonos.–Gideon se alejó un poco de nosotros.
—Pues vamos a atraparlo.–Dijo con simpleza el oficial.
—No, no hayamos a la alguacil.
—Bien, cuando lo tengan nos dirá.
—Un minuto el es listo.–Derek lo regaño y lo detuvo de seguir avanzando.–Debemos ser más listos. Encendió el celular porque sabe que lo estamos buscando.
—Les voy a dar quince minutos, y entonces entraremos.
—Quince minutos será suficiente.–Gideon empezó a caminar a la cafetería. Derek y yo lo seguimos.
—Por fin entras en mi vida. ¿Por qué tardaste tanto guapo?–Preguntó la mesera apenas vio a Gideon entrar por la puerta. El siguió sin prestarle atención, pero Derek y yo nos quedamos en la entrada.–¿Tesoro? No gracias no necesito nada...
Gideon se acercó a una mesa y vio al hombre en ella. Se me revolvió el estómago y mire a Derek, él asintió tratando de reconfortarme.
—¿Puedo sentarme?
—Puedes.–No parecía un monstruo, no era del tipo de monstruos de las películas, era real, y era un hombre. Un hombre que apenas y se podía llamar persona, porque carecía de todo sentido humano.
Sacamos a la gente y por un momento también tuve ganas de salir con ellos.
[...]
Él se terminó de tomar su batido de fresa.
—Uno es perfección, tres es decadencia.–Él se volteó y Derek y yo sacamos nuestras armas.
—Si das otro paso te matamos.
—No lo harán.
—¿Qué fue lo que te dijo Jane? Te miro en tus ojos, pero eso no fue todo. Te dijo algo, ¿que? Es importante.–Lo tomó Gideon por los hombros para que lo viera en la cara.
—Soy un sádico sexual. No siento nada. No lo olvides.–Señaló. Mi teléfono empezó a sonar y yo lo contesté.
—¿Hotch?–Escuche atentamente y solté un suspiro de alivio antes de colgar.–La encontraron. La alguacil está viva, la encontraron dentro de tu camper junto a los restos de otra mujer.
—Tu voz tiembla cuando hablas. ¿Qué acaso me tienes miedo?
—No respondas Sunny. A él no le interesa la alguacil. Para irse de aquí con Jane necesita más que eso.
—Jane dijo que mis ojos eran hermosos. La vi como jamás había visto a una mujer. Mis manos comenzaron a sudar. Solté el bisturí. Lo levanté, pero se cayó otra vez. Sentí mariposas en el estomago, ¿eso no es amor?
—Voy a entrar.–Entró con fuerza el oficial Silo, seguido de más oficiales.–¡Tenemos a George, muévete al suelo!
—¡Tranquilízate!–Le pedimos Derek y yo. Los celulares empezaron a sonar.
—¿Qué? No, es imposible.–Declaró el oficial.
—Magia Jason.–Se burló el hombre.
[...]
Hotch volvió a llamarme pocos segundos después y salí para encontrarme con ellos. Me apuntaron los oficiales que estaban fuera del café, pero levanté mis manos en son de paz.
Me acerqué a la camioneta apenas se estacionó.
—George... George, cariño.–Su esposo se acercó an ella corriendo y la abrazó. Yo me acerqué a Hotch.
—¿Cómo está todo?
—Él es un imbécil sabelotodo. Pero se burla de Gideon, dice estar enamorado de Jane.
—Tenía ahí a la maestra de Tommy, Annie, la había matado... solo tenía veintidós.–Se lamentó George mientras lloraba. Notó como su esposo se tensó–¿Qué pasó?
—Hallaron el autobús escolar abandonado afuera de la ciudad.
—Tommy fue a esa excursión. ¿Dónde está?
—A salvo. Bien, con mi mamá.–Ella se alivio.–Pero ese hombre también mató al chofer.
—¿Qué? ¿Cómo?–Nos miró confundida.–Toda la ciudad estaba vigilada, no había salida.
—¿Qué vehículo no estábamos buscando?–Preguntó Hotch y yo respondí.
—Un autobús escolar.
—Lo importante es donde están los niños.
[...]
Un auto policial llegó con todo y sirenas. El policía se bajó del auto.
—Señor, la encontré caminando en la calle.
—Jane, este hombre ha regresado a la ciudad por años solo para verte...–Me acerqué y la ayudé a salir del vehículo.
—¿Tantos años? ¿Por qué?
—Dice que está enamorado de ti.
—¿Enamorado de mi? ¿Por qué?
—Es lo que dice.
—Él se oculta en tu granero y te observa.–Le contó Emily.–Cuando finalmente se va, te deja esos móviles como obsequio.
—¿Son hermosos, no?
—No son hermosos. Son los restos de las personas que secuestro, torturo y mato.–No quería parecer sorprendida, pero lo estaba, sorprendida y asqueada. Hotch puso su mano sobre mi hombro para tranquilizarme.–No es un extraterrestre, fuiste secuestrada por un asesino serial.
—¿Pero si vino por mi, verdad? No vino por George, vino por mi, ¿no es así?
—Eso dice él.–Recordé.
—Me dijiste que corriera, pero yo no quería correr. Quería verlo otra vez, ver sus ojos y su cara, y lo sé. De alguna forma quería seguir y volver a casa.–Le confesó a George. Sacaron a el hombre del café y él se inmediato llamó a Jane. Ella quiso correr a él, pero la detuvimos.
—Tiene a los niños, y los encontraremos.–Declaró Derek.
—Pero si no van a morir por la exposición.–Le recordó Silo.–No tiene a Tommy, George, pero si lo tuviera... Entrégalo.
—Silo.
—¿Qué opción tenemos?
—No, está no.–Lo regaño.
—Diles Jason, diles que no me interesa hacerles daño.–Siguió viendo a Jane.–Me has estudiado por años, ¿alguna vez lastime a un niño? No me causan nada. Denme a Jane y recuperarán a los niños.
—Ella es parte de esto.–Aseguró Silo.
—Mírala, ella no es parte de nada. Es una víctima como cualquiera.
—Con Jane en mi vida, jamás lastimare a otro ser humano. Déjenla en paz.–El oficial se quería acercar a él, pero Derek lo detuvo.
—Ni lo pienses.
—No importa lo que hagan. Jamás les dará lo que quieren.–Dijo Gideon.
—Me hallaron a mi, podrán hallar a los niños Silo, confía.
—Llévame Frank. Llévame con los niños, solo tú y yo.
—Y a mi Jane.
—¿Me llevarás con los niños?
—Será un placer, no quiero eso en mi conciencia.
Tuvimos que dejarlos ir.
[...]
Los niños habían regresado a salvo, pero Jane se había ido con Frank, no pudimos hacer nada al respecto y me sentía sumamente culpable.
Esperaba que ella estuviera bien donde sea que estuviera, no era una mala persona, solo estaba confundida.
Estábamos de regreso a casa, veía por la ventana del jet tratando de distraerme.
Sentí la presencia de alguien más junto a mi y lo mire. Spencer estaba ahí junto a mi, solamente leyendo, pero me hacía sentir bien solo con su presencia, tranquila.
Me acomode en mi asiento y empecé a leer lo que el leía, aunque no entendía mucho.
—¿Seguro que eso está en inglés?–Le pregunté honestamente. Él asintió.
—¿Quieres que te explique?–Me acerqué más para que él empezara a hablarme de su libro.
✶⊶⊷⊶⊷❍⊶⊷⊶⊷✶
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