𝟎𝟐, practica en all boys, y resentimientos.
1996, Fuerte Apache.
Candela llego a su departamento aproximadamente a las doce y media, el Uruguayo se ofreció en ir a dejarla pero esta se negó, de algún modo u otro Danilo igual la termino dejando en su departamento, la ayudo a entrar por la ventana de su baño procurando hacer el menor ruido, aunque esto no le saldría gratis, prácticamente la había obligado a que le lo fuera a ver entrenar y a Cande no le quedó mas que aceptar, aunque no le gustara el fútbol.
Abrió la puerta del baño, para llegar a su habitación había que cruzar la sala, se armó de valor para abrir la puerta. Frente a ella estaba sentado su tío, quien parecía estar bastante colgado, al parecer estaba borracho o drogado.
—¿Que hace' nena?—le pregunto, parecía estar muy mal para notar que Cande recién estaba llegando y su mamá estaba posiblemente durmiendo o fuera de la casa—vení, vení.
Palmeó el asiento a su lado, a paso lento Candela caminó hacia el, sentándose a su lado. Frente a ella habían dos sándwiches, los miraba con deseo, el hambre se hacía cada día más insoportable.
—¿Edu comió ante' de dormir?—consultó por su hermano menor, a su parecer el si tenía que comer porque estaba en pleno crecimiento.
—Y, si—aclaró mientras estiraba su mano hacia Candela, tomó el control de la televisión aunque en el proceso toqueteó el cuerpo de su sobrina la cual se removió incómoda—la vieja hizo esto' toma, come.
Asintió mientras sacaba uno, se sentía tan bien. Jamás creyó disfrutar tanto un sándwich, la comida se desvanecía en su boca, tragaba y daba un mordisco, y en segundos ya se lo había terminado, anhelaba tanto comer el otro pero se aguantó el hambre, como siempre. Pensó que sería mejor que Edu lo comiera al despertar, para no ir a la escuela con la panza vacía.
Le agradeció a su tío antes de volver a caminar a su habitación, al llegar se dejó caer en la cama. Sonreía recordando lo bien que la pasó en la bicicleta con el Uru, como el cuerpo del chico reaccionó a su toque, como parecía que ambos estaban hechos uno para el otro platónicamente, quizás hubiera deseado que Danilo hubiera ido más lento, dejando así que él viaje durara más.
Quizás podría estar confundiendo sentimientos.
Negó con la cabeza, no confundía nada porque el Uruguayo era su mejor amigo, solo eso. O al menos Candela se trataba de convencer de eso. Se tapo hasta la cabeza con las sábanas, le gustaba estar sola y poder pensar con tranquilidad, pero la gente no comprendía algo.
El sentimiento de estar sola es lindo, la paz y tranquilidad que le daba a Cande no lo podría reemplazar nada más en este mundo, le gustaba estar sola, pero no sentirse así. No la mal entiendan, Candela Romero ama con su vida a sus dos mejores amigos pero aveces anhelaba la tranquilidad, cosa que con ambos chicos no se podía.
Cande podría pasar horas y horas sumergiéndose en sus pensamientos, las miles de olas con pensamientos la desnudaban, y hubiera seguido metida en sus pensamientos si no fuera porque recordó que tenía un examen mañana, viéndose obligada a cerrar los ojos.
𝐋𝐎𝐒 𝐃Í𝐀𝐒 𝐇𝐀𝐁Í𝐀𝐍 𝐕𝐎𝐋𝐀𝐃𝐎, se maldecía a sí misma por desear que los días fueran más movidos, ahora estaba con la cabeza apunto de explotar. Porque si no era poco con la escuela el asqueroso de Hernán había estado molestando más de lo normal a Candela estos días.
Cuando salía antes que los chicos se le aceraba a decirle cosas, Cande trataba de ignorarlo y simplemente seguir su camino pero habían días donde él la comenzaba a tocar y no le quedaba de otra que comenzar a pedir ayuda o simplemente empujarlo hasta que se aburriera de la situación.
Simplemente detestable.
Pero no se lo diría a sus mamá, ya había tenido muchos problemas con Hernán cuando fueron novios, su vieja la había tachado de calienta pijas y no se quería imaginar el quilombo que se armaría ahora.
Ahora se vio obligada a cumplirle la promesa al Uru, de ir a verlo entrenar, aunque tuvo algunos problemas para ir pero Segundo terminó llevándola a ella junto con Carlos. Candela no comprendía nada del fútbol, ¿que era ser delantero? No tenía la menor idea, pero si que ella estuviera aquí hacía felices a sus amigos ella lo haría.
—Lindo partidito, ¿eh?—Candela junto con Segundo se voltearon cuando alguien habló en su dirección—un trámite ¿eh para ustedes.
—Sí, sí, sí—la chica ahogó una risa, parecía que Segundo no estaba muy interesado en la conversación.
Candela volvió nuevamente su mirada hacia el partido, solamente escuchó "¡Gol!" y se levantó de un salto, admitía que le daba vergüenza gritar pero de a ratos lo hacía, intentaba dar el mayor apoyo posible.
—Usted es el papá de Martínez, ¿no?—volvió a preguntar el señor, Cande no prestaba mucha atención a la conversación.
—No, soy el tío—respondió—soy el que siempre lo trae acá, ¿paso algo? ¿Por qué...?
—No, no, nada. Me gusta el pibe, juega lindo, muy lindo—agregó mientras extendía su mano hacia Segundo—un gusto, Maddoni.
—¿Qué tal? Segundo. ¿Como le va?
Candela examinaba con la mirada el partido, sus amigos estaban todos sudados y muy agitados, todos parecían estar ansiosos esperando ver quien ganaba, y ella también. Fijó su mirada en Danilo con el cual cruzaron miradas, sonrió tímidamente y el chico le dedicó una sonrisa mientras volvía a perseguir la pelota.
Esa sonrisa había despertado una cantidad de cosas en el estómago de Cande, aunque no sabía si era hambre o mariposas.
El árbitro al segundo dio por terminado el partido, Danilo y Carlos saltaron a abrazarse mientras celebraran con los demás chicos. Cande se excusó con Segundo y con el señor de ahora nombre Maddoni, la gente celebraba y otros abucheaban, como pudo llegó abajo viendo a los dos chicos listos para ir a cambiarse.
—Felicidades—habló llamando la atención de sus dos amigos—quedaron hecho' percha boludo.
—Y bueno, ponete a correr y va' a ver—agregó Carlos riendo—Bueno che, los dejó voy a cambiarme.
—Anda, anda—contestó el Uruguayo casi alejando a su amigo, Carlos se fue con una sonrisa de oreja a oreja, sabía lo que hacía—¿que hace' vo' acá?
Consultó con una sonrisa, la examinaba de arriba abajo, como tratando de descifrar que estaba pensando Candela en este momento.
—Uru, vo' me dijiste que viniera, para que vea' que yo si cumplo mis promesas—dijo con una sonrisa—tómatela ya, anda a cambiarte.
El Uruguayo asintió pero antes de irse acarició el cabello de su amiga la cual trataba de ocultar su nerviosismo, Danilo tenía una sonrisa de lado, jugaba con los mechones de la castaña antes de separarse y comenzar a alejarse a paso lento, como si quisiera quedarse toda una vida junto a Candela.
Y Candela deseaba guardar este momento, detener el tiempo y que ambos se quedaran así toda una vida.
—Ta' a la próxima te dedico un gol—movió la cabeza mientras caminaba, Candela por su parte no daba a más de nerviosa, por su mente solo pasaba la idea de cómo carajo alguien totalmente sudado, con el pelo desordenado podía lucir tan bien.
—Dedícame todos mejor—soltó, se impresionó por lo que ella misma había dicho, Candela era de todo menos lanzada—si quere...
Trato de arreglar lo que había dicho, siempre era ella y su boca, se la debería coser.
—Que gila' que sos—murmuró mientras seguía su camino, Candela río y volvió a donde estaba Segundo junto con el caballero, que al parecer habían tomado más confianza y conversaban animadamente.
Candela estaba consumida en sus pensamientos, solo comprendía que Maddoni le estaba ofreciendo algo a Carlos, porque era un muy buen jugador y según Candu él tenía toda la razón, el Uru y Carlos son los mejores jugadores de fútbol que había conocido, anhelaba verlos en un futuro siendo profesionales.
—¿Y? ¿Cómo' la ves?—consultó Maddoni esperando una respuesta afirmativa de Carlos el cual no parecía muy convencido por la propuesta.
—No.
Maddoni parecía algo desconcertado, esta no era una oferta normal. Segundo estaba igual que el pero disimulaba, tomaba café de a ratos. El Uru parecía algo molesto, comía de apoco y Cande copiaba su acción.
—Por mi no hay problema, pero, bueno si Carlo' no quiere, no quiere—recitó dejando la taza de café de lado.
—Te cuento como es la idea, la primera idea es pasar a parque—explicaba—para luego, después, en cancha de once y de Argentinos, ¿entende'?
Candela por su parte seguía comiendo, hace días que su vieja había hecho los sándwiches los cuales lograron calmar su hambre un poco, pero de nuevo volvía a lo mismo. Hoy sin embargo cumplía tres días sin comer, bueno hasta ahora, su estómago le agradecía la comida, si no fuera por eso apenas podría caminar.
Él hambre la golpeaba fuertemente, aunque tratara de ocultarlo, Candela se estaba muriendo de hambre.
Pero prefería ocultar su situación, pensaba que habían personas que la estaban pasando peor y su situación no era tan mala, por lo menos tenían un techo donde dormir.
Se quedó confundida cuando el Uru se levantó y abandonó la mesa, Cande miró a Carlos interrogándolo con la mirada pero él moreno solamente se encogió de hombros y volvió su mirada a Maddoni. Se excusó lo más rápido que pudo y se levantó, dejando sus cosas ahí mientras se acercaba al Uru que estaba parado en la cancha.
—Uru, ¿que hace' acá?—interrogó Candela y el chico elevó la mirada, encontrándose con sus ojos—vamo' ¿pasó algo?
El Uruguayo encogió los hombros—Anda' pode' irte por donde viniste, no paso na' olvida.
—¿Ta' seguro? Uru, te conozco—trataba de hacerlo hablar—¿e' por lo del Carlitos? ¿E' eso verda'?
—Llega un boludo a ofrecerle no sé qué pelotude' y yo ahí sobrando—habló frustrado—olvida, ya se me pasa.
—A ve' para un toque—la voz de Candela era más calmada, era suave—entiendo como te sentis, pero Uru vo' tener' que pensar que van a llegar una banda de oportunidades más.
Y Candela tenía razón, en segundos Danilo parecía más calmado. En realidad solo la presencia de Cande hacía que él se calmara, era como si ambos se complementaran.
—Tene' razón, estaba al horno—la voz de Danilo también volvió a ser más calmada, miraba a Cande con bastante tranquilidad—ya ta' gila, gracias.
—Cucha' Uru, ponete las pilas y déjate de giladas, vo' y yo tenemo' un futuro por delante, hacele caso a esta wacha loca—agregó con una sonrisa—¿Que te hace' el fuerte?—dijo la castaña reprimiendo una sonrisa—veni, pelotudo.
Danilo parecía confundido ante todo, pero la acción lo dejó aún más perplejo. Los brazos de Cande pasaron por su espalda, ella lo estaba abrazando y Danilo no sabía cómo reaccionar. El jamás había vivido en un ambiente donde el cariño fuera algo de todos los días, se tensó ante el toque de Cande pero dado unos segundos correspondió el abrazo.
Era un abrazo tan cálido, se sentía en tanta paz que creía que podría caer dormido Justo allí. Se mantuvieron unos minutos así hasta que el Uru por fin se separó.
—Gracias, Candu—la castaña estaba roja, se sentía tan bien junto a él Uru, ambos se sentían bien juntos.
Candela iba a responder pero Segundo los miraba desde la mesa y Carlos también, solo que el niño con una sonrisa de complicidad.
—¡Nos vamo'!—gritó Segundo, los dos chicos se apresuraron a caminar de vuelta hacia la mesa.
𝙖𝙪𝙩𝙝𝙤𝙧'𝙨 𝙣𝙤𝙩𝙚;
ando inspiradisima con el
fanfic, y bueno dadá mi inspiración
les traje el segundo capítulo
(amo a cande y a uru)
no puedo con lo mal que la
pasa cande, me encanta hacer
sufrir a mis protas, es como
mi adición, en fin, disfruten el
capítulo, recodar que soy chilena
y trató de hacer lo mejor que puedo
imitando cómo hablan.
sofi.🦉
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