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Las calles de Yangdong estaban completamente vacías, como si todo el mundo hubiera desaparecido o, más específicamente, convertido en extraños zombies. Una suave niebla cubría las aceras y las pequeñas casas, y el ligero hedor que la acompañaba solo daba la sensación de estar adentrándose en las fauces de la muerte.

En todos sus años viviendo en Hyosan y recorriendo esas calles junto a Daesu al escaparse de casa, jamás las había encontrado tan terroríficas. Quería confiar en que solo era su paranoia después de haber salido del instituto de la muerte (después de todo, acababan de bombardear, ¿no?), pero aún así caminó pegada al cuerpo de Suhyeok mirando a cada lado. Había dejado de hablar desde el momento en el que el bosque acabó y pisaron asfalto, y el resto estaba imitando su silencio preventivo. Simplemente corrían evitando hacer ruido, decididos a llegar a una base militar que los acogiera.

- ¿No dijo que fuéramos a Yangdong? - preguntó Daesu, rompiendo el silencio. Miyeon se encogió de hombros, sintiendo una arcada al ver unos pájaros destripados a un lado

- Aquí no habrá zombies, ¿verdad?- HyoRyung estaba tan inquieta como ella.

- Que va- quiso tranquilizar Suhyeok-. Debieron evacuar por estar cerca de Hyosan.

- Esto da un mal rollo de la ostia - murmuró Mijin. Miyeon asintió, sujetándose al brazo de HyoRyung para calmar un poco esa mala sensación que tenía-. Aquí no hay nadie.

- Que sea por evacuación, que sea por evacuación -susurró, notando a su compañera de pánico sujetarse a ella también.

- Parece que todo está bien - habló Hari, la actual responsable del grupo.

- ¿Tú crees?- su voz se acopló a la de Mijin al preguntar eso con cierta desesperación. No había logrado congeniar con la mayor debido a su actitud, pero ahora estaban en el mismo equipo anti-zombies.

- Sí -asintió-. Las ventanas no etsán rotas, ni tampoco hay sangre en la calle - Miyeon miró todo lo que ella nombraba, comprobando que el ojo para el arco de Hari era perfecto para detective-. No estaría tan limpio si hubiera zombies sueltos.

Justo en el momento en el que Miyeon se permitió relajarse un poco, el detector mediombi se detuvo en plena calle. Juró en ese momento que hablaría con Namra más adelante sobre ser tan misteriosa, porque si realmente era un aviso lejano del ejército como la anterior vez la mataría por asustarla de esa manera.

- Esperad - definitivamente no era el ejército.

- Ay, Señor - rezó, mirando a los lados en completo pánico. Los zombies eran rápidos y ya no tenían escondites en aulas o almacenes.

- ¿Qué pasa? - preguntó Onjo, acercándose preocupada.

- ¿Qué más es si no son esos bichos? -lloriqueó. Suhyeok soltó a Daesu, y aprovechó eso para pegarse a él en un abrazo. Woojin también le soltó, apoyando una mano sobre su hombro-. ¿Creéis que hay teléfonos que funcionen en las casas? Me sé el número de mi padre... Ese no, que nos bombardea... El de mi madre... Llamemos a la policía mejor.

- Vienen los zombies -anunció la delegada. Miyeon se santiguó, aunque no fuera creyente.

- ¿Dónde?

- Por todas partes.

Entonces el alma de Son Miyeon voló muy, muy lejos. No tenían escapatoria, su mejor amigo estaba cojo y prefería servir de cebo antes que dejarle tirado.

- ¿Son muchos?

Para el colmo, Namra comenzó a contar. Podrían apañarse con dos o tres, incluso cinco, pero cuando el número ascendió a dos cifras supo que debían huir. Suhyeok la apartó de Daesu para cargarle, y ella ni si quiera replicó. En más, ya estaba corriendo para cuando dieron el grito de huir.

Daesu cojeaba aunque trataba de colaborar corriendo, mientras ella pronto se había sujetado de Onjo y corrían juntas sin mirar atrás. Podía escuchar sus pasos, aunque al girar por un callejón creyó escuchar también otros acercándose de donde venían huyendo. Podrían correr así hasta encontrar a alguien o un lugar vallado, pero Daesu cayó. Miyeon jamás se había detenido tan rápido, ni tampoco reaccionado para ayudar a levantarse al trío de chicos.

Suhyeok apartó el bate, y cogió una pala de un local de la calle.

- ¡Coged a Daesu y marchaos! - Miyeon negó viendo a sus chicos coger también palas.

- Y una mierda - negó el cojo.

Miyeon suspiró, tomando una pala con cierta duda. No tenía demasiada fuerza, pero podría servirla temporalmente para defenderse.

- Nadie más va a morir solo - dijo, carraspeando para parecer más firme en su decisión-. Nosotros no abandonamos a nuestros amigos, Suhyeok.

Todas cogieron barras, palas y palancas. HyoRyung encontró una llave pesada, y Miyeon terminó cambiando su pesada pala por una palanca más pequeña. Estaban más decididos que nunca, y realmente Miyeon creía que si tenía que morir, moriría peleando junto a sus amigos.

- Me da que este es el final - dijo Mijin, con su lanza en mano preparada.

Woojin dio pequeños pasos hasta ponerse frente a Hari y ella, ganándose una mirada confundida de ambas.

- Quedaos detrás de mí.

Hari le apartó.

- No te hagas el chulo - Miyeon sonrió levemente.

Mientras todos esperaban espectantes a que los zombies salieran de entre la profundidad de la niebla, Miyeon compartió una mirada con Daesu. Asintió levemente, siendo correspondida por su mejor amigo. Se encargaría de proteger la espalda de Daesu, a toda costa.

De golpe, como en una película de terror, los zombies aparecieron. No podía contarlos, pero llegaron incluso de callejuelas diagonales dispuestos a comerlos. No entendía aún cómo funcionaban esos zombies y cómo los habían olido desde tan lejos, pero prefería no saberlo nunca y que simplemente se murieran. De nuevo.

Todo fue entonces un caos. Los gruñidos y gritos la estaban aturdiendo, y cuando el primer zombie se acercó a ella simplemente salió corriendo. Chilló inconscientemente atrayendo a otro más, pero para su suerte Suhyeok golpeó brutalmente a uno con una pala y el otro se desvió al encontrar más apetito en Minji. Se sentía una inútil cobarde, huyendo despavorida mientras todos luchaban. Debía enfrentarse también a ellos, debía ser valiente por primera y tal vez última vez.

Recorrió con la mirada el terreno, entrando en pánico cuando no encontró a Daesu por ningún lado. Un zombie trató de abalanzarse sobre ella de nuevo, aunque esta vez sí atinó a golpearle con fuerza con la palanca. Su estómago se contrajo al notar que había atravesado su ojo con la palanca, y cuando cayó al suelo sin moverse no pudo sacarla ya que otro más la localizó. Y esta vez no tenía un arma de defensa.

- ¡Cuidado, Miyeon! - llamó Namra. La delegada, su bonita salvadora, le partió el cuello sin dudarlo dos veces. Quiso besarla en ese momento.

- ¡DAESU! - gritó, buscándole. Woojin peleaba con un zombie, pero justo cuando se iba a acercar para tratar de ayudarle como fuera localizó a su mejor amigo. Tirado en el suelo. Con un zombie tratando de morderle-. ¡DAESU, DAESU!

Se sentía una egoísta, ya que a pesar de que todos estuvieran sufriendo y con un paso en la muerte, ella solo podía pensar en su adorado Susu y en cómo estaba arrinconado y herido. Casi se choca con HyoRyung golpeando repetidas veces la espalda de un zombie que trataba de morder a Onjo, y justo cuando estaba a punto de imitar sus gestos con el zombie sobre Daesu este logró hacer la suficiente fuerza como para apartarlo. Pudo respirar un poco más tranquila, pero no contó con que otro zombie más comenzara a correr hacia Daesu al mismo tiempo que ella.

Su corazón se detuvo, y sus piernas corrieron por sí solas. La distancia entre Daesu y el zombie era cada vez menor, y su mejor amigo estaba dándole la espalda tomando aire tras su esfuerzo. No era consciente de que su vida podría acabar en apenas segundos, aunque ella sí.

Daesu cayó al suelo cuando el zombie chocó con él, pero antes de que este pudiera morder su hombro, Miyeon ya estaba ahí.

Siempre había creído que era algo estúpida. Sus notas y su poca capacidad de aprendizaje eran la prueba de ello, además de todas las estupideces que había cometido a lo largo de su vida. Trepaba árboles sólo porque creía haber visto una ardilla, se tiraba a helados lagos en otoño por apuestas, comía cosas del suelo por retos y decía todo tipo de locuras sin pensarlas demasiado.

El profesor Lee fue uno de los pocos profesores que realmente veía potencial en ella. Todos siempre la habían tratado de estúpida y simplemente la ignoraban creyendo que repetiría y no tendría ningún futuro, pero él realmente se esforzó por ambos. Tal vez fuera por ese empeño que tenía en defender a los que eran abusados, pero el profesor Lee llegó a tratarla como si fuera tan inteligente como los demás. Él decía que la inteligencia no se limitaba a saber hacer largas ecuaciones o memorizar complejos textos, y le creyó. Le creyó porque también quería ser especial, quería ser querida y quería hacer algo bueno.

La inteligencia de Son Miyeon no era en absoluto relacionado a lo académico, tampoco a los deportes o la música. La inteligencia de Son Miyeon residía en su capacidad comunicativa, esas ansias de ver a las personas de su alrededor sonreír y ese espíritu de salvadora que tendía a tener.

- ¡DAESU, CORRE!

Su mejor amigo se levantó de golpe, mientras Miyeon hacía la fuerza necesaria para apartar el zombie de ella con un gesto de dolor. De inmediato el Yang alzó la pala, y reventó la cabeza de su atacante sin dudarlo dos veces. Jadeó por el susto, mirando de inmediato a su hermamiga tirada aún en el suelo mirando fijamente sus manos.

- ¡Mimi, joder! - soltó, mirando a los lados para comprobar que ningún zombie venía antes de agacharse junto a ella-. ¿Estás bien? De verdad me has cubierto las espaldas... ¿Mimi?

La chica alzó al fin la mirada, sonriendo ampliamente a Daesu. Le miró como si fuera la primera vez que lo hacía, recorriendo atentamente su rostro y cuerpo comprobando que todo estuviera bien. Parecía estar aliviada, aunque sus ojos brillaban demasiado. Daesu la conocía, la conocía como si fueran realmente hermanos.

- Al final soy yo quien te protege, Susu - se incorporó, abrazandole con fuerza. Daesu correspondió el abrazo con extrema confusión y preocupación por su actitud, notando su pulso demasiado acelerado y su cuerpo temblar-. Todo está bien, estás bien.

- Mimi... - dudó. Miró el sitio donde ella había estado tirada, encontrando un par de gotas de sangre. Podían ser del zombie, tal vez habían saltado de cuando le partió la cabeza, pero algo le decía que no era así-. M-Mimi...

La separó sujetando sus hombros, recibiendo otra sonrisa de la chica. No confiaba en esos gestos bonitos, porque otra gota de sangre cayó al suelo. Siguió su origen apretando su agarre en la chica, encontrando un pequeño hilo de sangre cayendo de su mano derecha.

- No me duele, t-te lo prometo - no borraba su sonrisa, aunque Daesu estaba subiendo sus mangas para buscar la fuente con desesperación.

En su muñeca, destacando en su nívea piel, la sangre empapaba hasta su antebrazo. Miyeon trató de apartar su brazo para que dejara de verle tan fijamente, tan solo llamando la atención de Suhyeok a unos pasos de ellos. Se había ido a acercar a Daesu cuando le vio acorralado, y que ahora esos dos amigos estuvieran en tal silencio mirándose mutuamente sólo era una mala señal.

- ¿Qué...? - quedó paralizado al igual que Daesu, mirando esas profundas marcas de dientes-. Miyeon...

- No me duele - mintió, sonriendole también. Suhyeok cerró los ojos con fuerza-. Gracias por luchar por nosotros, Suhyeokkie.

- Gracias por ser tú, Miyeonnie.

Suhyeok lo sabía, y le dolía. Le dolía tanto que no pudo seguir mirándola, centrándose en acabar con todos aquellos zombies antes de que cualquier otro sufriera el mismo final que la preciosa chica de la que se enamoró en primer año.

- Escúchame, Susu - estaba tan pálido como ella, con pequeñas lágrimas corriendo sus mejillas sin ser capaz de decir nada-. Eres mi hermano, mi alma gemela, y las almas gemelas siempre se reencuentran - él negó lentamente, comenzando a sollozar y buscando aferrarse a ella-. Eres mi verdadera familia, siempre lo has sido - besó su frente, tratando de no llorar frente a él-. No es tu culpa, ¿s-sí? Si pudiera volver a hacerlo, lo haría mil veces más con tal de salvarte.

- M-Mimi, n-no, por favor... - negó-. S-Somos Sumimisu... ¡No puedes hacer esto, Miyeon! - gritó. Suhyeok, atento a los zombies, golpeó a uno que buscaba acercarse al dúo.

- Yo tampoco quiero irme - comenzó a llorar también-. T-Teníamos que hacer esa hoguera todos juntos... - Miyeon y Daesu jamás se habían abrazado con tanta fuerza, sin querer separarse el uno del otro-. ¿P-Puedo pedirte algo, Susu?

El chico asintió, tratando de quedarse con la sensación de tener a su mejor amiga con él, a su lado, abrazandole con tanta fuerza.

- Eres una egoísta, M-Mimi... - se lamentó. Ella asintió, dándole la razón-. ¡P-Preferiría haber sido yo!

- Prométeme que seguirás intentándolo - dijo, separándose para ver su rostro. Un hilo de sangre cayó de su nariz, y el rostro de Daesu se desfiguró de terror-. Sé feliz, lucha por esas audiciones y... - se percató de la sangre, sumándose a su dolor de cabeza-. Cómete ese cubo de pollo frito en mi honor, ¿sí? - él asintió, mientras trataba de limpiarse la sangre de su nariz. Sus ojos estaban enrojeciendo, y no por el llanto-. Tal vez estoy pidiendo demasiado, pero... - miró atrás, a Woojin dando fuertemente con una pala a uno de los zombies-. Cuidad el uno del otro - sonrió, mientras sus venas cada vez resaltaban más por su rostro y poco a poco veía borroso-. Te amo, hermamigo, gracias por todo.

Sabiendo que debía irse ya, empujó con fuerza el cuerpo tembloroso de Daesu al suelo. Escuchó como gritaba su nombre, pero estaba tan aterrorizada que tan solo pudo correr. Correr lejos de Daesu, de Woojin, de Onjo, de todos. Correr para no hacerles daño. Correr para que no la vieran cuando perdiera la conciencia completamente.

- ¡Miyeon! - llamó Mijin, con la que se cruzó. Trató de sujetarla, pero vio la mordida en su brazo y la sangre caer de su nariz. De inmediato se apartó, justo cuando sus huesos se retorcieron y soltó un quejido de dolor-. No me jodas...

No se molestó en prestarla atención, tratando de volver a correr lejos de ellos. Estaba asustada, tenía tanto miedo que apenas podía respirar, pero la determinación de alejarse de ellos era mayor. Tropezó mezclando el sonido de sus articulaciones retorcer se con un sollozo, y antes de perder definitivamente la conciencia sólo pudo pensar en el dolor que también sintieron Gyeong-su, Isak y Joon-yeong.

- ¡Miyeon!- Onjo, ajena a lo ocurrido, llamó a la chica que seguía tirada en el suelo. Dio un par de pasos para acercarse a ella creyendo que la ocurría algo, cuando el cuerpo inconsciente y transformado de la chica sonriente se incorporó solo-. N-No...

Se produjo un silencio súbito. Hari quedó paralizada viendo a su cuñada así, con los ojos inyectados en sangre y las venas resaltando en su piel. Las mangas aún recogidas de su sudadera revelaban la causa de su muerte, y las lágrimas secas en sus mejillas el terror que sintió sus últimos minutos de conciencia.

- ¿Y-Yeon? - musitó Woojin, soltando su arma por la impresión. El sonido hizo que Miyeon reaccionara, dando un extraño grito y comenzando a correr hacia el frente. Son Miyeon estaba yendo directamente hacia Hari, dispuesta a morderla debido a un paso en falso que causó que los ojos sangrientos de la chica se fijaran en ella-. ¡Cuidado, Hari!

Aunque el corazón de Woojin se estuviera rompiendo al verla transformada, su voluntad para defender a su hermana era mayor. Se produjo un choque, y aunque Woojin había logrado impedir que lo que quedaba de su chica matara a su hermana frente a sus ojos, sintió como el castigo le recibía él en su lugar.

Los suaves mechones cortos de Miyeon le cubrían la vista, y el brazo mordido le sujetó con fuerza. Todo su dolor emocional se vio sustituido de inmediato cuando un agudo dolor en su cuello le hizo gritar, aunque sólo podía pensar en que Hari estaba bien y pronto estaría con Miyeon para cumplir esa cita.

- ¡Hermanito, no!

Mijin trató de golpear el cuerpo furioso del zombie de Son Miyeon, aunque se veía completamente aferrada a él. Daesu, aún temblando y con las lágrimas deslizándose por sus mejillas, luchó para alejarla de su mejor amigo a pesar de que su pierna fallara del dolor y su cabeza no dejara de ver la sudadera que él mismo la regaló. Tiró con fuerza, gritó su nombre y finalmente la pudo alejar de Woojin.

Daesu cayó hacia atrás al mismo tiempo que Miyeon, aunque no tuvo tiempo de verla una última vez fijando sus ojos en él porque Mijin ya había atravesado su cuello con la lanza. Miyeon dejó de moverse, dejó de respirar y de gruñir en su dirección. Aún queriendo odiar a Mijin por haber hecho eso, solo pudo pensar que la había perdido definitivamente.

- ¡Woojin! - llamó, obligándose a sí mismo a alejarse del cuerpo de Miyeon. Mijin, aún después de haber sido su verdugo, cerró sus ojos perdidos en el cielo.

- Joder, sabía que esto pasaría - fue lo primero que dijo, mientras trataban de cortar la hemorragia-. E-Esto ha sido tan... Tren a Busan...

- No pasa nada - negó Hari, fingiendo un tono suave y relajado-. Tranquilo.

- Lo sabía - seguía repitiendo, como un cassette roto. Trató de elevar un poco la cabeza, viendo un poco las zapatillas de Miyeon desde su posición.

HyoRyung y Onjo fueron corriendo, aunque ambas se detuvieron en shock ante la situación. Miyeon convertida muerta a un lado, mientras Woojin, atacado por la inconsciente Miyeon, moría también junto a su hermana y el destrozado Daesu.

- ¿De verdad... entraste en la selección? -preguntó. Hari asintió-. Mentirosa. V-Viniste al instituto porque te e-eliminaron. Si no, estarías en el torneo. Si te eliminaron, deberías estar en casa -regañó, mientras su voz se cortaba-. Hari... Sigue... con el tiro con arco, ¿vale? - Daesu sintió un deja vú, teniéndose que apartar de golpe cuando Woojin convulsionó.

Mijin se acercó dispuesta a matar a Woojin de la misma manera que a Miyeon, aunque Hari se aferró a él negando.

- A W-Woojin no, p-por favor, no...

- T-Tendré esa... cita con Y-Yeonnie - sonrió levemente, antes de poner los ojos en blanco y volver a convulsionar.

Igual a como había ocurrido con Miyeon apenas un momento antes, Woojin se incorporó de golpe haciendo crujir sus huesos. No se levantó de una forma natural, además de que soltaba pequeños gruñidos terroríficos. Fijó su mirada en Hari, aunque antes de poder repetir la fallida misión de la zombie Miyeon apareció la delegada y le partió el cuello sin dudarlo dos veces.

El cuerpo de Woojin cayó, y aunque ya estuviera muerto, sus ojos parecían estar mirando atentamente a la chica justo frente a él. Igual a como llevaba años ocurriendo, incluso en esas circunstancias Miyeon y Woojin estaban uno frente a otro.

Suhyeok llegó corriendo viendo los últimos espasmos del cuerpo ya muerto del que fue uno de sus mejores amigos, y como si hubiera sido llamado, Daesu se aferró a él.

-¡S-Suhyeok! - escondió su cara en su hombro, dejando salir fuertes sollozos-. ¡M-Mimi y Woojin! - Suhyeok apretó los labios, tratando de no romperse de la misma manera que su amigo-. M-Mimi...

- Vienen más, vamos por ahí que está despejado - anunció fríamente Namra, sin mirar ambos cadáveres en el suelo.

- Vámonos, Daesu - pidió Suhyeok al chico que se deshacía en llanto frente a todos.

Hari tomó una pala yendo en dirección contraria, siendo detenida de inmediato por la delegada. Hubo un pequeño enfrentamiento, detectando el leve rencor por la muerte de Woojin.

- Si vas, morirás en vano - giró el rostro, evitando mirarla y soltando una única lágrima que se perdió en su barbilla-. Podemos sobrevivir todos, vamos.

- Yo también he matado zombies, pero un ser humano se disculparía por matar a su hermano delante de ella - espetó bruscamente Mijin. Tiró de la mano de Hari, y le dieron la espalda a la morena.

- Tú has matado a Miyeon frente a Daesu - recordó-. También eran familia.

Daesu sollozó, y sin mirar a nadie se dio media vuelta. Caminó solo ignorando el dolor de su pierna, buscando sentir aún la presencia de Woojin ayudándole a caminar y Miyeon haciendo bromas sueltas o contando anécdotas juntos para animarle.

Antes de que Suhyeok se acercara para tirar de ella, Namra se agachó a la altura de Miyeon. Tenía los ojos cerrados, y a pesar de haber sido convertida antes de su muerte mantenía una expresión relajada manchada de la sangre de Woojin. Había sido la única que se había acercado a ella sin rendirse ante sus rechazos constantes, y de alguna manera la alegraba cuando saludaba de manera energética cada vez que veía a alguien entrar en clase.

Conociendo a la chica, quitó una de las pulseras de su muñeca, y se la guardó en el bolsillo. Miyeon había sido tan buena con todos...

Los últimos pasos se alejaron del último escenario sangriento, sin mirar atrás. Son Miyeon, la esperanza que nos mantenía con una sonrisa, había caído convirtiéndose en la heroína que tanto buscaba ser en aquella cruel historia, y nadie podía siquiera pensar en culparla por la muerte de Woojin.

Aunque pareciera que todo estaba perdido, debían continuar. Debían resistir a través de las adversidades y luchar aunque no tuvieran más fuerzas. Son Miyeon era ese empujón, era Gaman, la resistencia que evitó la desesperación en el grupo.

Y, sin su sonrisa y ruido, sentían que estaban muertos.

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𝑻𝑯𝑬 𝑳𝑨𝑺𝑻 𝒁𝑶𝑴𝑩𝑰𝑬: 𝑮𝑨𝑴𝑨𝑵

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CONTINUE IF YOU WANT TO MEET THE SPECIAL ZOMBIES:

Special zombie one: fried chicken
Special zombie two: the nerd and the cheerleader
Special zombie three: cast

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[ 𝐆𝐀𝐌𝐀𝐍 ] 𝘳𝘦𝘴𝘪𝘴𝘵𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘺 𝘤𝘢𝘱𝘢𝘤𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘥𝘦 𝘴𝘦𝘨𝘶𝘪𝘳 𝘪𝘯𝘵𝘦𝘯𝘵𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘢 𝘱𝘦𝘴𝘢𝘳 𝘥𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘢𝘥𝘷𝘦𝘳𝘴𝘪𝘥𝘢𝘥𝘦𝘴, 𝘰 𝘥𝘦 𝘴𝘦𝘨𝘶𝘪𝘳 𝘭𝘶𝘤𝘩𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘢 𝘱𝘦𝘴𝘢𝘳 𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘢𝘳𝘦𝘤𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴𝘵á 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘱𝘦𝘳𝘥𝘪𝘥𝘰

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