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Los dos hombres pasaron la enorme puerta junto con sus maletas, el viento sopló y el sol salió entre las esponjosas nubes.

El camino sólo duro unas cuantas horas, por lo que Dong Sun aprovechó para dormir un poco y así, recuperar algo de energía.

Jung Hee hizo unas cuantas señas y el pequeño auto se detuvo enfrente de los dos. Un chico bajo de él y corrió hasta el alto para saludarlo e intercambiar un par de risas.

—Alexander, él es Dong Sun. —Lo abrazó por los hombros y rió.

—Un gusto. —Extendió su mano y el menor aceptó el saludo.

—Al parecer eres uno de nosotros.

—Oh. —Su boca formo una perfecta "O"

—Él es de China, pero habla perfectamente el coreano.

—Discúlpame, no fue mi intención —dijo apenado.

—No es necesario disculparte. —Negó riendo—. Pero bueno. —Juntó sus manos. —Me tengo que retirar, espero que su estancia en Japón les sea agradable.

—Gracias a ti.

Jackson volvió a sonreír y entró al edificio perdiéndose entre las personas.

El menor se acercó al auto y metió las maletas junto a su amigo, para después, entrar al vehículo en completo silencio.

No le sorprendía que Jung Hee hablara con cada persona que se encontraran pues siempre ha sido un hombre con muchas amistades.

Mientras que él, solo tenía dos personas con quien hablar.

—Te llevas muy bien con Jackson.

—¿Estas celoso? —Preguntó divertido.

—¿Por qué lo estaría? —Se cruzó de brazos. —No es como si fueras el único.

—Al parecer si lo estás. —Rió.

—Solamente... —Tragó duro. —Qué suerte la tuya.

—¿A qué se debe eso?

—Eres feliz.

—También lo serás. —Giró el volante y el automóvil tomó otro carril. —Te ayudaré.

—¿Cómo?

—Primero que todo iremos a comer.

—No tengo hambre.

—No tienes permitido decirme un no.

—Será un desperdicio y no quiero que gastes de más, ya fue suficiente con el boleto.

—Para mí es un honor hacerlo, todo para que vuelvas a sonreír.

—Hablas como si estuvieras enamorado de mí.

—¿Debería?

—Ni lo pienses.

Jung Hee rió alto y por primera vez, Dong Sun sonrió con sinceridad. Después de mucho tiempo.

🗻

—Te veremos mañana. —Ambos hombres se despidieron y salieron del cuarto.

—¡Hasta luego! —Gritó el castaño con la esperanza de haber sido escuchado.

—Esos niños son todo un caso —dijo mientras acomodaba la ropa del más pequeño.

—Son unos idiotas, eso es lo que sucede.

—Debes ser muy feliz con ellos dos. —Trajo consigo una par de mantas.

—Soy feliz con todos. —Sonrió débil. —Pero... —Tan solo ese "pero" Yori supo que algo andaba mal.

—¿Pasa algo malo?

—A pesar de todo el tiempo que ha pasado, creo que es el momento de saber cómo llegue aquí.

—Ojalá tuviéramos la respuesta —comentó triste y se acercó al chico. —¿Recuerdas a tus padres?

—Aún no.

—No te desanimes. —Lo tomó de la mano y dio un pequeño apretón. —Todo a su tiempo.

—¿Sabes? —Rió forzosamente—. Me da miedo recordar.

—¿Por qué? —dijo preocupado.

—Sobre quién era yo del pasado o qué tipo de personas me rodeaban.

—No creo que hayas sido algún asesino en serie. —Eso hizo que el castaño soltara una carcajada.

—Puede que estés equivocado.

—No lo creo pequeño. Eres bastante amable para serlo.

—Si es que llego a recordar, me aseguraré de tenerlos vivos en mi corazón por siempre.

—¿Me quieres ver llorar, no es así? —Ambos rieron. —Oh, casi lo olvidaba.

—¿Qué sucede?

—Debo darte algo muy importante. —Se puso de pie. —No tardo —dijo apurado y salió del lugar.

Han Gil abultó su labio inferior y se acomodó entre las sabanas. Tenía mucha curiosidad de lo que le daría su hermano.

🌇

El automóvil se detuvo enfrente de un local y ambos chicos bajaron de él.

Dong Sun vio el lugar con extrañes para después mirar a su alrededor. Estaban completamente solos.

Y como Jung Heee le había prometido desde un principio; el campo le iba a resultar muy cómodo en dónde era libre de todo tipo de ruido, el cual, le llegaba a un cierto punto de ser una completa molestia.

—¿Qué es este lugar?

—Un restaurante para turistas. —Cerró el auto y caminó hasta la puerta. —Sirven los mejores platillos.

—Pensé que hoy nos quedaríamos en Tokio.

—No hay que desperdiciar ningún día. —Sonrió.

Dong Sun le tomó la razón y entraron al lugar en completo silencio, unas pequeñas luces adornaban el recinto y una melodía rondaba por todo el sitio.

Las pocas personas que estaban saludaron, por lo que de inmediato lo hicieron ambos hombres. Claro, esto era Japón.

Bastante agradable; lo primero que se le podía llegar a la mente al castaño.

Tomaron asiento junto a la ventana para seguir admirando la decoración.

—¿Vienes mucho acá?

Asintió. —Es uno de mis lugares favoritos, y además, todos son muy amables.

—Debes ser un conocido para ellos.

—Por lo que veo, hay nuevos empleados. Solamente conozco al dueño.

—¿Eso es malo?

—Este viaje es solo para ti, no hablemos sobre si conozco a la gente de acá o si alguna vez quedé ebrio. Solamente disfrútalo.

—Es verdad. —Sonrió de lado.

El chico de tez blanca se acercó a la mesa y saludó a los invitados. Dong Sun no lograba entender con claridad, pero en cambio al moreno, manejaba perfectamente el idioma.

Solo se encogió en su lugar mientras miraba al hombre escribir en la pequeña libreta y sin mantener alguna expresión.

Dio media vuelta y se marchó de ahí como si no hubiera hablado con alguien o mejor dicho; como si la vida le fuera como una mierda.

Bueno, desde la perspectiva del peli-negro. La vida si era una mierda.

—No sabía que hablabas japonés.

—Nadie lo sabe.

La mayoría de las personas sabían que él iba constantemente a ese país, pero nadie se había dado el tiempo de preguntarle si podía dominar aquella lengua.

Y en efecto, Dong Sun era la primera persona al saber esto.

—Tus padres estarían orgullosos de ti.

Un momento de silencio, sí, había arruinado el ambiente.

—Lo están. —Sonrió. —Aunque ellos me abandonaron, a veces me hago creer que se preguntan en dónde pueda estar.

—Son unos imbéciles.

Rió. —Por eso, debes apreciar a tus padres.

O no, ese dolor en el pecho había regresado.

🗻

Yori ingresó al cuarto y volvió a tomar asiento en el colchón. El castaño se despertó de golpe y miró a su hermano confundido, no se había dado cuenta desde cuando se quedó dormido.

Pero eso ya no le llegaba a importar, el mayor había regresado y su curiosidad terminó.

Se volvió a acomodar en la cama y entrelazó sus dedos esperando a que el mayor hablara.

—Discúlpame por haber tardado en decirte esto, pero ahora que estas recordando es necesario que lo tengas. —Sacó de su bolsillo un brazalete y lo depositó con sumo cuidado en la mano del menor.

—¿Y esto? —Lo analizó.

—Cuando te encontramos lo llevabas puesto.

Han Gil lo vió sorprendido y apretó la cadena con todas sus fuerzas.

—Decidimos quitártela para curar tus heridas, ¿lo recuerdas?

El castaño asintió repetidas veces y su vista se nublo.

—Estabas tan herido y asustado que tuvimos que llevarte hasta el hospital. —Desvió la mirada. —No sabemos cuál es el significado de ese brazalete, pero lo mantuvimos guardado por si llegabas a recuperar la memoria. Estábamos tan asustados y fue el peor error dártelo tan tarde.

—No es verdad, solamente querían protegerme.

—Pero tienes demasiadas preguntas y lamentablemente no podemos resolverlas, si tan solo te la hubiéramos entregado a tiempo es posible que ya hubieras regresado a tu verdadero hogar.

—Pero... Yo soy muy feliz aquí. No necesito recordar para serlo, todos ustedes son mi familia y los aprecio.

—A veces pienso en todo el daño que te hicieron.

—Eso ya está en el pasado. —Sonrió cálidamente. —Ya no me puede lastimar.

HyunJack.

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