🌹•FORTY TWO XLII•🌹
Ni siquiera tengo algo qué decir al respecto, estoy tan confundida que no puedo siquiera reclamarle o algo así. Es decir, es la primera vez que alguien me viene a recoger a casa para ir juntos al instituto.
¿Cómo se supone que debo reaccionar? No estoy acostumbrada a este tipo de atención.
— ¿Qué haces aquí? —cuestioné arrugando un poco mi frente—. ¿Desde cuándo vienes aquí así como así? —di una rápida mirada a su aspecto.
Uy, hoy se dejó la frente descubierta.
— En realidad quería darte el ramen lo antes posible, bonita. —alzó sus cejas juguetón.
Sonreí internamente por esa última palabra. ¿Hoy amanecimos coquetos, eh? ¡Basta, es muy temprano para que me haga sentir tímida, no!
— ¿Tan ansioso estás, Jeon? —pregunté recargándome en el marco de la puerta con mis brazos cruzados.
— Pff, claro que no... —me miró de reojo— Bueno sí, un poco.
Solté una pequeña carcajada negando con mi cabeza levemente, antes de alzar su cabeza con mi mano derecha a través de su barbilla.
— Primero dame el ramen, bonito. —le mostré la palma de mi mano libre, abriéndola y cerrándola un par de veces, como un claro gesto de querer recibir algo—. Es un dar y recibir justo y necesario.
Y aunque creí que solo estaba bromeando en realidad no fue así, puesto que en menos de dos minutos ya tenía frente a mí, no sólo una, sino tres sopas instantáneas picantes.
¿Es así como reciben a las personas en el Cielo? He sido bendecida.
— ¿Por qué tantos? —cuestioné frunciendo mis labios.
— Porque eran para ti, por supuesto. —respondió de inmediato, orgulloso de su acción.
Rodé mis ojos en un vago intento de no sonreírle.
— Oh vamos, bonita. —formó un mohín inconforme—. Permíteme ver esa bella sonrisa. —musitó ladeando su cabeza travieso.
Joder, es malditamente un lindo idiota.
— No, olvídalo. —dije entrando de vuelta a casa, dejando la puerta abierta con el propósito de que él también ingresara—. Papá no está, lamentablemente tuvo que doblar turno, así que puedes pasar sin preocuparte. —expliqué buscando con la mirada mi bufanda de color azul.
Escuché la puerta siendo cerrada, seguido de sus firmes pasos acercándose a mi dirección.
— ¿Me vas a dejar con tus sopas instantáneas? —preguntó detrás mío.
— No, no, de ninguna manera. —dejé de buscar mi bufanda y di media vuelta, encontrándome así con un alto y apuesto tipo, sosteniendo mis sagradas sopas—. A mi ramen nunca lo dejaría. —dije quitándoselos de sus manos.
— Chica cruel. —susurró mirándome ir a la cocina y guardar lo que me trajo en la alacena, en silencio—. No puedo creer que un ramen tenga más suerte que yo.
— Triste pero cierto. —articulé dando pequeños saltitos, regresando hacia donde él, quien me miraba de mala manera—. Ay... —susurré con un puchero inocente— Es broma pero si quieres no es broma, bonito.
Bufó acercándome a su anatomía de un solo movimiento, rodeándo mis hombros con sus cálidos brazos, haciendo que apegara mi rostro sobre su pecho y mis brazos encadenaran su perfecta cintura.
Es como un gran peluche de felpa demasiado abrazable y adorable.
¡Es justo como mi hermoso peluche de alpaca gigante con un lindo pañuelo de color rojo que rodea su cuello! ¿Y saben qué? ¡Es lo más bonito que hay en mi deprimente habitación!
— Oye, no es por querer dejar de abrazarte pero, llegaremos tarde si seguimos así, Jeon. —me alejé un poco de su pecho en busca de su atención.
— Lleguemos tarde entonces. —se encogió de hombros ejerciendo más fuerza en su agarre.
— Jeon... —susurré con advertencia retirando mis brazos de su cintura.
— Bien, bien. —con lentitud me soltó—. Vámonos entonces.
— Espera. —pedí hallando con éxito está vez mi bufanda, colocándomela antes de tomar mi mochila y dirigirme hacia la salida—. Yap.
Sentí unas varoniles manos tomar mi cintura detrás de mí justo cuando abrí la puerta, seguido de un mentón descansando sobre mi cabeza.
Él en serio quiere llegar tarde, ¡pero yo no!
— ¡Ya! —chillé retirando sus manos de encima mío—. Cierra la puerta, por favor. —ordené.
Lo escuché reír burlón a mis espaldas, haciendo lo que le pedí sin queja alguna.
— ¿Te gusta hacerme enojar, cierto? —insinué negando con un gesto de cabeza.
— ¿Tú qué crees? —vaciló juguetón.
— Pero qué cínico eres, Jeon. —murmuré entrecerrando mis ojos.
Y su única respuesta fue sonreírme.
Resoplé con indignación comenzando a caminar sin él, sin embargo, eso no fue impedimento alguno para en que en menos de tres segundo me alcanzara el paso, y sin perder el tiempo, tomar mi mano.
Eso no fue lo que hizo que mis mejillas ardieran, no, claro que no. Lo que hizo que estás tomaran —seguramente— un color mucho más rojizo —aparte del frío que hacia—, fue que entrelazó nuestros dedos seguido de meter nuestras manos al bolsillo de su cómodo y cálido abrigo de color café claro.
Eso casi hace que mi corazón explote.
Lo miré ante su acción sin parar nuestro andar, observando su perfecto perfil y la pequeña cortina de vaho que salía de sus delgados y rosados cada vez que inhalaba aire por la nariz y exhalaba el mismo por la boca, al igual que la mía, ésto debido a la gélida temperatura de esta mañana.
Puede que ya no tenga tanto frío como hace un momento.
— ¿Irás al cumpleaños de Jimin? —inquirió de repente, provocando que dejara de mirarlo—. Hanhi dijo que sí al igual que los demás.
— Lo haré, y supongo que tú también.
— ¿Tan deducible soy? —cuestionó frunciendo su ceño.
— Ujum, lo eres y mucho.
— Rayos. —cerró sus ojos, formando una línea recta con sus labios.
Durante el resto del camino hacia la parada del autobús nos mantuvimos en silencio, no era incómodo, de hecho, era bastante tranquilo estar así. Una vez habíamos llegado a nuestro primer destino, tomé asiento al igual que él en la banca de la parada. Y mientras el autobús se dignaba a llegar, Jeon encontró algo para entretenerse mientras tanto.
— ¿Qué tanto le haces a mi cabello? —pregunté dejando que hiciera de mi melena lo que quisiera.
— Una trenza. —contestó con tranquilidad, tomando pequeños mechones de cabello.
— ¿Y tú cómo es que sabes hacerlas? —inquerí curiosa—. La mayoría de los hombres, no digo que todos, pero la mayoría —reiteré sin la intención de ofender o algo así—, no tienen idea de cómo hacerlas. —terminé de decir.
— Mamá me enseñó, o quizás me obligó a aprender. —explicó sin mucho problema—. Voltea un momento, bonita.
Y yo como toda una niña obediente, le hice caso.
— Wah, te vez aun más linda. —acomodó algunos cabellos rebeldes detrás de mis orejas, admirando su trabajo que yo claramente no podía apreciar—. Deberías ser ilegal, Min JeWeil.
— ¡Oye, no robes mis frases! —exclamé poniéndome de pie junto con él, debido a que el tranporte que esperábamos ya se acercaba—. Yo soy quien dice eso, ¿está bien?
— No, yo también quiero decirlo. —farfulló con una mueca.
— Copión. —señalé con recelo.
— Bonita.
Comienzo a creer que no tengo ni una pizca de autoestima, todo no es más que ego y eso me aterra.
— Lindo idiota. —mascullé antes de subir al autobús con él detrás, siguiéndome.
Siendo temprano, el tranporte ya iba lleno, por lo cual, nos tocó permanecer parados, sosteniéndome del tubo de color amarillo que daba hacia la puerta trasera del autobús, y Jeon de la parte de arriba, como el buen poste que es, claro que sí.
— ¿Qué tanto miras, mmh? —interrogué ante su fija mirada encima de mi cabeza—. Ya sé que soy linda, pero no es para tanto.
— No voy a negar eso, pero solo me enorgullece ver que mi peinado. Me salió bien. —comentó riendo por lo bajo, arrugando su nariz.
— Más te vale. —arqueé una de mis cejas.
— Si me hubiera salido mal, se te seguiría viendo bien porque eres Min JeWeil después de todo.
Trás unos segundos de silencio de mi parte, sentí mi pecho doler.
— Mierda Jeon, si sigues así me harás llorar. —formé un puchero inevitable.
— ¿Oh? ¿Por qué, bonita? —interrogó de inmediato con preocupación y confusión en cuanto pegué mi frente sobre su pecho, cerrando mis ojos—. ¿Dije algo malo? Golpéame si fue así.
Negué con mi cabeza en busca de calmar el leve y molesto picor que atacó mis ojos, así como tratar de que el pequeño nudo en mi garganta se fuera.
Maldición, me siento estúpidamente querida.
— Sí, ser un lindo idiota. —contesté.
Lo escuché suspirar con alivio, acariciando con dulzura mi cabeza y mi cabello, mientras luchaba por mantener el equilibrio —al igual que yo y algunas personas más— ante el constante movimiento del autobús.
Eso me hizo reír internamente.
— Diablos, no puedo abrazarte bien. —maldijo en un murmuro, sin dejar de dar caricias en mi melena.
— Eres un grosero. —susurré con burla.
— ¿Ves lo que uno aprende a tu lado? —dijo acusativo—. Eres un peligro para la sociedad, JeWeil
— Ow, lo sé. —acepté alzando mi cabeza para verlo—. En ese caso, has aprendido bien, Jeon. —di palmaditas en su hombro.
— Cínica.
— Estulto.
Ya pasó el cumpleaños de mi hermoso Jiminie y yo todavía no llego a la parte de su cumpleaños, jajajajksndk. [Cry]
Recomendación para
esté capítulo XD:
Sigo tratando de mejorar en la narración de escenas dulces v: y también en no repetir las palabras, siento que a veces desespero a las personas y es tedioso hasta cierto punto xd, porque hasta a mí misma me desespera, jajajaja, irónico.
😔🔫
Aún no termino las entrevistas hacia los personajes pero quería avisar de antemano que es probable que publique éstas a través de mi cuenta secundaria (jk_infiresmen). ^-^
Tsk, y creo que eso sería todo, jsjsjs. Gracias por su tiempo y atención, se los agradezco.♡
•••
¡Muchas gracias por leer!
💫🌟ILY!!!💗✨
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