🌹•FIVE V•🌹
Parece ser que alguien más nos acompañará el día de hoy, puesto que Hanhi recibió una llamada y es tan obvia que sé que Jung se unirá a nuestra salida al jodido parque de diversiones. Espero, deseo, anhelo y exijo que sea solo él. Gracias al suelo resulta ser así. Y sí, "suelo".
— Oh, hola Weil. —saludó Hoseok con una sonrisa mostrando sus hoyuelos.
— Hola. —dije de vuelta no muy contenta.
— Vamos, pareciera que lo odias. Sonríe un poco aunque sea. —pidió Hanhi, abrazando la cintura de su novio.
— No pienso sonreír. Mi oído derecho casi se queda con sordera por tu culpa. —le recordé neutra.
Jung la miró confundido y ella solo le sonrió como si sus padres la hubieran descubierto haciendo una travesura.
— ¡Ya te dije que lo siento! —dijo cruzándose de brazos.
— ¿Y de qué me sirve tu disculpa? Si me hubiera quedado sorda no me serviría de nada. —expliqué.
— A ti no, pero a mí sí. —se señaló a sí misma con su dedo índice.
— ¿Cómo qué? —inquerí preparándome para una de sus respuestas sin sentido.
— Paz mental y la conciencia limpia.
A veces siento que la cruel es ella y yo no.
— De acuerdo, me voy. —avisé como si nada.
— ¿Qué? ¿a dónde? —preguntó apresurada.
— A casa. —contesté—. Estarás con Jung y no quiero ver a un par de empalagosos coquetear frente a mí. Además, ¿ya se les olvidó a los dos cómo terminó la última vez?
Insinué mirándolos a los dos, los cuales me miraron apenados, ¡saben perfectamente cómo terminó todo! ¡Cínicos!
— En ese caso —rascó su nuca apenado—, ve con cuidado a casa, Weil.
Gracias Hoseok, a lo que te conviene.
— Bueno... Está bien, gracias por acompañarme.
Asentí y les di una leve sonrisa a ambos para después caminar hacia la salida del parque de diversiones al cual no fui obligada a ir... Está vez.
Había dicho que lo dulce casi no lo consumo pero quizás hoy sí quisiera algo así.
— Un algodón de azúcar azúl, por favor.
Después de todo no soy una completa amargada, o ácida aquí. Además, la palabra dulce o empalagosa no está en algo que me describa, pocas veces suele ser así pero no niego que no lo soy. La chica fría no va en lo absoluto conmigo, pero la solitaria tal vez sí, sólo un poco y la sincera también.
— Papá, ¿quieres algo? Estoy yendo hacia casa pero quería preguntarte antes de llegar.
Tampoco soy la hija malagradecida, irrespetuosa, que trata mal a sus padres o a toda persona que este a su alrededor. No tengo motivos o razones para ser así.
— De acuerdo. ¿Amh, sólo eso? Bien, no tardaré, voy para allá... Ujum, adiós.
Papá era extraño a veces, ¿quién pide un café a las casi doce de la tarde? El desayuno es antes, ahí es cuando te preguntas si comer o desayunar o quizás las dos. La comida es sagrada.
— Un Americano, por favor... Ah, y dos donas de chocolate igual.
Una para él y otra para mí, el Americano es para papá igual, el café no me deja dormir en ocasiones, aún así sea de día o de noche.
Además, el Americano no me gusta.
— ¿Sólo eso? —asentí—. Espere un momento, por favor... ¡JungKook! ¡Un Americano ya! —me miró de vuelta y sonrió—. En unos instantes se lo traerán.
¿Cuántos JungKook existen? ¿es el Jeon que yo conozco o es otro tipo con el mismo nombre? La segunda opción se descarta, es el Jeon tonto que conozco... a lo lejos.
— Aquí tiene. —el rubio lo tomó para entregarme la bebida caliente.
— ¿Cuánto es, disculpa?
Ojos de Bambi parece apurado, no sabía que trabajaba y menos en una cafetería, qué cliché. Pagué la cuenta, tomé mis pedidos y le di una última mirada al castaño trabajando para después retirarme del lugar.
¿Sabrá hacer aquellos dibujos en la superficie de los cafés? Si es así, le pediré algún día que me enseñé, me parece interesante y aunque parezca fácil de hacer no creo que lo sea.
De camino a casa me comí una dona —deliciosa por cierto—, para cuando llegue, papá no dudó en ir hacia mí y comer lo que había traído para él. Ya no tarda en irse al trabajo.
— Weil, Boung llamó. —informó en cuento llegué a mi hogar.
— ¿Ah sí? ¿Y qué te dijo? —pregunté dejando las cosas sobre la mesa.
— Qué YoonGi está bien, con su mismo carácter siempre. —explicó con un toque de diversión—. Además, dijo que tu madre te envió no sé qué cosa.
— Aún no entiendo por qué Min está con ellas si no las aguanta. —dije entregándole su café.
— La paciencia es su especialidad, ¿recuerdas? —musitó recibiendo lo que le extendí—. Parece ser que tú y tu hermano se parecen en gran parte.
— Claro que no, él parece ser un insensible y yo al menos demuestro algo.
— Es lo mismo, Weil. —señaló.
— Boung está loca, es tan escandalosa y una sin vergüenza.
— No discutiré eso.
Ambos reímos. Es bueno que papá no sea tan severo como mamá, después de todo, ellos tres no están aquí, conmigo y con él. Tengo contacto con ellos pero no suelo ser la primera en llamar, al menos no con YoonGi y Boung.
— Me voy, se me hace tarde, te veo en la noche.
— Adiós.
¡Septiembre siempre se me hace una eternidad! Agh, qué pereza.
¡Gracias por leer!💙
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