𝘿𝙞𝙚𝙘𝙞𝙨𝙞𝙚𝙩𝙚
Dos semanas pasaron desde que yo había vuelto a la fraternidad, seguíamos con la misma rutina de siempre y realmente estaba acostumbrada ya. Bajé como todas las mañanas a desayunar con Ded y pude verlo atento a su teléfono
—Buenos días.— saludé pero ni así llamé su atención —¿Ded?.— pregunté moviendolo un poco y por fin me miró
—Perdón, no te había visto.— dijo dejando su celular a un lado
—Lo noté.— reí —¿Pasó algo o por qué tienes esa cara? Parece que no tienes buenas noticias.—
—No pasa nada, lo que pasa es que mi primo viene de visita.— avisó
—¿Y por eso tienes esa cara?.— pregunté riendo
—Tú no lo conoces, es un morro presumido y realmente altanero, logra sacar de su quicio a cualquiera.— exclamó
Entré a la cocina y empecé a cocinar algo, lo dejé sobre la estufa y volví a salir para seguir platicando con Ded
—¿Y cuando viene?.— pregunté
—Hoy mismo, estoy pensando si voy a trabajar o me quedo para que ustedes no tengan que aguantarlo.—
—Tú vé a trabajar y no te preocupes, sabes que yo sé cómo mantener el orden en esta casa.— bromeé y pude ver como él reía un poco
Volví a meterme a la cocina para seguir con el desayuno, unos minutos más tarde por fin lo tenía listo, lo serví y saqué dos platos para desayunar juntos
—No creo que puedas soportar a mi primo.— volvió a hablar mientras comíamos —Es español, su mamá es una señora arrogante que abandonó a su familia aquí solo porque nadie merecía estar con ella.—
—¿Español?.— pregunté —¿Cómo se llama?.—
—Su nombre no importa porque a él le gusta que le digan Cry, ya todos le llaman así.— respondió Ded
Seguimos desayunando y cuando acabamos Ded decidió irse no sin antes decirme que llegaría más temprano de lo normal.
Fuí a la cocina para hacer el desayuno para los otros tres y cuando termine decidí subir a mi habitación a dormir un poco más
Dormí unas horas hasta que el ruidoso timbre de la casa se hizo presente, me levanté molesta porque alguien tocaba como desesperado y los demás no abrían. Bajé las escaleras y abrí la puerta dispuesta a gritarle a la persona que había arruinado mis horas de sueño
—¿Quién eres?.— preguntó un chico cuando por fin abrí la puerta
Mi enojo se esfumó simplemente, era el chico más guapo que había visto en mi vida, su piel era pálida, sus ojos azules y su pelo estaba teñido de un perfecto blanco
—Soy ______ ¿Y tú quién eres?.— pregunté al ver que venía con algunas maletas
—Todos me dicen Cry.— respondió
Y ahí lo recordé, era el supuesto primo molesto de Ded, en ese momento habían muchas preguntas en mi cabeza, ellos no podían ser primos, no se parecían en nada
Le dí espacio para que entrara y cerré la puerta, él solo observaba la casa
—Hace años que no venía por aquí.— dijo riendo y dejando sus maletas a un lado —¿Cómo es que una chica tan linda termino viviendo con cuatro inadaptados sociales?.—
—Pues creo que yo también soy una inadaptada y por eso disfruto vivir aquí.— respondí —Por cierto, ¿Quieres comer algo?.— pregunté
—No gracias, así estoy bien.— respondió —¿Dónde están los demás?.— preguntó
—Ded fué a trabajar, los otros tres seguramente están durmiendo o encerrados en su habitación.— dije
—Al parecer las cosas siguen igual que siempre, mi primo les da casa y es el único que trabaja para que todos coman.— bufó
Ahí no podía decir nada porque tenía razón, a Ded le iba muy bien el la tienda y nunca tuvimos la necesidad de buscar trabajo los demás. Se escuchó como una puerta se cerraba e inmediatamente alguien bajaba las escaleras
—Miren a quien tenemos por aquí.— sonrió falsamente Barca —¿A qué debemos tu visita?.—
—La verdad es que vine a quedarme con ustedes un tiempo.— confesó y la sonrisa de Barca se borró —Mi madre pensó que era hora de que yo conviviera más con mi familia y decidí venir con Ded.—
—Es una lastima que aquí ya no hayan habitaciones libres.— habló Barca y lo miré confundida, según yo habían dos habitaciones más que nadie ocupaba
—Que mala suerte.— exclamó Cry —Creo que tendré que compartir habitación con ella, ¿no tienes problema con eso?.— me preguntó
—Eh....— no sabía que decir, solo sentía la mirada de ambos sobre mí
—No soy un mal compañero de habitación, no ronco y me duermo temprano.— agregó tomando mi mano
—Está bien.— respondí dudosa y Barca me miró mal
—¡Excelente!.— exclamó con una sonrisa mientras yo soltaba su mano
—Mira que suerte, recordé que tenemos más habitaciones vacías.— habló Barca y Cry rió
—¿Me llevas a mi habitación?.— me preguntó y yo asentí —Roberto, llévate mis maletas.— ordenó
—No es Roberto, es Barca.— aclaré
—¿Barca no era el de lentes?.— preguntó como si estuviera confundido y yo reí
—Vamos y luego te explico.— dije y él asintío
Subimos las escaleras mientras Barca venía detrás cargando las maletas, podía ver que estaba enojado, llegamos a la habitación y la abrí
—Y esta es tu habitación, te dejaremos para que te acomodes.— dije
—Muchas gracias linda, me alegra saber que no todos aquí son tan mala onda.— habló refiriéndose a Barca y yo reí
Barca y yo salimos de ahí cerrando la puerta, él me tomó de la mano para llevarme a la habitación de Juan, entramos y ví que ahí estaban los otros dos reunidos
—¿Qué está pasando?.— pregunté al ver como cerraban la puerta
—¿Cómo es posible que hayas dejado que se quedara?.— reclamó Roberto y yo lo miré sin entender a lo que se refería —Cry es una pesadilla.—
—¡Se acabó la paz en esta casa!.— habló Juan mientras de sentaba en la cama
—Yo no le ví nada de malo.— dije y los tres me miraron
—Es que tú no lo conoces como nosotros, hizo de nuestras vidas una pesadilla la última vez que vino, literalmente casi hace que nos echarán de la casa, por eso no lo queremos aquí.— contó Barca
—Yo creo que todos merecen una segunda oportunidad.— dije —Además por lo que tengo entendido hace mucho tiempo él no viene, quizás cambió.—
Pude ver qué Roberto se acercó a mí hasta que lo tuve a unos centímetros de distancia
—Estas con nosotros o contra nosotros, tú decides.— dijo y yo no entendía —¿Nos vas a ayudar a sacar a Cry o vas a apoyarlo?.—
—No voy a sacarlo.— dije
—Entonces no te vamos a hablar.— exclamó Juan
—¿Es en serio?.— pregunté y no obtuve respuesta —Es lo más infantil que he escuchado.—
—Si no apoyas a la fraternidad, la fraternidad no te va a apoyar.— dijo Roberto
Miré a Barca en busca de apoyo pero él no decía nada, al parecer estaba de acuerdo con su estúpido jueguito
—Está bien, ya no me hablen pero van a arrepentirse, haré lo imposible para que Cry no se vaya.— dije molesta mientras salía de la habitación y azotaba la puerta
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro