PRÓLOGO
—— THE ORIGINALS ——
Sur de Francia, 1002 d.C.
—¿Kol, te has saciado ya?— Preguntó Elijah justamente cuando el menor dejaba caer al suelo el cuerpo, para después darse la vuelta y sonreír con una socarrona sonrisa, donde podía apreciarse la sangre en la comisura de sus labios.
—Hermano Elijah, ¿de verdad es necesario todo esto?— Preguntó Kol viendo como este intentaba tapar el carro que habían usado como señuelo, ocultando de esa forma al cadáver.
—Hermano, el camino es una vía principal. Si encuentran los cuerpos los rumores llegarán a Mikael.— Explicó el noble mientras miraba a su hermano pequeño, haciendo que todos mirasen en silencio la conversación que esté estaba teniendo con su hermano pequeño, mientras Eliana se acercaba a Astrid y la agarraba de la mano, en señal del miedo que tenía. No hacía el peligro que Mikael podía suponer, sino al miedo que se temía a sí misma por lo que eran.
—Hemos conseguido soportar el invierno, el granizo y la nieve. ¿Estamos condenados siempre a temer a padre?— Quiso saber Rebekah la cual, al igual que todos los demás, estaban cansada de huir.
—Así es, por desgracia.— Se quejó Finn diciendo lo que todos pensaban.
—Finn, por favor.— Se quejó Elijah, sorprendido de que su hermano mayor no estuviera poniendo el menor esfuerzo por su parte a la hora de querer hacer entrar en razón a sus hermanos pequeños. —Niklaus.— Le llamo, haciendo que el híbrido se alejara del caballo y les mirase con indiferencia.
—¿Sabemos ya donde vamos a huir?— Intervino Astrid sabiendo que debían de moverse, eso era lo que llevaban haciendo desde hacía un año, huir, esconderse y alimentarme, y de nuevo, todos los días, la misma rutina aburrida
—¿Por qué no hacemos lo que habíamos hablado?— Preguntó Leonidas captando la atención de los demás. —Separemonos.— Añadió con obviedad, sorprendiendo a su hermana pequeña con su sugerencia, a Astrid no la sorprendió tanto porque a fin de cuentas ya habían hablado de ello.
—Estoy con Leo.— Le apoyo Kol, cosa bastante evidente. Ambos siempre habían sido inseparables y siempre o casi siempre estaban de acuerdo en todo, así que aquella vez no iba a ser la excepción.
—Hicimos un juramento.— Les recordó Klaus sabiendo que si se separaban, principalmente, ellos dos no iban a ser nada discretos y harían correr el rumor de que los vampiros existían. Pero también sabía que si lo hacían le dirían la razón a Mikael, y después de todo lo que había ocurrido Klaus no quería ser abandonado por ningún miembro de su familia.
—Vuestros juramentos nos persiguen más que nuestro padre, al menos él no está aquí.— Alegó Kol cansado de que la promesa fuera la atadura que les obligaba a mantenerse juntos, ni él, ni Finn, ni Leonidas querían seguir corriendo aquel actuando de la forma que lo hacían, pero ellos no eran conscientes de que de esa forma podrían seguir con vida.
—Yo digo que nos arriesguemos.— Añadió Leonidas apoyando a Kol.
—Puede que Kol y Leonidas tengan razón.— Añadió Finn sorprendiendo a ambos de que él estuviera de su parte, principalmente porque el mayor nunca solía estar de parte de nadie, ya que aborrecia ser un vampiro.
—Gracias, Finn.— Le agradeció el mediano de los Novawood, haciendo que Eliana mirase de forma mortal a su hermano, principalmente por todo lo que estaba insinuando.
—Siempre he dicho que el mayor es el más inteligente.— Añadió Kol intentando convencer aún más a su hermano mayor, pero que le hicieran la pelota no era algo que a Finn le gustará.
—Cállate ya.— Le ordenó el mayor. —No quiero hacerlo, pero me gustaría dormir en una cama, lavarme en una bañera, alimentarme como es debido. Si nos dividimos...— Empezó a decir sabiendo que todos opinaban igual, pero a pesar de ello el resto sabía que debían de mantenerse unidos, ya no solo por el juramento, sino porque eso les mantendría con vida.
—No hermano.— Le interrumpió Elijah. —Niklaus tiene razón, hicimos un juramento.— Sentenció con firmeza.
—La familia ante todo, por y para siempre.— Se pronunció Eliana, sabiendo que debían de permanecer unidos, ya que Klaus no era el único que tenía miedo a ser abandonado, ella también tenía aquel temor.
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—¿Lista para el siguiente plato?— Comentó Kol a Eliana, cuando esta dejó caer al suelo a una de las víctimas, haciendo que la menor de todos le mirase con una expresión de pocos amigos por su comentario.
—Sois unos glotones asquerosos.— Se quejó Finn al ver la matanza que todos habían hecho, a excepción de Astrid, la cual había sido la única que todavía no había matado a nadie, y eso todos lo admiraban, por el gran autoconcontrol que ella tenía.
—Y tú sigues siendo un zoquete.— Alegó Leonidas con obviedad, molesto por lo que había dicho.
—Que trajes tan bonitos, es una pena desperdiciarlos.— Comentó Rebekah observando el vestido azul que la mujer a la que había matado llevaba.
—Rebekah, hemos hablando de esto infinidad de veces.— La recordó Elijah cansado de que su hermana quisiera robar o llevarse algo de las víctimas, si lo hacían solo les podría traer más problemas.
—No, has hablado tu. Nosotros no hemos dicho nada al respeto.— Alegó su hermana pequeña molesta de que Elijah fuera el que dictaba las normas y los demás le obedecieran como si su palabra fuera ley. —Iban a alguna parte, su carro está lleno de sedas y de ropas finas. Ellos eran ocho, como nosotros, ¿por qué no nos hacemos pasar por ellos y vamos en su lugar?— Sugirió haciendo ver a los demás que no era una mala idea.
—Rebekah tiene razón.— Comentó Astrid apoyando a la rubia, la cual sonrió agradecida de que la estuviera apoyando.
—Hacernos pasar por nobles, cuyas costumbres no llegamos a entender. Sería ridículo.— Alegó Elijah esperando que fueran conscientes de que no iban a encajar en un mundo así.
—Vimos un castillo por el camino, estaban de fiesta.— Le recordó Rebekah. —Seguramente iban hacia allí.— Añadió con obviedad. —Mirales, no son mejores que nosotros. Podríamos vivir como ellos al menos por un tiempo, piénsalo.— Insistió su hermana esperando poder convencer a Elijah, el cual era el más reaccio a hacer pasar por quienes no eran. —Podríamos ocultarnos a plena vista, llevar vidas normales.— Afirmó sabiendo que aquella no era, ni de lejos, una vida normal.
—Silencio.— La ordenó Elijah, mientras se acercaba a la carroza y quitaba un trozo de tela, haciendo que un hombre se bajará corriendo asustado, pero rápidamente su carrera fue interrumpida, ya que delante de él se interpusieron Astrid, Eliana, Rebekah y Kol.
—Vaya, que chico tan guapo.— Observó Eliana la cual miro fijamente al humano, el cual les miraba a todos asustado.
—Sería un buen postre.— Comentó Kol, el cual era el único que seguía con sangre por toda la boca.
—Esperar, esperar.— Le pidió el vampiro esperando poder salvar su vida de una inminente muerte. —Puedo ayudaros, soy el sirviente personal del Conde De Martel, del castillo que acabáis de mencionar.— Explicó mirando a todos, esperando que el plan para hacerse pasar por los invitados siguiera en las mentes de los vampiros. —Eran sus invitados, iban a su casa para una larga estancia.— Añadió intentando mantener la calma. —Conozco sus costumbres así como los hábitos del Conde. Sí queréis haceros pasar por la familia que habéis asesinado os ayudaré a llevar acabo vuestro engaño.— Terminó de decir, esperando que alguno de ellos fuera compasivo y quisiera dejarle con vida.
—¿Podemos dejarlo con vida?— Preguntó Rebekah creyendo que aquel humano era su vía de salida de seguir cazando en los bosques como si fueran animales.
—Rebekah, no.— Negó Elijah sabiendo que no podían dejarle con vida. —¿Cual es nuestra regla más importante?— Preguntó esperando una respuesta por parte de todos.
—Nunca dejar con vida a alguien que haya visto lo que somos.— Dijeron todos al unísono.
—Muchas gracias.— Les agradeció Elijah por el hecho de que ellos hubieran respondido. —Y siempre nos ha sido de gran ayuda.— Les recordó sabiendo que si alguien sobrevivia y sabía su secreto sería el fin de todos ellos.
—Ella tiene razón, podría sernos útil.— Alegó Finn apoyando la opinión de su hermana pequeña.
—Ah, una disputa familiar.— Comentó Kol con burla.
—Propongo que lo decidamos por votación.— Sentenció Klaus sabiendo que de esa forma podrían solucionar el pequeño dilema que tenían. —A favor de dejarle con vida.— Quiso saber el híbrido mientras Finn, Astrid y Rebekah levantaban la mano.
—¿Y de destriparle?— Preguntó esta vez Kol, haciendo que los tres que habían levantado la mano la bajaran, para a continuación Elijah, Leonidas y él la alzaran. —Bien, Nik, Eliana, ¿que votais vosotros?— Preguntó viendo que ambos habían sido los únicos que no se habían pronunciado al respecto.
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—Esto es estúpido, no puedo creerme que me estéis obligando a hacer esto.— Se quejó Leonidas mientras se removia incómodo por las vestiduras que llevaba.
—Deja de quejarte de una vez.— Le pidió su hermana molesta por lo que había sucedido aquella misma mañana y la noche anterior.
—Si nos hubierais dejado a Kol y a mi comernos a vuestro amiguito, ahora no estaríais escuchando mis incansables quejas.— Alegó él haciendo que sus dos hermanas le mirasen con una expresión de pocos amigos, donde podía verse lo enfadadas que estaban.
—Esto nos puede ayudar a vivir mejor, a salir de los bosques y lo que es mejor, dejar la caza. Te quejas de que hay que esconder un rastro, pero si nos hacemos pasar por nobles no habrá necesidad de hacerlo. Tomarías todo cuanto quisieras y codiciaras.— Garantizó Astrid, haciendo que la expresión de su hermano cambiará al escuchar la insinuación que su hermana había hecho.
—¿Enserio?— Preguntó sorprendido de qué aquella podudiera ser la puerta a una vida llena de lujos y de comodidades que nunca habían llegado a conocer.
—¿Acaso eso no es lo que ellos hacen?— Preguntó Eliana con obviedad, sabiendo que todo aquel que tenía poder siempre buscaba la forma de doblegar el menos favorecido, aquella vez parecía que iba a ser igual.
—Podrías haberlo expuesto así, mi querida hermana.— Alegó mientras se colocaba bien la ropa que le había quitado a uno de los cuerpos, para después reunirse con el resto, mientras Astrid terminaba de ayudar a su hermana a prepararse.
—¿Enserio crees que ha sido el mejor recurso? Es desatar a la bestia.— Comentó Eliana con duda, ya que aquello podría traerles problemas, principalmente a ellas dos.
—Podemos hacernos cargo de Leonidas si decide sacar a la bestia.— La tranquilizó Astrid, ya había pasado más veces y ya habían conseguido doblegar el instinto asesino que su hermano había desarrollado, así que aquello no iba a ser diferente.
—¿Y de Kol?— Alegó su hermana confundida. —No parece estar muy de acuerdo.— Añadió una vez que su hermana terminó de prepararla.
—Todos sabemos que esto es lo mejor, un noble tiene amigos y aliados, podríamos saber si Mikael se acerca a nosotros. Podríamos dejar de huir.— Explicó Astrid sabiendo que aquella era la única salida que iban a encontrar para volver a una relativa normalidad, pero era evidente de que sus vidas nunca, jamás, volverían a ser normales.
—¿Por cuanto tiempo?— Preguntó la menor sabiendo que Mikael volvería a dar con ellos, siempre lo hacía. —Ellos nos hicieron esto, y ahora él es el que quiere solucionarlo matandonos. Es hipocresía.— Sentenció con frustración haciendo que Astrid agarrase a su hermana de las manos, obligándola a mirarla sabiendo que desde que era vampiro el enfado y muchos otros sentimientos se habían intensificado en la menor, así como en todos los demás.
—Aunque me encantara decirle un par de cosas, aun aprecio mi vida.— Comentó Astrid haciendo reír a su hermana, sabiendo que como Mikael tuviera que verse las caras con su hermana las cosas no terminarían nada bien para él. —Y por eso nos toca resignarnos y aprender a adaptarnos.— Añadió mientras Eliana asentia comprendiendo el deber que tenían.
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—¿Preparadas?— Les preguntó Lucien a las tres, las cuales iban en cabeza.
—Espero que no se den cuenta de la farsa.— Murmuró Eliana mientras se limpiaba el sudor de las manos usando el vestido que llevaba.
—Allí.— Les señaló Lucien mientras se quedaba en la entrada. —¿Veis al Conde De Martel?— Añadió haciendo que todos mirasen al hombre, el cual estaba sentado en una silla central de madera, mientras los invitados se acercaban a él para hacerle una reverencia. —Dirigios a él como excelencia y a los nobles mi lord, y cuando habléis con el Conde mencionar la caza, adora sus halcones y a sus sabuesos.— Les explico sabiendo que aquellos datos tan sencillos eran los que les permitirán no ser descubiertos por el Conde o por cualquiera de sus invitados. —Y la reverencia, agacharos bien, lady Rebekah y lady Eliana, el Conde disfruta con los escotes generosos.— Las indicó mientras se daba al vuelta y vía que todos estaban maravillados con lo que veían, por lo que mantenían la mirada en el techo, ya que ellos nunca habían conocido estructuras tan grandes hechas de piedra. —Por favor, dejar de mirar hacia arriba.— Les ordenó haciendo que todos volvieran a mirar al frente, para después Lucien colar el pelo de Kol. Todo debía de salir a la perfección.
—Tocame otra vez y te arrancare los brazos.— Le amenazo Kol al humano.
—Comportate, Kol, o te enterrare para que te pudrás.— Le ordenó Finn cansado del comportamiento de su hermano.
—Parar los dos.— Les pidió Astrid cansada de la queja de todos ellos, pero principalmente por los deseos de matar y mutilar que su hermano y que Kol tenían.
—Esto no saldrá bien, ¿verdad?— Comentó Rebekah, la cual estaba tan nerviosa como Eliana. La cual para tranquilizarse recitaba de forma mental los hechizos que había aprendido a lo largo de su vida.
—Solo hablad como hemos ensayado, y estáis preciosas mi ladies.— Las tranquilizó Lucien mientras las dedicaba una sonrisa a ambas.
—¿Preocupado, hermano?— Le preguntó Klaus a Elijah al ver la actitud de este.
—Hemos puesto nuestras vidas en manos de un desconocido.— Admitió, esperando que fuera consciente de cual de preocupado podía encontrarse. Todo dependía de lo que él dijera, un mínimo error y podrían despedirse de sus vidas.
—Lucien, fuiste enviado a buscar al Conde Du Guise.— Comentó el Conde De Martel, al ver que su sirviente no venía acompañado de su excelencia, sino de otro grupo de invitados
—Esta indispuesto, excelencia.— Explicó Lucien intentando mantener la calma. —Os presentaré a sus hijos.— Añadió esperando que el Conde y todos los demás se creyeran aquel cuento, por el bien de todos, incluso el del propio Lucien. —Los señores, Finn, Niklaus, Elijah y Kol, y su encantadora hermana Lady Rebekah, además han tenido el honor de acompañarnos, la esposa del señor Niklaus, lady Astrid y sus hermanos pequeños, lady Eliana y el señor Leonidas.— Les presento haciendo que el Conde mirase a todos de uno en uno con algo de curiosidad.
—Vuestro padre nunca os mencionó en nuestros encuentros.— Comentó confundido haciendo que se formará un incómodo silencio con respeto a lo que podría suceder después.
—Veréis, excelencia.— Dijo Elijah mientras se acercaba y se ponía entre Lucien y Rebekah, acaparado la atención del Conde. —Disculparnos, crecimos alejados de nuestro padre por sus muchos viajes, y en realidad nos criaron los sirvientes. Pero se que nuestro padre consideraría un gran honor que fuéramos presentados en sociedad de vuestra noble mano, excelencia.— Explicó sorprendiendo a todos con que Elijah hubiera sido el primero en actuar, pero lo había hecho por el bien de la familia. Todo estaba justificado cuando lo hacían por el bien común, el suyo.
—Excelencia, estoy deseando escuchar vuestras aventuras de cacería. Permitid que os presente a nuestra hermana.— Añadió Klaus sabiendo que debía de apoyar a Elijah, cuando más creíble fuera todo sería mejor para todos.
—Rebekah Du Guise de Rochefort en Seine, un placer.— Sonrió Rebekah mientras se inclinaba.
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—No puedo creerme que se lo haya creído. Sigo nerviosa.— Comentó Eliana mientras respiraba aliviada.
—Lo habéis hecho bien, no debéis de que preocuparos.— La tranquilizó Lucien.
—Una parte de ello, pero ahora debemos de mantener esta vil mentira, y no sabemos nada de las tradiciones de los nobles.— Alegó la menor de los hermanos Novawood sin saber que iba a pasar a continuación.
—Yo os enseñare, no debéis de preocuparos. Una vez que la fiesta haya terminado, y todo vuelva a una relativa tranquilidad el Conde no se interesara por vosotros más allá de lo cotidiano.— Explicó Lucien mientras se acercaban a él y a Eliana los hermanos mayores de ella.
—Las cacerías que nosotros conocemos no se asemejan a la que los nobles practican.— Garantizó Leonidas preocupado por lo que podría terminar sucediendo.
—Has demostrado ser de una gran ayuda.— Comentó Astrid sorprendida de que él les hubiera ayudado.
—Por supuesto, mi lady.— La tranquilizó Lucien en señal de que él haría todo lo posible por ayudarles.
—Aunque me sorprende no verte preocupado por habernos conducido hasta la casa de tu amo.— Añadió Astrid mostrando su desconfianza hacia él, alguien que traicionaba tan rápido no era del todo fiable.
—Mi amo es un degenerado cruel que atormenta a sus siervos por diversión, a los mendigos que buscan socorro, a los vasallos que no pueden pagar una deuda, como mi propio padre.— Explicó haciéndoles ver que tenía un profundo sentimiento de odio y de desprecio hacia quien le había jurado lealtad y obediencia. —Todos estos señores, detrás de las sedas y las joyas, son esclavistas, asesinos... Da igual lo que seáis vosotros, estáis rodeados de una maldad mayor.— Garantizó con seguridad en sus palabras, haciéndoles ver que aquel profundo sentimiento de odio y de desprecio que tenia hacía el Conde, era en realidad hacía cualquiera que por sus venas corriera sangre noble. —Que me importa si los matais a todos.— Terminó de decir restándole importancia.
—¿Quienes son?— Preguntó Eliana con curiosidad, al ver que por la puerta principal entraban una mujer de cabellos rojizos y de ojos claros, acompañada de un hombre de cabello oscuro y ojos, también, claros.
—Son los hijos del Conde, lord Tristan y su hermana, lady Aurora.— Les explico el siervo con tranquilidad, mientras Leonidas fijaba su vista en Aurora, hecho que fue recíproco ya que ella también la llamó la atención la presencia del vampiro.
—Ella es... exquisita.— Garantizó Leonidas haciendo que sus hermanas le mirasen confundidas, ya que no sabían si lo decía por que quería comérsela o porque, de alguna forma, le atraía físicamente.
—Y retorcida como su hermano, os sugiero que les eviteis por completo.— Les aconsejo Lucien, aunque su consejo no era porque fueran malos sino por los sentimientos que tenía hacía la joven.
—¿Pero de verdad supone tal amenaza incluso para alguien como nosotros?— Preguntó Eliana sin comprender a qué venía aquella amenaza.
—No necesita dientes para arrancarle el alma a un hombre, con mirarla a los ojos estará perdido.— Garantizó Lucien mientras Astrid le miraba desconfiada, tanto a él como a los dos hermanos que acababan de pasar.
—Ya.— Comentó Astrid mientras miraba hacia los dos hermanos, sabiendo que aquella nueva experiencia tal vez no fuera a terminar tan bien como habían planeado.
★★★
Como me fascina empezar las historias con flashbacks del pasado, es algo... que empiezo a considerar como mi seña de identidad, como el meter lobos. Vamos de la mano.
Pero aún así me encantó escribir este prologo, porque vemos a todos de nuevo. Tenemos a Eliana y a Finn, y puede que a él no le querías, pero a Eli sí, y os recuerdo de que ella siempre está presente, de alguna manera, y en esta historia su... papel es muy importante a pesar de estar muerta.
Con respecto a las escenas... bueno ver a Kol referirse a Elijah como "hermano Elijah", parecía estar en una iglesia, de verdad dio miedo.
También decir que me estreso el propio Elijah, aunque actuaba como el mayor (a pesar de que Finn le reprochaba que no se comportaba como tal)
Y bueno Rebekah y Klaus, ame a ambos, Klaus tan inocente, y Rebekah buscando una forma de convencer a sus hermanos.
La presencia de Astrid, Leo y Eliana, es más secundaria aquí, lo se, pero al final tampoco podía darles mayor importancia.
También os digo, que ojalá hubieran matado a Lucien, porque no le soporte desde el principio. Y yo creo que Klaus empatizo con él porque era maltratado, como Mikael le maltrataba a él.
Aunque no suelo cambiar los sucesos de las series, si que es cierto que siempre hay algunos en los que me veo en la obligación de alterar, y claramente la relación amorosa entre Klaus y Aurora será inexistente, y será sustituido por Leo por que lo veía más conveniente e interesante para mis planes de futuro.
Se que también os preguntaréis, ¿dónde está los primeros de Leo y de Astrid?
Yelena fue convertida posteriormente, y el de Leo... entenderéis su ausencia.
Para ir terminando os diré unas cosas.
Podéis esperar cualquier cosa en esta parte.
Vais a llorar y me vais a odiar.
Pero también vais a amar muchas de las escenas que tengo preparadas así como el material gráfico.
Dicho esto, finalmente podemos dar por comenzado Forever and Always.
¿Qué os ha parecido el prólogo?
Os leo ♥️
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