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Al día siguiente estaba alistando mis cosas para ir a la fiesta de Juan y Ari.

Normalmente no me ponía nerviosa por nada pero esto era diferente, estaba ansiosa por tener la oportunidad de quizás tener amigos

El timbre sonó así que me ví al espejo por última vez, comos siempre me veía muy bien. Tomé mi bolsa y corrí para abrir, ahí estaba Roier

—¿Lista?.— preguntó con una sonrisa, yo asentí saliendo y cerrando la puerta

Caminamos en silencio durante unos segundos

—¿Le diste de comer a Mushu antes de salir?.— cuestionó ahora y asentí de nuevo —¿Y desayunaste también?.—

Sabía que otro de los propósitos de Roier al darme al perrito era que recordara comer cuando le diera de comer, así tendría mis horarios aún más fijos

—Si, aunque algo ligero.— fuí honesta pero él mantenía su sonrisa

—Con eso me conformo.— exclamó alegre

Sonreí un poco.

Ayer después de ver aquel mensaje fingí que no lo había visto, sabía que una cosa así se malinterpretaba fácilmente. Le había dado la oportunidad conmigo, sabía que no la iba a desperdiciar

—Por cierto.— me llamó y nos subimos al Uber que nos había estado esperando —El vuelo es de casi dos horas.—

Yo solía viajar por cosas de comerciales, patrocinios y convenciones, antes de aceptar sabía que tendríamos que volar para llegar a Monterrey pero igual estaba dispuesta a hacerlo

—No importa, será divertido.— exclamé riendo un poco —¿Cuánto pagaste por mi boleto? Te lo pagaré de una vez.—

Él rió mientras negaba

—No te lo iba a cobrar.— avisó entre risas pero yo fruncí el entrecejo

—No me gusta que los demás paguen mis cosas.— dije —Así siento que les debo algo.—

—Tranquila, a mí no me deberás nada.— aseguró mirándome

Suspiré, en algún momento lo invitaría a comer para compensarlo, me sentiría mejor si lo hago, los vuelos no eran nada baratos y yo ganaba más del triple que él.

El viaje al aeropuerto transcurrió normal, cuando llegamos bajamos y de mi bolsa saqué unos lentes oscuros para ponermelos

—Me siento con una celebridad.— se burló mientras nos adentramos en aquel lugar

—Acostumbrate, cuando voy a lugares tan concurridos uso esto.— conté

—¿Por qué?.— cuestionó

No quería darle la verdadera razón; cuando empecé a hacerme conocida tomé algunos viajes por eventos, en uno de ellos las cámaras de los fans me seguían a todos lados, yo no había dormido así que mis ojos estaban increíblemente rojos, con los flashes y las luces del lugar me lastimaron. Cuando revelaron las fotos de ese día fuí la burla de las redes por mis ojos, incluso me acusaron de ir drogada así que al menos en los aeropuertos usaba estos lentes

—Así me veo mejor.— me limité a responder y él rió —Si viajamos de nuevo te compraré unos.—

Mientras llegamos a la sala de abordaje había gente que nos detenía para tomarse fotos con nosotros, la mayoría solo me pedía fotos a mí así que Roier se había convertido en el fotógrafo

Después de un rato llegamos, afortunadamente pudimos abordar de inmediato por no llevar maletas

—No pensé que te pidieran tantas fotos.— dijo y yo me quité los lentes por fin —Es agotador.—

—No importa, me acostumbré.— mentí, no me había acostumbrado —Además ¿quién no quisiera una foto conmigo?.—

Él negó con una gran sonrisa, yo simplemente lo miré

—Mientras más te conozco menos me creo esa actitud mamona.— habló y reí

—Se siente bien que digas eso.— murmuré

El avión despegó, yo simplemente me puse mis audífonos con música. Solía pasar mis vuelos simplemente con canciones de fondo

Sentí como me quitó uno y se lo puso

—¿Qué escuchas?.— cuestionó —No la reconozco.—

—Es de mis canciones favoritas.— dije subiendo un poco el volumen

Recargó su cabeza en mi hombro mientras escuchaba la canción, sonreí inconscientemente, quizás ir con alguien más haría mis vuelos más agradables

Pasaron las horas y llegamos a Monterrey, saliendo del aeropuerto ya teníamos un taxi esperando por nosotros

El camino fué increíble, Roier hablaba demasiado y aunque yo estaba acostumbrada al silencio quería que siguiera hablando.

El taxi se detuvo frente a una gran casa, supuse que habíamos llegado. Bajamos y Roier tocó el timbre, esperamos unos segundos hasta que abrieron, era Ari

—Hola.— saludó amigablemente a Roier pero a mí simplemente me escaneó con la mirada —¡____! Que sorpresa tenerte por aquí.—

Su sonrisa era más que forzada, eso me hizo sentir un tanto incómoda

—Pasen, los demás ya están adentro.— exclamó y ambos le hicimos caso

Caminamos un poco escuchando voces que venían de lo que parecía ser la sala. Llegamos frente a todos, estaba Juan, el Mariana, Aldo, Barca, Alana y Rivers

—No mames.— murmuró Aldo al verme

Sonreí nerviosa al ver cómo todos murmuraban entre ellos haciéndome sentir un tanto excluida

—No pensé que aceptarías venir.— sonrió Juan —Cuando Roier nos dijo pensamos que era broma.—

—¿Por qué sería broma?.— cuestioné mientras nos sentabamos junto a ellos

—Quizás porque en los eventos donde nos topamos nos das la vuelta a todos.— recordó Ari sentandose junto a su esposo —O cuando te pedí colaboración para participar juntas en la JuaniquilaCopa de ping pong y dijiste que no "querías dar tu fama".—

Reí un poco, quizás si tenía algunas actitudes cuestionables

—Yo lo siento, a veces se me va la cabeza.— intenté justificar aunque no tenía como

El ambiente quedó en un silencio abrumante

—Esta bien, quedará en el pasado.— dijo suspirando

Asentí un tanto incómoda, aún tenía todas las miradas sobre mí, no eran miradas muy positivas

—Es chingon tener a mi mulán aquí, por dios, quiten esas caras.— pidió Roier y lo miré —Ella es extraña respecto a su trabajo y suele ser mamona pero no es mala, es genial, dense la oportunidad de conocerla.—

—Mira mano, el pendejo está enamoradísimo.— exclamó el Mariana dándole codazos a Aldo, él rió

Roier no negó ni aceptó nada pero yo me sentí un poco ilusionada

—Y lo peor es que todo comenzó por un reto.— rió Aldo y ahora lo miré a él

—¿Cómo?.— cuestionó Rivers

Yo tampoco entendía pero ví como Roier se tensó

—No mames que no le habías dicho.— al parecer se le había escapado

—La cagaste.— de nuevo el Mariana

—Contexto por favor, la mayoría no estamos entendiendo nada.— rió Juan

Mi mirada seguía puesta en Roier, él solo me miraba de reojo

—Suena mal pero no está mal.— habló por fin, se escuchaba nervioso —Al principio Osvaldo me retó diciendo que no podría lograr una colaboración con ____, es normal, nadie la había logrado y yo quería intentarlo.—

—Entonces...— lo analicé —La preocupación que demostraste cuando fuiste a cuidarme fué para ganarle un reto a tus amigos y no porque realmente te interesara.—

Por fin había entendido porque no se había rendido después de tantos rechazos

—Que incómodo se tornará esto.— susurró Alana a Barca pero la escuché perfectamente

—Yo sé que te cuesta confiar en las personas pero creeme que mi preocupación fué sincera.— intentó explicar

Teníamos todas las miradas sobre nosotros de nuevo

—Hablemos afuera.— pidió pero negué

—Ya recordé porque detesto juntarme con los demás.— murmuré —No saben lo difícil que es para mí convivir con otra gente y descubrir que me involucran en retos, apuestas o trucos baratos para aprovecharse.—

Me levanté de dónde estaba y simplemente suspiré, no quería volver sola

—Ya Roier, dale lo que ganaste por el reto y pídele perdón.— exclamó Aldo al ver cómo Roier se quedaba quieto

—¿Ganaste algo por esa porquería de reto?.— cuestioné

—20 subs, no fué mucho.— respondió el Mariana de fondo

20 subs, solo eso había valido el primer acercamiento

—Mirandolo desde afuera no es tan malo.— dijo Juan pero Ari le dió un golpe

—Es terrible.— me sorprendió que me apoyara —Que llegue alguien y rompa esa "armadura" que tú mismo te hiciste para que no te dañen es simplemente malo.—

Me sentía decepcionada, nada de esto había valido la pena. Había llegado con la intención de hacer más amigos pero al parecer regresaría sola

—No quiero volver a colaborar contigo.— exclamé mirando a Roier —Ya terminó tu estúpido reto así que a mí déjenme en paz.—

Tomé mi bolso y caminé con dirección a la puerta. Salí de la casa y simplemente me puse mis lentes oscuros de nuevo porque sentía que en cualquier momento lloraría, necesitaba cubrirme

—¡Espera!.— era la voz de Ari así que me detuve

—Lo siento, no estoy de humor y no quiero ser grosera.— dije dispuesta a irme pero tomó mi brazo

—Enviame mensaje cuando llegues a tu casa, así no estaré preocupada por verte ir así.— pidió y levantó un poco mis lentes —Es extraño verte así, eres una chingona en tus directos, demuestra que también lo eres fuera.—

Acomodó mis lentes de nuevo y puso su mano sobre mi hombro

—No somos amigas pero si me permites darte un consejo...— hizo una pausa —Enfocate de nuevo en tí mientras pasa todo el enojo y tristeza que sientes.—

—¿Enfocarme en mí?.— cuestioné

—Haz tus directos como antes.— dijo —Son mis amigos pero no les hagas pensar que les tomaste importancia, eres la número uno ¿no?, compórtate como tal.—

Sonreí un poco mientras asentía y la abracé cortarmente

—Gracias.— murmuré y me despedí de ella

Caminé hasta tomar un taxi, debía comprar un vuelo de regreso a casa. Regresaría la streamer "mamona" que todos conocían.

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