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Finalmente había llegado su turno, pero al parecer, Sunghoon aún no lo había visto.
Sunoo sostenía la cajita que contenía el lindo anillo en sus manos, sus pasos eran lentos pues sus nervios habían aumentado y temía caer si avanzaba demasiado rápido. En cuanto el guardia le indicó que se sentara frente a él, Sunoo obedeció, y Sunghoon le miró con sorpresa, abriendo un poco de más sus ojos.
Él tenía puesta una corona de flores sobre un gorro de conejito que seguramente le había dado alguna fan, y aunque no le emocionaba demasiado el ver a Sunoo, le sonrió de todas formas, no podía quedar mal frente a tanta gente.
—¿Qué haces aquí?
—Vine a verte.
Sunghoon asintió y estiró su brazo hacia él para que le entregara la cajita, pero eso no era todo, además del anillo, Sunoo también había traído un collar, porque no podía darle un solo regalo. Uno no sería suficiente tratándose de Sunghoon, aunque si Sunoo pudiera le regalaría el mundo entero.
—Gracias. —Sunghoon sonrió nuevamente, estirando sus dedos para que Sunoo pudiera poner el anillo.
Sunoo también sonrió, volviendo a ver repetidas veces su anillo y el de Sunghoon, riendo un poco al haber logrado su cometido.
Ahora Sunoo podía pensar que eran una pareja real, y no le desagradaba la idea, pero si había algo que le alegraba aún más era ver que Sunghoon aún no lo había notado.
—¿Te gusta?
Sunghoon asintió, y Sunoo le entregó el collar partido a la mitad.
—¿Por qué sólo está la mitad? —preguntó el rubio, curioso al ver que la forma del collar no estaba completa.
—Es un pedacito de mi corazón.
Sunoo rió, provocando a Sunghoon un leve sonrojo en sus mejillas, aunque preferiría que fuera él quien le dijera esas cosas.
—Jamás me habían dicho algo así. —tomó una de sus manos y entrelazó sus dedos, viendo a la cámara que los apuntaba, soltándolo cuando supuso que habían capturado la imagen. —Perdón por eso, ya sabes, el fanservice.
Sunoo se sintió triste por un momento al pensar que sólo lo había hecho por eso, pero alejó esos pensamientos negativos en segundos, al menos había podido sostener su mano.
En el momento en que quiso agregar algo más el guardia ya le pedía avanzar, él no se había equivocado al suponer que el tiempo pasaría más rápido de lo que imaginaba.
Pero estaba bien, porque Sunoo aún no le cobraba el favor por haberlo dejado dormir en su departamento, y sabía exactamente lo que quería.
Definitivamente esa no sería la última vez que se verían.
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