𝟎𝟏𝟗. boys everywhere.
೯ ִ ۫ 𝐅𝐀𝐋𝐋𝐈𝐍𝐆 𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐀 !
𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 DIECINUEVE. ᥫ᭡
❛ 019. CHICOS POR TODAS PARTES. ❜
LA DULCE NARI CAMINABA A CASA MIENTRAS COMÍA EL CHOCOLATE QUE JAE HYUN le había obsequiado, sus manos y mirada inmersas en retirar la envoltura.
Tanto que no notó como cierto chico de argollas se acercaba a ella desde atrás y plantaba abruptamente sus manos en los hombros de Yoo, haciéndola frenar en seco y saltar por el susto que le dio.
—¡Oye! ¿Qué sucede contigo?— gritó la pequeña volteando a ver a Seojun, quien reía entre dientes.
—Yo debería preguntar eso. ¡Te grité desde hace dos cuadras!— respondió el pelinegro rodando los ojos.
—Ah. ¿En serio? No te escuché.
—Eso es obvio, monito.— apodó llevando sus ojos a las manos de la menor. —¿Qué traes ahí? ¿Chocolate?— cuestionó tentado, aproximándose.
Nari, amenazada de perder el dulce, las escondió detrás de su espalda, sin embargo, Han ya estaba rodeándola con sus brazos intentando conseguirlo.
—¡Es mío! ¡No me lo quites!— lloriqueó la castaña mientras que el joven ya tenía en su poder la golosina.
—¿Esto te lo dio el chico ese?— interrogó levantándolo con su brazo, evitando que la fémina lo tomara de nuevo.
—¿Cómo sabes de él?— frunció el ceño ante la repentina pregunta.
—Digamos que los vi en la entrada del instituto, y quizás, todos los estudiantes.— mencionó Han sonriendo burlonamente.
En efecto, muchas personas habían visto las atenciones de Mun hacia Yoo, entre ellos, Seojun.
Y claramente sentía curiosidad, pero también desconfiaba de los chicos que no fueran él, incluso de Suho, aunque él la hubiese conocido primero.
Como si se tratara de su hermana Go Won.
Han se deshizo de la envoltura comiéndose el resto del chocolate, sin retirar su vista de Nari, notando el cambio de sus expresiones y como su rostro se tornaba rojo.
—¡Tonto! ¡¿Cómo pudiste comerlo?! ¡Era mío!— vociferó golpeándolo en el pecho con sus puños, pues sólo a esa altura podía llegar.
—Era. ¿Tanto te importa el chocolate de ese?
—Estaba delicioso, y tengo hambre.— protestó Yoo cruzándose de brazos. —Ya no voy a hablarte.— aseguró dándose vuelta y comenzando a caminar.
Seojun corrió unos metros delante de ella impidiéndole el paso y que lo viera frente a frente.
—Bien, bien. No seas llorona, estaba jugando.— se excusó. —Te compraré cinco de esos, vamos.— quiso tomarla del brazo pero la joven se alejó.
—¡No puedo! Tengo que trabajar ahora.— hizo pucheros cambiando su expresión.
«¿Hizo todo esto para comprarme chocolate?» se preguntó mentalmente.
—Entonces mañana, en el centro comercial.— citó el de argollas viendo en otra dirección.
—¿Para qué?
—Tengo que comprar un regalo, te pagaré con golosinas.
«Ah, claro. Quería mi ayuda pero no podía pedirlo bien.» pensó entendiendo la situación.
—¿Quieres que te ayude con eso entonces?— preguntó al mismo tiempo que el más alto asentía con la cabeza.
—Podías habérmelo pedido, pero no eres normal.— negó con la cabeza molestando a Han.
—¡Soy muy genial para ser normal!— pregonó ofendido.
—Sí sí, claro.— dijo sarcástica. —Te veré mañana.— dio golpecitos en el hombro del mayor como despedida y siguió con su camino.
—¡No llegues tarde, florecita!— gritó y caminó en dirección opuesta desapareciendo del lugar.
೯ ִ ۫ 🖇️ ˑ 𖥻 ִ ۫ ּ ﹗ ˖ ་ 💭
SUHO ESPERABA A NARI PACIENTEMENTE en el sofá de Prince Cómics frente a dos cálidos bowls de ramen que había preparado hace varios segundos, junto a dos sodas.
Sabía que siempre tenía hambre después de la escuela, por lo que ansiaba comer junto a ella.
Además de que recordaba todos los consejos que le había dado Taehoon, y quería ponerlos en práctica.
—¡Jefe! ¡Ya llegué!— escuchó la tierna voz de Nari después del tintineo de las campanas de la tienda. — ¡Estaré ordenando los cómics atrás!
Lo que ella no sabía, es que Lee ya lo había hecho, precisamente para ayudarla, y poder pasar tiempo con ella sin preocupaciones.
Al oír los delicados pasos de Yoo aproximándose, los nervios se apoderaron de él, haciéndolo levantarse de su asiento.
—Suho.— llamó la joven sonriendo al instante.
Casi olvidando que hace algunas horas lo había escuchado decir que alguien le gustaba.
—Te preparé ramen.— mencionó el pelinegro señalando el plato.
—¿De verdad? Pero debo ordenar primero...— volteó pero no observó ni un solo cómic en el suelo.
—Los arreglé por ti.
Nari regresó a verlo nuevamente mientras que sus mejillas se ruborizaban y su sonrisa se ensanchaba.
—Entonces debería comer ahora.— respondió sonriente acercándose al sofá y sentándose en este ante la mirada atenta de Suho.
—Siéntate conmigo.— pidió la pequeña tomando su mano y jalándolo hacia abajo, logrando que se posara junto a ella.
Lee había olvidado completamente que también había ramen para él, pues sólo con verla, lo demás desaparecía.
Yoo tomó el segundo bowl poniéndolo en las manos del chico, abrió la envoltura de los palillos y se los ofreció, de igual manera, hizo lo mismo con los suyos.
—Sabía que tendrías hambre a esta hora.— dijo Suho girando su cabeza y viendo a Nari comer gustosa.
La joven asintió con los fideos en su boca haciendo reír bajamente a su acompañante, y éste empezando a comer también.
Varios minutos después de comer entre miradas y diminutas risas, la castaña abrió una de las sodas y bebió de esta, sintiéndose satisfecha.
—Me has conmovido, Lee Suho. Siempre eres genial, pero hoy eres muy cautivador.— dijo Nari sonriéndole cálidamente y tomando más de su bebida.
—¿No te gustan los chicos que son geniales?— preguntó sin pensar, mirándola fijamente. —¿Qué te gusta?
Yoo se ahogó levemente con la soda después de la repentina pregunta, sin saber que contestarle.
«Tú me gustas.» pensó sin el valor de decírselo.
—Mi trabajo de hoy sólo era ordenar, así que mejor me voy.— se levantó rápidamente pero su mano fue sujetada.
—Te acompañaré.— afirmó el mayor tomando ambas mochilas con su mano libre y tomando la delantera del camino.
—Nos vemos el lunes, jefe.— se despidió fugazmente la chica aún siendo sujetada por Lee y saliendo de la tienda.
—Que linda pareja.— mencionó el hombre regordete riendo cuando los estudiantes se marcharon.
La dupla caminó tomada de la mano durante el pequeño trayecto al hogar de Nari y al llegar a la puerta, se separaron lentamente.
—Gracias por traerme. Llega bien a casa.— corrió en dirección opuesta queriendo llegar a la entrada de la casa y posando la llave en la cerradura.
—Espera.— clamó Lee haciéndola incapaz de ignorarlo.
El chico se acercó peligrosamente a ella, de inmediato orillándola a dar un par de pasos retrocediendo, pero para su buena o mala suerte, quedó en medio de Suho y el muro.
Los latidos de Yoo se aceleraron tanto que creyó que su corazón se saldría del pecho.
El rostro de Suho se aproximó tanto al suyo, que la idea de que la besaría cruzó por su mente, pero contrario a sus pensamientos, sus labios no se juntaron.
El adolescente colocó en el cabello de la más baja un broche de brillantinas color negro y se alejó ligeramente.
—Te quedan lindos los broches, espero te guste este.— dijo Suho sonriendo de lado.
—Buenas noches.— se despidió Nari dejando un suave beso en la mejilla del joven.
De inmediato y sin buscar una respuesta de su parte, salió de entre sus brazos y entró a casa cerrando la puerta de inmediato.
El propósito de Suho había sido acelerar el corazón de la dulce chica, pero ella había logrado eso con el suyo, gracias al beso que le obsequió.
೯ ִ ۫ 🖇️ ˑ 𖥻 ִ ۫ ּ ﹗ ˖ ་ 💭
SEOJUN SE ENCONTRABA EN EL CENTRO COMERCIAL esperando a Nari con impaciencia, pues, ya que era más tarde de la hora que habían acordado, y la menor aún no aparecía.
De pronto, sintió un bulto chocar con su espalda y al voltear, saltó en su sitio al ver el cabello de la chica sobre su propio rostro.
—¡Te dije que no llegaras tarde! Pareces La Niña del Aro. ¿Qué sucede contigo?— exclamó quitándole los cabellos para poder verla, y al hacerlo le notó marcadas ojeras.
La chica había pensado toda la noche en que Suho pudo haberla besado y no lo hizo, y en que ella también pudo haber tomado la iniciativa, pero nada sucedió.
Lo siguiente que recordó fue despertarse tarde y salir corriendo al centro comercial puesta lo primero que encontró en el armario.
—No me molestes, me quedé dormida. Vine por mis chocolates.
—Los chocolates eran una paga por ayudarme a elegir el regalo, pero una chica anduvo por aquí y me ayudó a comprarlo.
—Ugh, soy lo peor del mundo. Merezco tu odio.— lloriqueó abrazándolo.
—Da igual, de todos modos no sabes nada de maquillaje, no hubieses podido comprar nada.— se encogió de hombros mostrándole la bolsa de regalo.
—Es cierto, si supiera de maquillaje me habría cubierto estas ojeras de mapache que tengo.— dijo haciendo reír a Seojun y de igual forma, rió con él.
—Vamos, te compraré los chocolates.
—¡Yay! Te invitaré una malteada para que me perdones.— ofreció Yoo con una sonrisa y ambos fueron a la tienda de dulces.
Cuando llegaron al lugar, los adolescentes buscaron por todas las marcas hasta encontrar los que la menor quería, al tomar cinco barras, Seojun fue a la caja a pagarlos.
En ese momento, Nari escuchó su celular sonando, notificándole de una llamada entrante.
—¿Hola?— respondió a la persona del otro lado de teléfono, Suho.
—¿Estás en tu casa? Te envié un mensaje antes.
—¿De verdad? No lo vi.— dijo lamentando de no haberse dado cuenta. —No estoy en casa, vine al centro comercial.
—¿Fuiste sola?
—Oye, Yoo Nari. Ten la bolsa. ¡Vamos por mi malteada!— gritó Seojun sin saber que prácticamente había respondido a la pregunta de Suho.
—¿Estás con Han Seojun?— cuestionó Lee inseguro.
—Sí, me debía unos chocolates. Tengo que irme, te hablo más tarde.— colgó rápidamente siendo apresurada por Han.
Los dos amigos salieron de la dulcería hacia la tienda de malteadas, Nari compró las más grandes para ambos y pasó alrededor de una hora cuando ya salían del lugar por medio del elevador.
Se detuvieron en el piso inferior para que bajaran las demás personas que estaban allí y antes de que se cerrara la cabina una mano se interpuso en la puerta abriéndola de par en par.
Nari casi escupe su bebida al ver de quien se trataba.
—Su-Suho. ¿Qué haces aquí?— cuestionó nerviosamente.
«¿Vino porque está celoso? De seguro.» pensó Seojun.
—Vamos.— musitó sin más, tomando su mano y llevándola a su lado, pero la otra también fue sujetada por el de argollas.
—No se va a ir.— dijo Han jalándola a su extremo.
—Vámonos, Nari.— repitió mientras oprimía el botón del elevador evitando que se cerrara, ya que la pequeña se había posado entre las puertas de este.
—¡Me van a romper los brazos, chicos!— dijo con desespero.
De un momento a otro, las puertas amenazaron con cerrarse, asustando a Nari, y Suho sin intenciones de quedarse afuera, entró como pudo al pequeño lugar.
Yoo sintió como el elevador daba un salto deteniéndose y las luces se debilitaban.
«¡Se detuvo esta cosa! ¿Por qué estoy encerrada con ellos? ¿Por qué?» se quejó mentalmente.
Los dos hombres siguieron mirándose con enfado y discutiendo durante los minutos que estuvieron encerrados, sin dejar de tomar a Nari por los brazos.
—¿Por qué no la sueltas?— interrogó Lee.
—Déjala ir primero.— condicionó Han. —¿Por qué estás aquí?
—Vine a comprar. ¿Tú porque estás aquí?
—Es una salida de mejores amigos. Uh, ¿Tú, de compras? Sí, claro. Entonces, ¿Por que viniste a ella?— cuestionó directamente.
—Para ir con ella.
—Ya déjenme. ¡Deténganse! ¡Suéltenme!— Yoo tiró de sus brazos alejándolos y quejándose. —¡Sólo se la pasan peleando!
—¿Estás bien?— preguntaron los chicos al unísono.
—¡Quiero ir al baño! Compré malteadas muy grandes, siento que moriré.— gimoteó la única fémina en la cabina.
Enseguida Suho le quitó el vaso a Seojun, ofreciéndoselo a Nari, y esta de inmediato lo apartó.
—¿Estás loco? ¡Dios mío!— chilló con una cara de horror.
—¡Disculpen! ¡Déjennos salir!— gritó Seojun apretando los botones de alarma.
—¡Vamos a abrir las puertas! ¡No se muevan!— vociferaron del otro lado, los que Yoo supuso eran personal del centro comercial.
Cuando por fin vio una salida, la pequeña saltó por está alejándose lo más rápido que pudo hacia el baño, dejando a los adolescentes aturdidos.
—¿Cómo veré a Suho a la cara de nuevo? ¡Qué vergüenza!— dijo con sus mejillas rojas como tomates después de ir al servicio higiénico.
Sin importar en donde estaban los chicos, salió del establecimiento presurosa, pero frenó al notar como copos de nieve bajaban del cielo sin cesar.
—Oh, no sabía que iba a nevar.— dijo para sí misma poniendo una mano encima de su cabeza y corriendo otra vez.
Frente a ella, una sombrilla la cubrió y al levantar la mirada, su mandíbula casi cae al suelo, ¿Esto era un sueño acaso?
—Hola, dulce Nari.
—¿Cómo...
—Realmente estamos destinados.— dijo Mun Jae Hyun con una amplia sonrisa.
Nari se quedó helada, aquel tierno chico estaba justo frente a ella, y Suho, el príncipe de hielo detrás, asustado de verla con alguien más.
Pero ni siquiera se dio cuenta, al estar perpleja por el castaño.
«¡Vaya! Tienes competencia, Lee Suho. Y no soy yo.» pensó Han burlonamente viendo la escena.
Algunos no saben lo que realmente quieren, como Suho, algunos lo saben pero dudan, igual que Nari, pero algunos están seguros y aprovechan las oportunidades sin miedo, como Jae Hyun.
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Hola amores!! Les gustó?
Estuve planeando la escena final desde hace meses y por fin se hace realidad!
hoy tuvimos interacción con todos los chicos de Nari :3.
Siguen siendo team suho o ahora son team seojun o Jae hyun? lol
este capítulo está dedicado a @xitlallisantos gracias por estar pendiente de las actualizaciones y por tus comentarios! tqm ♡
no olviden comentar para las próximas dedicaciones! +200 votos y +200 comentarios para el siguiente!
gracias por los +7k votos y +54k vistas, estoy muy feliz.
los quiero amores de mi corazón, un abracito.
-Lia.
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