
Capítulo 12
RENATA
—¡Renata! —vociferó un tono que conocía de toda la vida.
—¡Christopher! —exclamé rompiendo la distancia que nos separaba hasta impactar mi cuerpo al suyo. El calor de sus brazos no dudó en envolverme con fuerza aspirando el aroma de mi cabello. —Dios, creí que te había pasado algo...
—Hierba mala nunca muere, mi amor. —susurró haciéndome sonreír.
Su perfume masculino nubló mis sentidos, obligándome a abrir los ojos, a su vez, observando que su atuendo era diferente al de la última vez. Mi cabeza daba vueltas.
—¿Cómo es que-
—¿Cómo es que regresé a la mansión? —interrumpió mi pregunta con otro interrogante que hacía ruido en mi interior, por lo que lo dejé pasar. —Salieron olvidándose algo importante.
Chris abandonó mi cuerpo para buscar en la mesa de entrada el maletín marrón que tenía el sujeto que dirigiría esa reunión.
—Es el testamento.
—Pero si yo- —Dragos quedó con la frase a medias cuando sacó de su chaqueta un papel similar que al abrirlo su semblante cambió. —Traje el papel equivocado.
—Entonces el que traje es el original.
El de ojos azules puso en su rostro un gesto de total frialdad y la tensión reinó.
—¿Cómo es que tú sabes de la existencia de un testamento falso? —cuestionó Dragos, llenando el ambiente de tensión.
—El abuelo Gabriel me dijo que temía que algo malo sucediera, me dejó por escrito unas indicaciones y yo quise comprobarlo. —la tensión se disipó de la misma forma en que apareció, sabíamos que el abuelo Gabriel realizaba cosas a espalda de todos y comprendimos que esto no era diferente.
—Me alegra que lo haya hecho. —comentó Dragos con un brillo extraño en los ojos. —Y tú hiciste un buen trabajo, hijo. Estoy orgulloso de ti.
Inesperadamente Christopher bajó su cabeza mirando el suelo como si aquellas palabras pesaran, sus ojos llegaron a mi rostro, regalándome una pequeña sonrisa apaciguadora.
—Gracias, papá. —susurró.
***
Por planificación del nuevo protocolo de seguridad, quedamos resguardados en la casita de fachada descuidada. Mientras intento prestar atención a los cautelosos intercambios de ideas de los tipos en las afueras de mi habitación, pero los pantallazos de mis recuerdos no lo permiten. Finalmente, me rendí en la cama de la habitación que sirve de consuelo a mis perdidas, la almohada ahoga mi llanto recibiendo cada una de mis lágrimas de dolor.
En la soledad nuestros pensamientos hacen ruido y a su vez, nos demuestran la magnitud de muchas situaciones a nuestro alrededor. Y ese instante fue crucial para ayudarme a comprender que horas antes lo había perdido todo. No quedaba rastro alguno de lo que tuve, o fui...
Jamás esperé estar en una situación similar...
El suave sonido de la puerta al abrirse me obligó a limpiar mis lágrimas dando la espalda, era la tercera vez que Dragos venía a comprobar mi estado y no permitiría que me catalogue como a una debilucha, aunque a mis espaldas resonó una voz diferente.
—No me molesta que limpies tus lágrimas ¿Sabes? —comentó Chris. —Acabas de pasar por una pérdida traumática múltiple.
—Quiero parar de llorar...
En silencio se acercó a mi tomando lugar en la orilla de mi cama. Luego de segundos sus brazos me pegaron a su pecho teniéndolo como a una especie de escudo en torno a mi cuerpo.
—Llorar es el acto de valentía más grande en el que enfrentamos nuestras emociones, abrazando nuestra humanidad y a la vez, sanando el corazón. —susurró apoyando el mentón en mi cabeza sin dejar de sujetarme.
—¿Cómo es que sabes decir las palabras adecuadas cada vez que necesito? —su suave risa me hizo sonreír.
—Eso es porque mi cerebro funciona entorno a ti.
Una sonrisa se dibujó en mis labios, así como también me encogí entre sus brazos apoyando mi mejilla en uno de sus brazos. Christopher no necesitó mucho para recordarme las razones por las cuales en mi adolescencia caí rendida a sus pies, no muy diferente a la actualidad.
Perdí la noción del tiempo, incluso no fui consciente de que me había dormido en ese instante.
CHRISTOPHER
Sentí el suave peso de su cuerpo presionarse junto a mí de una manera que me hace sentir el hombre más fuerte del universo. Aunque el pinchazo en mi hombro me obligó a suprimir la reacción de dolor.
En un vistazo veloz divisé la mancha creciente de sangre en mi camiseta, haciéndome lanzar una silenciosa maldición. Con cierto pesimismo, miré las facciones relajadas de Renata hasta que la coloqué en la cama y la cubrí con el edredón. La miré un poco más reconociendo lo loco que me ponía, y un pantallazo de sus gestos asustados horas antes, estrujó mi corazón.
No seas débil, Christopher...
La voz que me perseguía en cualquier lado resonó en mis oídos atrayéndome a la realidad, tenía razón, no debo ser débil.
Ni ahora ni nunca.
Me enderecé y salí de la habitación cerrando la puerta suavemente, aunque del mismo modo que el pasillo me dio la bienvenida una presencia más, supe que me estaban vigilando.
—¿Necesitas algo? ¿O vas a seguirme toda la noche? —pregunté al rincón oscuro del pasillo.
Suavemente de la sombra a pasos lento exhibió su presencia el actual encargado de la seguridad de Renata, el famoso Alexandru Vasiliu.
—No puedes estar ahí. —dijo con autoridad.
—¿Por qué debería de importarte?
—Por la misma razón de la que debería importarme la causa de la herida de tu hombro... —no respondí. — ¿Cómo es que supiste que estaba en la oscuridad?
Idiota. Debería cuidarme de él porque no resulta tan despistado como los demás.
—Soy un simple jardinero desde temprana edad, es simple detectar una presencia extraña en la oscuridad.
Ignoré con éxito su comentario, aunque sabía que era momentáneo. Quedamos cara a cara sin quitarnos la mirada mutuamente, ni siquiera logró intimidarme, pero aun así no debía bajar la guardia porque el sujeto demostró ser bueno en lo que hace.
—No confío en ti, te mantendré vigilado.
—El sentimiento es mutuo y no planeo ocultarlo. —el soldado se acercó más, hasta pasar por uno de mis lados en dirección a la salida.
—Me alegra que así sea.
Sin nada más que agregar, se fue y yo hice lo mismo en mi dirección. Al cerrar la puerta, controlé con cautela cada rincón con la intención de descubrir micrófonos, cámaras o cualquier dispositivo que pueda controlar mis movimientos.
Todo limpio.
Tomé asiento sobre la tapa del retrete del baño, no sin antes sacar el botiquín de primeros auxilios. Mi camiseta manchada paró en el suelo del baño en el mismo instante en el que mi descuidada herida continuaba sangrando. Ya no dolía tanto, desde que había salido de la mansión con un disparo en el brazo y un corte nuevo en el muslo los antibióticos y calmantes que hicieron su trabajo adecuado en lo que pude lavarme para volver por Renata, ahora solo debía mantener la herida limpia para evitar cualquier infección y tratar de disimular para no preocuparla.
Con la herida ya limpia reorganicé mis pensamientos y a su vez, las alternativas que golpeaban mi mente.
—Debo mantener la cabeza fresca...
Y sin previo aviso, la notificación de un mensaje iluminó la pantalla de mi teléfono.
¿Ya hiciste tu parte? Necesito confirmación para finalizar la transferencia. Si no lo haces pronto, enviaré a otro ejecutor, no me hagas perderte la confianza.
Spider XXX
—Lo que me faltaba-
—¿Problemas? —indagó la voz de mi padre.
Grande fue mi sorpresa al no escucharlo entrar, eso solo significaba que no estoy atento al máximo y para mi puede significar problemas en más de un aspecto.
Lancé un fuerte suspiro.
—Son muchas cosas para un solo día.
—Si, aunque me extraña que sea una novedad para ti. Aun cuando fuimos entrenados para eso y con todos los conocimientos que esto implica.
Podía asegurar que tenía una sospecha en torno a mí.
—Es difícil cuando ella está en medio... Una cosa es trabajar con diferentes objetivos y otra es tener con lidiar con la vida de la mujer a la que tienes grabada a fuego en la piel. —mentí a medias.
—¿Crees que es mucho? Sabes que mi lugar es protegerla.
—No dudo de tu trabajo, pero creo que nadie podría protegerla mejor que yo mismo, papá.
El dio una media sonrisa mientras rascaba su barbilla con su mano sana.
—Eso puedo entenderlo. —reafirmó con una sonrisa orgullosa.
—Puedes quedarte tranquilo, simplemente me ablandó verla frágil de nuevo.
—Mantente cerca de ella y podrás con todo a tu alrededor, Christopher. Eres un buen hombre y no estoy en posición de juzgarte, sé que darías tu propia vida por ella. Así que estuve pensando en que por un tiempo deberías estar a su cargo. Como ves no estoy completo. —comentó elevando un poco su brazo herido.
La oportunidad perfecta.
Bajo un asentimiento suprimí una sonrisa que no dejé llegar a mi rostro.
—¿Hay algo que deba saber? —papá suspiró.
—¿Algo que yo deba saber? Es la pregunta correcta, Chris. Sé que descompusiste la cerradura de la habitación esta mañana.
Aquel conocimiento era algo que no podía negar.
—Durante la madrugada hubo un par de movimientos fuera de lugar y fui a comprobarlos descubriendo que estuve en lo cierto. Fue por eso que opté por cambiarla de habitación, no estaba seguro de cuantos eran. Finalmente, me los encontré y tuve una charla con unos cuantos y los otros... Bueno, ya sabes la historia...
—¿Dijeron algo? —negué. No iba a compartir la información que me brindaba las piezas base de mi siguiente movimiento, mucho menos los siguientes nombres arrojados a mi lista negra. —¿Renata sabe...?
Negué, otra vez.
—Para ella sigo siendo el jardinero que siempre conoció. —papá nunca necesitó vociferar para dejar en claro que una idea no era compatible a la suya, su mirada lo decía todo.
Enarcó una ceja dándome la espalda en dirección a la salida, cuando su mano se posó en el picaporte se detuvo nuevamente.
—Tu pasado es una sombra que nunca te dejará solo, a no ser que te sumerjas con ella en la profundidad... Cuanto antes sepa... Mejor. Recuerda que estamos a contrarreloj y el lobo solitario, no va a perdonarnos nada. Espero que después no sea demasiado tarde...
Me advirtió.
El sonido suave de la cerradura trabada me dejó en claro muchas cosas... Entre esas, papá estaba listo a dar la vida luchando incluso conmigo por la protección de mi mujer.
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