𝐄𝐌𝐏𝐈𝐑𝐄 - 24
—¡Es que ella simplemente no puede hacerlo! -exclamó furioso el hombre, aventando cualquier cosa que se le atravesará en el camino hacía la pared, el joven juntó a él solo estaba tranquilo en su asiento bebiendo una taza de té- ¡Ella no tiene ningún puto derecho para despedirme!
—De hecho, si, si lo tiene -este exclamó, el anciano sintió su furia interior crecer más gracias a las palabras de este- Como bien lo dijo ella, su matrimonio fue legítimamente confirmado por 195 jefes de estado, entre ellos el emperador Akira, el primer ministro británico y mucha gente importante, papá, si tiene derecho a hacer eso.
—¿¡Pero como es que-!? Maldición, ¿¡Es que acaso la perra esa estuvo ahí el día en el que se firmó esa constitución!? -y el concejal Wong al no encontrar nada más para lanzar se sentó en su silla, cerrando los ojos para intentar calmarse un poco- Utilizó mis propias palabras, ¡Mis malditas propias palabras en mi contra!
Su hijo asintió desinteresado. —Es una mujer increíble -este admitió.
—¿Por qué todo el mundo la adora tanto? ¿Acaso es una diosa o la mujer maravilla? -este preguntó, riendo ante sus palabras- Solo es una mujer más.
—Es la emperatriz de América, papá, y te guste o no, ahora también es la de China -respondió él, su padre negó- Has llevado está encrucijada demasiado lejos, no pudiste hacer nada más en contra del emperador Yi-Cheng, y en los diez años de mandato de Tzuyu tampoco pudiste hacer nada, tú mismo lo dijiste, la emperatriz T/n utilizó tus propias palabras en tu contra, te ganó, te hizo un jaque mate -luego dejó la taza a un lado, viendo fijamente al hombre mayor que poco a poco iba perdiendo la cordura- Mi recomendación es, padre, que te rindas. Has intentado usurpar el trono con un deseo enfermizo, en treinta años no has logrado nada, solo convertirte en un asesino, rindete, y vete a un lugar donde T/n no te encuentre, por qué créeme lo que te digo, y estoy cien porciento seguro de que ahora con ella dando las órdenes aquí te será más que imposible hacer algo, ya perdiste, ella te ganó.
—¿Y te rendirás así y ya? ¿¡Te irás después de que he pasado años intentando durante años darte lo que te mereces!?
El joven asintió sin dudarlo.
—No me vengas con cosas así, papá, has hecho esto solo por tí, por tu egoísmo, nunca has hecho algo en mi beneficio, nunca, por eso mamá te dejo, por seguir un deseo enfermizo e imposible es que perdí a mi familia -este musitó, sus ojos se mostraron llorosos- Si vas a hacer algo más hazlo por tu propia cuenta, a mi no me metas en nada -este sentenció yéndose de aquella sala- Recuerda que T/n ahora es tu superior, y sus leyes dictan que si haces algo en contra de ella terminarás cinco metros bajo tierra y con una placa de concreto encima.
Y su hijo salió, sin siquiera mirar hacia atrás una última vez. Wong no dijo nada, ni siquiera intentó ir tras de él, solo cerró sus ojos y suspiró fuertemente.
Tal vez su hijo tenía razón, y puede que de verdad fuese así. Pero el no había acabado con el padre de Tzuyu por nada, ni siquiera había exiliado a la morena solo por qué si. Tal vez el tenía la guerra perdida, pero no sé rendiría sin dar pelea antes.
No...
Él haría una última cosa. Una última jugada maestra antes de irse.
Luego de unos minutos tomó el teléfono, esperando a que la otra persona contestara. Cosa que pasó al segundo tono.
—La comida de aquí es deliciosa -musitó T/n, está terminó de pasar el bocado de comida para seguidamente tomar un poco de refresco- Se nota mucho la diferencia entre la comida china del restaurante donde la pido a comer comida china hecha en china, es una locura.
Tzuyu rió suavemente ante las palabras de T/n. Después de haber hechado al concejal Wong ambas mujeres se fueron a la cocina del palacio. Allí, la mujer mayor -que estaba sirviendo como cocinera para la familia Zhou desde los primeros días del mandato de su padre- se puso más que feliz al verla de regreso.
Al principio fue un hermoso reencuentro después de meses de angustia, y cuando el momento lindo terminó pasaron los regaños hacia la morena, entre ellos, un regaño por haberse ido así de la nada y otro por no haberle avisado que había vuelto. Tzuyu solo se limito a disculparse.
—Aqui solo le llamamos comida, cariño -respondió Tzuyu, T/n sonrió despreocupada- La sazón de la señora Mei es de las mejores en todo el país, no vas a encontrar un mejor pato a la naranja y fideos con verduras en curry en ningún otro lugar.
—Eso lo tendré en cuenta, tal vez le ofrezca un puesto de trabajo a la señora Mei en América, más ahora que la chef del palacio se irá -esta musitó, haciendo que Tzuyu abriera sus ojos sorprendida- ¿No te parece una buena idea?
—Me parece bien, si -respondió Tzuyu, luego de un momento está detuvo sus palillos, mirando a T/n- Oye, yo... Tengo una duda...
—¿Que sería?
Tzuyu suspiró.
—Sé que tu plan original era realizar el divorcio y hacer como si nada hubiera sucedido -dijo, T/n asintió- Y sé que te pedí que no hicieras nada de ello...
—Eso es correcto -dijo la azabache- ¿Cambiaste de opinión?
—¿Qué? No, claro que no -dijo, T/n internamente suspiró de alivio- Es solo qué... ¿Qué pasará después de que terminemos de hacer lo que tenemos planeado aquí? -preguntó- ¿Que pasaría con el trono?
—¿A qué te refieres?
—Tú tienes una obligación en América, T/n, tú no puedes simplemente irte y no volver jamás, entonces... ¿Que pasaría aquí? -dijo, T/n frunció sus labios- Mi deber como tu esposa y tu mano derecha es estar contigo en todo momento, pero yo también tengo una obligación aquí, ¿Que se supone que debo de hacer?
T/n sonrió ante la actitud de Tzuyu, su preocupación genuina era demasiado tierna, y aunque aquello no era algo que aún debiesen pensar -ya que apenas habían llegado ese día y los planes eran estar por lo menos dos meses en Beijing- eso era entendible. La azabache estiró su mano por encima de la mesa y tomo la mano de Tzuyu con la suya, dándole suaves masajes y caricias.
—Tzuyu... -esta dijo, la morena la miro fijamente- Sé que tienes un deber aquí, con tu gente, con tu nación, y que al casarte conmigo y aceptar los plenos derechos de ser una emperatriz, no consorte, adquiriste una obligación conmigo y con todo un continente -esta dijo, Tzuyu asintió- Pero también sé que no debes de sentirte así de presionada. Y entiende esto, pronto se hará oficial la anexión total de China, por lo cual seguirás siendo su líder hasta el día que mueras, la única diferencia es que ahora estarás en otra ciudad, conmigo -musitó, Tzuyu sonrió ante la delicadeza de T/n al hablar, ella era su calma- Igualmente no tienes que preocuparte, podremos venir todas las veces que querramos, vamos a reformar este país desde cero, haremos que nuestra gente tenga una vida digna, no los vas a olvidar, solo vamos a cambiar un poco las cosas, en el plan original se tenía pensado dejar a Shuhua a cargo, como una especie de princesa regente o virreina, cualquiera de las dos sirve, hasta que regresarás definitivamente cuando todo hubiera terminado, y si quieres, podremos hacer lo mismo ahora, después de todo ella es tu prima, una princesa. Lo hará bien -agregó.
—¿Crees que eso sería una buena idea? -preguntó algo indecisa- Shuhua es... Algo desentendida con sus obligaciones, digo, es una excelente consejera, y técnicamente es como mi mejor amiga, pero...
—Es un poco irreverente, lo sé -dijo la azabache riendo, Tzuyu rió también- Esto le puede servir como una especie de trabajo, o enseñanza, donde puede aprender a aplacarse un poco. Además... -dijo, recordando a su pelirroja secretaria- Tendrá buena compañía, y junto al parlamento provincial sino-americano que vamos a establecer aquí no estará sola.
—Tienes un poco de razón... -dijo- ¿Ella y Soojin...? -T/n asintió- Oh, dios, ¿Volverán?
—Seguramente si -contestó la azabache, está continuó comiendo- Antes de venir le dejé bien en claro a Soojin que tu llegada junto a Shuhua a nuestras vidas fue una segunda oportunidad que el destino nos dió de hacer las cosas bien, su amor fue interrumpido muy abruptamente, y el amor y la tensión se podía sentir a kilómetros de distancia, ellas se merecen ser felices.
—Creo que... Sería una excelente idea -dijo la morena, también volviendo a comer- Igualmente tenemos cerca de dos meses para planear todo bien...
—Esa es mi chica -dijo, Tzuyu casi se ahoga con la comida ante las palabras de T/n, la azabache rió y le pasó una servilleta para que limpiará sus labios- Recuerda que ahora estás conmigo Chewy, nunca jamás vas a tener que pasar por algo así sola. Nunca más.
Y con su rostro sonrojado totalmente, Tzuyu continuó comiendo mientras le daba algunas miradas casuales a T/n. La azabache sonrió totalmente enamorada, sintiendo las mariposas en su estómago revolotear por todas partes. En ocasiones así ambas agradecían poder tener esos momentos llenos de felicidad.
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