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𝟐𝟑.

❝*²³. ˡᵃ́ᵛᵃᵗᵉ ˡᵃˢ ᵐᵃⁿᵒˢ

𝑩𝒂𝒓𝒄𝒆𝒍𝒐𝒏𝒂, 𝑬𝒔𝒑𝒂𝒏̃𝒂
𝟎𝟐/𝟏𝟏/𝟐𝟐


AÍDA

Era un fin de semana de descanso, no tenía que trabajar. Lo estaba pasando en casa de mis padres, ya que desde mi mudanza no los había visto mucho y les echaba de menos.

Mi hermana estaba pegada a mí como un chicle, y la verdad es que yo no le ponía reparo.

Viendo Bob Esponja en el televisor, me llegó un mensaje. Al mirar la pantalla pude visualizar de quién se trataba: Pablo.

"He pensado en pasar la tarde juntos, qué te parece?"

Lo pensé por un momento.

"No lo sé, estoy en casa de mis padres pasando el finde, aunque tengo otra idea"

"Qué idea rizos?"

"Que cenes con nosotros"

"Tus padres estarán de acuerdo?"

Sonreí ante su pregunta.

"Si, vente"

"Va, alrededor de las nueve y media estaré allí"

"Perfecto"

—¡Mamá! —exclamé nada más terminar la conversación.

—¡Dime!

—Pablo vendrá a cenar. —le comuniqué.

—¿¡En serio!? —exclamó mi hermana a mi lado, bastante emocionada y sonriente.

Escuché cómo unos pasos aligerados se dirigían hacia donde me encontraba.

—¿En serio? —hizo la misma pregunta mi madre al llegar al salón, igual de sonriente.

Mi hermana le había hablado mucho de Pablo, también de mi situación con él. Tal vez habló de más. La cosa es que mi madre desde entonces se empeñó en que invitara a Pablo a cenar.

—En serio. —afirmé yo.

Vi cómo mi madre intentaba ocultar su emoción. Se podría decir que mi madre, junto a mi hermana y a Ali, son fanáticas de la parejita que hago con el futbolista sevillano.

—Avisaré a tu padre. Tenemos que preparar algo rico. Y arréglate para la cena, es una ocasión especial. —dijo, apresuradamente.

Reí severamente.

—¡Qué emoción! ¡Sabía que tendría a Pablo como cuñado! —exclamó mi hermana eufórica.

—Marlie, todavía no es mi novio. —le aclaré.

—Pero lo será.

Esas palabras me hicieron recordar a Ali, haciéndome sonreír.

—Si tú lo dices...

Cuando llegó la tarde, mi madre no se demoró en empezar hacer la cena.

Decidimos hacer lasaña y ensaladilla. Mi madre cocinaba estupendamente, todo lo que hacía estaba riquísimo.

Mi hermana y yo ayudamos a mi madre con la cena. Ya siendo las ocho nos empezamos a arreglar.

Hasta a mi padre se le veía emocionado.

Me puse unos vaqueros y un suéter ni muy formal ni muy informal. A mi hermana le puse algo parecido, ya que la pobre no sabía lo que ponerse.

Creo que mi familia estaba más emocionada con poder pasar tiempo con Pablo que yo, que también lo estaba, eh.

Ya eran casi las nueve y media y mi hermana no paraba de dar vueltas por la casa impaciente.

—Quédate quieta, Marlie. Tampoco es para tanto, ya has conocido a Pablo, peque. —le dije suavemente mientras le cogía del brazo.

—¡Es que quiero que sea mi cuñado ya! ¿Te imaginas que te pide salir delante de nosotros? —se expresó creativamente mirándome con sus grandes ojos marrones.

Sonreí con ternura ante sus palabras.

—Pues a ver qué pasa. —le dije sonriente.

De repente, noté pálida a mi hermana.

—Me siento mareada. —habló, poniéndose una de sus manitas en la frente.

Me agaché a su altura y la miré con extrañeza.

—Te veo pálida, cariño —dije con cierta preocupación—. ¿Tienes hambre?

Pensé que tal vez se debía al alimento, hoy no había almorzado a penas. Durante estos últimos dos meses había adelgazado notablemente, más de lo debido.

—Tengo sed.

La senté en el sofá y fui a la cocina a por un vaso de agua. Al dárselo, se lo bebió con ganas y vi cómo su cara iba recomponiéndose.

—¿Estás mejor? —le pregunté con todavía notoria preocupación.

Asintió, dedicándome una mirada cariñosa. Sonreí ante el acto.

Poco después tocaron el timbre. Marlie insistió con que ella quería ser la que abriera la puerta y no le pusimos pegas.

La pequeña fue hacia la puerta, la abrió y sin reparos abrazó al castaño que asomó de ella.

—¡Hey! ¿Qué tal, peque? —le preguntó Pablo correspondiéndole el abrazo.

—Bien, emocionada porque estás aquí. —confesó Marlie con su dulce voz infantil.

Él le dedicó una sonrisa, haciendo que se me derritiera el corazón de la ternura.

Pablo se adentró, dándose cuenta de mi presencia. Instantáneamente sonrió y se acercó a abrazarme.

—Hola, rizos. —me saludó en el abrazó que le correspondí.

—Hola, guapo. —dije al separarme del abrazo.

—Tú más guapa. —me devolvió el alago giñandome el ojo.

—Buenas noches. —intervino la dulce voz femenina de mi madre, que acababa de llegar de la cocina junto a mi padre.

—Buenas noches, señora. —respondió amablemente Pablo y acto seguido la saludó con dos besos.

—Ay, que chico más guapo y educado. —soltó mi madre, mirándolo sonriente.

Él respondió con una sonrisa de dientes resplandecientes.

—Hola, muchacho. —intervino esta vez mi padre.

—Pablo, encantado. —dijo él castaño, estrechándole la mano.

—Siéntate. —le invitó mi padre a tomar asiento.

Los cinco nos sentamos alrededor de la mesa. Pero antes de empezar a comer, mi madre le habló a mi hermana.

—Marlie, lávate las manos, que se te olvida. —le recordó.

Ella asintió levemente. La notaba otra vez pálida y me estaba preocupando.

Mientras Marlie fue a lavarse las manos, mis padres, Pablo y yo entablamos una conversación alegremente.

Todo iba bien, tranquilo, hasta que de repente se escuchó un ruido proveniente del pasillo —donde se encontraban las habitaciones y el baño. Sonó como si algo se hubiera caído, algo fuerte.

La mesa en ese instante se quedó en total silencio.

—¿Marlie? —llamó a voz abierta mi madre a mi hermana. Se encontraba con el ceño fruncido por la extrañeza.

Al no obtener respuesta se dirigió hacia el lugar proveniente del estruendo.

Preocupada miré a Pablo, el cual ya me estaba mirando con cierto aturdimiento.

—¡Fran! —gritó mi madre el nombre de mi padre, haciendo que todos nos levantáramos exaltados.

Algo malo había pasado.

Rápidamente nos dirigimos hacia el lugar, el baño.

Abrí los ojos como platos con temor al ver a mi hermana desplomada en el suelo, blanca como la nieve.

Rápidamente me arrodille para tomarle el pulso. Lo tenía muy bajo.

—¡Tenemos que llevarla a un hospital! —exlamé con horror.

Miré a Pablo con terror ¿Qué le estaba pasando a mi hermana?

MARLIE, TE QUEREMOS.

¿Por qué de tener más de 700 visitas en cada cap, ahora bajaron a 400? ¿Les aburrió la historia? 😰

Atte: Ari la anónima ( )

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