Los días seguían pasando, faltaba menos de un día para la boda. Estaba en mi habitación intentando tranquilizar todos los nervios mientras intentaba bordar algo pero era imposible, mis manos temblaban

—Este fué el día más agotador de mi existencia.— se quejó Juan entrando —¿Ahora que haces?.—

—Quería bordar algo pero resultó imposible.— dije aventando mi aguja e hilos a otro lado —No importa, ven y cuéntame qué hiciste hoy.—

Juan se acostó en mi cama recostando su cabeza sobre mis piernas, yo empecé a acariciar su cabello

—La mayoría de mis amigos llegaron hoy a la ciudad así que tuve que organizar dónde se quedarían, las habitaciones y todo eso.— contó —Fué estresante aunque me alegré de verlos a todos.—

Sonreí sin dejar de acariciar su cabello, Juan se había esforzado para que todos sus invitados se sintieran cómodos en esta ciudad, tanto que había rentado bastantes habitaciones en uno de los hoteles más lujosos de aquí para que todos se la pasaran bien

—¿Estás nerviosa?.— preguntó de la nada

—Demasiado.— me sinceré y él sonrió —Es algo que estuve esperando por bastante tiempo pero lo pienso y aunque es emocionante también será transmitido a miles de personas, incluso millones, quiero que todo sea perfecto.—

—Será perfecto porque estarás ahí.— habló cerrando sus ojos

Reí por lo tierno que había sonado

—A partir de mañana seremos marido y mujer.— murmuró sin abrir sus ojos —¿No deberíamos pasar esta noche separados?.—

—¿Deberíamos? sí, ¿nos separaremos? no.— dije y él rió —No creo que pase algo malo, haz estado los últimos meses durmiendo aquí.—

—Pero si dormimos juntos antes de la boda me sentiré pecador.— se burló abriendo sus ojos y reí —Mañana me iré desde temprano a la casa de Barca para arreglarme y darte tu espacio aquí.—

—¿Sabes si Beto vendrá a ayudarme a arreglarme?.— pregunté y él asintío mientras se acomodaba para sentarse

—Roberto vendrá a verte como buena dama de honor pero quién te ayudará a arreglarte son las maquillista que contrató el planeador.— avisó —Realmente se encargó de todo.—

Su mirada estaba enfocada en la pared como si se hubiera quedado en trance durante algunos segundos

—Ya hay que dormir.— dije y me miró mal —Mañana nos tendremos que levantar demasiado temprano.—

—No quiero dormir, quiero seguir charlando con mi novia, es la última vez que hable con ella.— hizo un pequeño berrinche

—¿La última vez?.— pregunté sin entender —Tenemos toda una vida para charlar.—

—Hoy es la última charla que tendré con mi novia porque a partir de mañana charlaré con mi esposa.— se burló riendo

Agarré la primera almohada que alcancé y le dí en la cara, él no paraba de reír pero por alguna razón yo sentí mis mejillas arder

—¿Serás la esposa golpeadora? Sabía que dejarte entrenar boxeo no era la mejor opción, sufriré maltrato y tendré que funarte en twitter.— exclamó entre risas y volví a golpearlo con la almohada —Cada vez confirmo más que estaré sometido a la violencia.—

—Deja de reírte o tendré que golpearte de nuevo y no quiero desfigurar tu rostro con una almohada antes de la boda.— dije riendo también, su risa era bastante contagiosa

—Puedes desfigurar mi rostro las veces que quieras, tú te casarás con alguien que el día de su boda muestra símbolos de exceso de almohadazos.— se burló

Seguimos riendo unos cuantos minutos más, parecíamos locos

—Ya me iré a mi habitación.— avisó levantándose pero lo tomé del brazo para que se sentara de nuevo

—Si no te quieres quedar ¿puedes arroparme y quedarte hasta que me duerma?.— pedí —Yo sé que te quieres ir a tu habitación pero ya estamos a un paso de casarnos y ya hemos dormido juntos en muchísimas ocasiones, no pasa nada si dormimos juntos hoy.—

Él sonrió mientras se levantaba de nuevo, destendia mi cama y se acostaba, yo hice lo mismo para acostarme junto a él

—A partir de hoy y para siempre dormiremos juntos.— dijo y yo acomodé mi cabeza en su pecho —Después de todo lo que pasamos es bonito que por fin nos vayamos a casar.—

—¿Cuál crees que fué el peor momento que pasamos juntos?.— pregunté y él se quedó callado durante algunos segundos —¿Juan?.—

—Lo estoy pensando, espera.— rió —Creo que lo más duro fué olvidarte, siento que te traté distante aunque no tuvieras la culpa, te había ilusionado con la boda y de repente no te conocía.—

—Sigo pensando que nuestro peor momento fué toda la crisis de Spreen.— exclamé

—Él debe ser el menor de nuestros problemas ahora, es extraño que no haya vuelto a aparecerse.— dijo y tenía razón, no habíamos vuelto a saber sobre él

—Quizas encontró algo más con que entretenerse.— reí quitándole importancia

—Espero que haya entendido que debía seguir con su vida porque tú eres la mujer perfecta solo para mí.— habló y sonreí, me sentía tan bien

—Me siento tan afortunada de que me ames.— dije sintiendo como besaba mi cabeza

Juan empezó a acariciar mi cabello mientras tarareaba una canción, mañana era el gran día y debía intentar dormir