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ㅤ▸ O17

Todos estaban confundidos, jamás en años habían contemplado un eclipse en pleno invierno y menos cuando apenas la luna comenzó a tapar el sol de la nada.

Kazuha cayó en cuenta que aún faltaban cosas por hacer; el eclipse no terminaría hasta que todos pagaran por sus pecados. El rey Taehyun junto al rey Choi estaban presentes en ir al lugar donde se refugiaron sus hijos y claro que no se rendirán hasta cumplir con sus objetivos.

Dentro del lugar, habían betas corriendo de un lugar a otro pues de la nada, Sunoo se había puesto muy mal, pero también sabían que el nacimiento del cachorro había llegado. Para ellos no era nada agradable saber que el mismo pequeño o pequeña había escogido aquel día para nacer, Sunghoon también estaba preocupado.

—¿Que le sucede? —pregunta sumamente preocupado pues la anciana comenzó a preparar agua caliente.

—Nunca he tratado en un parto con un omega, pero sé que Sunoo no está totalmente bien. —trató de decir la anciana preocupada, la fiebre había atacado de la nada a Sunoo, y lo peor es que dudaba de que el omega tuviera fuerzas para el nacimiento.

Habían hecho un nido con las prendas de Sunghoon, ya que era importante que el aroma hiciera sentir al omega protegido y también al cachorro, Jennie se acercó casi corriendo a la habitación donde estaba Sunoo quejándose de sus dolores, Sunghoon no podía despegarse ni un solo momento de su amado.

—Malas noticias, ¡hay un eclipse allá afuera! —dijo asustada.

Todas las ventanas las tenían cerradas debido al invierno, por lo cual no se habían dado cuenta de ello. Un eclipse en pleno invierno era peligroso, pues sólo había oscuridad y ellos no podrían ni siquiera salir ya que era el doble de peligroso junto con la tormenta, aún debían primero encargarse del cachorro por venir que por los guardias.

—Ni modo jennie, diles a los demás que estén preparados. —dijo frustrada la anciana.

Ella asintió saliendo de la habitación y Sunghoon solo sentía más presión por la situación en la que se encontraban, sostenía fuertemente la mano de Sunoo la cual también lo había apretado pero ahora sentía que cada vez era más débil.

—Hoonie... —dijo débilmente, pero también el dolor comenzaba.

—Shhh, no digas nada... Todo va a salir bien. —besó la frente de Sunoo, sin que este dejara de sonreír.

Pero también Sunoo comenzó a gritar de dolor y la anciana estaba preparada para todo, no le diría nada a Sunghoon porque no iba arruinar el momentos. El alfa comenzó a decirle cosas amorosas a Sunoo, mientras este intentaba soportar el dolor, algunas betas estaban presentes mirando con tristeza a Sunoo.

La anciana le decía que lo estaba haciendo bien, pero que necesitaban más esfuerzo, la anciana no era partera de omegas así que intentaba hacer su mayor esfuerzo, pero todas estaban de acuerdo en que Sunoo mientras más esfuerzo daba, menos fuerza iba a tener.

La luz de las velas iluminaban la habitación, y Sunoo ya no soportaba más el dolor, sentía que cada esfuerzo que daba estaba debilitando.

—Hoonie... ¡Me duele, ahh!—lloraba Sunoo implorando que todo acabara.

—Sunoo, no te rindas, ¡Piensa en nuestro cachorro! —decía Sunghoon, sentía mucho dolor ver a su omega de esa manera.

Habían pasado ya casi dos horas, Sunghoon no podía apartarse de su omega, Sunoo seguía gritando y recordando las palabras del alfa, daba sus mejores esfuerzos para que el cachorro naciera.
Las betas ayudaban a tranquilizarlo, hablaban de lo hermoso que sería ver al pequeño o pequeña jugar con los demás cachorros, que este le contara cuentos antes de dormir, jugando en la nieve y que cuando lo viera o la viera nacer sería su mejor momento, claro que eso funcionaba para tranquilizar a Sunoo a pesar del gran dolor.

De un momento a otro Sunoo tomó con más fuerza la mano del rubio y le sonrió, pero Sunghoon tenía un mal presentimiento de todo ello, pensaba que todo estaba saliendo bien por lo que dudaba si era real.

—¿Sunoo? —preguntó desconcertado.

Sunoo ni siquiera le respondió pues dio un grito fuerte, mucho más doloroso, soltando la mano de Sunghoon al instante, cayendo rendido su respiración estaba agitada, pero sus ojitos no demostraban mucha alegría.

El llanto de un cachorro se escucho por toda la habitación, la anciana lloraba de felicidad viendo al bebé; lo limpió con el agua tibia. Sunghoon casi también lloraba cuándo la mujer mayor le entregó al bebé en sus brazos, quien no dejaba de llorar.

—Felicidades... Es un bello niño. —dijo la anciana.

Sunghoon solo acercó a la pequeña personita hacia a Sunoo quien sonrió débil al verlo, tan pequeño tan frágil, sus manitas arrugaditas, mientras sus brazos se estiraban, sus ojitos cerrados, la sabanita que le había regalado Jennie, por fin el pequeño lo había podido usar.

—Eres tan lindo... Sunoo...

Pero todo se acabó en un instante.
La sonrisa de todos se borró cuando vieron que Sunoo solo cayó inconsciente, y dejó de respirar.

—¡¿Sunoo?! —trató de despertar al omega, pero el llanto del bebé sólo aumentó. •¿¡Sunoo?! Mira a tu hijo, está llorando, no es momento para bromas. —trató nuevamente de despertarlo, pero el cuerpo de Sunoo ya no respondía.

La anciana sabía que eso iba a pasar, de hecho el nacimiento de Euijoo se adelantó por las amenazas que sentía el lobo del omega, tanto que hasta enfermó. En aquella época era demasiado inevitable que un omega fuera mucho más sensible cuando estaba en estado. Todos estaban llorando pero más Sunghoon sin dejar de decir al cuerpo de Sunoo que dejara de fingir, ya que no era gracioso, hasta le mostraba a su hijo quien lloraba desesperante.

La anciana le tomó el hombro, Sunghoon estaba hecho lágrimas, no totalmente convencido.

—El está muerto.

Quién diría que después de unos minutos la tormenta terminaría y que el eclipse también terminaría, y sin olvidar que dos reyes estaban cabalgando juntos cada quien en sus corceles ahora con mucha más oportunidad mientras se acercaban más al castillo abandonado. Ambos alfas estaban enojados todos sus guardias perdieron la vida y sólo ellos quedaban para cumplir la misión.

Pero de pronto una mujer se apareció entre sus caminos, ya que esta estaba con la mirada gacha, su vestido blanco manchado de sangre, quizás de los guardias que ella detuvo para dar más tiempo al eclipse, además de que a pesar del clima no parecía afectarle el frío.

Pero lo que llamó la atención de ambos reyes fue ver que tenía una corona en su cabeza, que tenía el símbolo del reino que hace años se había separado.

Lo más extraño era escucharla hablar sola mientras estaba incada frente al castillo antiguo

—Oh dios, fuí prisionera de mi razón, quiero liberarme a través de la salvación... Pero ya no hay necesidad del amor divino porque ya no soy tu prisionera.

De pronto ella voltea hacia ellos, mirándolos con culpabilidad, Taehyun al igual que Yeonjun, la figura de Kazuha se desvanece transformándola ahora en la mujer que era antes de pagar sus pecados.

—Es... Una broma ¿verdad? —Yeonjun no podía creer que estaba viendo a ella en persona.

Se suponía que la magia o las cosas de otro mundo no existan, pero como no creer cuando sus ojos estaban viendo a la primera reina antes de que ambos fueran Kang y Choi.

Ella sonrió con malicia hacia ambos.

—Ahora ustedes son los prisioneros de dios.

El cuerpo de la mujer se desvanece en el aire, pero eso no evita que ellos se rindan.

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