Capítulo 58
Narra Chaeyoung.
Los señores Myoui fueron amables conmigo.
Me quedé esperando a que Mina dijera algo después de exponerle más o menos mi coyuntura. Tal vez fui ambigüa en ciertos aspectos pero quería que lo supiera, me interesaba que me escuchara ella, que me diera su opinión.
Pero se fue. Y no regresó hasta después de una hora, con la nariz roja y más abrigada.
Durante su ausencia la señora Myoui me preguntó sobre la escuela, sin que se volviera a tocar el tema de mi familia, respetaban mi espacio para no incomodarme, creo, y eso me ayudaba a disminuir mi tensión.
Más de una vez Dahyun tómo la palabra para responder, sabía más que nadie que mi mente no estaba ahí. También se quedó a cenar.
Dahyun era chismosa, sí, sin embargo en los momentos serios actuaba totalmente diferente, buscaba darme una mano para manejar mejor la situación. Era mi cómplice, mi compinche, mi hermana y por eso la noticia de que se iría muy pronto flotaba por mi mente entre un millón de pensamientos más.
A eso de las ocho Mina y su madre me guiaron al dormitorio extra que tenían mientras el señor Myoui se ponía a recoger la mesa.
Pensé que Mina se quedaría un rato, que sin la presencia de sus padres querría hablar de lo que dije es la sala de estar, pero desapareció otra vez. Se encargó de traer todo lo necesario para que me sintiera cómoda mientras su madre ordenaba unas cosas en el cuarto y luego se fue. No dijo si pasaría después, si ya era tarde, si se iría a dormir.
Dubu se quedó conmigo un rato más. Me di cuenta de que su teléfono vibraba mucho, incluso durante la cena miraba rápido y disimuladamente el dispositivo.
—Tu teléfono, Dahyun —Le avisé mientras ella curioseaba el interior de la acogedora pero, sin lugar a dudas, acomodada y desahogada habitación.
—Ah sí.
—¿Pasa algo?
—No, ehh... —Ignoró el mensaje entrante y volvió a guardar el aparato—No pasa nada.
—¿Quién es? No ha dejado de vibrar desde hace rato.
—Tienes razón, jeje... Pues...
—Dime.
—Es... Somi. Me ha estado preguntando por ti. Quiere saber dónde estás, si estás bien. No he sabido darle respuestas concretas por eso insiste en saber. Dijo que te ha estado llamando pero no contestas.
—Ya no tengo teléfono. Mi madre me lo quitó para que no me comunicara con nadie. Como eres mi mejor amiga imagino que supuso que tú sabías de mi secreto y desconfió peor.
—Con razón.
—¿Huh?
—Hace días tu madre fue a mi casa a decirle a la mía que ya no fuera a verte, que ya no me necesitabas, que contrataría a un tutor para que te ayude con tus estudios.
—¿Qué? Dahyun eso no es verdad, lo que sea que haya dicho lo dijo para mantenerme aislada de todos y hacerles creer que estaba enfocada en mis estudios mientras estaba confinada en mi cuarto y se preparaba para enviarme a un campamento de reconversión.
—Lo sé, lo sé, no te agites. Tranquila, yo entiendo.
—¿Qué escribió? Quiero ver —Me asomé.
—Okay, ten.
Somi
Dahyun, ¿has visto a Chae?
12:03
Somi
¿Sigue en la escuela?
12:05
Somi
¿Estás con ella? No nos permiten subir arriba, la estoy buscando en la planta baja.
12:27
Somi
Sigue sin atender mis llamadas. Me urge saber cómo está!!!
12:46
Me estuvo llamando.
Somi
Por favor responde!!! Necesito saber que está bien, estoy muy preocupada.
13:32
—Creí que seguía muy molesta conmigo.
—¿Ah?
Negué restándole importancia.
Somi
Dahyun te lo ruego, dime que estás con ella.
14:09
Yo
Hola
14:56
Yo
Chae está bien, está conmigo.
15:15
Somi
Dónde están???
15:17
Habían muchas preguntas que se repetían.
Literalmente estuvo toda la tarde pidiendo saber mi paradero.
En los últimos mensajes era más insistente, que rogara por mí me hacía sentir culpa por tener su atención inmerecidamente.
Somi
¿Dónde está Chae?
20:23
Somi
¿Cómo está? ¿Está bien?
20:25
Somi
¿Cenó?
20:39
Tras leer ese último mensaje que le envió, le devolví el celular a Dahyun.
Me quedé pensativa.
—Préstamelo otra vez por favor.
—¿Qué le dirás? —preguntó viéndome volver a entrar al chat.
—Hola Somi —Empecé a grabar mi voz— , soy Chaeyoung. Acabo de leer algunos de los mensajes que le enviaste a Dubu así que me sentí en el deber de contestar, desde aquí ya que ya no cuento con un celular propio. Ehh... No te preocupes, estoy bien —"Estoy bien"— , ya comí y estoy por acostarme a dormir. No estoy en mi casa, ni en la de Dahyun para no implicar a su familia en... mis problemas —Arrastré éstas últimas palabras—. Por eso tampoco deberías saber dónde estoy, porque es casi seguro que mis padres encuentren tu número en mi teléfono y te llamen preguntando por mí. Querrán saber a toda costa mi ubicación y... y... no quiero ponerte en una situación incómoda. Además... Lo siento, no quiero que te estreses por mi culpa. Yo estaré bien, pronto nos veremos en la escuela. Hasta luego —Concluí, para luego dejar que se envíe.
—Wow. Fue lo correcto, Chae.
Dejé el aparato sobre la cama, donde estábamos sentadas y donde ahora me dejé caer de espalda. Suspiré. Me dolía la cabeza, el corazón y todavía podía decir que estaba bien.
¿Estoy bien?
Estoy aquí, en la casa de la chica que me gusta aunque parezca ahora indiferente. Esta casa es cálida, hogareña como la mía. Si se lo dijera a algún desconocido creería que tengo mucha suerte. Pero las circunstancias son otras. Las circunstancias duelen porque... No tenía que ser así.
Hoy no fue uno de los días más horribles de mi vida sólo porque Mina tomó mi mano, sólo por eso, porque me sentí ¿defendida? Jaja. Me expusiste porque no querías expresar debilidad, inferioridad, porque eres aguerrida, segura, orgullosa de quien eres e impetuosa a veces.
Yo soy una cobarde pero ya lo sabes de memoria, no es nada nuevo.
—Chae. Somi te escribió.
Me incorporé para ver.
Somi
Estás con Mina, ¿cierto?
20:56
—¿Qué dijo?
Alejé el dispositivo de mí. Me acosté semi de costado y en segundos volví a mi postura anterior.
Quiero llorar.
—¿Por qué no me dices que te irás a Estados Unidos después de la graduación? —Me duele tragar.
Me miró estupefacta.
—¿Qu-qué? ¿Có... cómo... tú...? ¿De dónde sacaste eso? —Titubeó.
—No puedo sentirme peor con lo que me está pasando. Debiste contarme en tu primera oportunidad.
—¿Quién te lo dijo?
—No importa quién. Ya lo sé, eso importa, y no de tu boca. Ya no volveré a verte.
—No digas eso. Sí, me mudaré con mi familia a América posteriormente a graduarnos. Me iré pero estaremos en contacto siempre y volveré en cuanto me acomode, me volverás a ver antes de lo que crees.
—¿Antes de lo que creo? Me quedaré sin mi mejor amiga, sin mi hermana del corazón.
Negó. Las lágrimas se acumularon en nuestros ojos.
—También me sentiré sola al comienzo, pero no olvides que tú nunca estarás sola, no te sientas abandonada porque unos adultos de corazón de piedra te hicieron creer que solo los tenías a ellos. Ellos son los cobardes no tú, son ellos a quien les aterroriza irrazonablemente amar a su hija tal como es, son ellos quienes se están castigando por nada. Tú siéntete orgullosa de quien eres, de tu hermosa forma de ser, de tu hermoso corazón, a veces sólo tienes que mirar hacia adelante y seguir.
—Pero ya no estarás. Te olvidarás de mí —Sollocé.
—No, ¿por qué piensas eso? ¿Acaso tú sí lo harás?
—No-
—¿Te olvidarás del DubChaeng? Aún me debes ese canal de YouTube —Rió por lo bajo, contagiándome un poquito.
Pero el dolor en mi pecho no se aliviaba.
—¿Recuerdas cuando nos conocimos en el kinder? Te salvé de que te bebieras la plasticola pensando que era tu biberón?
Detuve mis lágrimas por un momento para reír.
—No es gracioso.
—Te quise limpiar con un papel y se te quedó pegado.
—Oye...
—¿Y cuando se metió un perro al salón y se llevó tu bolsita?
—Jaja...
—Lo tuvimos que perseguir por todos lados.
—Basta —Era difícil no reír al recordarlo—. No me da gracia.
—¿Entonces por qué te ríes?
—No lo sé. Ni siquiera lo recuerdo bien.
—No es cierto.
El ambiente era más ligero, más optimista. Me alegraba que Dubu estuviera aquí, que siempre estuviera cuando la necesitaba.
—Tú puedes contar conmigo, Dahyun. Siempre tendrás mi oreja y mi apoyo para lo que sea.
—No lo dudo y es mutuo. Tal vez no nos encontremos en la universidad pero no por eso te desharás de mí ni de mis consejos. O de mis planes.
—Tus planes no eran tan malos.
—Lo sabía.
—Pero siempre puedes mejorar.
Reímos.
—De verdad voy a extrañarte. Sabes, sigo sin querer ser adulta, sigo sin querer crecer, pero ya no tengo miedo. Empiezo a asimilarlo. Solo tengo que aprehender que los cambios son inevitables pero muchas veces necesarios.
—Bien. También creo eso. Peeero, no nos pongamos sentimentales, no me iré mañana por cierto. Aún me tienes para rato.
—Claro que sí.
Nos secamos cualquier rastro de cualquier lágrima después de eso. Luego nos enfocó con la cámara de su celular y nos tomamos una foto, sonriendo por supuesto. Fueron varias de hecho, hasta que su madre la llamó para que fuera a su casa.
—Oye, ¿no tendrán otro cuarto para mí?
—No lo sé.
—Es broma. Me niego a soportar tus ronquidos.
—Ya no ronco.
—¿En serio? ¿Desde cuando? Me avisabas antes y hacíamos un fiestita.
Negué riendo.
—Entonces... —Recogió su mochila y la puso en su hombro— nos vemos mañana. Vendré a verte en la mañana así que no te quedes dormida.
Asentí.
—Hasta mañana Tofu.
"Tofu", ¿cuándo fue la última vez que la llamé así?
Luego de que apagara la luz y se fuera sentí grande y vacía la habitación. Pero me sentía un poco mejor.
Prendí la lámpara que estaba en la cómoda junto a la cama para acomodarme mejor bajo el edredón. Estuve así un largo rato, mirando el reloj colgado en la pared, mirando mis pies, dando vueltas a en la cama, atenta a la puerta por si Mina venía. Pero no, en ningún momento alguien golpeó la puerta. Estaba más que segura de que vendría a ver cómo estaba pero ni siquiera pasó por asomo.
¿Estará enojada?
¿No le habrá gustado que hablara de nosotras delante de sus padres?
Con esas preguntas comiéndome el cerebro las ganas de dormir llegaron.
Pero cuando estuve a punto de apagar la lámpara me percaté del artefacto tapado sobre el mueble: un teléfono fijo.
Volví sentarme con curiosidad.
¿Funcionará?
Chequeé su cableado, tenía el enchufe desconectado. Lo conecté a su correspondiente en la pared y el pitido zumbó.
Mamá.
Papá.
¿Estarán pensando en mí?
Es casi medianoche. ¿Me estarán buscando?
Seguirán enojados. Y tristes.
¿Debería llamarlos? ¿Estarán en casa o habrán salido a buscarme?
A mamá le debe estar por dar un ataque. ¿Estarán discutiendo por mi? Otra vez.
No era buena recordando números, tampoco era que tuviera muchos contactos, siempre olvidaba los últimos dígitos de los números telefónicos, pero el de mamá no, ni el de nuestro teléfono de botones tampoco, tenía prohibido olvidarlos.
Cuando era pequeña mamá solía decir que nada malo me pasaría bajo su protección, que siempre estaría segura en mi hogar, pero que en el remoto caso de que me alejara un día, que me perdiera de casa, entonces solo tendría que marcar uno de esos números desde cualquier teléfono y ella contestaría sin importar qué e iría a buscarme. Por eso nunca había cambiado su número, ni siquiera cuando me regaló el suyo.
Con las manos sudorosas, marqué el número fijo de mi casa.
—¿¿¿Chaeyoung??? —Contestó en segundos. Era increíble. Era verdad lo que solía decir. Sonreí con esperanza.
—Mamá...
—¿¿¿Dónde estás hija???
—Estoy bien, no te preocupes-
—No, no lo estás y cómo no voy a preocuparme. No estás en casa hija, en tu hogar —La desesperación en su voz era patente— ¿Dónde estás eh? Solo dime e iré por ti. No volveré a gritarte, ¿eso te asustó, cierto? He sido una mala madre.
—No, mamá. Tú eres siempre has sido buena conmigo-
—¿Entonces por qué no estás aquí con nosotros? Tú padre fue a recorrer todo el vecindario, me convenció de no recurrir a la policía para no asustarte y creo que lo comprendí, es eso, estás asustada, te dejé en shock con mis palabras, fui lastímera, te dije que ya no eras mi hija, te herí.
Asentí aunque no me viera.
—Sí... Me heriste —Las lágrimas salían solas—. Me dolió lo que dijiste, que me insultaras, que quisieras golpearme.
—Yo no quería golpearte, mi pequeña. Estaba furiosa y perdí el control, perdí por completo el control. Pero jamás te lastimaría, nunca no he hecho antes, eres mi única hija, mi retoño.
Usé el dorso de mi brazo para limpiar mis lágrimas.
—¿Me quieres, mamá? ¿Me sigues queriendo como antes o me quieres lejos?
—Te amo, mi pequeña.
—Escuché que le decías a papá que me enviarías a un campamento para personas-
—Si no quieres ir, no irás. No te obligaré.
Mamá, ¿de verdad eres tú? ¿Has cambiado de parecer como no imaginé que lo harías?
—¿Lo dices en serio?
¿Puedo sentirme feliz...
—Podemos encontrar otra manera de ayudarte. No sufrirás sola, te ayudaré a que te enderezes, volverás a ser normal y seremos felices como antes.
—Mamá... —Sonreí con pesar, sonreí con dolor, sonreí porque estaba equivocada— Yo no era feliz fingiendo delante de ti y de papá. No soy feliz ahora.
—Sí, por eso no eres feliz. El camino que estás eligiendo te da infelicidad —Negué, mis párpados pesaban el doble— , pero estoy para ti, te recuperarás en casa, con amor y comprensión-
—No mamá, tú no me comprendes. Te repito que no soy feliz siendo lo que tú quieres.
—¿Quién te convenció de eso? Alguien te metió en la cabeza que no eres feliz siendo normal, te invirtieron las cosas, eso te produce in-
—NO mamá, tú me das infelicidad.
—¿Esa chica te dijo eso?
—¡No!
—Está mal y tú lo sabes. Cómo discutió conmigo, fue ofensiva y agresiva-
—No la conoces, fue blanda contigo. Y me defendió de ti, de tu... de tu...
—¿Te defendió de mí? ¿Ya no sabes con quién hablas? Soy tu madre, la única que te ha protegido y defendido como nadie. Lo he intentando todo para mantenerte a salvo porque no quiero perderte. Tus lesiones, todavía no estabas recuperada. Puedes empeorar si dejas de ir al médico.
—No me importa eso, me importa cómo me siento por dentro —Era un mar de lágrimas y mi voz me delataba.
—Hija...
—Me importa mi alma, mi corazón, me importa que tengo que obligarme, forzarme a entender que nunca me aceptarás, que nada volverá a ser como antes porque ya no quiero aparentar, que prefieres que te mienta por el resto de mi vida a que sea feliz al lado de alguien que me quiere, solo porque no es un chico.
—No, no...
—Sí, eso es-
—Prometí que no te gritaría porque entiendo que sientes miedo, pero no seas cruel con tu madre. Estás confundida, no quieres ser eso, estoy segura de que no deseas arruinarte la vida. No quieres esto, no quieres ser... homosexual y esa chica tampoco, solo que nadie la ayudó, no tuvo el apoyo de sus padres pero tú sí-
—Sus padres son buenas personas. No me conocen y son hospitalarios conmigo.
—¿Te estás escuchando?
—Sí, ¿y tú?
—Estás en su casa.
—No.
—Sí.
—No...
—Sí, estás ahí. Ella te induce a esto, a llevar este estilo de vida tan perjudicial. ¿Dónde terminarás, hija? ¿De dónde llamarás la próxima vez? ¿Volveré a escuchar tu voz, mi retoño? Déjame ir por ti, traerte a casa donde perteneces. Quiero arropar a mi hija.
—Hasta antes de llamar quería seguir siendo tu niña, porque pese a todas las hirientes cosas que me dijiste el otro día me quedaba esperanza de que... de que aceptarías ser la madre de la auténtica Son Chaeyoung, pero me equivoqué. Te marqué porque tenía la ilusión de encontrar a la dulce madre que me repetía de niña que le llamara si me hallaba perdida pero ahora sé que fue un error porque esa persona no existe.
—Chaeyoung...
—Te quiero, mamá. Pero quiero a una ilusión.
—Me pasa lo mismo. Ya no estoy hablando con mi hija. Mientras converso contigo tal vez ella me esté llamando. Pero tú... tú estás eligiendo esto. No olvides que tú estarás eligiendo esto todos los días a partir de ahora, Son Chaeyoung.
El aire se cortó.
Mi cabeza daba vueltas. El pitido volvía a escucharse por el teléfono. Mi madre me había colgado.
Me cortó. La vida, el alma, todo de mí.
Solté el artefacto y abracé mi rodilla izquierda, mordiéndola para ahora ahogar el llanto desesperado al que sucumbía.
Mi nariz tapada, mi garganta cortada por dentro, no podía respirar.
Levanté la cabeza para tratar de inhalar lo sea y me encontré con su mirada.
Ella estaba ahí, Mina estuvo ahí en la puerta todo este tiempo.
—Chaeyoung.
Negué.
¿Yo estoy eligiendo esto?
Con el silencio de la noche podían escucharse hasta a las hormigas así que probablemente escuchó todo.
—Chae...
Continué negando, tapándome la boca, la cara con las manos.
Entonces sentí sus brazos envolviéndome con seguridad, su fragancia natural, sí es Mina.
—Estoy aquí para ti —Masculló—. Estoy aquí para ti. Este dolor pasará, deja que pase. Estoy aquí contigo Chaeyoung.
—Mi madre me odia.
—Sí, cree que te estás condenando. Pero demuéstrale que está equivocada. ¿Cómo? Siendo feliz.
Me aferré más a su cuerpo.
Estaba llorando en su hombro como una niña, pero no tenía miedo, era extraño. Lloraba por el rechazo de mi madre pero abrazar a la persona que realmente me quería y aceptaba como era me aliviaba al mismo tiempo.
Gracias, Mina.
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