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CAPÍTULO 14: THE WOMAN WHO IS THREE

—— THE WOMAN WHO IS THREE ——

Davina se quedó estática en el mismo lugar, sin mover ni un solo músculo, sin articular palabra alguna, sin saber como responder o actuar. Los dieciocho años que se pasó en el templo, los paso deseando que Hécate se comunicara con ella, que la dijera que la elegía al igual que a todas las demás, pero nunca había llegado, y ahora, seis siglos después estaba ahí, delante de ella, como si nada, como sino hubiera ocurrido nada aquella noche, como si sus hermanas no hubieran muerto rogando la ayuda de la diosa.

—¿Qué haces aquí?— Preguntó Davina intentando no mostrar el miedo que sentía al ver, frente a ella, a Hécate.

—Veo que sigues siendo tan incorregible como cuando eras una niña.— Observó, mostrando que a pesar de que nunca se había manifestado ante ella, siempre la había observado, y de alguna forma eso la hacía sentir incómoda, ya que nunca había pensado en el hecho de que hubiera alguien pendiente de todo cuanto hiciera.

—No creo que deba de presentar mis respetos de forma formal a alguien que dejó que mis hermanas murieran.— Puntualizó Davina mientras se cruzaba de brazos, mostrando que a pesar de lo mucho que respetaba a Hécate, todavía guardaba algo de rencor hacia su persona por el "insignificante" detalle de que no hubiera ido en su ayuda cuando más la necesitaron.

—Recuerda con quien estás hablando, Davina.— La advirtió la diosa de la magia, mientras sus ojos se volvían de color rojo, haciendo que la protectora interpretará aquello como una amenaza. Pero a pesar de ello, no se dejó intimidar con tanta facilidad como la deidad había supuesto en un primer instante.

—Créeme que lo se, pero aunque te sigo respetando no puedes pedirme que olvide aquello. Eran la única familia que he tenido.— La recordó sabiendo que debía de andar con los pies en polvorosa, aunque fuera una protectora seguía siendo mortal, y Hécate tenia el poder suficiente como para matarla con un simple chasquido de dedos.

—Y aun así también la guardas rencor a Isabella.— Comentó Hécate, haciendo que la expresión de Davina cambiará, ya que no sabía cómo sentirse tras haberla visto en el infierno, por mucho que siempre había intentado odiarla, una parte de ella no podía, porque era lo más perecido que había tenido a una hermana. —Siempre supe lo que eras, desde que una de las hermanas rogó por una respuesta cuando te dejaron en el templo. Renegar de ti, abandonar a una protectora en potencia, no me ayudaría mucho.— Añadió haciendo que Davina la mirase sorprendida, siempre había pensado que Hécate la eligió porque vio más allá del color del pelo, pero parecía ser que no era así y eso la hería. Nunca sería elegida por como era, sino por lo que estaba destinada a ser.

—En otras palabras, si el color de mi cabello hubiera sido normal ahora mismo no estaría teniendo esta conversación.— Puntualizó mostrando lo molesta que estaba ante aquella revelación, ya que a nadie le gustaría saber que nunca eras elegido por como eras, sino que por miedo te escogian. —Las parcas dijeron que tenías un mensaje para mi, un hecho que me heló al saberlo. Más de seiscientos años para poder verte por primera vez, seiscientos años que he pasado pensado en sí de verdad era digna de ser parte de tu templo, y ahora no se si merece la pena. Perdí la esperanza cuando no fuiste a mi auxilio cuando me arrebataron las alas como si me estuvieran despellejando viva, ¿por qué no acudes a la llamada de auxilio de aquellas que te hemos sido leales?— Alegó sin comprender porque Hécate las había dejado, a todas, en la estacada cuando más la habían necesitado. ¿Por qué las abandonaba? ¿Acaso no eran dignas de su ayuda? Y de ser así, ¿quien juzgaba quien era digno y quien no, tal vez era Hécate la que no era digna de haberlas tenido a ellas?

—Hay circunstancias, Davina, en las que no puedo intervenir. El destino, como bien sabes, está escrito, para todas las criaturas vivientes y no puedo interferir entre la vida y la muerte.— La recordó, haciendo que Davina intentará mantener la calma, ya que a pesar de que ella tenía razón, nadie sabía con exactitud cuál era su propio destino, así que simplemente se dejaban guiar por sus actos y sus deccionses, aunque a veces fueran erróneas.

—¿Qué es lo que hago aquí?— Preguntó la protectora cambiando de tema y queriendo descubrir cuales eran las verdaderas intenciones de la diosa.

—Pronto lo sabrás, primero quiero mostrarte una cosa.— Se limitó a decir mientras empezaba a caminar, lo que produjo que Davina pusiera una mueca de desagrado al no estar del todo cómoda al tener que seguirla el juego.

Davina siguió a Hécate por los pasillos del viejo templo, para a continuación salir al exterior. Aunque en un primer momento, la protectora pensó que el frío de la nieve la afectaría al salir al exterior no sintió nada. Como si fuera hiciera una temperatura perfecta, y no sabía si se debía a la magia de Hécate o a su antigua condición como dragón.

—¿A donde nos dirigimos?— Preguntó mientras ponía una mano delante de la cara para poder ver, puede que el frío no la afectará, pero la nieve obstaculizaba su campo de visión.

—¿Ves aquella montaña de allí?— Preguntó Hécate mostrando que a pesar de la tormenta de nieve, no necesitaba cubrirse el rostro para ver bien. —Es donde las hermanas más mayores hacían los rituales más peligrosos, el lugar donde guardaban el tesoro y el lugar que se llevaron a la tumba. En su interior había un libro, muy poderoso, que algunos humanos codiciaban.— La reveló a Davina haciendo que esta la mirase confundida al no entender por qué la estaba diciendo todo aquello.

—¿Y porque me dices esto?— Preguntó sin comprender cuales eran la verdaderas intenciones de Hécate para con ella.

—Por que es el momento de que elijas, Davina Draco, servirme a mi o servir el señor de los sueños.— La reveló mientras chasqueaba los dedos y ambas aparecían en aquella ilusión que se parecía al templo.

—¿Cómo que elegir? No puedo renunciar a lo que soy.— Negó Davina sabiendo que aunque no la habían elegido para ser una protectora o para ser parte de las hermanas, era lo que la había tocado. Además, de que ambos mundos eran parte de ella, renunciar a uno era como perder una parte de ella, en este caso otra parte.

—Puedes hacerlo, solo que la realidad cambiará, ¿he de recordarte que soy la diosa de la brujería y la magia?— La preguntó haciendo que Davina no comprendía porque la quería a ella, ¿por que ahora?

—¿Para esto queríais hablar conmigo?— Preguntó al ver que de alguna forma jamás tendría libertad de hacer lo que quisiera, ahora tenía libertad de elegir, para luego seguir con un deber impuesto.

—Eres la única que queda con vida.— Puntualizó Hécate.

—¿Y por qué no habéis venido a buscarme antes?— Quiso saber la de cabello platino mientras se cruzaba de brazos sin entender porque la diosa había esperado tanto, porque ahora aparecía. ¿Cuales eran, en verdad, sus intenciones?

—Por que no hubieras aceptado, se perfectamente cuanto amabas volar, las horas que has perdido surcando el cielo, no podía arrebatarte algo que era parte de ti.— La reveló Hécate, mostrando que a pesar de los años nunca, jamás, dejó de vigilarla, pero eso no cambiaba lo que había pasado.

—Eso ya me lo arrebato alguien.— Puntualizó mostrando que aquello la estaba empezando a enfadar.

—Por eso, Davina vengo ahora a preguntarte sobre tu elección. Entiendo que creas que tienes un deber, pero te ofrezco libertad, de poder vivir una vida, de poder ser feliz, de enamorarte y de tener una familia propia.— Explicó Hécate mostrando que aunque ella tendría un deber con la diosa, tendría la libertad de hacer todo cuanto quisiera, todo lo que no podía hacer por ser protectora.

—Yo tuve una familia, la tengo. Puede que no sea de sangre pero a veces la familia no la elegimos.— Alegó sabiendo que era feliz con aquella elección, porque aunque podíamos elegir a cualquiera para ser un amigo, pocos eran los afortunados que podían llegar a ser considerados como familia.

—Llevas media vida luchando contra unos sentimientos que aunque son correspondidos no puedes seguir, ¿de verdad quieres seguir viviendo una vida así?— Al escucharla decir aquello, Davina se removió incómoda ya que jamás se había esperado que ella pudiera saber algo así, ya que incluso ella luchaba por mantener aquello lo más alejado posible de su mente.

—Diosa Hécate, la decisión que me pides hacer puede que para ti sea sencilla. Pero hace años creí que nos habias abandonado, no ayudaste a ninguna de mis hermanas.— Insistió, mostrando que si aquello no hubiera pasado tal vez las cosas fueran diferentes, pero la realidad no era así, y Davina sabía que tenía que tomar una decisión que muy en el fondo repercutiría en el futuro, en su futuro.

—Pero aún así tu siempre me has esperado, incluso me invocaste para salvar a aquella humana, ¿por qué?— Quiso saber, sabiendo que de alguna forma, Davina la seguía venerando y respetando, así como seguía recurriendo a ella en momentos de desesperación.

—Por arrepentimiento, vi a mis hermanas ser quemadas vivas, más de una noche me he despertado por culpa de ese recuerdo, un recuerdo que me persigue desde entonces, se que podía haber hecho algo, ahora me doy cuenta, pero en aquel entonces no tenía ni el conocimiento ni los medios.— Admitió mostrando que a pesar de todo, ella también se culpaba de ello, porque de haber sabido lo que era podía haber intentando hacer algo para evitarlas aquellas horribles y dolorosas muertes, las cuales divirtieron a todos aquellos que las observaron. Y era por eso, por lo que Davina no sabía si debía de creer en los suyos o no, ya que el ser humano, por naturaleza, parecía disfrutar con el sufrimiento tanto de los de su especie como de otras. —Mi decisión esta tomada.— Sentenció mientras suspiraba, esperando que en un futuro aquella decisión no cayera sobre sus hombros como la peor y única que podría haber tomado en toda su vida. —Lamento decir esto, pero voy a seguir siendo protectora. Si tengo que elegir entre deseo y deber, prefiero el deber. Nunca he tenido libertad de elegir, y dudo que pueda empezar ahora. Entiendo que puedes considerarlo como una ofensa, pero agradezco haberte visto. Era lo que siempre quise desde que Isabella me dijo como eras.— Admitió sabiendo que aquella era la mejor decisión que en aquellos momentos podía tomar, porque aunque Hécate la prometía muchas cosas, también existía la posibilidad de que la volviera a abandonar como hizo años atrás. Además de que como protectora todavía tenía muchas aventuras por vivir, y una vida como una mera humana no era algo para lo que ella estaba entrenada. —Aunque sí quiero pedirte una cosa, no para mi, sino para Isabella, se que tienes un gran poder, ¿puedes sacarla del infierno?— La pidió haciendo que Hécate sonriera al ver que a pesar del resentimiento, Davina siempre protegería a sus hermanas, algo muy noble y más cuando se preocupaba por alguien que era responsable de que perdiera a la única familia que tenía y la poca libertad que había llegado a conocer.

—Tus decisiones y tus actos te honran, Davina. Sí es cierto que me apena que no me hayas elegido, no puedo negarlo, pero admiro el coraje que muestras al perdonar a aquella que más daño te ha hecho.— Admitió sorprendida de que alguien, con el carácter de Davina pudiera perdonar por algo tan cruel. Pero aunque ella era un dragón, seguía siendo humana, y uno de los errores más comunes entre los mortales era que la mayoría de las veces perdonaban con demasiada facilidad a quienes más daño les hacían.

—Isabella nos traiciono, eso no puedo negarlo, pero fue engañada y los seiscientos años que lleva siendo castigada creo que son suficientes. Puede que antes la hubiera odiado, pero su daño fue relativo, yo la perdono pero creo que la que se tiene que perdonar es ella misma.— Se limitó a decir esperando que Hécate pudiera hacer algo para sacarle de aquel lugar, ella lo intentaría, pero si lo hacía podía iniciar una guerra contra el infierno, y eso era algo que no quería vivir. Nadie en realidad quería vivir una guerra contra los demonios.

—Pero ten presente una cosa, Davina, no puedes vivir para complacer a los demás.— La recordó sabiendo que muchas veces Davina dejaba a un lado lo que quería o lo que creía correcto, solo para evitar problemas o por creer que los demás no lo aceptarían. Algo extraño, viniendo de alguien que en verdad no se dejaba intimidar por los demás con facilidad. —Además, de que tengo el presentimiento de que nos volveremos a ver.— Añadió con seguridad en sus palabras.

—¿No estas enfadada?— Preguntó sorprendida por los repentinos cambios de humor que la diosa mostraba, aunque no era de extrañar. Ya estaba a costumbrada a los de Sueño, y muchas veces sus cambios de humor parecían las rabietas de un niño pequeño.

—Es tu decisión, y creo que por una vez la humanidad te debe eso. Nunca has podido elegir, se te impuso el templo, el ser protectora y el de morir por un eterno, creo que es el momento de que conozcas cual es el verdadero significado de la palabra "libertad".— Admitió Hécate sabiendo que ese era el mayor regalo que Davina podía recibir, y de hecho eso era lo que la protectora siempre había querido, el tener las riendas de su vida y el poder decidir cada aspecto de ella sin que sus decisiones pudieran perjudicar a los demás.

★★★

Lo siento por la demora, no es porque no tuviera el capítulo, es que no estaba editado y no me dio tiempo. Jajajaja.

Aún así considero que la espera ha merecido la pena.

Primero por el gif, del cual estoy muy orgullosa es de mis favoritos.

Segundo por todo lo que es el capítulo, donde se desvelan varias cosas.

La existencia de un libro muy poderoso.

Y la otra parte, la parte jugosa.

SE CONFIRMA QUE HUBO ALGO ENTRE DAVINA Y SUEÑO.

Creo que todos estáis gritando, ¿verdad?

Pero ese es un tema que iremos tratando más adelante, aún así hay cosas que hay que ir dejar caer.

Por supuesto, y para terminar, la elección de Davina. No se si fue lo correcto o no, pero tener en cuenta su punto. Ella ha pasado toda la vida protegiendo a Sueño, el hecho de pensar en dejarlo no lo asimila, principalmente porque no sabe hacer otra cosa y tiene miedo.

Y ahora sí para dar finalizado esto, Isabella. No se con ciencia cierta que será de ella, pero puedo confirmar que su historia no ha llegado a terminar.

¿Qué os ha parecido el capítulo?

Os leo ❤️


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