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01: El resplandor creciente de la fortaleza interior.

El canto de los pájaros impregnaba el aire, mientras el viento soplaba con fuerza, haciendo danzar a los árboles y provocando que algunas hojas se desprendieran y cayeran al suelo. El murmullo del lago envolvía sus sentidos, y la brisa acariciaba su rostro, trayendo consigo una sensación de paz profunda. Nada le complacía más que estar inmerso en la naturaleza, sintiendo una conexión intensa con cada elemento que lo rodeaba. Esta tranquilidad sería sin duda una de las cosas que más extrañaría, y deseaba grabarla en su memoria, consciente de que después de hoy, su vida jamás sería la misma.

Nunca había imaginado que llegaría un momento en el que sus decisiones cambiarían tanto su vida. Sin embargo, no podía permitirse lamentarse por lo que estaba a punto de hacer. Aunque significara dejar atrás mucho, estaba convencido de que cada sacrificio valdría la pena si era capaz de proteger su hogar.

Tan inmerso estaba en sus pensamientos que no percibió los pasos que resonaban acercándose hacia él. Tenía la tendencia a perderse por completo cuando se sumergía en la naturaleza, como si fuera incapaz de percibir nada más que los susurros del entorno que lo rodeaba.

—¿No estarás arrepintiéndote, verdad? —exclamó una voz femenina, interrumpiendo los pensamientos del joven. Una tenue sonrisa iluminó sus labios cuando se percató de quién se trataba.

—Por supuesto que no —aseguró con firmeza—. ¿Qué estás haciendo aquí, tía Susan? ¿Quién nos va a defender si la comandante deja su puesto? — dijo en tono burlón, provocando un chasquido de lengua de parte de la contraria.

—Clister no va a colapsar solamente porque me ausente un par de horas para apoyar a mi sobrino. Además, confío en mí Mentályr, no por nada lo escogí para ser mi segundo al mando —respondió con diversión, mientras se acercaba al menor para sentarse a su lado—. ¿Cómo te sientes? ¿Sigues seguro de hacer esto? —cuestionó con seriedad.

—Estoy seguro —afirmó el chico de inmediato con determinación.

—Bien, entonces, ya que estás completamente seguro, podemos ponernos en marcha, ¿verdad? —declaró con seguridad, colocándose de pie y extendiendo su mano a su sobrino—. Tranquilo, Kook. Estaré a tu lado en todo momento, no tienes nada que temer.

Una amplia sonrisa adornó el rostro del azabache mientras asentía y tomaba la mano de su tía. Aunque debía admitir que se sentía nervioso, e incluso algo aterrado. No tanto por el cambio que su vida estaba a punto de experimentar, sino por el temor latente de que este cambio ni siquiera llegara a suceder.

—A los abuelos no les va a gustar para nada, estoy seguro de que ni siquiera te han perdonado por haberte marchado —declaró Jungkook con un poco de inquietud, desviando la mirada hacia el suelo mientras caminaban de regreso a su hogar—. Clark se puso furioso cuando se lo dije, no ha querido hablarme desde entonces —murmuró con desánimo en su tono de voz.

—Aun así, sigue siendo tu vida, Kook. Sé que a mis padres no les gustará la idea en absoluto, y es posible que me culpen a mí por influenciarte...

—No es tu culpa, es una decisión que tomé por mi cuenta —interrumpió Jungkook de inmediato, frunciendo levemente el ceño mientras sus ojos grises se clavaban intensamente en su tía.

La expresión de Susan se suavizó, y sus ojos brillaron con cariño.

—Lo sé, Kook. No te preocupes, buscaremos la forma de que lo acepten. Respecto a Clark, seguro que también se le pasará. Es tu mejor amigo, solo dale tiempo de procesar la situación.

Jungkook asintió, deseando fervientemente que las cosas fueran así. Clark era su mejor y único amigo; lo último que quería era tener que marcharse mientras él seguía enojado.

Suspiró profundamente y sacudió la cabeza, intentando alejar sus pensamientos. No podía permitirse distracciones en este momento. Antes de empezar a contemplar la nueva vida que le aguardaba, debía enfrentar la primera prueba: convencer a sus abuelos.

Cuando finalmente llegaron a la casa, Jungkook sintió un vacío formarse en el estómago. Había visualizado esta situación innumerables veces, preparando respuestas para cada posible reacción que sus abuelos pudieran tener. No obstante, a pesar de toda la preparación previa, aún sentía que sus manos podrían comenzar a temblar por los nervios en cualquier momento.

Al entrar en la casa, fueron recibidos de inmediato por el reconfortante aroma del té de Lila que emanaba de la tetera. Jungkook inhaló profundamente, incapaz de resistirse al delicioso olor, sabiendo que se trataba de su té favorito. La idea de que su abuela también podría haber horneado galletas le levantó el ánimo instantáneamente.

Un ligero carraspeo a su lado atrajo su atención, y sus ojos se encontraron con los de su tía, quien negó con la cabeza en un gesto que le recordaba mantenerse enfocado en el objetivo principal. Jungkook parpadeó un par de veces antes de asentir.

Se dirigieron directamente a la cocina, donde sabía que encontraría a sus abuelos. A esa hora, su abuelo seguramente habría terminado sus labores en la granja y su abuela ya habría preparado la merienda.

—Ya estoy de regreso —anunció al entrar a la cocina, atrayendo la atención de su abuela.

—Kookie, has regresado —dijo ella con una sonrisa suave—. ¿Susan, qué haces aquí? —preguntó sorprendida al verla, ya que no esperaba la visita de su hija, quien solía avisar con antelación antes de venir a la casa.

La mención de su hija hizo que Rick apartara la mirada del pergamino que estaba leyendo, y sus ojos parecieron llenarse de cierto alivio al ver a Susan en casa.

—Fue algo de último momento, lamento no haberte avisado con tiempo —explicó la chica, acercándose a su madre para depositar un beso en su mejilla—. Quisiéramos hablar con ustedes, ¿les parece bien charlar durante la merienda?

Aunque el tono de Susan fue suave, Jungkook percibió la leve tensión en sus abuelos.

—De acuerdo —asintió la anciana, esbozando una sonrisa un tanto forzada—. Voy a servir el té y las galletas.

Jungkook permaneció en silencio todo el tiempo que a su abuela le llevó servir la merienda. Normalmente solía ayudarla a hacerlo, pero en ese momento se encontró incapaz de moverse de su asiento. Los nervios lo abrumaban tanto que ni siquiera la vista de su té favorito frente a él lograba calmarlo, como lo había hecho al olerlo al regresar a casa. Se esforzó por mostrar una aparente calma, muy a pesar de que en su interior solo podía rezar a Myrtlax para que le ayudara a que todo saliera bien.

Trató de enfocarse en la conversación entre su tía y su abuelo acerca de la situación del ejército de Clister, donde su tía ejercía como comandante. Susan, sin duda, era su inspiración. Desafiando la negativa de sus padres, partió de casa en cuanto alcanzó la edad suficiente para perseguir su sueño de convertirse en cazadora. Su habilidad innata para controlar el poder de la sangre que había heredado no pasó desapercibida. Al culminar la academia, su destreza fue prontamente reconocida al recibir un clasificación como cazadora de rango superior. Esto la llevó a ser aceptada sin demora en la Orden de Raxnag, una élite de cazadores especializados que se encargaban de todos los aspectos militares dentro del imperio y trabajaban en estrecha colaboración con el Rey.

Un suave roce en su mano lo sacó de sus pensamientos. Cuando su mirada se posó en su abuela, hizo un esfuerzo por esbozar una sonrisa al notar su expresión de desconcierto.

—¿Estás bien, Kookie? —cuestionó la mujer con ligera preocupación, siempre era muy sobreprotectora cuando de su nieto se trataba.

Jungkook aclaró su garganta y asintió levemente antes de dar un sorbo a su té de Lila.

—Estoy bien, abuela, no te preocupes —aseguró con una sonrisa, que parecía más una mueca, lo que no convenció del todo a la mujer.

—Dijeron que querían hablar con nosotros, ¿de qué se trata? —preguntó su abuelo con parsimonia, antes de tomar un sorbo de su té.

Jungkook sintió nuevamente un vacío en el estómago, esta vez mucho más pronunciado. Observó a su tía por un instante y, después de recibir un asentimiento de su parte; tragó fuerte y respiró profundamente antes de comenzar a hablar.

—Sí, en realidad, soy yo quien quiere hablarles sobre algo —murmuró un poco tímido, notando la curiosidad en la mirada de sus abuelos, mientras su tía se enderezaba en su asiento, instándolo silenciosamente a mostrar seguridad.

—¿Ocurre algo? —preguntó de inmediato Somi a su nieto.

En ese instante, al recibir las miradas cariñosas y preocupadas de sus abuelos, Jungkook confirmó que realmente no había motivo para lamentar su decisión. Así que inhaló profundamente una vez más, permitiendo que sus ojos se llenaran de determinación.

—Quiero ingresar a la academia Balthmoore y convertirme en cazador —pronunció con firmeza, consciente de la importancia de ser directo. Si sus abuelos percibían alguna vacilación en su decisión, podría ser utilizada en su contra para intentar disuadirlo.

El silencio que siguió a su declaración llenó la habitación con una tensión sofocante y casi tangible. Jungkook ansiaba que le dijeran cualquier cosa en ese momento; incluso aunque solo hubieran transcurrido unos pocos segundos, para él parecía una eternidad.

—¿Esto es obra tuya, no es así? —cuestionó su abuelo a su tía Susan, quien mantuvo la compostura en todo momento a pesar de la falsa acusación y la mirada seria de su padre.

Jungkook ya había previsto esta situación; lo último que quería era que sus abuelos intentaran culpar a su tía por una elección que había sido únicamente suya.

—La tía Susan no tiene nada que ver —intervino de inmediato—. Es una decisión que tomé por mi cuenta.

Su abuelo dirigió su mirada hacia él, abriendo los ojos con asombro.

—Pensé que te gustaba la vida en la granja —mencionó Rick con incredulidad.

—Claro que sí, tanto como puedas imaginar —aseguró Jungkook.

—Entonces, ¿por qué?

—Justamente por lo mucho que amo la granja, y lo mucho que los amo a ustedes es que quiero ser capaz de convertirme en alguien que pueda defender su hogar —declaró con suavidad, esbozando una ligera sonrisa mientras dirigía su mirada primero hacia su abuelo y luego hacia su abuela, quien hasta ese momento había permanecido en silencio—. Entiendo que quizás no sea lo que esperaban para mi futuro, pero es algo que realmente deseo hacer.

En ese instante, Somi comenzó a negar con vehemencia mientras un par de lágrimas humedecían sus mejillas.

—No puedes hacerlo, Kook. ¿Te das cuenta de lo peligroso que es? No puedo permitir que te expongas a ese tipo de riesgos. Ya he perdido a tus padres y vivo con el constante miedo de un día perder a Susan. No puedo añadirte a esa preocupación —afirmó con determinación—, no puedo aceptarlo.

Jungkook deseaba ser lo más comprensivo posible con su abuela. No tenía muchos recuerdos de sus padres, ya que era muy joven cuando fallecieron y fue entonces cuando sus abuelos asumieron su cuidado. Sabía que su abuela era en extremo protectora, pero a pesar de ello, no quería renunciar a su sueño.

Estaba profundamente agradecido con ellos por todo el amor y el tiempo que le habían dedicado para que pudiera crecer de manera adecuada. Era precisamente por eso que Jungkook anhelaba poder devolverles ese amor de alguna manera; ¿qué mejor que convirtiéndose en alguien capaz de proteger el hogar que lo había acogido con tanto cariño? Si bien comprendía que el proceso sería difícil, estaba plenamente consciente de que el resultado merecería la pena.

—Es algo que quiero hacer, no puedes impedírmelo.

—Madre, Jungkook ya no es un niño. Dale la oportunidad de tomar sus propias decisiones y bríndale la comprensión que no pudiste ofrecerme. Él ya ha tomado su decisión, no lo obligues a hacer las cosas de la misma manera que yo tuve que hacerlas.

Somi abrió la boca en un intento de decir algo, pero las palabras se negaron a salir. Jungkook observó cómo su abuela se deshacía en lágrimas, sintiendo un apretón en su pecho. A pesar del dolor, no podía titubear. Había tomado una decisión y estaba decidido a mantenerse firme en ella. No quería marcharse de la misma manera que su tía lo hizo, pero esperaba que, a pesar de todo, sus abuelos pudieran aceptar su elección. Sin embargo, si no estaban dispuestos a ceder, Jungkook tendría que marcharse incluso sin su aprobación.

—No necesitas exponerte a esos peligros por nosotros, Jungkook. Nunca hemos puesto esa carga en tus hombros para que quieras hacer algo como esto. Apreciamos tu deseo de protegernos, pero...

—Es por mí —intervino Jungkook con determinación—. Hago esto porque es lo que quiero. Hay muchas formas en las que podría devolver todo lo que me han dado, pero elegí esta porque quiero convertirme en cazador.

Un silencio pesado llenó la cocina, solo interrumpido por los sollozos apenas audibles de su abuela. Jungkook se sentía profundamente agradecido de tener a su tía presente en ese momento; su sola presencia le daba la fortaleza necesaria para mantenerse firme.

Después de un instante, el anciano dejó escapar un suspiro profundo.

—Parece que has tomado tu decisión, así que no hay mucho más que decir al respecto. Si esto es lo que realmente deseas, entonces sigue adelante.

Las cosas no se desarrollaron exactamente como esperaba, pero al menos estaba agradecido de que, de alguna manera, terminaran en buenos términos. Sus abuelos decidieron ceder ante su decisión de convertirse en cazador, aunque le dejaron claro que no la aprobaban. Después de esa conversación, no volvieron a dirigirle la palabra el resto del día. Su abuela tampoco mencionó nada cuando le sirvió el plato con la cena.

No le agradaba en absoluto sentir la tensión en el ambiente, pero sabía que tendría que aceptar que las cosas estarían incómodas mientras sus abuelos procesaban su elección. Su tía le había asegurado que no se preocupara, que con el tiempo serían capaces de aceptarlo; solo tendría que tener paciencia.

Jungkook suspiró con fuerza y se acomodó en su cama, arropándose con una sábana ligera. El Winkolt estaba llegando a su fin, lo que significaba que los abrasadores calores de Krax pronto se harían presentes. Deseaba disfrutar del clima un poco más antes de irse a dormir. Necesitaba descansar, ya que mañana tendría que ir a la ciudad para presentar el examen de ingreso a la academia. Estaba nervioso, eso era un hecho, pero se sentía agradecido con su tía por ser su apoyo en todo este proceso.

Susan le aseguró que lo recogería temprano para llevarlo a la ciudad. Jungkook habría deseado que ella se quedara en casa para hacerle compañía, especialmente después de lo ocurrido con sus abuelos, pero entendía que no podía ausentarse por tanto tiempo del fuerte de protección.

Cerró los ojos, imaginando cómo sería si lograra convertirse en un cazador. Su corazón latía con emoción solo de pensar en ello, confirmándole que estaba siguiendo el camino que realmente deseaba. Inhaló profundamente y se concentró en los sonidos de la noche. A Jungkook le encantaba meditar antes de dormir, disfrutaba de la conexión con la naturaleza. A pesar de que muchos habían abandonado la religión y dado la espalda a Myrtlax después de que estallara la guerra, él seguía siendo un fiel creyente.

Por lo general, solía acostarse muy tarde, pero era consciente de la importancia de en esta ocasión, poder descansar adecuadamente. Además, esperaba que así el tiempo pasara más rápido. Sus sentidos se llenaron con el sonido del viento susurrando entre las hojas de los árboles, y la suave respiración de los animales que dormían apaciblemente en la granja. El canto de los grillos resonaba en sus oídos, sumergiéndolo en una profunda sensación de paz. Jungkook se dejó llevar por esa tranquilidad y finalmente cayó en un profundo sueño.

A la mañana siguiente, se despertó un poco antes de lo habitual. Se arregló lo mejor que pudo y, después de lavarse el rostro y los dientes, se dirigió a la cocina. Su abuela ya estaba preparando el desayuno. Jungkook sintió una ligera duda sobre cómo debería actuar, considerando la actitud distante y apagada que su abuela mostraba. A pesar de ello, decidió actuar con normalidad.

—Buenos días, abuela —saludó con suavidad, acercándose a la anciana para depositar un beso en su mejilla antes de comenzar a ayudarle a servir el desayuno.

Somi lo observó por un momento y finalmente le sonrió a su nieto. Su mirada reflejaba una mezcla de profundo cariño y preocupación, algo que Jungkook notó. No obstante, se esforzó por mantener la compostura y comportarse como lo hacía habitualmente.

—Buen día, Kookie, despertaste antes —pronunció la mujer, yéndose a sentar a la mesa donde el desayuno ya estaba servido.

—Debo ir a la ciudad a presentar el examen de ingreso, estaba tan emocionado que me desperté antes de lo habitual.

Jungkook esperaba que al mostrar su emoción respecto a lo que estaba a punto de hacer, lograría ablandar el corazón de su abuela. Sin embargo, parecía que no sería el caso, ya que el semblante de la mujer se tornó aún más sombrío.

—Y-ya veo... —murmuró inquieta, desviando su mirada hacia su té y dándole un pequeño sorbo—. ¿Irás solo?

—No, la tía Susan no tardará en venir. Será ella quien me acompañe.

Su abuela asintió sin decir nada más. El resto del desayuno transcurrió en un ambiente incómodo, incluso cuando su abuelo se unió a la mesa, permaneció en silencio leyendo un pergamino sin pronunciar palabra alguna. Esta situación oprimía el pecho del azabache, quien no podía evitar sentir que era su culpa que el ambiente estuviera tan tenso.

Cuando su tía llegó por él, Jungkook se despidió de sus abuelos diciéndoles que volvería más tarde. Ambos le dijeron adiós con poca efusión, pero sus expresiones dejaban en claro que estaban sumamente preocupados, lo cual no necesitaban expresar con palabras. El huevo de madera que Jungkook vio quemándose en la chimenea de la sala era un indicio de ello.

La granja donde vivía estaba en las afueras de la ciudad de Clister, donde la tierra era más fértil para las plantaciones. Gracias a que su tía había traído un caballo, llegar al centro del consejo regional no les llevó mucho tiempo. Jungkook se bajó del caballo y dio un par de pasos mientras observaba la gran cantidad de chicos y chicas que se congregaban allí. Un nudo se formó en su estómago, ya que por un momento, había olvidado el hecho de que él no era el único candidato.

—Kook, tengo unas cosas que hacer en la ciudad así que no podré ingresar contigo. Pero no te preocupes, volveré antes de que termine tu prueba —aseguró con una ligera sonrisa, acercándose a su sobrino y sujetándolo por los hombros con firmeza—. Escúchame bien, es inevitable que te relacionen conmigo por tu apellido. Pero no importa lo que digan, recuerda que tú eres tú. No necesitas cargar con un peso que no te corresponde, ¿entendido?

Jungkook asintió sin poder articular palabra alguna. Se aclaró la garganta en un intento de deshacerse del nudo que sentía en ella, pero los nervios estaban empezando a jugar en su contra.

—No estés nervioso, todo saldrá bien. Lo primero que harán será aplicarles la prueba escrita; intentarán hacerte creer que no tiene importancia, pero no es así. La academia no solo busca fuerza, sino también ingenio. No aceptarán a alguien fuerte que pueda morir fácilmente por no usar el cerebro. Tú eres muy inteligente, así que estarás bien —afirmó su tía con seguridad.

—¿De verdad lo crees? —cuestionó Jungkook, mostrando cierta inquietud.

—Por supuesto —aseguró Susan con una sonrisa alentadora—. Es hora de que forjes tu propio legado. Intentaré estar presente para la prueba de clasificación, no te preocupes por eso. Solo tendrás que colocar la mano sobre la esfera de piedra y ella determinará tu poder y tipo de sangre. Estarás bien.

—De acuerdo —asintió Jungkook, respirando profundamente un par de veces para calmarse.

Al notar la inquietud en su sobrino, Susan soltó sus hombros y con un gesto de su mano hizo que del suelo brotara una raíz que, al elevarse, se transformó en una rosa de un intenso color rojo. Los ojos de Jungkook brillaron de emoción, no solo al ver su flor favorita, sino también al presenciar la habilidad de su tía. Ella era una portadora de la Fitoquinesis Draconiana, una habilidad otorgada a los descendientes de los dragones de hierbas.

—Anda, ya es hora —murmuró Susan mientras tomaba la flor y con delicadeza la colocaba en el cabello de Jungkook.

El menor asintió con determinación y avanzó hacia la entrada del centro regional. Todos los candidatos se examinaban detenidamente entre sí. Jungkook notó a varios chicos que lucían considerablemente más fuertes, lo que le generó cierta inseguridad, ya que físicamente hablando, él no tenía el aspecto típico de un cazador.

Negó con la cabeza, esforzándose por disipar los pensamientos negativos. Recordó las palabras de su tía sobre cómo la fuerza no lo era todo. Así que respiró profundamente, dejando que el aroma de la rosa que adornaba su cabello llenara sus fosas nasales. Susan sabía cuánto amaba Jungkook las flores y siempre se aseguraba de elaborar las más hermosas y fragantes para él.

Después de un rato de espera, llegó el encargado de la primera prueba para darles las indicaciones.

—¡Presten atención! —gritó con fuerza, consiguiendo silencio en el lugar y toda la atención de los presentes en él—. Debido a la cantidad de candidatos, los dividiremos en dos grupos. Lo primero que deberán hacer es completar el examen escrito. Tendrán dos horas para responder. A medida que vayan terminando, podrán pasar a la prueba de clasificación.

Sin decir nada más, separaron al grupo en dos y los condujeron a diferentes salas para realizar la prueba escrita. Cuando Jungkook observó el pergamino frente a él, se dio cuenta de que todo lo que se le preguntaba ya lo había leído en los libros de la biblioteca, por lo que no le llevó mucho tiempo responder la prueba.

Cuando terminó y entregó su pergamino, algunos lo observaron con asombro, mientras que el encargado lo miró con seriedad, quizás pensando que Jungkook no había puesto suficiente empeño en responder la prueba, ya que la había completado en tan solo treinta minutos.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó el hombre, tomando una tabla con un pergamino sujeto a ella para anotarlo.

—Jungkook Xaldir.

Al escuchar su nombre, el encargado lo observó y su mirada se suavizó, llenándose de una aparente comprensión.

—Ah, ya entiendo —asintió, como si diera por hecho algo. Jungkook sintió un nudo en el estómago, pero se esforzó por no prestarle atención, recordando la advertencia de su tía sobre lo que su apellido podría implicar—. De acuerdo, puedes pasar a la prueba de clasificación.

Jungkook asintió en silencio, sin emitir palabra alguna. Giró sobre sus talones y abandonó la habitación. Al salir, se encontró con una joven que le señaló el camino hacia la siguiente prueba. Siguió sus indicaciones y llegó a la sala designada. Al ingresar, se encontró con un escenario desolado: solo una modesta mesa de madera ocupaba el centro, con una esfera de piedra reposando sobre ella. Junto a ella, un hombre de cabello rojo descansaba en una silla con sus ojos cerrados.

El joven aclaró su garganta al llegar al centro, lo que despertó al hombre con un sobresalto y una leve confusión.

—¿Ya han pasado las dos horas? —preguntó sorprendido, mientras se frotaba el rostro para despejarse del sueño.

—No, terminé un poco antes.

—Oh, entiendo —asintió el hombre comprensivamente, sacando un reloj de su bolsillo. En ese momento, los ojos del pelirrojo se abrieron con asombro y su mirada se posó de inmediato en Jungkook—. ¿Completaste la prueba en treinta minutos? ¿Estás seguro de haber respondido correctamente?

Jungkook se encogió de hombros y dio un ligero asentimiento.

—Vaya, me sorprende. Nunca habíamos enfrentado una situación como esta; normalmente siempre les hace falta más tiempo para terminar de responder.

Por un instante, Jungkook estuvo a punto de comentar que la prueba había sido demasiado sencilla. Sin embargo, decidió mantenerse en silencio.

—Bien, primero necesito saber tu nombre.

—Jungkook Xaldir.

—¿Xaldir? ¿Igual que la comandante? —preguntó con curiosidad, sus ojos se abrieron ampliamente.

—Sí, es mi tía.

—¡Ahora todo tiene sentido! —exclamó el hombre con entusiasmo—. Si eres familiar de la comandante explica muchas cosas.

En realidad, Jungkook no lograba comprender por qué el simple hecho de compartir el mismo apellido implicaba una explicación válida para la situación. Aunque él y su tía fueran familia, eso no implicaba que, solo porque Susan fuera una excelente cazadora, automáticamente él también lo sería de la misma manera.

Susan le había advertido sobre el peso que su apellido podría representar, y aunque estaba haciendo un esfuerzo consciente por no dejar que recayera sobre él, como ella le había pedido, le resultaba difícil.

—Bueno, todo lo que necesitas hacer es colocar la mano sobre la esfera.

Jungkook asintió y contempló la piedra ante él por un momento. Según la leyenda, eran piedras ancestrales forjadas por los propios dragones, imbuidas de su poder para asignar una clasificación a los portadores.

Respiró profundamente y, sin dudarlo, posó la palma sobre ella. Pasaron unos segundos hasta que la piedra surgiera un resplandor blanco. Jungkook no tenía idea de lo que eso significaba, pero la expresión del encargado lo llenaba de inquietud.

—Esto tiene que ser un error, levántala y vuélvela a colocar —pidió con seriedad, a lo que Jungkook obedeció. Sin embargo, el resultado volvió a ser el mismo.

—¿Ocurre algo? —preguntó finalmente, su voz temblorosa reflejando su nerviosismo palpable.

El encargado dirigió su mirada hacia él, y Jungkook percibió la desilusión reflejada en su rostro.

—Lo siento, chico. Parece que no eres apto para ser un cazador.

Aquellas palabras aceleraron el latido de su corazón y su respiración se agitó. ¿Había escuchado correctamente? ¿No podría convertirse en cazador?

—¿Qué quiere decir? ¿Cuál fue mi clasificación?

—Esa es la cuestión, no hay clasificación.

—¿Q-qué? ¿No tengo sangre de dragón? —cuestionó confuso, incapaz de asimilar lo que escuchaba.

—Eso es lo curioso. Si no tuvieras sangre de dragón, entonces no habrías generado un resplandor. Sin embargo, no hay color.

La clasificación no era una cuestión complicada, tal como Jungkook lo había hecho, simplemente implicaba colocar la mano sobre la esfera. La intensidad del resplandor indicaría la cantidad de poder en él, mientras que su color revelaría el tipo de sangre que portaba: rojo para dragón de fuego, azul para dragón de agua, verde para dragón de hierbas, gris para dragón de viento y marrón para dragón de tierra.

No obstante, su falta de color no era lo único a destacar; sino el hecho de que el resplandor que la esfera emitió había sido muy débil.

—Esto tiene que ser un error... —negó Jungkook inmediatamente.

—¿Estás insinuando que la piedra ancestral se equivoca? Tu falta de poder no es culpa de la piedra.

—¿No podré convertirme en cazador? —preguntó con inquietud, le aterraba que no fuera capaz de cumplir con su sueño.

—Cumples con el poder mínimo y, si te va bien en la prueba escrita, podrías ingresar a la academia. Sin embargo, la falta de clasificación podría presentar un desafío para ti. Nunca antes había ocurrido algo así, pero dado que cada vez hay menos personas que heredan la sangre de los dragones, es una posibilidad. Existe la probabilidad de que tu poder se desarrolle si logras activarlo en la ceremonia final al graduarte. Quizás el resplandor blanco indica que estás muy cerca de ser un portador de Aeroquinesis draconiana, y debido al poder mínimo, no llegaste a manifestar el tono gris por completo.

»Sin embargo, también podría ser que, aunque tengas sangre de dragón en tus venas, esta no esté destinada a despertar. En mi opinión, quizás deberías considerar abandonar la idea de convertirte en un cazador. La academia puede ser muy implacable con los más débiles; los estudiantes están entrenados para pensar de manera sanguinaria. Te sugiero que hables con tu tía; ella seguramente podrá aconsejarte mejor que yo.

Su mente se encontraba en blanco, aún incapaz de procesar todo lo que acababa de suceder. Sentía cómo su sueño se desmoronaba, pedazo a pedazo. ¿Acaso había sido demasiado ingenuo? ¿O tal vez había sido demasiado codicioso en cuanto a la sangre que ansiaba portar? Se preguntaba si esto era un castigo de parte de Myrtlax por no haber ofrendado suficientes cosas a las llamas durante el período pasado.

Sea como sea, no había forma de cambiar la situación. Su corazón dolía con gran intensidad, y por más que deseaba romperse a llorar, sus lágrimas no salían.

Al salir del consejo regional, comenzó a caminar sin rumbo, simplemente dejándose llevar mientras su mente no cesaba de preguntarse por qué a él. Sin darse cuenta, terminó llegando al lago cercano a su hogar. Este era su lugar favorito, donde siempre acudía cuando quería conectarse con la naturaleza.

¿Qué se suponía que haría ahora? Había dado por sentado que se convertiría en cazador y había planeado su vida en torno a esa elección. Sin embargo, nunca contempló qué hacer si ser cazador no fuera una opción viable para él.

Cerró los ojos y agudizó sus sentidos para conectar con su entorno. De repente, el sonido del viento parecía resonar dentro de sus oídos y podía sentir el movimiento de los árboles en su piel. Sus lágrimas comenzaron a desbordarse y, sin poder contenerse, dejó escapar un sollozo. Se sentía tan perdido, sin saber qué debía hacer ahora, pero por el momento, estaba dispuesto a dejarse consumir por su angustia.

Sin embargo, parecía que no sería capaz de hacerlo.

—Aquí estás. Te dije que volvería para tu clasificación. ¿Por qué te marchaste sin mí?

—Tía...

—Escuché que completaste la prueba escrita en solo treinta minutos. Todos estaban sorprendidos. Pero cuando fui a buscarte a la clasificación, me dijeron que ya te habías marchado.

—¿Lo supiste? —murmuró con seriedad, sin atreverse a mirar a su tía a los ojos. No quería que lo viera llorar; la última persona que deseaba que lo viera en ese estado tan miserable era ella.

—No, quería escucharlo de ti. ¿Y bien, cuál sangre heredaste? —preguntó con emoción, tomando asiento junto a su sobrino y fijando su mirada en él. Sin embargo, al ver su rostro bañado en lágrimas, su sonrisa se desvaneció y su expresión se llenó de confusión—. Kook, ¿qué pasó? ¿Por qué estás así?

—Yo... —intentó hablar Jungkook. Sin embargo, sus palabras no salieron; en cambio, solo pudo sollozar más fuerte.

—¿Fue la de fuego, cierto? Kook, no tienes por qué ponerte así. Sé que querías heredar la sangre de hierba como yo, y que la última que querías era la de fuego, pero no es tan mala como piensas. Te lo he dicho, la Piroquinesis no es tan maligna como crees; no se trata únicamente de destrucción.

Escuchar a su tía solo exacerbaba el pesar en su pobre corazón, ya que incluso en esta situación habría dado lo que fuera por ser un portador de sangre de fuego.

—N-no es eso... —negó el menor con la cabeza, haciendo que Susan luciera aún más confundida.

—¿Entonces por qué...?

—No tuve clasificación —finalmente confesó, elevando su mirada para encontrarse con la de su tía. Ella lucía genuinamente desconcertada, y no podía culparla, pues internamente él se sentía de la misma manera.

—¿No tienes sangre de dragón?

—No se trata de eso —Jungkook negó—, sí poseo sangre de dragón, pero de un nivel inferior. La cuestión es que mi resplandor no tuvo color. El encargado dijo que, al ser muy mínimo, quizás no se proyectó correctamente y se tornó blanco en lugar de gris.

—Nunca había escuchado algo así.

—Lo sé, pero mencionó que considerando el deterioro del vínculo del pacto fundador, hay menos personas que nacen con sangre de dragón. Mi caso podría ser una manifestación incompleta debido a eso.

Susan se quedó en silencio por un momento, procesando toda la información que su sobrino acababa de darle.

—Entiendo, lo siento mucho, Kook. Sé que era tu sueño...

—Todavía puedo intentarlo —interrumpió el menor rápidamente. No quería escuchar a su tía compadecerse de él.

—¿Qué?

—El encargado dijo que cumplo con el poder mínimo para ingresar, siempre y cuando me vaya bien en la prueba escrita.

Jungkook era consciente de que probablemente estaba siendo imprudente y terco. Sin embargo, no quería rendirse; no deseaba cargar con la sensación de fracaso durante toda su vida. Al menos quería tener la oportunidad de intentar cumplir su sueño, incluso si eso significaba enfrentar obstáculos aún mayores de lo que había anticipado.

—Kook, entiendo que estés decepcionado, pero la academia ya es de por sí un lugar muy peligroso. Ir con un poder inferior y sin clasificación será tu perdición —declaró su tía, con un tono extremadamente serio—. Sería mejor que consideraras otras opciones.

—¿Vas a colocarte en la misma posición que los abuelos? ¿Acaso no crees que soy capaz de lograrlo? Dijiste que creías en mí...

—¡Lo hago, maldita sea! Es solo... —hizo una pausa, pasando su mano por su rostro con frustración—. Vas a salir lastimado. Sé que puedes hacerlo, Kook... pero el camino será difícil para ti. No quiero verte sufrir.

Sabía que su tía solamente estaba preocupada por él; era consciente de cuánta verdad había en sus palabras. Sin embargo, no podía evitar sentirse herido, porque la mirada que ella le dirigía era una que jamás habría querido recibir de su parte.

—Sé que quizás estoy siendo obstinado, y que el camino va a ser mucho más complicado, pero aun así... no quiero rendirme. Es mi sueño, tía Susan. Siempre has creído en mi capacidad para alcanzarlo, así que te pido que, independientemente de los resultados, no pierdas la fe en mí.

Susan nunca quiso que su sobrino se sintiera incapaz. ¡Por supuesto que confiaba en la capacidad de Jungkook para lograrlo! Sin embargo, sabía que el camino hacia ese logro estaría lleno de muchas dificultades y sufrimiento, algo que preferiría evitarle. A pesar de ello, no podía ir en contra de sus sueños. Conocía la fortaleza de Jungkook, y la determinación en su mirada hablaba por sí sola.

El día en que perdió a su hermana, Susan se hizo una promesa inquebrantable: cuidaría de su sobrino con su vida. Por eso, decidió convertirse en cazadora, deseando ser capaz de defender a quienes amaba. Jungkook compartía muchos rasgos con ella, especialmente su obstinación. Por eso, Susan no quería ser un obstáculo en su camino, sino su mayor apoyo. Anhelaba ser su sostén y motivarlo a perseguir todos sus sueños con fuerza y determinación.

—Nunca perderé la fe en ti, Kook. Lo siento si te sentiste atacado por mí. A veces olvido que ya no eres un niño —declaró con suavidad, acariciando su mejilla con ternura por un momento antes de suspirar profundamente y adoptar una expresión más seria—. ¿Estás seguro de querer hacer esto?

Jungkook ni siquiera tuvo que pensarlo, estaba completamente seguro de que no quería darse por vencido sin siquiera intentarlo.

—Lo estoy —afirmó con convicción.

Susan lo observó por un momento antes de que una amplia sonrisa iluminara su rostro, acompañada de un firme asentimiento con la cabeza.

—Está bien, te ayudaré. Me aseguraré de que te registren como portador de Aeroquinesis Draconiana. Esto te facilitará las cosas, pero es crucial que mantengas discreción, ¿entendiste? No debes mencionar a nadie que no tienes clasificación, especialmente a mis padres. Si llegaran a enterarse, harán lo posible por impedirte asistir.

—Está bien —asintió Jungkook con emoción. Se sintió aliviado al saber que no tendría que enfrentar todo eso solo, ya que su tía estaría a su lado para apoyarlo.

—Debes comprender que la academia es un lugar peligroso; tu vida estará constantemente en riesgo. No solo por las pruebas que debas superar para graduarte, sino también porque tus propios compañeros intentarán eliminarte. Es inevitable que descubran que tienes una clasificación inferior y tratarán de hacerte desistir. Sin embargo, recuerda lo que te mencioné: la fuerza física no lo es todo.

»Tu intelecto es tu mejor arma. Si bien la fuerza es importante, también necesitas una gran fortaleza mental para dominar plenamente el poder de la sangre de dragón. Ya posees la inteligencia necesaria; el poder es algo que irás fortaleciendo con el tiempo. Seamos honestos, es un hecho que pasarás la prueba escrita con una puntuación perfecta.

—¿Por qué estás tan segura?

—Porque te conozco, Kook. Eso llamará la atención, ya que posees todas las aptitudes para convertirte en un Mentályr. Por lo tanto, no permitas que te menosprecien; emplea tu inteligencia para cambiar la situación a tu favor y sé quien los observe desde arriba. Asegúrate de rodearte de personas de confianza y evita a aquellos imbéciles con mayor poder, ya que son los que más problemas causan. Debes concentrarte en entrenar tanto física como mentalmente. Continúa con tus meditaciones diarias.

»Conozco a alguien que trabaja en la sala de entrenamiento. Búscalo y dile que vas de mi parte; él te brindará ayuda. A los de primer año no se les permite salir, así que guarda todos los puntos que obtengas en los exámenes escritos. Utilízalos únicamente para enviar cartas y, exclusivamente, para las pruebas. Acumula todos los demás; te serán de gran ayuda para el segundo año.

—Tía, ¿realmente crees que pueda lograrlo? —preguntó Jungkook con incertidumbre, no porque él no lo creyera, sino porque deseaba saber que su tía aún lo veía como aquel chico capaz de alcanzar su sueño.

Una tierna sonrisa iluminó el rostro de Susan y asintió.

—Por supuesto —declaró con convicción.

—¿Por que soy tu sobrino?

—No, porque eres tú. Ya te lo he dicho, no permitas que el peso del apellido y todas mis acciones recaigan sobre tus hombros. Tú no eres yo; a partir de ahora, el legado de Jungkook Xaldir está por emerger. Y estoy segura de que será incluso más extraordinario que el mío.

¡Finalmente Dragon's Blood salió a la luz! c': luego de un tiempo planeando esta historia, al fin he podido publicarla. ¿Qué les pareció el comienzo? Espero haber atrapado su curiosidad, me haría muy feliz que me acompañaran con esta nueva historia. Tengo muchas cosas planeadas así que esperen con ansias. n.n

Para estar al pendiente de esta historia los invito a unirse a mi canal de WhatsApp, ahí estaré informándoles al respecto.❤️

Bueno, volveré pronto, pero hasta entonces, manténganse sanos.

KimNikari.

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