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Y los bosques resonarán con risas

Volví a despertar cuando un estruendoso
ruido se escuchó junto con pequeños cristales volando hacia nuestras cabezas.

Agaché mi cabeza para que no entrara nada en mi cara y quité mis manos de Jericho para mirar alrededor. El pitido de un camión alejándose de nosotros. Gritos. Jadeos de dolor. Sangre. ¿Qué cojones acababa de pasar? Me di la vuelta encontrando a Kat con los ojos abiertos mirando hacia todas las direcciones hasta chocaras con mi mirada preocupada. Sus ojos empezaron a verse brillantes por las lágrimas que acumuladas. Estaba asustada y confundida. Intenté moverme un poco más para tener mejor visión sobre los demás.

-¿Estáis todos bien? -pregunté alarmado. Sentía mi garganta seca, me raspaba al hablar pero igual hice un esfuerzo-. ¿Kat?

Busqué sus ojos nuevamente con la mirada. Vi que se rehusaba a mirarme, su vista estaba concentrada en la ventana. Intento dos veces más casi en jadeos dolorosos hasta que gira su rostro a mi dirección y comienza a negar frenéticamente. Repite una y otra vez «no» comenzando a llorar.

-¿Kat, te encuentras bien? ¿Estás herida?

-No lo noto. -dijo como pudo

-¿El qué no notas? -Me moví hacia atrás para tomarle el pulso a Myles ya que no decía nada, estaba inconsciente.

-Samuel. Su pulso, no lo noto. -negó con la cabeza- Cuando se tumbó junto a mi notaba su pulso en mis muslos y ya no lo tiene.

Me paré al oírla y vi que Samuel estaba con los ojos abiertos encima de sus muslos, tenía sangre en la boca.

Me acerqué a él para tomarle el pulso y no pude evitar no mirar a Kat. Sin decirle nada fui directo a Jericho en cuanto vi la situación. No miré a Kat y eso la hizo empeorar a tal punto de chillar y llorar histéricamente. Decidí a salir y tuve que darle una patada para que se abriera del todo, cuando me levanté noté cada parte de mi cuerpo y no sabría decir cuál me dolía más, en el reflejo del coche podía verme tal cual estaba, sangre en la cabeza y sosteniéndome la zona de las costillas por qué juro por Dios que noté como todas estaban astilladas. Abrí la puerta de Kat para quitarla el cinturón y que pudiera salir de ahí, estaba blanca y sus ojos rojos inyectados en sangre.

-Sácame de aquí, te lo ruego. -empezó a decir eso cada segundo

Cogí la cabeza de Samuel con mucho cuidado hasta que pude levantarlo lo justo para que ella pudiera salir, desabroché el cinturón y salió corriendo llorando. No fue muy lejos ya que a los 3 metros tuvo que sentarse en el suelo por que empezó a vomitar. Dejé a Samuel otra vez en su sitio y fui hacia el asiento de Jericho, ella también estaba inconsciente, desabroché su cinturón y la agarré en brazos para sacarla de allí, tenía una brecha más grande que la mía en la parte izquierda de su cabeza con algunos cristales clavados en su cara y cuerpo.

Llevé a Kat y a Jericho más lejos de lo normal para evitar que vieran nada de nuevo, sobretodo Kat. Empezamos a oír sirenas de ambulancia y yo pude respirar tranquilo, cuando fui a encaminarme para ir a por Myles todos notamos el peculiar olor de gasolina.

-¿Huele mucho a gasolina? -dijo kat- ¿Samuel está muerto? -fue más una afirmación que una pregunta

Cuando me di la vuelta para hacer caso omiso del shock de Kat me agaché por completo al oír el estruendo sonido de una explosión, un pitido muy grave y los gritos de Kat retumbaban mis oídos, cuando miré el coche acababa de explotar por completo y yo no hice más que tirarme al suelo al momento que me agaché por la explosión. Me rendí completamente cuando vi a Kat andando lentamente hacia el coche mientras lloraba y chillaba de dolor

-Estaban ahí, Myles estaba ahí y no estaba muerto. -se dio la vuelta Kat para mirarme histérica- ¿Qué está pasando!!!??

Yo no dije nada, no podía decir nada. Estaba completamente sereno. Tenía a Jericho inconsciente, Kat chillando y los dos que venían con nosotros en llamas por una explosión y por alguna razón, sólo me dediqué a mirar el paisaje que tenía a mi derecha. Oía a Kat chillar pero estaba hundido en mis pensamientos, voces, sirenas, fuego, lágrimas saliendo de mis ojos sin sentimiento ninguno y aún así todo era silencioso.

Pasaba a cámara lenta, Kat andando de un lado para otro con las manos en la cabeza y con la boca abierta de lo que estaba chillando, muchas personas se acercaron sin dudar hacia donde estábamos nosotros, llevaban trajes iguales y no paraban de ir de un lado para otro, trozos de papel minúsculos volaban como si fuera nieve, cenizas y olores mixtos en el ambiente, una chica apareció en mi visión de repente.

-¿Te encuentras bien!? -Dijo ella y yo solo asentí con mi mirada gacha, se acercó a su walkie-talkie y siguió hablando- Uno de ellos está en profundo estado de shock, hay que examinarlo.

Y todo volvió a su sitio. Apareció el horrible ruido de las llamas arder, de gritos de dolor y sufrimiento, en mi visión todo parecía rojo como el fin del mundo. La catástrofe de que todo esté cayendo en picado sin saber cómo.
Ambulancias, policías, bomberos y coches particulares parados ayudando, a Kat la estaban examinando y fui en busca de Jericho. Cuando me levanté me crujió la zona de las costillas y no tarde en quejarme de ello, ella estaba en una camilla ya subida, apenas podía escuchar lo que decían así que avance un poco más rápido hacia ellos, se la estaban llevando.

-Espera. -Dije como pude sin éxito a que me escucharán

-Está crítica y pierde mucha sangre, tenemos que llevarla de urgencia, Ya. -subió la chica y cerró las puertas.

Podía verla aun estando dentro de una ambulancia. La sangre hacia un pequeño río desde su frente hasta sus labios, con su color de piel más pálido de lo que estaba antes y no pude evitar empezar a llorar dando un puñetazo lleno de rabia y de irá a un coche que tenía al lado.

¿Que he hecho? Todo era por mí puta culpa.

Corría agitado de lado a lado de la sala, llorando, enfadado, odiándome por todo lo que había pasado en esa dichosa carretera. Las enfermeras vinieron corriendo hacia donde yo estaba y después de mil preguntas que no respondí me llevaron a una camilla para limpiarme. Tenía a Kat en frente que no paraba de llorar y no pude evitar sentir compasión hacia ella. Nos miramos neutros y doloridos mientras nos limpiaban las recientes heridas, la música estaba un tanto alta para ser urgencias, examiné toda la sala de paredes blancas que brillaban tres carteles.

"Si sientes que estás solo, para, escucha y siente, nunca estás tan solo como tú piensas. Siempre tendrás tus peluches. Roberto, 7 años."

"Sólo hago esto por los juguetes, pero si. Sin música no habría banda sonora de tu vida. Miquel, 18 años."

"Sin música no hay momentos inolvidables. Maria, 9 años."

Me quedé embobado y los pelos se me pusieron de punta al leer el último. Se me vinieron todos los momentos que he vivido con la música, cuando conocí a Jericho, las fiestas, la música que ponía para cocinar haciendo que bailara junto a ella.

-Sin música no hay momentos inolvidables. -Dijo el anciano doctor que me estaba curando- Su momento más inolvidable fue cuando supo que le quedaban 48h Máximo de vida, y lo único que hizo fue poner una canción que le gustaba y bailar sonriente.

-¿Sonriente? -pregunté incrédulo- ¿Por qué diablos haría eso?

-Por que ella celebró los pocos años que estuvo. -me dijo mirando por debajo de las gafas- Lloraba, claro que lloraba. Pero trajo a sus padres y los hizo bailar con ella para celebrar el poco tiempo que me quedaba, sólo quiso bailar con su música favorita y disfrutar de su compañía más preciada, haciendo que todos bailaramos con ella

El anciano dio una breve pausa, recordando todo eso tuvo que doler

-Ella tenía cáncer. -cortaba los hilos que estaba cosiendo- Nos dio la vida a todos nosotros, era muy amable, activa, positiva...dejo sus ahorros al hospital para que arreglaramos la pared de su habitación que por desgracia, estuvo dos años en ella. Tenía 50€ ahorrados y nos dijo que arreglaramos más cosas por qué el hospital apestaba. -se reía al recordarlo- Con 50€ compras la pintura y con suerte. -soltó una carcajada.

-Un mes más tarde falleció con su canción favorita sonando y una sonrisa de oreja a oreja en su cara. -se limpió una lágrima y yo levanté la cabeza al notar que se me caía la mía- Desde entonces no hemos parado de poner música en este hospital. La melodia da la vida, joven.

-¿Kat? -Apareció Ian por la puerta con pisadas gigantes y agitado.

Ian

La expresión de Kat se arrugó en cuanto me vio y fui directo hacia ella, tenía heridas por toda la cara, cuello y brazos. Me abrazó fuerte y acaricié su pelo para que se tranquilizara, miré hacia la sala y vi a James que estaba siendo atendido, apestaba a arrepentimiento desde donde estaba yo.

Kat por fin se separó e intente hablar con ella.

-¿Estas bien? ¿Que ha ocurrido? He visto en las noticias sobre el accidente y vine en cuanto pude.

-No...no lo sé. -se tocaba su cabeza y mirando a todos lados. -Solo recuerdo que estábamos bien y segundos después un ruido muy fuerte acompañado de bocinas...y después al abrir los ojos estábamos boca abajo.

-¿Estás herida? - pregunté nervioso

-Ella dentro de lo que cabe está bien, le hemos tenido que dar un ansiolítico por qué estaba teniendo ataques de pánico constantes. Un par de rasguños y heridas superficiales. -dijo el doctor que los atendía

-¿Tu estás bien? -dije mirando a James que el ni me miró

-El está un poco peor. Tiene dos costillas rotas, una astillada, en su cabeza necesitará un par de puntos y su labio se recuperará en unos días. Las costillas ya es más delicado.

Asentí con la cabeza y James no paraba de maldecir en voz baja

-¿Y Jericho? -dije alzando mi cabeza para buscar

Nadie me contestaba, nadie me miraba

-¿James? -el agachó la cabeza y cerró sus puños mientras arrugaba la cara en lamentos

Miré a Kat, mís cejas se levantaron inexpresivas. ¿Por qué nadie me estaba diciendo nada? Salí de la habitación y empecé a correr por todo el pasillo hacia recepción para preguntar

-¿Jericho Mills? -dije sin aire- ¿Donde está la habitación de Jericho Mills?

-¿El accidente de coche? ¿Es familiar suyo? -preguntó mascando chicle

-Donde está la puta sala. -dije sin paciencia- Por favor.

-Fondo a la derecha. -dijo ella dando un suspiro

Las zancadas se podrían escuchar hasta en el mismísimo centro del mismísimo infierno, empujé y me topé con bastante gente antes de llegar, sentía punzadas de mala sensación y de dolor en cada paso que daba.

Por favor, que respire. Es lo único que me decía en cada milesimo de segundo que pasaba hasta llegar a la habitación, una pequeña sala donde ella estaba ahí. Colocada con miles de cables alrededor suyo.

Según la máquina ella seguía respirando y yo di las gracias al cielo por ello, pero ella seguía cubierta de cables y no entendía nada de lo que estaba viendo. ¿De verdad estaba pasando todo esto?

Me quedé en la ventana embobado mirando todo el cuadro que tenía delante. James y Kat aparecieron por detrás para ver cómo estaba Jericho.

-¿Familiares de Jericho Mills? -dijo un doctor detrás nuestra

-Si. -dije antes de dejarlo acabar.- ¿Cómo está?

-Es mejor que nos sentemos. -Dijo el doctor

-Jesús, María y José. -dijo Kat sentándose con las manos tapándose el vientre y otra en su cuello

-Su cabeza ha recibido muchos impactos, Entre los pequeños traumatismos que tiene también hemos detectado los traumatismos craneoencefálico, algo muy común en los accidentes de tráfico. -da una pequeña pausa- Lo malo es que se ha dado muy fuerte en la cabeza, y quizá todo sea un poco diferente a antes.

-¿Qué quiere decir? -preguntó James

-Ella está en coma desde que la ambulancia llegó. - volteé y coloqué mis brazos encima de la cabeza cerrando los ojos fuerte - Es muy posible que cuando despierte confusa, dolorida o que incluso no recuerde algunas cosas, que es lo más probable.

-¿Y cuanto tiempo estará así? -Preguntó James

-¿En coma? Pueden ser horas, días, semanas o incluso años. -miró hacia atrás para recoger un papel- Vamos a ver cómo sigue la tarde y a ver qué pasa, Lo siento y esperemos que mejore con las horas.

La familia que había detrás del doctor hizo que estuviéramos solos en la sala.

-No me lo puedo creer, joder. -dijo Kat dando pequeños bandazos con sus puños en sus muslos. -Nunca más me subiré a un coche.

-¿Qué coche llevabais? Tuvo que ser un camión enorme para hacer todo eso. -dije

-Un Ford Pinto. -dijo Kat al ver que James no decía nada.

-¿Un qué? -Giré la cabeza de inmediato yendo hacia James.

-Un Ford Pinto, era de mi abuelo y decidimos cogerlo. -escupió él hacia mí

-¿Habéis salido en un puto Pinto? -me acerqué a él intimidante

-Si no hubieras estado liandote con Jericho desde que llegamos habrías visto el coche que era. -dijo James con recelo

-No se que es más estúpido. -dije cogiéndole de la camiseta y llevándolo a la pared- Si tu comentario o el hecho de que hayas cogido un Ford Pinto.

-¿Qué más dará el Ford? -dijo sin saber.

-¿Tienes alguna puta idea de algo? El Ford Pinto es el coche más peligroso que existe, tiene su combustible en la parte trasera, pedazo de imbécil.

Su piel se volvió pálida en segundos, de verdad que no tenía ni idea de lo que era un Ford Pinto.

-¿Crees que sabía algo de eso? -dijo apartando violentamente mi mano de su pecho mientras me encaraba- Quizás el señorito mecánico friki de coches tendría que estar presente en todo el maldito viaje y no desparecer al hotel cuando le convenga.

-¿Y que me quieres decir con eso? -dije desafiante

-Digo que quizás que hayas venido haya sido un error, todo iba genial hasta que apareciste.

-Que yo sepa, no es conmigo precisamente con quién estaba decepcionado. -dije riéndome del estrés que me estaba provocando

-¿A que has venido, Ian? -dijo él

-¿Y tú? -pregunté lo mismo y los dos estábamos esperando a que uno de los dos moviera ficha.

-Por Jericho. -dijo el orgulloso-¿Qué hay de ti?

-Para cuidar a Jericho. -dije sin pensar.

-Pues no lo has hecho muy bien. -dijo él y tarde 3 segundos en empujarlo hacia la pared.

-No me vas a culpar por tu accidente, pedazo de mierda. -señalé su cabeza - No juegues conmigo a ver quién tiene la polla más larga por qué te aseguro que pierdes. -di un puñetazo fuerte a la pared justo al lado derecho de su cara haciendo que el cerrara los ojos.

-Podéis parar, ¿por favor? -dijo Kat con su mano en los ojos

-Sabia que tenía que quedarse conmigo. -dije en voz baja pasando por su lado.

James

Con el sonido de Midnight city de M83 saliendo de los altavoces me quedé hechizado por los sentimientos de todo lo que había pasado en estas cuatro horas, me abracé temblando y eché un vistazo a toda la sala mientras buscaba algo en lo que amoldarme.

Habían personas mayores, niños, chicas y chicos. Unos desbastados y otros felices, la ironía de un hospital. Kat estaba con las manos en su cara llorando y negando con la cabeza, bajo su mano hacia su cuello y agarró un collar que Jericho le regaló el día que firmó el contrato. Ian estaba dando vueltas a la sala con las manos entrelazadas por detrás de su cabeza mirando hacia arriba.

Sonó un pequeño timbre y los niños salieron de las habitaciones, algunos sin pelo, otros sin brazos, piernas, en sillas de ruedas...pero, lo más curioso fue que todos sonreían, estaban felices jugando con sus amigos y juguetes.

Con lágrimas en los ojos empecé a recordar la historia que me contó el doctor, él estaba vigilando junto a una enfermera a los pequeños que correteaban por la sala divertidos, su mirada acabó en mí, el me dio una pequeña y débil sonrisa. Algunos de esos niños tenían su destino sentenciado y la música era su melodía final.

Ian
1 mes despues.

Apagué el televisor y me preparé para ir al trabajo.
Unos vaqueros negros, unas zapatillas converse negras y una camisa blanca con una corbata negra, mi pelo había crecido mucho en estas semanas y lo tenía bastante salvaje, me eché un poco de agua y gomina para que se amoldara y secara con el viento. Mi móvil sonó dos veces, a la tercera me abrí camino hacia el móvil

-Hola, George. ¿Todo bien?

-Ven al hospital cuando puedas, por favor.

Colgué, agarré mi chaqueta bomber y fui corriendo con el coche hacia el hospital.

Cuando entro a la sala me encontré a George, Kat y James, con un brillo en los ojos que alumbraban medio mundo con ellos.

-¿Despertó? -dije al acercarme

-Si. -sonrió George-En unos minutos nos dejarán entrar, te estábamos esperando.

-Gracias. -nos dimos la mano agradecidos- Hola chicos. -dije posando una mano en el pelo de Kat y dando una mirada a James.

Kat me respondió con una sonrisa sincera y James movió su cabeza hacia mí. El doctor abrió la puerta y nos cedió la entrada.

George entró primero y lo siguieron James y Kat. Yo me quedé en la puerta viendo cómo entraban

Ella estaba tumbada, confusa, con los ojos abiertos, mirándose los brazos y el entorno que la rodeaba, quedó fija en un ramo de rosas que había en la mesita de noche que yo le traje.
Las heridas de su cara ya estaban casi curadas y sus moratones ya no estaban. Seguía pareciendo una diosa.

-Hola Cariño. -dijo el con una sonrisa de par en par- ¿Cómo te encuentras?

Ella no dijo nada al respecto, empezó a mirar a toda la sala, buscando a alguien hasta que habló

-Hola. -dijo Jericho al fin

-¡Jeri!- dijo Kat sin poder contenerse- !Que alegría que estés despierta por fin!!

-¿Qu-Quienes sois? -Dijo Jericho- ¿Y el doctor?

Me acerqué a donde estaban ellos al oír eso. La sonrisa de George despareció y su expresión lo decía todo, como a un niño cuando le dan el caramelo y se lo quitan. Apoyó una mano en la cama y se sentó en la silla que había.

-¿No nos recuerdas? -Dijo George - Soy papá, Hija mía. -tapó su boca para que no se notará su flaqueza voz

Ella negó con la cabeza asustada de ver a tanta gente en la habitación, mis piernas temblaban, mi corazón iba a mil, mi vista se nublaba. No podría ser peor. Sus ojos en busca de gente conocida pararon en los míos. Todo iba a cámara lenta, sus ojos azules sin esperanza se posaron en los míos llenos asombro y confort.
No pude evitar no dar un vuelco

Por favor, recuérdame.

-¿Ian? -dijo ella haciendo que todos levantarán sus cabezas hacia mí-¿Qué ha pasado? ¿Qué hago aquí?

-¿Me recuerdas? ¿Sabes quién soy? -dije preocupado y alterado

-Si, claro. -dijo ella obvia

-¿Los recuerdas a ellos? -señalé a los demás

-No. -negó con la cabeza- ¿Qué hacemos en el hospital? ¿Y mi anillo? -miró hacia mí- ¿Y el tuyo?

No dije nada por que no me salía ni un poco de saliva para seguir hablando, no me lo podia creer que recordara todo eso. Y me iba a meter en problemas.

-Jericho. ¿De qué hablas? -dijo James- ¿Qué anillo?

-Mi anillo de prometida. -se miró las manos vacías - Ian es mi prometido. Y repito...¿Quiénes sois?

Todos me miraban a mí al mismo tiempo que miraba a George cómplice, era una historia que se quedó entre nosotros tres y que ahora tendría que volver a explicar.

Dedicado a mí persona especial por la escena del pinto, que cada día me enseña más y más de coches.

Gracias a Lux por ayudarme a corregir

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