veintisiete
Ese mismo día, pero más tarde, habíamos terminado de decorar la casa juntos, realmente se veía bastante linda y eso hizo que mi espíritu navideño incrementara un poco
—Haré la rifa del "amigo secreto" y les enviaré los resultados a los demás.— avisó
—¿No sería mejor que todos hiciéramos una especie de rifa en una llamada?.— cuestioné —Así no harás trampa.—
—¿Sabes lo complicado que será lograr que todos se coordinen para una llamada?.— preguntó, tenía un buen punto —Además es bueno que yo sepa quien le dará a cada uno, así me aseguro que todos tengan regalo.—
—¿Eres el justiciero de la navidad?.— me burlé por su entusiasmo
—Si esta dinámica sale como quiero podemos repetirla después.— dijo y asentí —Mi sueño siempre ha sido que cuando tengamos nuestra familia hagamos un amigo secreto.—
—Aún faltan bastantes años para eso.— reí —Me encanta que mi única familia seas tú.—
—Y tu mamá.— añadió
—No, ella no.— dije
Mamá había cambiado y ahora teníamos una mejor relación, pero yo prefería seguir aferrada a no perdonarla completamente, las huellas del pasado siempre estarían presentes así que no la consideraba cercana a mí
—Volviendo a lo del amigo secreto.— dije —¿Cómo armaras quien le dará regalo a quien?.—
—Con una rifa en una app.— avisó sacando su celular —Si quieres empezaré viendo a quien le darás regalo.—
Asentí y me acerqué para ver la pantalla, al parecer él ya había puesto los nombres de todos en una especie de ruleta, se lo estaba tomando bastante enserio que hasta me asombraba
—Te tocó darle regalo a Aldo.— dijo
—Justo estaba pensando en todo lo de las huellas del pasado.— dije —¿No puedo regalarle a Rivers o Ari?.—
—Navidad es buena época para perdonar TOTALMENTE.— hizo énfasis en la última palabra
Había logrado perdonar a Roier e incluso a Osvaldo por como me habían tratado antes, pero con Aldo las cosas eran distintas por alguna razón, no podía confiar en él
—Prefiero regalarle a Missa y eso que a él casi no lo conozco.— dije cruzándome de brazos
—La ruleta eligió y te aguantas.— siguió
—¿Cuanto quieres por alterar el resultado?.— pregunté
—Por dios Mulán, yo no acepto sobornos como Quackity.— avisó riendo —Solo compra un regalo y deja de llorar, ya no eres una niña pequeña.—
—Hablas como si fueras el más maduro del mundo.— me quejé —Pues compraré cualquier cosa, no le pondré esfuerzo.— amenacé
—Haz lo que quieras, el peor regalo se lleva un castigo.— dijo ahora así que lo miré —Ah, ¿no sabías?, esta en la parte de "reglas que me acabo de inventar para que mi esposa deje de ponerle pretextos a la dinámica que estoy haciendo".—
Suspiré, al parecer tenía que dejar de lado lo que creía y simplemente debía concentrarme en la bonita navidad que estaba planeando mi esposo
—Está bien.— accedí por fin
—Ya te quité lo resentida, ahora solo te quitaré lo amargada y quedarás bien.— se burló
—Estás cada vez más cerca de que me vaya.— advertí
—Te estás tomando todo cada vez más personal.— bufó
Él siguió un rato con su ruleta, parecía concentrado, no sabía si nuestros amigos le tomarían la misma importancia a esta actividad, pero al verlo así simplemente comprobé que estaba casada con la persona correcta... era irritable la mayoría del tiempo, pero eso lo hacía tierno
—Ya me aburrí, saldré a pasear a Mushu.— dije
—Asegúrate de que no te arrastre.— pidió concentrado en su celular
No respondí a aquella burla, simplemente fui a buscar la correa de mi perrito para sacarlo. Cuando la tuve busqué a Mushu, le puse la correa, pero estaba acostado
—Vámonos.— pedí, pero no se levantaba, solo me miraba como si me pidiera quedarse —Te gustan los paseos, acompáñame.—
Intenté jalar a aquel perro, pero no me estaba funcionando, parecía que realmente quería quedarse
—¿Quieres que te ayude?.— escuché la voz de mi esposo
—Creo que sé como sacar a mi perro.— dije aunque no lo estaba logrando
—Como digas.— le quitó importancia y siguió en lo suyo
Junté mi fuerza para jalar más la correa de Mushu, pero lo único que logré fue romperla, que pésima calidad
—De todas maneras ni quería salir.— me quejé dejando a un lado la correa rota
Escuché la risa de mi esposo
—Si querías vengarte de todos los cables que te ha estropeado, no era necesario romperle la correa.— dijo entre risas
Seguía sin entender que le pasaba hoy contra mí, pero ya no sabía como tomarlo
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